Edición 566 - Desde el 30 de abril al 13 de mayo de 2004
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Si tiene tarjeta en este banco, lea esto

Mano negra
en los cajeros
del BancoEstado


Cuando Mauricio Quiroz, gobernador de la provincia de Petorca, se acercó en octubre del año pasado a un caje­ro de la zona para realizar un retiro, quedó atónito: “Me habían girado alrededor de 1 millón 200 mil pesos justo el día después que me pagaron, lo que ya me parece sospe­choso”. Cuando se dirigió a reclamar al BancoEstado de La Ligua, el agente le ase­guró que el problema se iba a resolver a tra­vés de una investigación interna. En un estado de movimientos de su cuenta co­rrien­te “aparecían claramente cuatro giros en un supermecado de Santiago, por Red­compra, y dos giros en un cajero automá­tico”.
Quiroz señaló al agente que no podía tra­tarse de clonación de tarjeta, ya que la suya nunca la perdió ni la prestó; tampoco pudie­ron haberle sacado la clave. “No me hicie­ron mayores preguntas, e hice una queja formal. Mi tarjeta fue bloqueada y me die­ron otra”. Antes de 30 días los recursos fue­ron restituidos. “Creo que al devolver los recursos se asume que fue un error del ban­co. Pero todavía no tengo una respuesta de­finitiva de por qué sucedió esto”. El gober­nador agrega que la prontitud con que le respondieron contribuyó a que se tranqui­lizara: “En el intertanto, me dieron una lí­nea de crédito para seguir cumpliendo mis com­promisos financieros”. Por ello no soli­citó formalmente un documento donde se le explicara qué pasó, y el banco, por su par­te, tampoco dio una explicación. “Me pa­rece raro que esto esté sucediendo con un número importante de personas que co­nozco”.
En lo anterior concuerda personal de la Brigada de Delitos Económicos de Investi­gaciones (Bridec), que señala que este de­lito partió hace dos años y va en aumento. “Se han producido alrededor de 200 denun­cias al año, de las cuales el 90% pertenece a clientes del BancoEstado. Este problema ha afectado incluso a funcionarios de Inves­tigaciones, Carabineros, de justicia y de go­bierno. Estamos hablando de desfalcos de un mínimo de 50 millones de pesos anua­les”.
Por otra parte, según la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF), las tarjetas de débito (aquellas que cuentan con dinero propio del cliente) emi­tidas por el BancoEstado son 610.206. Du­rante el año 2003, la SBIF recibió 742 re­cla­mos referidos a sus servicios financieros. Otras fuentes del ámbito financiero asegu­ran que “al menos la mitad de esos recla­mos corresponden a desfalco en las cuentas, lo que representa diez veces más que los reclamos del mismo tipo presentados res­pecto a los otros bancos”.

ROBO CON SOBREGIRO

Eugenio Guerrero es uno de los clientes del BancoEstado que presentó un reclamo a la SBIF. Se enteró en un cajero del sho­pping de Tobalaba que una “mano negra” lo había dejado con cero pesos. La SBIF pi­dió los antecedentes al BancoEstado, luego envió una copia de la respuesta del ban­co a Guerrero, con fecha 10 de febrero, a la cual accedió PF. Allí se señala: “Me per­mito comunicar a usted, que con fecha 4 de febrero se acreditó en la cuenta del se­ñor Guerrero la suma de 326 mil pesos, va­lor de los retiros impugnados”.
Y aunque PF insistió en una entrevista con algún personero del BancoEstado, la ins­titución se limitó a enviarnos una decla­ración: “Cuando algún cliente reclama por un giro realizado a través de equipos elec­trónicos que no reconoce como propio, el Banco investiga las transacciones objetadas y sólo cuando se comprueba que la acción fue fruto de un acto delictual, sin respon­sabilidad del afectado, se devuelve el dine­ro. El reintegro es debidamente informado al cliente mediante carta certificada”. Pero Guerrero nunca recibió una explicación for­mal del banco que aclarara lo sucedido. Ni una palabra sobre qué pasó, ni por qué se devolvió el dinero, lo cual es una constante en los casos investigados por PF.
Cuando Guerrero reclamó, lo primero que le dijeron es que posiblemente le ha­bían clonado la tarjeta. “Pero era imposible, porque yo ocupo sólo cajeros del BancoEs­tado y de ninguna parte me pueden haber sacado la clave de la tarjeta: no me han ro­bado documentos, ni billetera, nunca se me ha perdido la tarjeta ni la he prestado”. El agente le explicó que los dos giros se habían realizado en cajeros Redbanc el 19 de enero y Guerrero tuvo que llenar un formulario de reclamo. “El agente me dijo que era un pro­ceso lento, que demoraría más de un mes y me bloquearon la tarjeta, por seguri­dad”.
Pero no era tan lento. El 22 de enero hizo el reclamo y el 4 de febrero le habían regre­sado los dineros. Y a pesar de la tranquili­dad por la devolución, se abrieron una serie de dudas. Guerrero se cuestionó cómo com­probaron que él no había hecho los retiros: “Aparte del formulario, no me preguntaron nada más, nadie se acercó, ni me llamó, ni me preguntó. Me devolvieron la plata sin mayor trámite”. Más raro aún cuando la SBIF, señala que “hasta que el titular no da aviso de un problema, las compras o gi­ros a través de tarjeta son responsabilidad del titular”.
Otra cosa extraña es que a Guerrero le bir­laron 326 mil pesos en un día, en cir­cuns­tancias que los cajeros permiten girar un total de 200 mil diarios. Para el personal de la Bridec, no deja de ser sorprendente. “No hemos tenido este tipo de casos; nos parece muy raro”. Además, cuando a Gue­rrero le reingresaron sus fondos, se acordó que en la chequera electrónica aso­ciada a su tarjeta, le quedaban ocho mil pe­sos. Se acercó nuevamente al banco y sor­presa: los ocho mil pesos también habían sido girados el mismo día de los giros bru­jos. “Ahora es­toy en proceso de cambiarme de banco porque después de esto, es obvio que éste no da confianza”.

