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Trabajadores de
Johnson’s
Balance de la huelga
EN
el Sindicato Nº 2 de Johnson’s: de izquierda a derecha, Víctor
Antiao, Mauricio Olate, Néstor Rojas y Walter Céspedes.
El 11 de marzo, después de 35 días en que fue ignorada
por la prensa y TV, terminó la huelga de los trabajadores de Johnson’s.
Juan Oyarce, presidente del Sindicato Nº 2, admite que el resultado
no fue el que esperaban. “Quedamos muy por debajo de las expectativas
que nos habíamos hecho”, dice Oyarce. “Pero al menos
conseguimos que la empresa echara pie atrás en su intención
de rebajar en 50% los aguinaldos”.
Mauricio Olate, director nacional del sindicato, agrega: “Logramos
mantener el contrato colectivo anterior y que no nos quitaran el vestuario
de trabajo ni nos rebajaran, como se intentó, en 15% los salarios.
Además, los trabajadores participaremos del 10% de las utilidades
de la empresa y nos darán un préstamo, pagadero en nueve
cuotas sin intereses. Asimismo, se repartirán 80 millones de pesos
como bono de término de conflicto entre los que participamos en
la huelga”.
Ambos dirigentes coinciden en que otro aspecto importante es que “la
gente le perdió el miedo a la huelga. En 33 años, este sindicato
nunca había ido a la huelga. A ningún trabajador le gusta
hacerlo, sin duda. Pero el conflicto se afrontó con unidad y mucha
combatividad”.
Johnson’s (ver PF 562) pertenece al holding Eccsa del grupo Calderón
Crispín S.A., de los hermanos Calderón (también dueños
de Ripley), con un capital declarado de 86 mil 115 millones de pesos.
Este grupo está en vías de expansión a Argentina.
Se calcula que la empresa perdió 600 millones de pesos por la huelga,
ya que ocurrió en plena temporada de venta de artículos
escolares.
BALANCE DE LA HUELGA
Víctor Antiao, director sindical de la zona sur, asevera que el
principal logro de la huelga fue que se instaló como ícono
para otras empresas del comercio: “Hay muchos trabajadores que se
desempeñan en iguales condiciones que nosotros, es decir, tienen
empleadores que obligan a las mujeres a mostrar sus carteras al salir,
no se respeta la vieja ley de la silla, los servicios higiénicos
son insalubres, hay mala ventilación, los trabajadores comen su
almuerzo en baños o pasillos y la mayoría trabaja más
de doce horas. Por eso, nuestra demanda de ocho horas es una demanda que
involucra a Johnson’s, pero es sentida por todos los trabajadores
del comercio, entre ellos los de Falabella y Ripley”, sostiene.
Juan Oyarce señala que aunque otras negociaciones colectivas fueron
mejores en lo económico, nunca antes se tocó el tema del
trato a los trabajadores. La empresa prefería pagar multas antes
que respetar a los trabajadores. “Con este apretón que le
dimos, la empresa va a tener que pensarlo antes de atropellar a la gente.
Los trabajadores comprendieron que la dignidad es un valor más
importante que el dinero”, señala el dirigente.
Para Néstor Rojas la conclusión es que se puede generar
un movimiento desde Arica a Punta Arenas: “Uno de nuestros temores
era si la gente iba a responder frente a una situación que nos
perjudicaba y a una política que intentaba aniquilar la organización
sindical. El resultado nos deja contentos, sorprendidos y orgullosos del
nivel de compromiso alcanzado y por los contactos generados con otras
organizaciones sociales”, afirma y menciona el apoyo de los sindicatos
Petrox, Orlandini, Vapores Industriales, conductores del Metro y panificadores.
Juan Oyarce toma la palabra: “Creo que esta huelga es un ejemplo
para los empresarios que hacen lo que se les antoja con los trabajadores.
Sin ir más lejos, en Hites siempre que intentaban formar sindicato
los despedían. Hace catorce años que volvimos a la democracia
y se dice que Chile es un país exitoso, pero vivir no significa
simplemente comer”.
