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Venezuela bajo asedio
AREVALO Méndez Romero, embajador de Venezuela en Chile.
El embajador en Chile de la República Bolivariana de Venezuela, Arévalo Méndez Romero, considera que la unidad pueblo-fuerzas armadas constituye un sólido muro para contener el golpismo de una oposición teledirigida desde EE.UU. “Las clases populares -dice el embajador Méndez- han llegado a un punto de no retorno del modelo socialista (…) Las fuerzas armadas son pueblo en armas, ello es un fiel reflejo de nuestra historia”.
El embajador Arévalo Méndez tiene una trayectoria militar y política que respalda sus afirmaciones. Egresó de la Academia Militar en 1975 -en la misma promoción de Hugo Chávez, del que más tarde fue secretario privado en la Presidencia de la República-. Fue profesor de la Escuela Superior del Ejército y alcanzó el grado de general de brigada. Ha desempeñado diversos cargos en la administración pública, fue viceministro de Relaciones Exteriores, integró delegaciones internacionales y fue embajador en España y Argentina, antes de ser destinado a Chile.
Sencillo y cordial, el embajador Arévalo Méndez respondió corto y preciso las preguntas de Punto Final
El eje de la campaña internacional contra Venezuela se enfoca en la situación económica del país, la escasez de alimentos y medicinas, las colas, el mercado negro, etc. La misma situación que vivimos en Chile en los años 70. ¿A qué se debe lo que ocurre en Venezuela?
“Es innegable que los precios del petróleo impactan en la disponibilidad de fondos para importaciones y para la producción interna. Adicionalmente, la oligarquía importadora, al amparo del gobierno usamericano mantiene el plan golpista. Entre sus tácticas más prominentes se cuenta el ocultamiento, acaparamiento, y contrabando hacia países vecinos”.
¿Qué medidas está adoptando el gobierno del presidente Maduro para encarar esta guerra económica?
“El gobierno se ocupa y da respuestas a tan enorme desafío. Los planes y estrategias han permitido mantener controlada buena parte de la distribución y comercialización. Es cierto que no es suficiente. Quizás nos haga falta legislar para combatir la malsana práctica de la reventa usurera, foco central de la guerra económica”.
¿El gobierno, forzado por la crisis económica, está abandonando o permanece fiel a los lineamientos de la revolución bolivariana que trazara el presidente Hugo Chávez?
“No nos hemos desviado ni un ápice. El pueblo y los sectores populares saben de qué se trata este conflicto centenario y cuáles sus causas. Por ello asume posiciones críticas ante el gobierno pero también coopera dignamente y a conciencia plena para sostener el proyecto de inclusión, igualdad y respeto a los derechos humanos”.
¿Cuáles son los objetivos que persigue EE.UU. con su agresiva política hacia Venezuela?
“Tres son los grandes temores históricos del poder financiero, energético, militar y religioso de EE.UU.: El surgimiento de China, la pérdida de valor del dólar como moneda mandante en la economía mundial y la unión latinoamericana. De una u otra forma la propuesta revolucionaria bolivariana está imbricada en ese contexto de los tres grandes desafíos a tan terrible poder. Hemos identificado unas sesenta causas subyacentes que conforman esta realidad”.
VENEZUELA Y AMERICA LATINA
¿Siente el gobierno venezolano que cuenta con solidaridad en América Latina?
“En grado mayor o menor, de acuerdo a las posiciones políticas e ideológicas de los gobernantes. Pero aún así, nuestra apuesta es el respeto a la diversidad. No es un propósito de los venezolanos subvertir el orden en otros países gobernados por expresiones conservadoras. A fin de cuentas, son pueblos hermanos. Pero es evidente que en el continente interactúan fuerzas dogmáticas intentando derribar y desaparecer las propuestas progresistas. Honduras, Brasil, Paraguay, Bolivia, Ecuador y Venezuela son ejemplos innegables de esta afirmación. Muestra de ello es el decreto de Obama contra los venezolanos y otra prueba resaltable es la conducta proimperialista de Luis Almagro” (Secretario general de la OEA, nota de PF).
La Asamblea Nacional -controlada por la oposición- aprobó una ley de amnistía que el gobierno rechaza y que el TSJ ha declarado inconstitucional. ¿Cuáles son los motivos de ese rechazo?
“Esa ley fue aprobada por la derecha a sabiendas de que no respetaba la Constitución. La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia hizo lo que responsablemente debía hacer: imponer el espíritu democrático. Pero además, esa ley no tenía el consenso de reconocidos juristas conservadores. No tenía, por supuesto, la aprobación de los sectores populares, ni siquiera de buena parte de la clase media. Hoy, apenas a días de la desaprobación, nadie se interesa en Venezuela por ese asunto”.
¿Cómo se resolverá el conflicto de poderes entre la Asamblea Nacional y el TSJ?
“El TSJ recibe a diario los embates y los insultos de asambleístas neoconservadores. Igual ocurre contra el Consejo Electoral Nacional. Los magistrados de ambos poderes han respondido como corresponde, el TSJ con sentencias inapelables y sustentadas en el derecho, tanto que la oposición de la calle las ha aceptado sin chistar. El conflicto no es generado por el TSJ”.
LA UNIDAD PUEBLO-FUERZAS ARMADAS
En Venezuela se da una situación excepcional en América Latina: la unidad pueblo-fuerzas armadas para una revolución socialista y antiimperialista. ¿Qué hizo que la FANB asumiera este nuevo rol?
“El presidente Chávez recuperó la autoestima y acendró valores que rescatan lo más valioso para una nación, el derecho a existir. Las fuerzas armadas asumen como propia la tarea de preservarse para generar capacidades de respuesta ante los desafíos que emanan de una compleja situación geopolítica mundial. Y un desafío interno, coadyuvar en las tareas que les impone la Constitución, entre ellas, apoyar al desarrollo. Las fuerzas armadas son pueblo en armas, ello es un fiel reflejo de nuestra historia. Una novedosa concepción doctrinaria las regresa de un estado de postración ante los intereses del gran capital y de las elites que por muchos años las utilizaron para propósitos de clase. Hoy, responden al pueblo. Pero es a la vez un reto al poderío político usamericano”.
La oposición se planteó derrocar al presidente Maduro en un plazo de seis meses, que está por terminar. ¿Tiene capacidad para cumplir su amenaza?
“Lo que hemos visto y comprobado, no solo por la conducta neoconservadora sino también por la misma situación económica, es que las clases populares han llegado a un punto de no retorno respecto a la persistencia del modelo socialista. El pueblo aprendió qué es y para qué es el petróleo y aprendió además, qué es y para qué es la política, y mientras reine un estado de conciencia plena de este tipo, el derrocamiento del presidente Maduro es una ilusión”.
PEDRO FERNANDEZ
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 850, 29 de abril 2016)
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