Edición 668 - Desde el 8 al 21 de agosto de 2008
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Las alegres comadres de Falabella y D&S

Alzas de precios, aumento del desempleo, pérdida de poder adquisitivo, caída de las exportaciones en los sectores no tradicionales como el frutícola o el de manufacturas, baja en la producción y las ventas… Este es el primer esbozo al observar cómo se va traspasando la crisis económica internacional a la economía nacional. Un fenómeno en plena ampliación, al observar las políticas que ha tomado el Banco Central: con el alza en las tasas de interés, medida que busca frenar la activa inflación, el Banco paralizará también la producción, el consumo y las ventas, con lo que crecerá el desempleo.
Economía llena de obstáculos y grietas, agujeros. Llena de grandes diferencias. La economía chilena está hecha de desigualdades. Si observamos lo que sucede en otros ámbitos, entre las empresas -y sólo entre las más grandes- veremos cómo la crisis aumenta, ensancha, estas desigualdades. Allí están los datos.
Al primer trimestre, que es la información disponible en la Bolsa de Santiago, las empresas inscritas en esta institución comercial aumentaron sus utilidades en un diez por ciento promedio, lo que demuestra que entre estas empresas de elite también hay un enorme sesgo: las más grandes de las grandes son las que cada año producen estos ingentes flujos financieros. Un cálculo acota en unos 30 mil millones de dólares las ganancias de estas empresas en la Bolsa, sin embargo, una gran proporción responde a cinco, tal vez diez empresas de los rubros minero, forestal, financiero y retail.

MINERAS QUE NO PAGAN IMPUESTOS

Dos economistas de Cetes, Orlando Ca-puto y Graciela Galarce, que llevan años investigando el sector minero, han realizado cálculos sobre la relación entre las utilidades y las ganancias de las mineras privadas. De los 25 mil millones de dólares obtenidos por las empresas extranjeras en Chile el año 2006, más de 20 mil millones corresponden a ganancias de empresas extranjeras de la minería del cobre. Esas ganancias, dicen los economistas, superan al total de la inversión extranjera realizada en minería entre 1974 y 2005, que llega, según las cifras oficiales del Comité de Inversiones Extranjeras, a 19.976 millones de dólares. En otras palabras, y para ser más enfático, en un año estas empresas ganan más de lo que se ha invertido en más de 30 años.
La relación entre las ganancias de las empresas mineras y los salarios también está totalmente desequilibrada. Según información del INE, citada por Caputo y Galarce, si se suman todos los trabajadores del área -excluyendo a los gerentes, administradores y directivos, profesionales y vendedores- estos forman un grupo de tres millones 150 mil personas cuyo salario promedio es de 250 mil pesos. Si se suman todos los ingresos de estos trabajadores, el total que se obtiene es de 17.830 millones de dólares, que es ¡menor a las ganancias de sólo catorce empresas extranjeras!
Pero estas ganancias no son suficientes. Pese al históricamente alto precio del cobre, y pese a las históricamente altas utilidades, estas empresas siguen eludiendo el pago de impuestos. Cuando a comienzos de año el Servicio de Impuestos Internos observó los impuestos declarados, se llevó una tremenda sorpresa: habían bajado 8,7 por ciento en 2007 en relación con el año anterior. Una baja que podría explicarse por menor actividad económica o menores utilidades. Pero la realidad mostraba una situación inversa. Las empresas pagaron menos pese a haber gozado de un año de alto crecimiento del PIB (5,1 por ciento) y de altas ganancias. Como ya ha sido tradicional, la gran elusión tributaria surgía de las mineras privadas, lo que fue advertido por el SII. Habían bajado su tributación en casi 20 por ciento.

