Edición 566 - Desde el 30 de abril al 13 de mayo de 2004
Inicio | Traduccón | Favoritos | Recomendar Página | Cartas al Director |
Buscar
Buscar con Google

Libro de Visitas
Firma el libro de visitas Firmar el Libro
Este es el punto donde dejan su firma quienes visitan este sitio.
Ediciones Anteriores
En Quioscos
En esta edición
El lobby feroz y
los 15 chanchitos
 
Mano negra en los cajeros
del BancoEstado
Royalty “en la medida
de lo posible”
 
El síndrome chileno
Epidemia de “suicidios” en el ejército
NAUFRAGIO
DEL MODELO
El autoritarismo en Chile
Intelectuales al
servicio de la CIA
Visita

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El lobby feroz y
los 15 chanchitos


Jorge Schaulsohn finalmente salió con la suya: ser el candidato a alcalde de la Concertación en Santiago. Previamente había pateado el tablero de las negociaciones. Al más puro estilo de John Wayne, desafió a Marcelo Trivelli a un duelo bajo el sol, en el áspero territorio de las primarias. En un alarde histriónico pocas veces visto en los finteos preelectorales, le dio incluso un plazo perentorio de 24 horas para que respondiera a su emplazamiento.
Como era más o menos obvio, no pasó nada y ambos precandidatos tuvieron que seguir esperando el lento movimiento de las piezas, realizado por quienes verdaderamente cortaron las porciones de la torta electoral. La torta tiene dos pisos. El más chiquito, que se reparte ahora, lleva la cremosa tentación de las municipales, pero el más grande y sustancioso, contiene todos los ingredientes de las parlamentarias y la presidencial. Es decir, los dulces más apetecidos. Se requiere mucha habilidad y sapiencia para repartir bien una torta de semejantes dimensiones. Sobre todo, cuando los comensales son numerosos y el hambre intensa.

Santiago es una guinda

Marcelo Trivelli Oyarzún, miembro de la familia Aylwin, ha logrado, sólo en dos años, transformarse en una de las figuras políticas con más futuro dentro de la Democracia Cristiana. Lo confirman todas las encuestas realizadas en los últimos meses. Poco asiduo a la vida partidaria, distante de la aristocracia dirigente, no siempre dispuesto a las componendas y arreglines, Trivelli posee un cierto sesgo de rebeldía que no es bien visto por quienes controlan las principales máquinas falangistas, y en especial, por el conductor del buque insignia, el senador Adolfo Zaldívar, presidente del PDC.
Zaldívar ha puesto por delante la recuperación de la votación histórica del PDC, amenazada en las últimas elecciones por la UDI y el PPD. Para ello, junto con aceitar los engranajes del partido para las municipales, ha debido meditar cuidadosamente los pasos a dar de cara a las parlamentarias y a la presidencial.
Los dos senadores que el PDC tiene en Santiago -Alejandro Foxley y Andrés Zaldívar- deberán enfrentar una muy complicada reelección, por lo cual uno de los principales desafíos de la directiva DC es intentar recuperar para el partido las comunas emblemáticas de ambas circunscripciones, en particular las que puedan servir de eje para construir las plataformas electorales de sus dos senadores y, al mismo tiempo, las bases distritales para sus candidatos a diputados.
Parece claro que para el PDC pueden ser mucho más importantes las comunas de La Florida, Estación Central, Quinta Normal y Recoleta, por ejemplo, que la emblemática comuna de Santiago. De allí el suculento precio puesto a la cabeza de Trivelli, para que el PPD “pague en oro” su bajada. En cualquier caso, el actual intendente de la Región Metropolitana ya tiene un capital político que lo hará una carta casi segura para recuperar las plazas mayores, o mirar sin temores su ingreso al Parlamento.
Otro aspecto crítico del análisis son las aspiraciones presidenciales del PDC y de varios de sus más destacados militantes, entre ellos el mismo Adolfo Zaldívar, Soledad Alvear, Eduardo Frei y Jaime Ravinet. La carrera por llegar a La Moneda dentro del PDC muestra hoy en la vanguardia a la canciller Alvear, seguida a varios cuerpos por Frei y, muy rezagados, Zaldívar y Ravinet. No obstante, todos saben que un traspié lo da cualquiera, y que el buen manejo de las riendas y de los espolines, de los tiempos y de las distancias, será clave en los últimos tramos antes de llegar a la meta, allá por noviembre o diciembre.

