En el corazón mapuche de Chile
Convivencia
intercultural
Autor:
PEDRO CAYUQUEO
En Temuco
DE izquierda a derecha Ricardo Cáceres, Defensoría Penal Mapuche; Valeria Neculqueo, Confederación Mapuche Neuquina; y el abogado José Aylwin del Observatorio Ciudadano.
Temuco, una de las ciudades más intolerante, clasista y discriminatoria de Chile, según datos derivados de la encuesta sobre “Tolerancia y no Discriminación” del Ministerio Secretaría General de Gobierno, fue por tres días epicentro del diálogo intercultural en el país. Lo hicieron posible la Red Ciudadana Chile País Multicultural y la Universidad Católica de Temuco (UCT), quienes convocaron a medio centenar de invitados nacionales y extranjeros para dialogar sobre convivencia cultural en la región, el país y América Latina. El primer Encuentro Internacional por la Diversidad y la Convivencia Intercultural / Trawün Itrofillke Che Ka Zugu Gütramgealu, tuvo lugar en el Museo Regional de la Araucanía. Trescientas personas inscritas pudieron compartir -en tres días de actividades con especialistas del mundo académico, dirigentes de pueblos indígenas y representantes de la sociedad civil-, vivencias y reflexiones que evidenciaron lo poco que se ha avanzado en Chile en la materia.
La conferencia inaugural estuvo a cargo del Dr. Ricardo Salas, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la UCT. Se refirió críticamente al “Re-conocer: Pacto Social por la Multiculturalidad”, presentado en abril pasado por la presidenta Michelle Bachelet. Dicho pacto, que para el gobierno fijaría una “nueva agenda de discusión política entre el Estado y los pueblos indígenas”, ha sido catalogado por el movimiento mapuche como una simple barrera de contención a las movilizaciones; y los delegados indígenas dudaron de la real voluntad de los Estados para avanzar hacia mayores estándares de derechos. “Los gobiernos generalmente son reacios a avanzar en el reconocimiento de la interculturalidad y a hablar de reconocimiento de derechos. Ellos hablan de pactos sociales, acuerdos sociales, pero sólo son declaraciones teóricas. En términos formales, no se produce ningún cumplimiento. Esa es la evaluación final que hicimos en Ecuador y que nos llevó a organizarnos políticamente para impulsar los cambios nosotros mismos”, señaló a Punto Final Jorge Guamán, coordinador nacional del movimiento político Pachakutik, de Ecuador. Guamán, ex diputado y vicepresidente del Congreso, actual miembro de la Asamblea Constituyente, viajó desde Quito para compartir la rica experiencia de lucha del movimiento indígena de su país.
“Hoy estamos en un proceso constituyente, pero no ha sido gratuito, no ha sido un regalo del Estado, ha sido un esfuerzo colectivo y producto de largas luchas”, subraya. “En el proceso, el movimiento indígena ha jugado un rol fundamental en materia de cambiar las relaciones interculturales desiguales y excluyentes de Ecuador. Hoy estamos a punto de aprobar la nueva Carta Magna. El movimiento indígena ha cumplido un rol protagónico, reestructurando, reescribiendo la forma en que el Estado se concibe a sí mismo como un Estado plurinacional, multicultural, diverso, respetuoso de los derechos de todos y de todas. La diversidad en el caso ecuatoriano no ha sido fácil, jamás, en las 19 Constituciones que han regido en mi país, se había reconocido a los pueblos originarios. Siempre una sola cultura, un solo idioma, un solo pensamiento: sólo exclusión”, enfatiza Guamán.
Tres fueron las mesas de discusión: Ciudadanía, Desarrollo Económico-Social y Aspectos Político-Jurídicos de la Interculturalidad. No se trató de exposiciones dirigidas a un público pasivo y meramente observador. Por el contrario, hubo entusiasta participación en cada una de ellas, intenso debate, intercambio de opiniones e inclusive, emplazamientos a las autoridades, las mismas que -invitadas por los organizadores- finalmente se automarginaron del evento. “Nos faltó un actor importante en este encuentro. Yo lamento que las autoridades de gobierno invitadas se hayan automarginado. Realizamos con tiempo invitaciones al comisionado presidencial para Asuntos Indígenas, Rodrigo Egaña, y a otros personeros de gobierno, pero a última hora nos anunciaron que no podrían participar. Me parece una mala señal, porque si hablan de gobierno ciudadano, cuando la sociedad civil los invita no debieran restarse”, señaló a Punto Final Rodolfo Nome, coordinador de la Red Ciudadana Chile País Multicultural.