118 GIROS BRUJOS

Pero si el caso de Guerrero era raro, lo ocu­rrido con el concejal DC de Quillota, Eduardo Ibarra, es insólito. El 22 de sep­tiembre del año pasado, mientras revisaba su cartola del cajero automático en la su­cursal Quillota del BancoEstado, se encon­tró con un desfalco de 4 millones 150 mil pesos a través de 118 giros realizados du­rante agosto en Santiago y Concepción. “En el banco lo primero que me dijeron es que la tarjeta posiblemente fue clonada. Me pre­guntaron si alguien más usaba mi tarjeta, pero resulta que no: siempre sigo las reco­mendaciones de uso dadas por el banco, guar­do celosamente la clave, y utilizo el ca­­jero automático cuando está vacío. Tam­poco me han robado los documentos, así que no había ninguna posibilidad que me co­piaran la clave”.
En los casos investigados por PF, lo pri­mero que señala el banco, es la clonación de tarjetas. Para clonar una tar­jeta, según per­sonal de la Bridec, “es preciso tener la cla­ve y el código del titular. Luego, con cual­quier tarjeta bancaria, hacen una copia con una máquina especial que tiene en blan­co la banda magnética. Posteriormente, con otra máquina le imprimen a la banda los códigos asociados a una clave y luego la uti­lizan en cualquier cajero”. La Bridec agre­ga que en los casos que han llegado a término, “hemos comprobado que se trata­ba de clonación de tarjetas. Alguien en el cajero había copiado la clave”. Pero sin cla­ve, no puede haber clonación, y según el testimonio de nuestros entrevistados, es prácticamente imposible que se las hayan copiado.
Luego de la denuncia al banco, al con­cejal de Quillota le bloquearon la tarjeta. Así y todo, los giros brujos continuaron: “el 24, 26 y 29 de septiembre me hicieron cuatro nuevos giros, por un monto de 240 mil pesos”. Indignado, Ibarra concurrió nue­vamente al banco, donde concordaron en que no podía ser. Pero era. “Me dijeron que me quedara tranquilo y que se haría una investigación”. Pero el concejal prefirió retirar 800 mil pesos que quedaban en su cuenta, dejando un saldo de poco más de tres mil pesos. De ellos, el 2 de octubre, le birlaron 2 mil. La Bridec tampoco ha tenido un caso como este: “Es sumamente extraño que se siga girando dinero aunque la tarjeta esté bloqueada”. Ibarra señala que “por lo menos una vez que bloquearon la tarjeta y siguieron sacando plata, se hizo evidente que no era yo”.
Posteriormente, el 6 de octubre, el agen­te de la sucursal de Quillota le garantizó al concejal Ibarra que el problema estaba re­suelto. Además le anticipó un millón de pe­sos y le señaló que pronto serían restituidos sus dineros. Debido a compromisos finan­cieros, el concejal depositó en su cuenta 237.448 pesos. Sin embargo, el 10 de oc­tubre se percató que la “mano negra” había atacado de nuevo: había realizado dos giros más.
A mediados de octubre le llegó una carta del banco: “me avisaban que me habían de­positado 4.209.248 pesos, monto por giros que habían comprobado que yo no había realizado y me explicaban que debido a un error administrativo, le habían asignado a otra tarjeta el acceso a mi cuenta”. Pero nunca recibió una explicación de cómo una vez que su tarjeta estaba bloqueada le si­guieron haciendos giros: “Además, el ban­co tenía la información de quién era el que me había sacado la plata, pero a mí no se me informó quién era, si se habían contacta­do con él, o si lo habían demandado”.
Mientras duró el problema, Eduardo Iba­rra envió varias cartas de reclamo al Ban­coEstado, a las cuales tuvo acceso PF. La última, con fecha 16 de octubre, señala que había perdido igual, porque “el total del mon­to reclamado asciende a 4.449.250 pe­sos. Por lo tanto, queda pendiente una dife­rencia de 240.002 pesos”. El Banco le seña­ló que tenía que demostrar que él no había girado ese dinero: “Yo puedo comprobar si he depositado o girado, con el compro­bante del cajero. Pero no le puedo demos­trar que no he girado. Pero como las cifras eran grandes, comparado con los 240 mil pesos faltantes, yo quedé contento con lo que me devolvieron, aunque no cien por cien­to conforme”, dice Ibarra.
La SBIF señala que “tratándose de un he­cho delictual, corresponde que sean los tribunales quienes los conozcan, investi­guen y resuelvan”. Y aunque en la declara­ción enviada el BancoEstado señala que “hemos denunciado sistemáticamente a la justicia los casos que afectan a nuestros clien­tes”, esto no concuerda con lo señala­do por el concejal de Quillota: “Yo les dije en las cartas, y en persona, que no bastaba con una investigación interna, porque aquí había un delito y el banco no hizo una de­nun­cia a la justicia. Yo mismo fui a Investi­gaciones e hice la denuncia: lo menos que se debía hacer, porque alguien estaba ro­ban­do”. La versión de Ibarra concuerda con la de la Bridec: “Las denuncias sobre robos de cajeros del BancoEstado han sido reali­zadas por particulares y no por el banco”.
Debido a que a Ibarra se le restituyeron prontamente sus fondos, no continuó con la denuncia en Investigaciones. La Bridec señala que esto es muy común, pero que no es lo mejor. “Son muy pocas las inves­tigaciones que llegan a fin. El hecho de que el BancoEstado devuelva el dinero en corto tiempo es un arma de doble filo. Cuando eso sucede, la gente no continúa con la de­nuncia, lo que complica que llevemos la investigación a término”.

