Documento sin título
|
PF en Corea del Norte
En el ojo del ciclón
EL redactor de PF Paco Peña en el Mausoleo de Kim Il Sung y Kim Jong Il, abuelo y padre, respectivamente, de Kim Jong Un.
En PF 780 (mayo de 2013) se había informado sobre el cerco organizado por las potencias occidentales encabezadas por EE.UU., que desde hace setenta años tiene como blanco a la República Popular Democrática de Corea. Ante el cariz que ha tomado la escalada debido a la decisión soberana del gobierno de la RPDC en orden a dotarse de los medios adecuados para garantizar su soberanía e independencia, PF visitó durante diez días ese amenazado país.
La travesía hacia la capital del País de La Mañana Calma no es fácil, toda vez que las sanciones aplicadas por la ONU se expresan también en el ámbito del transporte aéreo, y los zigzagueos y escalas a los que se debe recurrir para llegar a Corea no hacen sino acentuar el aislamiento al que se ha sometido a ese país. El cerco contra la RPDC ha aumentado desde 2006, cuando Pyong Yang haciendo uso del derecho que consagra la propia carta de la ONU quiso asegurar su defensa e independencia nacional y anunció haber procedido a ensayos nucleares con fines militares. Pocos años antes, en 2002, Washington había denunciado que Pyong Yang desarrollaba un programa secreto cuyo objetivo era -dijeron- dotarse del fuego atómico.
Se formó entonces el llamado Grupo de los Seis (RPDC, Corea del Sur, EE.UU., Japón, China y Rusia) y en el intertanto Pyong Yang efectuó dos ensayos nucleares (octubre de 2006 y mayo de 2009) y abandonó las discusiones con el Grupo de los Seis, prohibiendo el acceso a los sitios nucleares a inspectores. El Consejo de Seguridad de la ONU adoptó entonces la resolución 1.874 (junio 2009) condenando los lanzamientos de misiles norcoreanos y el segundo ensayo atómico, pidiendo más sanciones contra la RPDC.
El recrudecimiento de la hostilidad contra Corea del Norte, alentada por EE.UU., ha decidido a muchos europeos a viajar a ese país como una manera de demostrar su solidaridad con el pueblo norcoreano. Es así como en la capital fue posible cruzarnos con belgas, suizos, franceses y alemanes, quienes efectuaban una visita por la paz. En la obligada escala en el aeropuerto de Beijing las autoridades aduaneras chinas pusieron un celo particular ya que, como decimos, las sanciones en contra de la RPDC van hasta la discriminación relativa a los pasajeros y sus maletas con destino o procedentes de la RPDC.
PARA LLEGAR A COREA DEL NORTE
En el pequeño aeropuerto de Pyong Yang, donde aterricé a bordo de un antiguo Tupolev ruso luego de dos horas de vuelo, hay una meticulosa revisión de valijas, pasaporte y visa. De pronto detrás de los policías que hurgan en las maletas surgen dos hombres de civil, uno de 35 años y el otro más joven, que me sonríen y estiran sus manos:
-¿Professor?, me preguntan, sí les replico. Son funcionarios del gobierno que me acompañarán a lo largo de esta travesía. Uno habla francés: “He estudiado en la universidad en la que usted enseña”, me dice sonriendo. El otro, de más edad, habla inglés y allana las formalidades aduaneras. Subimos a un bus que nos traslada al Koryo Hotel, en el centro de Pyong Yang. Los dos portan insignias rojas con la esfigie de Kim Il Sung que los identifica como militantes del Partido de los Trabajadores de Corea.
Lo primero que noto saliendo del aeropuerto es la ausencia de autos. Las grandes avenidas que se recorren cuando entramos en la ciudad muestran un fluido tráfico de bicicletas y peatones, tranvías y buses, pero no de coches particulares. También cruzamos varias estatuas en bronce y mármol del Presidente y Líder (denominación atribuida únicamente a Kim Il Sung) y de su hijo, el Mariscal Kim Jong Il. Esta última es la denominación con la que los coreanos también se refieren al hablar de Kim Jong Un. Tengo que observar este protocolo, me dicen mis acompañantes. Traté de tenerlo presente durante mi estancia, pero más de una vez lo olvidé.
Grandes y modernos edificios de colores jalonan las amplias avenidas de la capital coreana con sinuosas fachadas: “Este es el bario de los científicos” me informa uno de mis acompañantes. Por la noche, luego de una reparadora y merecida siesta cenamos en el comedor del hotel y luego vamos a discutir del programa previsto al piso 44, que es un giratorio.
Primero iremos mañana a la Zona Desmilitarizada (DZM), a la pequeña ciudad de Panmunjom, donde se firmó el armisticio entre la RPDC, EE.UU., Corea del Sur y el resto de la coalición anticoreana y la ONU. En los días siguientes visitaremos escuelas, hospitales, y haremos un recorrido de 800 kilómetros hacia el este, sur y norte del país.