La apuesta
de los castores

El “león” -que le servía de símbolo- quedó bastante chamuscado después de una serie de incendios en los cuarteles pepedeístas. Hoy el PPD busca reposicionarse con un nuevo estilo realizador. Tanto Schaulsohn, que promete ser “el mejor alcalde de Santiago de los últimos 40 años”, como el senador Fernando Flores, que propone hacer “atinar a Chile”, pretenden hacer cosas, mostrar resultados concretos, construir y hacer pensar a los chilenos. Probablemente elijan la imagen de un castor o de un oso polar, como el de la Coca Cola, pero está claro que ya no quieren ser defensores de nadie.
Fernando Flores, más oso que castor, le sacó considerable ventaja al otro sempiterno candidato presidencial del partido, el actual ministro de Educación, Sergio Bitar, quien ha debido bajar sus banderas e intentar lucirse desde las trincheras de la reforma educacional, desafío no menor para un país que quiere aventurarse en las ligas mayores del concierto internacional.
Flores y Schaulsohn pueden transformarse en una formidable dupla que haga reverdecer una nueva primavera para el PPD. El filósofo del lenguaje y el abogado lobbysta se han dedicado, en la última década, a ganar la confianza de los empresarios, a levantar puentes con el mundo globalizado, a reclutar a intelectuales y académicos para erigir una fuerza neoliberal diferente, una especie de “nueva inteligencia” de hacedores y emprendedores del sistema.
Ambos candidatos han sido muy exitosos en sus vidas profesionales, y cuentan con los recursos y contactos necesarios para levantar grandes campañas y alinear tras de sí a un porcentaje considerable de las dirigencias del PPD, dispuestas, incluso, a revisar sus tradicionales acuerdos políticos con el Partido Socialista.
Fernando Flores cuenta con el respaldo del senador Roberto Muñoz Barra -y podría recibir el de Nelson Avila-, además del de los diputados Enrique Accorsi, Rodrigo González, Patricio Hales, Aníbal Pérez, Laura Soto y Esteban Valenzuela. Por otro lado, mantiene estrechos vínculos con la familia Luksic desde la época de la Unidad Popular, y ha cultivado muy buenas relaciones con los magnates locales de la prensa: Agustín Edwards, Alvaro Saieh y Ricardo Claro. Sabidas son, también, sus estrechas relaciones con empresarios de América Latina, Estados Unidos y Europa. El hombre tiene tonelaje y pisa fuerte.

El factor Bachelet

El Partido Socialista, en tanto, sabe que por ahora tiene entre sus filas a la reina del baile, la ministra Michelle Bachelet, que ha subido como la espuma en las encuestas, superando ya por varios puntos a la aplicada Soledad Alvear. Lenta, pero inexorablemente, los dirigentes de la tienda que preside Gonzalo Martner han reconocido el patrimonio político que ha acumulado la doctora, optando por ayudarla a tejer las redes de influencia hacia los grupos sociales que menos la conocen, partiendo por los empresarios.
En el horizonte, más allá de los ripios encontrados al cierre de la negociación municipal, los socialistas ven con inquietud el momento de las grandes decisiones, cuando haya que dirimir al candidato único de la Concertación en el camino a La Moneda.
Hasta ahora el PDC se ha resistido a asumir la vía de las primarias o de las encuestas, insistiendo en que ellos tienen la primera opción, según un implícito supuesto de alternancia en La Moneda con el eje PS-PPD. De allí, entonces, el esfuerzo de los socialistas por mantener los equilibrios al interior de la Concertación, sumando al Partido Radical Socialdemócrata y superando así, entre los tres, al PDC. Esto les garantizaría un eventual triunfo en primarias abiertas, si es que ese es el mecanismo para nominar al candidato.
Los resultados de las elecciones municipales tienen, por ello, una importancia mayor que derrotar a la Alianza por Chile y en lo posible recuperar numerosos municipios emblemáticos, perdidos en los últimos comicios.
El objetivo principal es ganar las posiciones adecuadas para imponer al candidato presidencial de sus filas y hoy, en el PS, ella es Michelle Bachelet. Sin embargo, ¿qué ocurriría si Fernando Flores logra entrar en los primeros lugares de las encuestas, situándose a la par de las “chicas super poderosas”?
La Concertación podría tensionarse hasta extremos nunca antes vistos e incluso, quebrarse, obligando a los partidos que hoy la integran a levantar sus propias candidaturas en la primera vuelta presidencial. Ese escenario, que podría ser el más correcto desde el punto de vista de los electores, no es el que más satisface a las cúpulas políticas, anhelantes de garantizar el triunfo antes de correr en las urnas.