BENEFICIOS COLATERALES: FALABELLA Y D&S

La ambición, tal como lo exhiben estos antecedentes, no tiene freno. Y aparece en sus diversas manifestaciones en otras caras y áreas de la economía. Cuando la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) multó a los grandes accionistas y dueños de Falabella y D&S por usar información comercial privilegiada para beneficio propio, lo que hizo fue sólo sancionar con una multa -tal vez insignificante para el nivel de ingresos y riqueza de los afectados- a estas personas, pero no los inhabilitó en relación con la economía y los negocios. Tampoco la prensa, tan pronta a denunciar y sancionar a los pobres y humillados, hizo gran caso de estas ilegales acciones. Al beneficiarse ellos con esta evidente infracción a la ley, estaban perjudicando a otros accionistas. Aquí no hay creación de riqueza, es simple traspaso, es simple apropiación indebida.
Las ilegalidades han sido seguidas y confirmadas por la SVS, que en un documento detalla los pasos y actuaciones de estas personas que compraron acciones con la certeza de su próxima alza en los precios. No por ser magos o brujas, sino por haber tenido acceso a información privilegiada.
La SVS sancionó por faltar al “deber de reserva” a Hans Eben Oyanedel, director de D&S y Ana María Laguna Galasso, asesora de comunicaciones del consorcio de supermercados. También sancionó por la misma falta a María Luisa Solari Falabella, miembro del grupo controlador de Falabella. Por “uso de información privilegiada”, el organismo castigó a Vicente Aresti López, Alejandro Irarrázabal Ureta y Eugenio Eben Aresti relacionados con Eben Oyanedel; Peter Bruno Studer relacionado o familiar de Laguna; y a Marcel Zarour Atanacio, relacionado o familiar de María Luisa Solari.
El texto de la SVS no puede ser más claro en el caso de Ana María Laguna, “socia de la empresa que presta servicios comunicacionales a D&S”. La sanción es por “acceso y posterior revelación a su cónyuge, Peter Bruno Studer, de información privilegiada referente a la existencia de negociaciones entre D&S y Falabella. En virtud de esta información el cónyuge compró un monto de 7.879.585 pesos en acciones D&S el 16 de mayo de 2007. Tales transacciones le generaron a Studer un provecho proveniente de la valorización inmediata estimada en 26% del valor de las acciones D&S mantenidas en su cartera”. 
Actuaciones muy similares tuvieron los socios de Falabella. María Luisa Solari Falabella fue multada en mil UF por “las compras de acciones D&S efectuadas el día 16 de mayo de 2007 por Marcel Zarour Atanacio -pareja de María Luisa Solari, quien es socia controladora de Falabella-, por sí, por sociedad Complejo Turístico Bahía Quimán Ltda. y por sociedad Agrícola Icha Solari y Cía. Ltda., sociedades donde María Luisa Solari tiene participación”. El organismo agrega que “en el expediente consta que María Luisa Solari viajó fuera de Chile, junto a Zarour, el 16 de mayo de 2007. Asimismo, se constató que el mismo día en que Solari viajó fuera de Chile, alrededor de las 7:00 de la mañana fue visitada en su domicilio por Reinaldo Solari Magnasco, quien debió concurrir personalmente a obtener su firma pues se requería el apoyo del 100% de las personas que pertenecían al pacto controlador de Falabella para la suscripción del acuerdo con D&S”.
Hans Eben Oyanedel, director de D&S y también de Empresas Tucapel, renunció a Líder tras el escándalo. En su caso, el castigo es por “comprar acciones de D&S a través de su cónyuge, Caroline Fell, el 11 de mayo de 2007, por un monto total de 49.819.840 pesos, las cuales se presume efectuó usando la información privilegiada referente a la existencia de negociaciones entre D&S y Falabella”. 
Es conveniente dar un vistazo al comportamiento de las empresas que manejan estas conspicuas figuras de los negocios. Según la información de la Bolsa de Santiago, al primer trimestre Falabella obtuvo una utilidad de 55.480 millones de pesos, cifra que es un 17 por ciento más alta que las ganancias de hace un año. Y en cuanto a la rentabilidad de las acciones, éstas subieron un 31,8 por ciento en 2007. Negocios redondos por donde se mire. D&S fue un poco más discreta, pero en pleno auge: ganó casi diez mil millones al primer semestre, cifra que es un once por ciento más que hace un año. Sus acciones tuvieron una rentabilidad del 44 por ciento el año pasado, cuando se hizo la mencionada operación.
La desproporción que tiene la distribución de la riqueza y de los ingresos en Chile, que estas prácticas no hacen más que expandir y profundizar, ha sido graficada por el economista Marcel Claude de la siguiente manera: “Las ganancias acumuladas del grupo Luksic, considerando una rentabilidad exigua de un doce por ciento, le permiten recibir 800 millones de pesos diarios; 550 millones diarios al grupo Angelini y 500 millones al grupo Matte. Son los resultados -dice Claude- de un modelo rentista de acumulación, fraguado bajo el amparo de la política económica de la Concertación”.
Juan Carlos Scapini, director de la facultad de Ingeniería Comercial de la Universidad Central, al citar un estudio del economista José Miguel Benavente, ratifica el proceso de transferencia de riqueza desde el conjunto de la economía a las grandes corporaciones, proceso de acumulación conocido como concentración de la riqueza. “En el país -dice Scapini- existen 735 mil empresas, de las cuales 586 mil son microempresas, 139 mil pymes y sólo nueve mil cuatrocientas son grandes empresas. En otras palabras, la base empresarial chilena está mayoritariamente constituida por las micro, pequeñas y medianas empresas”. En cifras relativas, casi un 80 por ciento son microempresas, casi un 20 pequeñas y medianas (pymes), y sólo el 1,2 por ciento empresas grandes.
Se trata de una estratificación que por sí misma no es un problema. Sí lo es al observar este fenómeno en el tiempo, que refleja las diferentes capacidades competitivas para cada uno de los estratos. Señala Scapini: “Lamentablemente asistimos impávidos a un proceso de concentración persistente de ventas en pocas empresas, cada vez más grandes. Reflejo de lo anterior es que las grandes empresas, que representaron un 75 por ciento de las ventas totales el año 1998, ahora aumentan su participación a un 84 por ciento en 2006. Lo contrario ocurre para los demás tamaños de empresa, que en el mismo período disminuyen sistemáticamente su peso en las ventas totales”.
Este fenómeno se expresa en otros ámbitos, como el empleo, que disminuye y pierde su calidad a través del proceso de tercerización o externalización. Aun cuando la tasa de desempleo del INE es un indicador que no mide con precisión el drama de la precarización laboral -hay empleos, y muchos, que sólo son útiles a las estadísticas-, incluso esta medida está en deterioro.

