Punto Final, Nº779 – Desde el 19 de abril al 2 de mayo de 2013.
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Alcaldesa de Lima se enfrenta a sus enemigos

Derrota de la “derecha bruta”

 

Susana Villarán, alcaldesa de Lima. Derrotó una maniobra de la derecha.

 


En política no hay coincidencias y lo que está ocurriendo en Lima, la capital peruana de 8.5 millones de habitantes, no hace sino confirmarlo. Susana Villarán, la primera mujer elegida alcaldesa de Lima, se salvó el 17 de marzo de un proceso revocatorio promovido por oscuros intereses. Villarán, del movimiento izquierdista Fuerza Social (FS), ganó las elecciones para la alcaldía provincial de Lima en octubre de 2010, superando por escaso margen a la candidata Lourdes Flores, del conservador Partido Popular Cristiano (PPC). En sólo dos años -la mitad de su mandato- ha tenido que enfrentar un proceso revocatorio y fallos judiciales para dar marcha atrás a algunas de las más importantes decisiones del concejo municipal.
No había terminado de acomodarse en el sillón municipal, el 1º de enero de 2011, cuando empezaron los intentos por revocar su mandato, lo cual coincidía con la campaña electoral presidencial caracterizada por una guerra sucia mediática contra el ahora presidente Ollanta Humala. La derecha conservadora más recalcitrante e intolerante -conocida popularmente como “derecha bruta y achorada”- consideraba a Susana Villarán y Ollanta Humala como amenazas a sus intereses.
“Vaga, inútil, incapaz”, fueron algunos de los insultos que tuvo que enfrentar la alcaldesa Villarán desde el primer día de su mandato. Aunque logró superar con altibajos el primer año de gestión, a principios de 2012 un grupo de personas encabezadas por un abogado, Marco Tulio Gutiérrez -vinculado al ex alcalde de Lima Luis Castañeda Lossio sobre quien pesan graves acusaciones de corrupción-, inició la recolección de firmas para revocarla, utilizando una ley promulgada en 1994 durante la dictadura de Alberto Fujimori. La norma permite destituir a autoridades municipales elegidas por voto popular y la petición no requiere ser fundamentada. El pedido de revocatoria contra Villarán y cada uno de sus 39 regidores sólo señalaba como motivo “incapacidad de gestión”. Desde 1998, cuando empezaron a realizarse las revocatorias -llamadas oficialmente “consultas populares”-, han sido apartadas de sus cargos en el país alrededor de 1.500 autoridades, entre alcaldes y regidores, la mayoría de distritos rurales de la sierra con menos de cinco mil habitantes.

MANIOBRAS POLITIQUERAS
Desde el inicio el proceso contra Villarán estuvo plagado de irregularidades, incluyendo la presentación de firmas falsas fuera del plazo establecido por ley. A pesar de ello, el entonces presidente del Jurado Nacional de Elecciones, Hugo Sivina -vinculado al Partido Aprista, del ex presidente Alan García-, pasó por alto esas irregularidades y en noviembre de 2012, pocos días antes que culminara su gestión, dio paso a la consulta revocatoria.
Aunque los procesos de revocación son comunes en el interior del Perú, esta es la primera vez que sucede en Lima. Sectores de la sociedad civil, al igual que partidos políticos de Izquierda y derecha, recién se dieron cuenta del riesgo en que se encuentra la débil institucionalidad democrática peruana. El analista Fernando Tuesta, ex jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), entidad encargada de organizar los comicios en el país, considera que “hay más o menos un consenso en que las reglas sobre las revocatorias deben modificarse. Si no, lo que va a ocurrir es una multiplicación de solicitudes de consulta de revocatoria -ya de por sí la más alta del mundo- en un país de instituciones débiles, partidos frágiles y una cultura democrática del ‘todo vale’”.
Luego de tres meses de intensa campaña entre el No, contrario a la revocación, y el Sí, a favor de la revocación, el electorado limeño votó el 17 de marzo en contra de revocar a la alcaldesa, pero a favor de destituir al menos a 23 de sus 39 regidores, incluyendo a veinte de Fuerza Social y tres de la oposición. Esto obliga a convocar a nuevas elecciones para fin de año para elegir a quienes reemplazarán a los revocados, hasta que el nuevo concejo municipal elegido en los comicios regulares de octubre de 2014 asuma el 1º de enero del 2015. Mientras tanto, los concejales revocados serán reemplazados por sus accesitarios (suplentes).
Según Tuesta, “para algunos electores, la revocatoria debía ser la oportunidad para guillotinar a FS, por considerar que sus miembros son radicales y antimineros. De esta manera, votaron por el Sí a toda la bancada de FS y a otros, combinando este tipo de voto con la variante de votar por el No a Susana Villarán. Pero con las reglas de la revocatoria, llena de juego de espejos y laberintos, calcularon mal”. Los accesitarios que reemplazarán a los revocados de FS provienen de organizaciones de Izquierda como el Partido Comunista Peruano, el Movimiento Nueva Izquierda, el Partido Socialista y el Movimiento Tierra y Libertad. “Los accesitarios son generalmente personas que, por estar ubicadas del puesto 23 hasta el 40 de la lista de cada partido y no ingresan al concejo, prestan su nombre y documento de identidad para completar la lista”, dice Tuesta. “Con respecto a los accesitarios, estaríamos ante una bancada con menor experiencia y calidad. La pregunta entonces es: ¿Valía la pena activar una revocatoria, cuyo costo a todo nivel es alto, con el propósito ideológico de barrer a este grupo, cuando en realidad estarán tres de los cuatro años del mandato en el municipio? ¿La revocatoria era para cuestionar la gestión o rendir cuentas ideológicas? Finalmente, ¿la lucha titánica contra los radicales y antimineros, no vuelve a los que la proponen tanto o más radicales? No existen pues radicales y fanáticos (siempre ciegos) de un solo lado. Las revocatorias lo demuestran”, afirma Tuesta.

