Edición 668 - Desde el 8 al 21 de agosto de 2008
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El látigo
de Agrosuper

AUTOR: ARNALDO PEREZ GUERRA
En Lo Miranda

Agrosuper es la principal empresa de carnes y alimentos del país. Sus ventas anuales superan los 1.100 millones de dólares. Controla más del 50 por ciento del mercado nacional de pollos, cerdos y pavos. Es el clásico ejemplo de integración vertical, desde la crianza de animales y la producción de alimento para ello, hasta la faenación, envasado y distribución. Actúa con 52 razones sociales diferentes y señala tener unos nueve mil trabajadores, pero la cifra real, incluyendo subcontratados, casi se triplica. En julio los sindicatos de las faenadoras Lo Miranda y Rosario, en la VI Región, paralizaron protestando por las acciones antisindicales y exigiendo el derecho a negociación colectiva, pues Agrosuper impone convenios bajo amenazas de despidos. En este paro ilegal ya van más de 400 despidos sin derecho a indemnización.
Agrosuper es dueña de Super Pollo, Super Cerdo y Sopraval -que controlan el 55, 50 y 60 por ciento, respectivamente, del mercado nacional-. Cecinas Super, además, es una de las cuatro principales firmas del ramo. Un 15 por ciento de las ventas del holding son exportaciones a Japón, Corea, Unión Europea y Norteamérica. También es dueña de Pesquera Los Fiordos que comercializa bajo la marca Super Salmón, y de Super Fruit que desde 1986 produce, procesa y exporta frutas y cuenta con miles de hectáreas en Rancagua y Melipilla. Y a eso se agregan la Viña Ventisquero, las marcas La Crianza y Frutos del Maipo, entre otras empresas.
En Huasco, Agrosuper construye el puer-to Las Losas, para granos y soya. Agro-super cuenta en la III Región con 70.000 hectáreas. Las Losas le pertenece en un 49 por ciento; el otro 51 por ciento es de la Compañía Minera del Pacífico. Los granos que se desembarcarán en Las Losas alimentarán a un millón y medio de cerdos en la productora que la faenadora está construyendo. Es el proyecto agroalimentario más importante de Chile con una inversión de 550 millones de dólares.
El dueño de todo es Gonzalo Vial Vial, influyente empresario con amigos y socios tanto en la Concertación como en la Alianza por Chile. El diputado Eugenio Bauer (UDI) fue representante legal del holding por 25 años. Tras el retorno de la democracia, mientras se desempeñaba en Agrosuper, Bauer participó en el consejo consultivo de la Comisión Regional de Medioambiente (Corema). Bauer y Vial son fundadores de la Universidad de Rancagua. Gonzalo Vial es socio de la Corporación Pro O’Higgins, fundada por el diputado Esteban Valenzuela (ex PPD).