DESEMPLEO Y DESTRUCCIÓN ECONÓMICA

La tasa de desempleo a junio, la última medición del INE, marcó un aumento de 1,5 por ciento respecto a junio del año pasado y también creció en relación a mayo. No sólo los precios en Chile están en alza. También el desempleo. La noticia es que tras las alzas de las tasas de interés, las que probablemente seguirán, el alto desempleo sólo comienza. A medida que el crecimiento de la economía chilena comience a fatigarse, que es lo que conseguirá el Banco Central al elevar las tasas, habrá menos consumo, menos ventas, menos producción. Una ecuación que concluye con más desempleo.
El INE comentó sus cifras. En su boletín buscó argumentar el mayor desempleo. Dijo que la fuerza de trabajo ha aumentado, lo que explicaría que hay más gente en la búsqueda de empleo. Pero el motivo es otro, que no ha sido destacado en el boletín oficial pero ha sido detectado por observadores y economistas. El problema no está en que aumente o no la fuerza de trabajo, sino en la pérdida de los trabajos, en el número de personas que tenían uno y ya no lo tienen. Es lo que se conoce técnicamente como cesante. El INE contabiliza en más de 530 mil las personas en esa condición en junio, en comparación con las 397 mil de un año atrás. En doce meses, unas 133 mil personas han perdido su empleo, o, en números relativos, la cesantía aumentó más de un 33 por ciento en un año.
La observación de las cifras refleja no sólo el drama de decenas de miles de personas que ya no cuentan con ingresos para vivir, en circunstancias que por otro lado hay un encarecimiento masivo de los productos y servicios. La pérdida de puestos de trabajo se debe, principalmente, a menor producción, ya sea por menos ventas internas o menos exportaciones. Concretamente, hay una destrucción productiva, destrucción económica. Hay elementos suficientes para hablar de crisis.
Caputo ratifica esta observación. Teniendo en cuenta el alto número de personas que día a día pierden su fuente laboral, el economista afirma que “en la actualidad se está dando un proceso de destrucción de empresas y de empleos que es resultado del neoliberalismo extremo de los gobiernos de la Concertación, profundizado en el gobierno de Michelle Bachelet”.
El mercado, como han dicho los economistas neoliberales, se regula solo. ¿Como las acciones de las señoras de Falabella?.

PAUL WALDER

(Publicado en “Punto Final” Nº 668, 8 de agosto, 2008)

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