El dedo que unge

En este estrecho desfiladero, por donde transitan los candidatos, tiene una importancia primordial el jefe de la manada, el líder indiscutido de la cuadrilla, el que por estos días acaba de anotar un 60% de aprobación en las encuestas, el presidente Ricardo Lagos.
Durante los próximos meses, salvo un cataclismo político, todo apunta a que el gobierno -y el jefe de Estado en particular- aumentarán sus bonos entre la ciudadanía, la que asistirá a un verdadero carnaval de inauguraciones y logros concretos de su administración.
Casi todos los indicadores económicos van en alza, y se vislumbran nuevos acuerdos comerciales con China e India, los que pueden catapultar definitivamente a Chile a un nuevo estadio de desarrollo, poniéndose pantalones largos sin suspensores.
El presidente y sus asesores saben que Michelle Bachelet y Soledad Alvear deben mantenerse en sus cargos, apegándose rigurosamente a sus funciones de ministras, con lo cual sólo recibirán los beneficios del exitoso paraguas gubernamental. La consigna será: “Señoras: calma, calma y calma”.
Desde la Alianza, en cambio, el griterío será cada vez más ensordecedor, pidiéndose la salida de ambas mujeres del Gabinete por el presunto uso de sus cargos para labores proselitistas.
En el intertanto, ambas precandidatas deberán afinar sus personales proyectos de gobierno, la batería de ideas que aún no dan a conocer, sus opiniones sobre los más diversos temas que interesan a los chilenos. Tras las municipales de octubre, será la hora de la verdad, descenderán de sus cargos y saldrán a las calles a enfrentar el tramo final. En ese instante, el presidente Lagos indefectiblemente deberá inclinar su dedo hacia una de ellas.

Los 15 chanchitos

El entusiasmo de muchos militantes del PPD por ser candidatos a alcaldes o concejales fue bruscamente cercenado por los dirigentes del partido, que estaban negociando la tan preciada Municipalidad de Santiago. Aproximadamente 15 fueron las comunas donde Víctor Barrueto y sus apostadores decidieron restarse, guardando las fichas o endosando boletas de garantía a sus socios del PDC.
La dura apuesta por el triunfo de Jorge Schaulsohn busca transformar a Santiago en uno de los ejes del nuevo proyecto partidario, el de un partido realizador, el de los castores. No obstante, el albur podría conducir a la derrota de la Concertación en Santiago, a la revalorización de la imagen de Joaquín Lavín y al triunfo de la Alianza en las próximas presidenciales

MANUEL SALAZAR

Schaulsohn, el obsesivo


Jorge Schaulsohn Brodsky, 51 años, agnóstico, con apellidos de origen ruso, con un abuelo inglés, y otro que era dueño de la colchonería Las Siete Cortinas, en calle Independencia. Circuncidado, pero sin su Bar Mitzva. Casado con la médico Patricia Frenz, una estadounidense hija de japonesa y con padre cartero. Estuvo en la política desde que salió de la cuna, cuando su padre, Jacobo, prohombre del Partido Radical, era destacado parlamentario. Tiene tres hermanas: Patricia, Nora y Rosa.
Fue presidente del Centro de Alumnos del Liceo Lastarria y vocal de la Feses en 1969. En 1970, a los 18 años, se transformó en el integrante más joven del CEN radical, que dio su apoyo a la candidatura de Salvador Allende.
También fue dirigente de la Juventud Radical Revolucionaria, la JRR.
En 1973 emigró a EE.UU., ingresó a un college y luego hizo un master en estudios internacionales. En 1980 obtuvo el título de abogado en la Universidad de Nueva York.
Regresó a Chile ese mismo año y volvió al PR. Presidió una de las asambleas, luego a los profesionales y técnicos y más tarde, en la convención de junio de 1987, fue electo miembro del CEN con la más alta mayoría.
Poco después renunció al cargo y se alejó de las dos orgánicas radicales, para ingresar al naciente PPD. Fue citado al Tribunal Supremo radical y acusado de violentar la disciplina del partido por haberse sumado al nuevo referente.
Decidió no presentarse y envió una nota donde afirmaba no sentirse representado por la fracción de Enrique Silva Cimma y que por ello, “no tiene sentido responder cargos ante ese Tribunal”.
Luego fue diputado por el distrito de Santiago, durante dos períodos. En seguida, abandonó la política. Se dedicó a labores privadas como abogado, asesor y lobbysta.
Le gusta la literatura estadounidense, en especial Sinclair Lewis y otros narradores de los 30 y 40. Admira a Walt Whitman y lo cita a menudo: “Porque soy hombre, soy un gigante y estoy lleno de contradicciones…”
Se reconoce como excesivamente besuqueador y muy celoso.
En la cocina, es experto en el pollo al ajillo, la tortilla de papas a la española, los tallarines con salsa de almejas y las escalopas de ternera con tomate y queso. Bebe buenos vinos tintos

(Revista “Punto Final”, edición N^566, 30 de abril, 2004)

Volver | Imprimir | Enviar por email

 

[ Chile - Santiago ] Punto Final S.A. San Diego 31, of. 606   |    E-mails: Dirección | Webmaster