CAMINANDO POR COREA
Luego, como ocurre en todos estos encuentros, nos lanzamos en una conversación que durará hasta altas horas. Me perdonarán ustedes, les digo, pero no bebo cerveza. Me observan consternados. Para mitigar su angustia los tranquilizo: para ustedes pediré cervezas. Quieren saber cuánto sé de Corea. Aun cuando avanzan despacito por las piedras, sus observaciones dan cuenta del daño que el cerco tan prolongado ha producido en el país. “A pesar de eso -dice uno de ellos en inglés-, estamos dispuestos a hacer frente al imperialismo y a sus vasallos”. Aunque conozco la respuesta les pregunto ¿cuál es el límite del marxismo-leninismo al que hace alusión la idea Juche? (o Zuche)(1). Me dan como ejemplo las experiencias del socialismo real, la URSS, China, Vietnam, pero luego se interrumpen. -“Mañana lo despertaremos a las 7 am. Debemos hacer como 200 kms hasta el paralelo 38”.
En el curso de la ruta en los días siguientes hablaremos, sobre todo con el que ha estudiado en París, de la actual situación coreana. Le pregunto por el periodo de los años noventa, consecutivos al derrumbamiento de la URSS y a sus consecuencias en Corea. Me contesta que es efectivo, que la RPDC tuvo que pedir ayuda humanitaria, puesto que inundaciones y consiguientes sequías provocaron gran cantidad de víctimas. De golpe y porrazo, la RPDC tuvo que rascarse con sus uñas. Al final de esa década, Pyong Yang obtuvo ayuda alimentaria proveniente incluso de EE.UU. y Corea del Sur. Fue también en esos años que Pyong Yang comenzó a desarrollar su programa nuclear.
Por la mañana emprendemos la ruta al sur, hacia el paralelo 38 por la Ruta de la Reunificación(2). Atravesamos las ciudades cerca de Songnim y Sariwon que se encuentran al este del puerto de Nampo, situado al borde del Mar Amarillo, en la Bahía de Corea. Se trata de colinas y llanuras arboladas o sembradas con mucho esmero: repollos, frutales y arrozales. Los campesinos se movilizan en bicicletas y vemos numerosos pueblos de viviendas antiguas, seguramente restauradas, en buen estado. Aunque es temprano y fin del verano hace mucho calor y hay humedad, por eso los campesinos labran la tierra a esta hora. Más al sur nos topamos con numerosos túneles a cuyo extremo hay invariablemente un mirador y guardias armados del ejército coreano protegidos por grandes bloques de concreto armado. Atravesamos la cadena de montañas Molak colindante al oeste con el Mar Amarillo. Es una zona bastante protegida y mis acompañantes son muy evasivos y me dicen que no se puede tomar fotos, sobre todo de los puestos de control y de los soldados que encontramos en la ruta.
Luego de una hora llegamos a la antigua capital de Gaeseong y a Panmunjom, la localidad donde se firmó el armisticio el 23 de julio de 1953. Un letrero caminero anuncia: Seul: 70 km. Entramos entonces a uno de los puntos álgidos, a uno de los polvorines del mundo, a la DZM (zona desmilitarizada). Pasamos a una sala donde un teniente nos muestra el plano y ubicación de ambas fuerzas que se hacen frente desde hace 64 años. Luego, acompañado por los guías tomamos una ruta estrecha a cuyos lados hay grandes bloques de concreto armado y barreras antitanques. Visitamos la sala donde fue firmado el armisticio: un ejemplar está en una vitrina, flanqueado por las banderas de la RPDC y la ONU: “Los imperialistas no quisieron reconocer su derrota y prefirieron poner la bandera de la ONU en lugar de la suya”, me dicen. Después bajamos a la línea propiamente tal, donde a cada lado se encuentran los cuarteles generales de las fuerzas presentes. Son unas casas o barracas de color celeste. Frente a ellas, soldados de la RPDC, y al otro lado, infantes de marina de EE.UU. y de Corea del Sur, se turnan en el relevo de sus guardias. Entramos a la sala custodiada por soldados y observo las banderas de los países que participaron en la guerra. Una puerta al fondo custodiada por otro soldado indica que detrás está “el enemigo”, me soplan al oído. “No Professor, no se puede abrir”, me explican.
Volvemos por la tarde a Pyong Yang tomando de nuevo la Ruta de la Reunificación y barrunto que la región está jalonada de puestos militares ya que a veces se divisan soldados marchando disciplinadamente con el gimnástico paso militar coreano en medio de la bruma del campo y las colinas. Durante el trayecto de regreso me traducen las noticias de la radio coreana y conversamos sobre la situación que vive Corea.
