Jaime Gazmuri, jefe de campaña de Isabel Allende
Hay que “repolitizar” al Partido Socialista
SENADOR Jaime Gazmuri Mujica, jefe de campaña de la lista “Las Grandes Alamedas”, que postula a la diputada Isabel Allende a la presidencia del Partido Socialista.
Apenas clausurado el 28º congreso del Partido Socialista, a fines de marzo, comenzaron las confrontaciones públicas entre grupos y tendencias internas que competirán en la elección del 27 de abril para renovar el comité central. A su vez éste deberá elegir la nueva directiva del partido. En medio de descalificaciones y acusaciones personales, y poco o ningún debate político, se denunció la intervención de funcionarios del gobierno y se llegó a pedir la renuncia de la actual directiva, para garantizar la transparencia de la elección. Tanto el presidente del PS, Camilo Escalona, como el secretario general, Marcelo Schilling, son candidatos a presidir el partido. En algo contribuyó a distender los ánimos un llamado a la compostura de los senadores Jaime Gazmuri, jefe de campaña de la lista “Las Grandes Alamedas” que encabeza la diputada Isabel Allende, y Ricardo Núñez, su par de la lista oficialista “Más Igualdad para Chile”.
Otras dos listas participan en esta elección la “Mesa de Izquierda, Socialistas como Allende”, con Carmen Lazo y Carlos Moya a la cabeza, y “Movimiento Amplio Socialista” (MAS), pero sin su líder, el senador Alejandro Navarro que se sumó a “Las Grandes Alamedas”, lista mayoritaria de los opositores a la actual dirección partidaria y que aspira a construir una nueva mayoría.
En todo caso, el senador Jaime Gazmuri remarca que por acuerdo del reciente congreso la nueva directiva será de integración. Es decir, tendrán algún nivel de representación los sectores que obtengan sobre el 15 por ciento de la votación. Obviamente, pronostica que su lista captará la mayor cantidad de votos y que Isabel Allende tendrá la primera mayoría individual.
Gazmuri explica que “Las Grandes Alamedas” es la más nueva tendencia dentro del PS. Se constituyó hace dos años, reuniendo a socialistas provenientes de la “renovación”, el tercerismo y Nueva Izquierda, entre otros grupos. “Coincidimos en torno a un programa de reforma del PS, en el que confluyen personas con distintas experiencias pero que comparten la visión sobre los principales desafíos del partido y del país en los años que vienen”, afirma el dirigente socialista.
¿Cuál es la situación interna de su partido? Aparte de las confrontaciones preelectorales, “Las Grandes Alamedas” habla de un “quiebre interno” y de una gran polarización.
“Hemos sido cuidadosos con las palabras. No hemos hablado de quiebre, sino de cierta fragmentación del partido y de un proceso de despolitización.
La principal crítica que hacemos a la actual conducción es que ha sido incapaz de incorporar en la dirección al conjunto del partido, y eso le resta eficacia política. Ha primado la idea del partido ordenado, donde el único tema es la lealtad al gobierno, algo que no está en cuestión. Es evidente que todos apoyamos al gobierno. Pero eso no puede significar que el partido se inhiba de proponer, criticar y desarrollar otras funciones, a lo que debe aspirar sobre todo un partido de Izquierda. No solamente debe administrar un gobierno, sino diseñar el futuro, tener capacidad para levantar propuestas que vayan más allá de este gobierno, recoger y procesar los impulsos de los movimientos sociales, intervenir en los grandes debates, dialogar con todos los sectores que miran con distancia la política y al Estado. Tenemos diferencias de cómo hacer política. Nuestra crítica apunta a que la actual es una dirección más bien conservadora, con un estilo de dirección verticalista. Eso, y la exclusión, han producido fragmentación”.
¿Cómo se nota la fragmentación?
“En esta elección van cuatro listas. Pero como tenemos un sistema electoral un tanto complejo, dentro de cada lista hay subpactos -menos en ‘Las Grandes Alamedas’-. O sea, van diez grupos con su propia identidad, la mayoría reunidos en agrupaciones más amplias. ¡No creo que haya diez visiones contrapuestas dentro del PS! La fragmentación no obedece a lineamientos políticos, sino a rezagos de la historia, o a articulaciones en torno al poder y no en torno a las ideas. Y esto ocurre en un partido en el que es posible y necesario construir acuerdos amplios. Una demostración de eso lo dio el último congreso. Cuando se trata de resolver los grandes problemas de la política, la opinión es prácticamente unánime. Como es obvio, el voto político incluye el apoyo a la presidenta Michelle Bachelet y la necesidad de refundar la Concertación, entre otras materias”.
