Punto Final, Nº 876 – Desde el 26 de mayo hasta el 8 de junio de 2017.
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¿Ya nadie es de Izquierda?

 

Parece que la palabra Izquierda se ha vuelto una palabra maldita. Ahora se dice “progresista”, “de avanzada”, “reformado” o cosas igualmente vagas. Hay gente que dice que no es de Izquierda ni de derecha, que es lo mismo que decir: “No soy ni esto ni lo otro sino todo lo contrario”. O bien: “No soy ni chicha ni limonada”.
El Frente Amplio, por conducto de sus voceros, dice no llamarse de Izquierda “porque la consideran una dicotomía superada”. (Me baso en lo que ha dicho Tomás Mosciatti, pues nadie lo ha desmentido). Vaya, vaya, que frase más pretenciosa: descubrieron la pólvora. Más que de Izquierda o derecha dicen que su organización será de la ciudadanía. Yo entiendo que son ciudadanos todos los que tienen derecho a voto. Así, pues, este Frente debería estar formado al menos por 14 millones de personas, hasta por fascistas y pinochetistas, porque de todo hay entre los ciudadanos. Entonces podrán decir sin lugar a dudas, que “Izquierda y derecha unidas jamás serán vencidas”.
El candidato que ganó en Francia también dice que no es de Izquierda ni de derecha. Es verdad que todos enfrentamos un peligro común: la extinción del género humano y del planeta por problemas ecológicos. Pero eso no parece importarle mucho a la derecha y menos al imperialismo, puesto que Trump ha decidido eliminar las principales normas ambientales y seguir contaminando cada vez más. Dice que el cambio climático es invento de los chinos. ¿Será que se piensan trasladar a otra galaxia o bien les tiene sin cuidado la suerte de sus nietos o simplemente no ven lo que no quieren ver? Pero está claro que la defensa de la Madre Tierra, de la naturaleza y en definitiva de la vida, es una consigna de Izquierda, por lo menos en América Latina.
Quienes dicen que ya no hay Izquierda ni derecha están renegando de la historia de Chile y de sus ancestros más cercanos, sus abuelos y sus padres e, incluso, de una generación entera. Porque la historia de este país desde hace cerca de 50 años está marcada por una epopeya extraordinaria que conmovió al mundo y mereció su admiración. No olvidemos que Chile está poblado por la memoria de nuestros héroes y mártires, de la cual se nutre la dignidad y el orgullo que todavía podamos tener. Y no sólo estoy hablando de las víctimas de la dictadura ni de los que trabajaron en el gobierno de la Unidad Popular, sino de toda una generación que no tuvo miedo de tomar decisiones ni de usar las palabras justas y aceptó el precio: pagarlo con su vida devastada o con una muerte atroz.
Desde luego, la palabra Izquierda tiene su prosapia que hay que respetar, porque es un término acuñado desde hace siglos y que todo el mundo entiende. Por sí solo este vocablo concentra una serie de ideas y precedentes históricos que no pueden definirse tan sucintamente con otras expresiones. La Izquierda y la derecha nacieron con la revolución francesa, según el lugar en que se sentaban los diputados. A la izquierda los jacobinos, a la derecha los girondinos.
Al final todos se cortaron las cabezas los unos a los otros, pero de todas maneras la revolución francesa subsistió y se expandió. ¿Por qué? Pues porque como dijo Voltaire y lo plagiaron varios: “Bárbaros, las ideas no se matan”. Claro que no, las ideas no se pueden matar porque además de cabeza tienen muchos piececitos que caminando, caminando y sin saber cómo ni cuándo, se van extendiendo por el ancho mundo.
A los muchachos que dicen ingenuamente que no son de Izquierda ni de derecha, muy pronto, en veinte o treinta años más, les puede ocurrir que se convierta en todo aquello que combatieron en su juventud. Y es penoso ver a una persona que fue ejemplo de valor y de convicciones aparentemente arraigadas, transformada en un mediocre ricachón, que ni siquiera es trágico sino patético. Miren a su alrededor y los verán.
No vamos a intentar definir en este artículo lo que es ser de Izquierda, pero por lo menos diremos que una persona de Izquierda no ambiciona tener mucho dinero porque considera que hay cosas más interesantes que son gratuitas, como conversar con sus amigos, acariciar a sus hijos, hacer el amor con su compañer@, escuchar música en Internet o leer libros prestados.
Y ser de Izquierda ahora también significa defender nuestra terminología, nuestro idioma, nuestra forma de expresarnos, un lenguaje que es parte de esa cultura que nos tratan de quitar. Vamos, compañeros, no les tengan miedo a las palabras, que la forma incide siempre en el fondo. Izquierda quiere decir, desde luego, libertad, igualdad, fraternidad. Y también lucha, solidaridad, generosidad y dignidad.
¿Si dicen que son de Izquierda van a sacar menos votos? Es posible, pero tendrán los votos de la gente que está dispuesta a jugársela, que defiende los intereses del pueblo y que está con América Latina unida. La gente que vale la pena y con la cual se puede empezar a construir ese mundo mejor que es posible, aunque sea lejano y sólo lo vean los nietos.

Margarita Labarca Goddard

 

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 876, 26 de mayo 2017).

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