Víctor Antiao agrega que el fortalecimiento del sindicato fue importante.
Los trabajadores mantuvieron el movimiento con iniciativas propias. “Eso
es novedoso para un sindicato que nunca había estado en huelga
y que tiene muchas filiales en provincias. No conocíamos una huelga,
y al final quedamos con una sensación de unión y fuerza
que la empresa no puede desconocer”, dice el dirigente que trabaja
en Temuco.
Mauricio Olate agrega que estos trabajadores han ganado en conciencia:
“Ahora sabemos que donde haya una huelga, va a haber trabajadores
de Johnson’s apoyándola, porque se generó una mística
solidaria. El 13 de marzo volvimos a trabajar, y entramos a las tiendas
todos juntos, tomados de las manos. Estamos contentos a pesar de lo difícil
que se nos hizo, porque enfrentamos a la empresa, a carabineros y a las
inspecciones del Trabajo”, sostiene el dirigente.
apoyos SOLIDARIOS
Durante la huelga recibieron nutrido apoyo, entre los que destaca uno
del sindicato de costureras Uauy, que en una carta escrita a mano llama
a terminar con los abusos de los empresarios y manda a los huelguistas
seis kilos de arroz, cinco salsas de tomate y tres paquetes de fideos.
Víctor Antiao destaca la solidaridad de los gremios del comercio:
“Se creó un lazo de compromiso con trabajadores de Almacenes
París, Ripley, Falabella, Sodimac, Banco del Desarrollo, Banco
de Chile, Las Brisas y Santa Isabel. Es una prueba que la unión
de los trabajadores puede dar frutos”, afirma.
Rojas, por su parte, sostiene que la conducción de Izquierda de
esta huelga lo lleva a reflexionar: “Nosotros pensamos que la política
nunca debió desaparecer de la mente de las personas. Siempre hay
que ser partícipes de la decisiones que se toman en el gobierno
y el Congreso. Si la gente no se involucra políticamente, nunca
vamos a tener amparo suficiente para exigir nuestros derechos. En este
conflicto le dijimos a nuestros asociados que pensaran muy bien antes
de dar el voto, que vean los proyectos e identifiquen a las personas porque
después, hay que pasar la cuenta. Si hay personas del mundo progresista
que tienen un proyecto y lo explican a la comunidad, hay que elegirlos.
Nos quedó claro que hay que elegir nuevos políticos. No
es la política la que está sucia. Son los politiqueros los
que han producido desencanto a la juventud, y el empresariado saca su
tajada. Por eso, mientras no tengamos conciencia política vamos
a estar inmersos en una situación en que no nos damos cuenta que
somos esclavos de nuestras deudas. Los trabajadores tenemos que unirnos
con nuestra propia clase, para que las organizaciones perduren en el tiempo.
Para ello, debemos fortalecer la conciencia de Izquierda y de lucha”.
Néstor Rojas reflexiona: “Una preocupación, como dirigente
sindical, es el futuro de nuestra organización. Esta no es la primera
vez que la empresa quiere destruir el sindicato. El año 93 quiso
sacar a 150 socios, porque habían formado una filial. En el 97
nos sacó más de 400 afiliados.
Más tarde, con la creación de los Mega Johnson’s,
la empresa dispuso de mil trabajadores sin posibilidad de negociar. Las
prácticas antisindicales siempre han existido. El riesgo del despido
es permanente”.
Por su parte, Olate dice que “en esta huelga partimos con mucho
temor y en el camino nos dimos cuenta que nuestra gente era capaz. Las
mujeres estaban en primera línea exigiendo sus derechos y hubo
tres compañeros que en Rancagua hicieron una huelga de hambre en
la Catedral. A nuestros compañeros jóvenes les costaba comprender
qué es un sindicato y cómo se iniciaba una huelga. Hubo
jóvenes que recién estaban participando en el mundo del
trabajo. Supieron que en 1970 los trabajadores se unieron y eligieron
un presidente de la República y que eso puede suceder otra vez”
Luis Klener HernAndez
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