PARO Y AMENAZAS

Sindicatos de Agrosuper denuncian las prácticas antisindicales. Les niegan la negociación colectiva a casi veinte mil trabajadores, imponiendo la suscripción de convenios sólo con grupos de trabajadores. “La práctica es legal, pero Agrosuper presiona para que firmen sí o sí y no se sindicalicen”, dice Eric Acevedo Peñaloza, presidente del Sindicato de Faenadora Lo Miranda. El primer paro ilegal fue en agosto de 2007. Agrosuper quería que el costo del casino fuera traspasado a los trabajadores. “A presión hizo firmar un convenio que todavía está vigente”, dice Marco Jerez, tesorero del sindicato. En julio de este año, en apoyo a los trabajadores de Rosario el sindicato decidió movilizarse por un día. En Rosario nuevamente se impuso un convenio con grupos. “Agrosuper puso en la mesa un préstamo de 200.000 pesos que no estaba en el convenio anterior, aumentó el bono de término de conflicto de 92.000 a 120.000 pesos. Pero el sueldo base seguirá subiendo según el IPC, y aumentó 10.000 pesos la gratificación, aunque hacía seis meses que venían descontando más de 20.000 pesos por trabajador. No hay beneficios y sólo presionan para que no negocien colectivamente. Utilizan ‘palos blancos’ y gente nueva bajo amenaza de despedidos sin indemnización. Agrosuper logró el objetivo y negoció en Rosario con mil 300 de los dos mil 500 trabajadores”, agrega Acevedo.
Millonarias exportaciones de carne y frutas se hacen sobre la base de un sistemático atropello a los derechos laborales. Denuncias contra el holding por no respetar los convenios 87 y 98 sobre libertad sindical y negociación colectiva han llegado hasta la OIT. Además, la empresa ha sido sancionada por incumplimientos reiterados de normas medioambientales. La Nación reveló que Agrosuper distribuía carnes podridas, denuncia corroborada por los sindicatos de las distribuidoras de Huechuraba y Quilín. También se denunció que en la comuna de San Pedro, provincia de Melipilla, la Viña Ventisquero funciona sin permiso sanitario ni patente municipal. A esto se agrega un vertedero ilegal en un terreno de Pesquera Los Fiordos, cerca de Puerto Cisnes, en la XI Región.
Según los trabajadores, la amenaza de perder un bono de colación los llevó al paro de 2007. Agrosuper desconoció el convenio firmado en 2006. Cambió las reglas, y tras la negociación anticipada, reestructuró remuneraciones. El conflicto terminó luego que Agrosuper amenazó con cerrar Lo Miranda. “En agosto se negoció que no habría despidos. Pero ya el 29 de septiembre, cuarenta trabajadores fueron despedidos. En octubre despidieron a los choferes. Reintegramos a seis de veinte gracias a nuestra pelea. A los demás se les pagó”, dice Eric Acevedo.
El actual conflicto se inició en marzo de este año. Más de mil trabajadores de Rosario habrían solicitado un convenio, anticipándose a la negociación colectiva. Los demás trabajadores intentaron impedirlo y paralizaron ilegalmente. Hay más de 200 convenios a la medida de la empresa. Ariel Donoso, presidente del Sindicato Faenadora Rosario, dice: “Hace dos meses el 75 por ciento de los trabajadores de Rosario rechazamos el convenio que se quiso imponer”. Andrés Alcayaga, presidente del sindicato de la planta Tantehue, agrega: “Los éxitos económicos del holding esconden atropellos, maltratos sicológicos, convenios impuestos, bajos salarios, etc.”.
El paro comenzó el 2 de julio. Al otro día, Agrosuper cerró la planta de Lo Miranda y empezó a despedir sin indemnización a trabajadores con hasta treinta años en la empresa. “Estamos dando la lucha para que se les pague. En Lo Miranda echaron a 217 trabajadores y en Rosario a 180. Después, a veinte más. El día antes del paro se presentó un contrato colectivo para impedir que impusieran el convenio. La empresa lo rechazó. Llevamos semanas esperando el pronunciamiento de la Dirección del Trabajo sobre si los trabajadores tenían o no fuero. Si tenían fuero, no proceden los despidos. Hay gente despedida que no estaba sindicalizada y otros del Sindicato Agrisuper, que no está haciendo nada por los trabajadores”, dice Acevedo.
Algunos creen que los van a reintegrar. Muchos que no ingresaron a trabajar el 2 de julio dejaron constancias en la Inspección del Trabajo y Carabineros. Agrosuper no los tomó en cuenta. “Los jodió a todos y no quiere conversar ni dar la cara”, dice Marco Jerez. Los dirigentes sindicales señalan estar actuando con prudencia para que la empresa no siga reprimiendo. Se han reunido con el obispo Goic, quien les habría aconsejado que no dieran motivos a la empresa para más despidos y represalias. “Incluso despidió a quienes presentaron licencias médicas. Pero la Inspección no se quiere pronunciar antes que la Dirección del Trabajo. Llegamos a pensar que la Inspección está actuando a favor de Agrosuper. Pedimos fiscalizaciones y no vienen porque -nos dicen- no les dan la orden. Ponen trabas en todos los trámites”, dice la dirigente Maribel Bustamante.
El Sindicato de Faenadora Lo Miranda tenía 770 socios hasta el día antes de la movilización. De un plumazo despidieron a 200. La empresa sigue amenazando al resto con que si no renuncian al sindicato serán despedidos, y que viene otro desahucio masivo. La gente está asustada. En El Mercurio los motejaron de “comunistas” pero ninguno de los cinco dirigentes milita en partidos políticos: “Somos autónomos. Ni siquiera nos afiliamos a una central”, afirma Eric Acevedo.
Marco Jerez dice que a quienes permanecen en la planta no los dejan trabajar tranquilos: “Hay mucha presión y amenazas. Los humillan y les dicen ‘que vengan los dirigentes a defenderlos’. Pero a nosotros no nos dejan entrar. A las mujeres, en especial a las embarazadas, las hacen trabajar sin ninguna consideración. Quieren despedir a todos los sindicalizados”.
En Lo Miranda se faenan cerdos y po-llos. “Casi no hay gente para hacer la pega. Como han echado a muchos, los que quedan presentaron licencias. Obligan a la gente a trabajar dos a tres horas extras por día… Y no siempre las pagan. Ya nos obligaban a laborar treinta horas extras al mes. Hace más de 18 años que no aumentan los sueldos. En cada negociación quitan más beneficios”, agrega Marco Jerez.
A mediados de los 90, los trabajadores negociaron un bono de frío por (…)

(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 668 de “Punto Final”, 8 de agosto, 2008. Suscríbase a Punto Final)

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