PROPUESTAS DE CAMBIO
¿Qué se entiende por refundar la Concertación?
“La alianza de centroizquierda que construimos hace veinte años tiene que reformularse programáticamente, entre otras cosas porque gran parte de las cuestiones que en 1989 nos propusimos hacer, mal o bien, ya están hechas”.
No todas...
“Para hacer las que no se hicieron hay que ver las cosas de otra manera, porque esta sociedad es distinta a la del año 89. Seguimos con grandes pasivos, el principal es la desigualdad, que es histórica. En la comisión prográmatica del congreso, las conclusiones -muy progresistas, mirando hacia el futuro y corrigiendo aspectos necesarios de nuestra gestión- fueron aprobadas unánimemente. Cuando ponemos la política por delante es posible construir acuerdos fundamentales, que pueden ser una gran contribución para refundar y ampliar la Concertación. Creo que es la gran tarea que tenemos en los dos años que quedan de este gobierno”.
¿Cómo resume la propuesta de “Las Grandes Alamedas”?
“Nuestra batalla es por la reforma del partido, por su democratización y apertura. En estos dos años nos ha ido bien como corriente interna. Entre otras cosas, hemos sido una fuerza de contención y de respuesta a una dirección que sentimos excluyente”.
¿Cuáles son las diferencias esenciales con la propuesta de la lista que encabeza Escalona?
“Tenemos diferencias reales en la forma de concebir la política. Nosotros tenemos una aproximación más abierta, participativa y democrática, combinando una triple dimensión: el partido como constructor y transformador de futuro; un partido que esté en la administración del presente -con nuestro perfil y nuestros énfasis, entendiendo que el apoyo al gobierno no es estático, porque ni el gobierno ni la sociedad lo son-, y un partido con mayor diálogo e interacción con las distintas expresiones de la sociedad. Hay movimientos sociales -aunque sean débiles-, movimientos ciudadanos, una emergencia indígena de significación. Se están produciendo procesos de rearticulación en el mundo del trabajo y hay procesos interesantes de debate en las universidades y en el mundo científico. La dificultad de ser partido de gobierno en el mundo contemporáneo -más aún para un partido de Izquierda- no se resuelve con la pasividad, con el conservadurismo ni intentando poner disciplina. Esta es una dirección obsesionada con la disciplina, pero la disciplina se construye en el debate y en el acuerdo, no en la imposición”.
¿Qué propone “Las Grandes Alamedas” para el país?
“Básicamente planteamos que con el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet se cierra un ciclo histórico. Tenemos una visión esencialmente positiva de lo realizado en estos veinte años. El país ha cambiado, y para mejor. Pero pensamos que hay que refundar la Concertación, en el sentido de dotarnos de un proyecto programático de país para los próximos veinte años, y eso significa introducir algunas modificaciones en nuestra perspectiva programática. Las principales: apuntar a una nueva Constitución y a una Asamblea Constituyente, y generar una nueva estrategia de desarrollo con modificaciones de fondo en materia económica. No podemos seguir con una economía con una sobreexplotación de los recursos naturales”.
¿Plantean un cambio del modelo económico?
“Esa es una discusión larga. Yo discuto la afirmación de que solamente hemos ‘administrado’ el modelo de Pinochet. Hemos introducido políticas sociales que no existían y reforzamos algunos elementos regulatorios. Creemos que un modelo económico exige mantener la apertura. Y que hay que rectificar el modelo. Aunque desde la Izquierda nos cueste hacerlo, hay que asumir que en el mundo contemporáneo no hay alternativas globales conocidas a las economías donde el mercado tiene un rol central, salvo en países con muy poco desarrollo -donde no hay mercado- o países como Cuba, donde el sector estatal sigue siendo muy determinante, aunque el turismo, que es uno de sus sectores más dinámicos, está gestionado enteramente por privados y depende de los Estados globales.
Por tanto, el cambio que necesitamos es lograr una ecuación distinta entre Estado, sociedad y mercado. En Chile, hay que fortalecer el Estado. Necesitamos fortalecer su rol, las instituciones y las políticas públicas con mecanismos que corrijan la tendencia del mercado a generar desigualdad. Por eso hay que fortalecer las organizaciones sociales, la participación social -darle institucionalidad-, al movimiento sindical. Si se pone en marcha todo eso, se estará modificando el modelo, aunque se mantenga una economía de mercado”.