CAMPAÑA ANTI IZQUIERDA
Pero más allá de toda esta absurda situación que está poniendo en jaque a la ciudad de Lima, que concentra el 30% de la población del país y 2/3 del producto interno bruto, lo que queda claro es que hay una campaña fuerte y sostenida contra cualquier sector que pueda parecer de Izquierda. La derecha “bruta y achorada” logró capturar el gobierno de Humala y expulsar a todos los funcionarios de Izquierda y progresistas en menos de seis meses desde que asumió la Presidencia. Ahora ha puesto, como hicieron Alejandro Toledo (2001-2006) y Alan García en su segundo gobierno (2006-2011), el manejo económico en piloto automático.
Sólo quedaba deshacerse de Susana Villarán, una mujer honesta y con una trayectoria impecable en la defensa de los derechos humanos. Bajo el lema “Lima, ciudad para todos”, su gestión se ha basado en la promoción de las capacidades y derechos de sus ciudadanos, “integrando en la planificación y en su accionar los enfoques de desarrollo humano, de derechos, desarrollo sostenible, gestión de riesgos, equidad de género, innovación tecnológica y competitividad, junto con los principios de buen gobierno”, dice la página web de la Municipalidad de Lima.
Y es esa apuesta por la ciudadanía la que ha sacado ronchas entre la derecha más intolerante.
Ricardo Vásquez Kunze, columnista del diario Perú21 y uno de los ideólogos de la derecha “bruta y achorada”, se pronunció a favor de la revocatoria porque “no me interesa ‘institucionalizar’, ni en Lima ni en Perú, una visión del mundo que me repugna y que es, de más está decir, la de la Izquierda progresista y la de sus aliados marxistas. En pocas palabras, lucharé políticamente con mi voto para que el totalitarismo de la corrección política y el pensamiento único no sean el molde ni el barro con los que la Izquierda ‘construya’ una ciudadanía a su medida”.
Para la periodista Zenaida Solís, “quizá el mayor pecado de Susana Villarán sea su falta de astucia política. Su más cara aspiración era convertirse en figura política de nuevo cuño, transparente y formadora de ciudadanía, ideales hermosos pero distantes de una realidad harto distinta. En un país como el nuestro, donde camina mejor el político que mide cada paso evitando pisar callos para no sufrir el pisotón de retorno, se puede decir que nada más instalada en el Palacio Municipal, la alcaldesa y su equipo pusieron en la cabeza de sus enemigos políticos la idea de la revocatoria; y de ahí para adelante, lo que han tenido ha sido un proceso de demolición en permanente avance”.

LOS DERROTADOS
La alcaldesa Villarán considera que el resultado de la revocatoria ha sido “un triunfo de la razón, el sentido común, el amor por Lima. Hay ganadores: ganó Lima. Pero hay derrotados. Algunos dieron la cara, otros no”. Y justamente los grandes derrotados que no dieron la cara, pero estuvieron claramente detrás del Sí, son el ex alcalde Castañeda y el ex presidente Alan García. La intención del primero era revocar a la alcaldesa y a todo el concejo municipal para forzar una elección a la cual postularía. El objetivo de García, de no aparecer en público pero enviar a sus escuderos a defender la revocatoria, era mantener su imagen intacta con miras a las elecciones presidenciales de 2016.
Para Tuesta la gran triunfadora fue Villarán, gracias al respaldo que recibió de diversos sectores políticos y sociales empeñados en defender la institucionalidad democrática, como es el derecho de cualquier autoridad elegida a terminar su mandato sin que pese sobre ella la amenaza de una revocatoria sin motivo ni fundamento. “Varios factores confluyeron para ese triunfo, desde la estrategia de campaña plural y positiva, pasando por el apoyo decidido de diversas fuerzas, sobre todo Lourdes Flores y el PPC, los errores de la campaña del Sí y sus promotores, hasta la mayor información del electorado que prefirió una alcaldesa con errores que un futuro con mayores problemas”, sostiene.
A partir de ahora Susana Villarán tendrá que hilar fino para encabezar un concejo municipal en el que no tendrá mayoría. Más de seis millones de dólares están comprometidos en importantes obras viales. Pero Villarán deberá también recuperar el respaldo de los sectores populares donde hay una elevada informalidad y fuerte rechazo a su gestión. A esos sectores no les importa “que robe, pero que haga obras”.
“Se le ha evaluado con una valla muy alta. Ningún alcalde tuvo una oposición tan enconada, mayormente ideológica”, dice Tuesta. “Los revocadores posicionaron en la mente de la gente la imagen de Susana Villarán como vaga, incapaz. El voto del Sí estuvo instalado en el hígado, en el estómago”. La Izquierda, mientras tanto, ha sentido el golpe y debe empezar a trabajar en la conformación de un frente amplio en el que confluyan todas las tendencias. Marisa Glave, la joven regidora de Tierra y Libertad, evalúa que la Izquierda ha resultado fortalecida “porque ha demostrado capacidad de gestión y de concertación, porque ha desbaratado esa idea del ‘cuco fundamentalista’ que pretendieron adjudicarnos, y porque queda claro que ocupa un lugar entre las fuerzas democráticas y pluralistas. Tenemos un compromiso con la democracia y la transformación del país. Y tenemos un reto inmenso: construir una alternativa de gobierno, que inspire confianza a la población. Por eso resulta un imperativo la formación de un frente amplio con organizaciones sociales, colectivos de jóvenes y ciudadanos, con quienes compartimos el sueño de un país con democracia real”.

CECILIA REMON
En Lima

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 779, 19 de abril, 2013)

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