LA PAZ Y LA GUERRA
La RPDC firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) en 1985(3), y Kim Il Sung pensó que era el momento para discutir sobre un tratado de paz que sobrepasara el armisticio firmado en 1953. Bush padre rehusó y ese mismo año Corea lanzó su primer misil. Luego Clinton firmó un acuerdo con Pyong Yang, en 1994, relativo al cierre de un sitio nuclear en Corea, con el compromiso de fabricar dos centrales nucleares para garantizar la producción de electricidad, gracias a un complejo industrial formado por Corea del Sur y del Norte, EE.UU., Japón y la UE. Pero la negativa de Tokio y Washington a aceptar en 1997 que Pyong Yang fuese admitido en el Banco Asiático de Desarrollo, frustró dicho acuerdo. Desde entonces la península coreana y la región viven al ritmo de las declaraciones de los diferentes actores de este conflicto.
Una cosa aparece desde ya como adquirida: el estatuto de potencia nuclear de la RPDC y la imposibilidad de EE.UU. y sus aliados de desencadenar una guerra sin costos colaterales aceptables. Al respecto, el presidente surcoreano Moon Jae-in, (que había congelado el escudo antimisil propuesto por EE.UU. y que ahora pareciera haber revisado su decisión) ha pedido a Washington que toda decisión le sea consultada. Corea del Sur, es sin lugar a dudas el país más expuesto ante el fuego norcoreano. Japón, es otro de los involucrados al alcance de los cohetes de Pyong Yang. El temor de las grandes potencias es que se produzca un efecto dominó y tanto nipones como surcoreanos se doten también del arma atómica, además del paraguas de protección estadounidense.
Por su parte, China, que tuvo un papel mayor en la defensa de Corea durante la guerra, pero que sobre todo desearía que la península y las aguas adyacentes a su territorio se mantuvieran en calma, ejerce presiones sobre Pyong Yang y ha votado favorablemente todas las resoluciones de la ONU. Rusia hace otro tanto. “No olvide, me dice un funcionario norcoreano, que ha sido EE.UU. quien introdujó en 1958 las armas nucleares en la península”.
Por la noche ceno con mis acompañantes en un restaurante donde hay unas doscientas personas. Atienden bellas muchachas ataviadas con atuendos tradicionales y en un momento dado, apagan las luces y se ilumina un escenario donde aparece un grupo musical femenino con ropas occidentales, formado por las garzonas que nos han servido: una con un saxo, otra con guitarra, una baterista, otras con tumbadora, trompeta, bajo, clarinete, etc. La chica del saxo me saca a bailar un rock endiablado provocando la hilaridad de los comensales y de mis acompañantes.
Al día siguiente tomaremos la ruta hacia el este de Corea, hacia la costa que bordea el Mar de Japón, que los coreanos llaman Mar del Este, a la región de Kangwon, y a la ciudad de Wonsan. Antes de ir a dormir, el funcionario con el que tomo una copa por las noches, me advierte del inminente tiro de un misil armado con una ojiva nuclear, lo cual no me quita el sueño.
(Continuará)
PACO PEÑA
En Pyong Yang
Notas.
(1) La llamada “idea Juche” (o Zuche) se funda en el marxismo-leninismo, pero, según Kim Il Sung, lo sobrepasa, puesto que la experiencia del socialismo real habría mostrado sus límites históricos, constituyendo la “idea Juche” una nueva ideología revolucionaria. Progresivamente se han sustituido los conceptos de Marx y Lenin por el “Juche” y la Constitución de 1992 acentuó dicho concepto. En el preámbulo de la Constitución publicado en 2009, se define la RPDC como la “Patria socialista del Juche fundada en las ideas de Kim Il Sung”. Después aparece como prolongación de Juche la política o concepto introducido por Kim Jong Il: el Songun, doctrina que establece la prioridad del Ejército Popular de la RPDC en la construcción de esta “nueva vía hacia la plena soberanía de las masas populares”.
(2) La reunificación es uno de los elementos claves del programa del gobierno y del Partido de los Trabajadores de la RPDC. En 1990, durante la Conferencia Pannacional que reunió a representantes de coreanos del norte, del sur y de ultramar, Kim Il Sung afirmó que había que “acelerar el proceso de reunificación de la Patria por encima de las diferencias de ideología, ideal político y de religión”. (Publicado por Ediciones de Lenguas Extranjeras, Pyong Yang, 2012).
(3) El TNP entró en vigor en 1970 y garantizó a los ya poseedores del arma nuclear (EE.UU., URSS, Gran Bretaña, China y Francia), el derecho a continuar sus programas atómicos. A pesar de ello, algunos países se han dotado del arma nuclear fuera de las reglas establecidas por el TNP: India, Israel, Paquistán y ahora, la RPDC. Otros, renunciaron a su fabricación aun poseyendo el conocimiento tecnológico para ello: Argentina, Suecia, Suiza, Africa del Sur y Brasil, aunque este último no ha firmado el protocolo adicional al TNP. El 7 de julio pasado, 122 Estados adoptaron un tratado que prohibe la fabricación de armas nucleares, que no fue firmado por los Estados que ya poseen la bomba atómica.
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 886, 13 de octubre 2017).
revistapuntofinal@movistar.cl
www.pf-memoriahistorica.org
www.puntofinal.la
¡¡Suscríbase a PF!!
|
Punto Final
|