NO HAY PRIMERA
SIN SEGUNDA

Pero en el caso de Judith Gutiérrez la devolución no fue tan expedita. Se demoró alrededor de un mes. Pero eso fue la prime­ra vez. En esa ocasión, octubre del 2002, 200 mil pesos de la cuenta corriente y 500 mil de la de ahorro fue el resultado de dos giros brujos de la “mano negra”. La noticia la recibió en un cajero de Vicuña Mackenna cerca de Avenida Matta. Su marido, Valen­tín Marchant, señala que “le vaciaron las dos cuentas. Pero lo raro es que estas cuen­tas no estaban asociadas”, es decir, no te­nían la misma clave. Otra extraña y desco­nocida circunstancia, según la Bridec.
Posteriormente, el Banco le envió una carta, el 28 de octubre, a la que accedió PF. Señala: “En relación con el reclamo a esta unidad, le informamos que con fecha 25 de octubre de 2002, se abonó a su cuenta co­­rriente la suma de 200 mil pesos y 500 mil pesos a su cuenta de ahorro”.
Pero no hay primera sin segunda. En fe­brero de este año, nuevamente la “mano ne­gra” se metió a la cuenta de Judith Gutié­rrez. En esta ocasión, sólo dos días después del reclamo, el 4 de febrero, los fondos fue­ron restituidos por el Banco, según una car­ta del 9 del mismo mes que dice: “En res­puesta a la presentación que efectuara al Banco, comunico que se abonó a su cuenta la suma de 263.276 pesos”.
De los porqué, que pasó, nuevamente ni una palabra. Comparando los dos casos, Valentín Marchant indica que “la primera vez fue muy difícil convencer al Banco que mi señora no había hecho los retiros. Hubo una larga y complicada tramitación. Pero en la segunda oportunidad, se transformó en un mero trámite. Fue muy expedito el pro­cedimiento, demoró dos días. El Banco ha variado de criterio, parece que esto se trans­formó en un hecho rutinario”.
Otro punto que llamó la atención de Mar­chant es que en la segunda ocasión, notó que quien hizo la sustracción primero acumuló el dinero en una sola cuenta y des­pués, sustrajo el monto total. “Ese detalle, además de que en ninguno de los dos casos hubo pérdida de tarjeta, robo de documen­tos o similar, sumado al silencio del Banco, puede tener dos interpretaciones: una, que el Banco está investigando. O segundo, que aquí hay una banda que cuenta con la cola­boración de funcionarios del Banco”. Se­gún los antecedentes reunidos, es una duda más que razonable

JIMMY ALEXIS QUINTANA

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