Para Millaray Painemal, secretaria general de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, Anamuri, la conducta de las autoridades no es de extrañar. “Que se hayan marginado del encuentro me parece que es reflejo de lo que sucede en Chile y en esta zona mapuche, en particular. No les interesa este tipo de espacios ciudadanos. Ellos hablan de diálogo y de pactos sociales, pero son ellos quienes controlan esos espacios, ellos rayan la cancha y ponen los temas. Creo que al menos los mapuches debemos poner atención, porque vienen las elecciones municipales y nuevamente veremos a los candidatos de gobierno y derecha vestidos con nuestras ropas para pedirnos el voto”, indica.
La dirigenta, originaria de la comunidad mapuche Coiwe de Chol-Chol, valoró que dicho espacio de diálogo y encuentro se haya convocado en Temuco. “Este tipo de encuentros generalmente se ven en Santiago, pero casi nunca en regiones, que es donde se viven los conflictos interculturales, producto precisamente de la falta de diálogo, de encuentro, de convivencia intercultural, en definitiva. Es bueno que se den estas instancias y mejor aún si se logran sacar de un ambiente estrictamente académico. Hay que llevar estos debates a la gente común y corriente, a la calle, al trabajo, a la oficina, al gremio, al sindicato, porque es allí donde se ve con mayor fuerza el racismo, el prejuicio contra el otro, sea indígena, moreno, campesino, minoría sexual, etc.”, subraya Millaray Painemal.
“¿Conflicto mapuche?”
No fue casual la elección de Temuco como sede del encuentro, reconoce Rodolfo Nome, “es producto de un escenario de conflicto no resuelto por el Estado donde lo que prima es la falta de reconocimiento e inexistencia de diálogo intercultural”, señala. “Una cosa es el diálogo, donde las partes en conflicto reconocen que ambas tienen algo de razón y desde allí parte la conversación. Y otra son los monólogos, donde una de las partes habla, impone sus términos y se niega a escuchar y reconocer legitimidad al otro. Puedo decir que en la zona sur han primado los monólogos, lo que hace complejo avanzar en una resolución del conflicto”, subraya. Conflicto que, a juicio de Gustavo Quilaqueo, presidente del Partido Wallmapuwen, debería dejar de ser atribuido casi de manera exclusiva al pueblo mapuche. “Los mapuches hemos vivido 120 años de interculturalidad forzada. Hemos aprendido a ser interculturales: hablamos el idioma del otro, aprendimos a comunicarnos con el otro, a convivir con el otro. Entonces, cuando se habla de ‘conflicto mapuche’ me parece que hay un error conceptual grave. Es Chile quien tiene un conflicto con nosotros. Es Chile como Estado-nación, incluso como sociedad, quien nos niega el derecha a hablar nuestra lengua, quien nos despojó de nuestra soberanía y territorio, quien no nos reconoce en la Constitución y se rehúsa a garantizar, aun hoy, nuestros derechos más elementales. Entonces, ¿quién es el causante del conflicto? Claramente no son los mapuches. Es el Estado, precisamente el mismo que se niega a abordar el conflicto en su real dimensión cultural, histórica, política. Por ello, mientras no cambie esta realidad, difícilmente podremos creerle al Estado y al gobierno de turno sus discursos de multiculturalidad. El problema para nosotros es de naturaleza política. Allí radica el fondo del asunto”, señaló Quilaqueo.
Para Milton Cáceres, de la Escuela de Educación y Culturas Andinas de Ecuador, Chile tendría la oportunidad de nutrirse del pensamiento, la filosofía y las propuestas políticas derivadas de sus pueblos originarios. “Creo que al igual que los ecuatorianos, los hermanos chilenos tienen que apreciar la propuesta de los pueblos originarios, no con una actitud paternalista, como generalmente se hace, no como un trofeo folclórico ni tampoco como un asunto conceptual, académico. Me parece que lo que nuestros pueblos originarios tienen es una propuesta frente a los grandes problemas que aquejan al mundo hoy, y sería un aporte escucharlos. El acervo de la sabiduría ancestral de los pueblos originarios debería ser retomado, repensado y releído en cada uno de nuestros países”, señaló.
José Aylwin, co-director del Observatorio Ciudadano, destacó por su parte los desafíos que implica para Chile la globalización. “En el plano jurídico-político, el Estado debe resolver su contradicción vital: entender que la globalización por la que ha apostado no sólo está relacionada con su incorporación a los (…)
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