CORRUPCIÓN Y MALOS MANEJOS
La población ha rechazado la corrupción, vinculada a instituciones del Estado y a militantes de partidos políticos. El PS no está ajeno a eso. A su juicio, ¿cómo se debe enfrentar este problema?
“No se puede negar que ha habido y hay focos de corrupción. Lo primero es no ocultarla. Segundo, combatirla. Y tercero, que cuando hay actos de corrupción la gente se haga responsable. Los socialistas tenemos un estándar: no amparamos la corrupción. La Concertación, en general, no ha tolerado la corrupción. Ha habido juicios, salida de funcionarios, alcaldes depuestos, parlamentarios desaforados. Se ha venido generando cierto control social y jurídico que es preciso profundizar.
Un fenómeno distinto es el nivel de ineficiencia en la administración del Estado. Los ‘malos manejos’ o ‘desorden administrativo’ no son lo mismo que corrupción. Pero si no tengo las cuentas claras, le estoy dando espacio a los corruptos, tanto privados como públicos. Es indispensable desarrollar iniciativas para hacer reformas al Estado, aunque a veces las reformas no son muy simpáticas, porque afectan intereses y estructuras burocráticas conservadoras.
En el caso del Ministerio de Educación, hay acusaciones -aún no documentadas- por 250 millones de pesos mal entregados y mal recibidos. O sea, sin respaldo. Es un problema administrativo con el que hay que tener poca tolerancia, no para que el responsable vaya a la cárcel, sino para que los funcionarios sepan llevar cuentas y se sancione al que no lo haga. Si queremos un Estado que tenga fuerza en la sociedad, debemos luchar por un Estado eficiente y moderno. Si no, es trabajar por los neoliberales que quieren disminuirlo al máximo”.
¿Qué rectificaciones debería hacer el gobierno antes de una elección presidencial que no se ve muy auspiciosa?
“Hay responsabilidades del presente, que son del gobierno, y del futuro, que son fundamentalmente de la Concertación. El gobierno debe continuar lo que está haciendo bien -reforma previsional, programas de vivienda y políticas sociales en las que ha habido grandes avances-.
Espero una actitud más activa para enfrentar las tormentas económicas de afuera, con más atención a las políticas macroeconómicas, con rectificaciones en la conducción económica táctica, distribuyendo bien algunos de los excedentes que tenemos en el exterior y resolviendo los problemas más complejos, como el Transantiago que debería estar normalizado en marzo de 2009.
Por otra parte, debemos hacer un gran esfuerzo por ganar la elección municipal. Eso significa ampliar nuestra alianza electoral municipal con los comunistas y partidos de Izquierda que no están en la Concertación, tanto para terminar con la exclusión política como para convertir la elección en un gran test entre la derecha y la centroizquierda. Si ganamos esa elección, el escenario electoral presidencial será distinto. En la actualidad hay cierto desánimo, que no comparto. Si logramos un proceso de reformulación programática y se genera un debate de futuro en la Concertación, el clima será diferente. Tenemos debilidades rectificables, pero la derecha arrastra un conjunto muy grande de limitaciones como para ganar una mayoría nacional”.
¿El próximo candidato de la Concertación tendría que ser DC, ya que los dos últimos presidentes han sido socialistas?
“Felizmente aquí nunca hubo un pacto a la colombiana. Hemos ido resolviendo caso a caso la cuestión presidencial. Siempre hemos tenido más de un candidato. El candidato debe ser el que demuestre mayor capacidad y convocatoria. Es un poco temprano, pero las figuras ya están puestas. Soledad Alvear en la DC, sin perjuicio que también está la figura de Eduardo Frei. Y en el PS, sin perjuicio de que hay precandidaturas como la de Jorge Arrate y alguna insinuación del senador Alejandro Navarro -que son plenamente legítimas-, en mi opinión los candidatos con más fuerza política electoral son José Miguel Insulza y Ricardo Lagos. Tendremos que elegir en esa constelación”.
Y en su opinión, ¿Insulza o Lagos?
“Me gustan los dos. Tengo una muy buena relación con José Miguel, me parece un gran candidato. Y creo que el ex presidente Lagos -él lo dice, y lo comparto- es una reserva de la Concertación. Enfrentaremos un escenario de competencia entre partidos, y si Lagos se resta, Insulza es un buen candidato. Pero hay una reserva, y todos sabemos eso. Desde ese punto de vista, es un escenario favorable”.
PATRICIA BRAVO
(Publicado en “Punto Final” Nº 660, 18 de abril, 2008)
|