Documento sin título
Buscar |
|
Ultimo Editorial |
|
|
|
Carta al director
|
|
Ediciones
Anteriores. |
|
En
Quioscos |
|
Archivo
Histórico |
|
Publicidad del Estado |
El fallo de la Fiscalia
 |
Regalo |
|
|
Mausoleo del MIR
El domingo 7 de octubre se inauguró el mausoleo del MIR en el Cementerio General de Santiago. La tumba de Luciano Cruz Aguayo fue acondicionada como mausoleo por iniciativa de la fundación Casa de Miguel. A nombre de esa institución habló María Emilia Marchi y también lo hicieron Andrés Pascal, ex secretario general del MIR, Abner Vega, María Cristina Pacheco y Carmen Castillo. En la sencilla pero emotiva ceremonia, bajo incesante lluvia, participaron alrededor de doscientas personas que finalmente hicieron una romería hasta el nicho que conserva los restos de Miguel Enríquez Espinosa, secretario general del MIR caído en combate hace 38 años. En el acto se agradeció en forma especial al arquitecto Cristián Castillo, que remodeló la tumba convirtiéndola en un mausoleo.
Los siguientes son aspectos del discurso de Carmen Castillo:
“Unidos hoy por afinidades electivas, la base más sólida de los afectos y de la fraternidad, nuestras vidas entrelazadas a un proyecto revolucionario, a una organización, el MIR, que, aunque no vigente como tal, continua vivaz existiendo en cada uno de nosotros y más allá de nosotros, ya que el espíritu revolucionario no puede ser exterminado ni enterrado. El pasado no pasa y con él vivimos la intensidad del presente.
Unidos, entonces, como colectivo y amigos, se decidió crear un lugar abierto donde poder descansar juntos. Una evidencia para los que lo desearan. Un reconocimiento a nuestros itinerarios, hoy dispersos en cartografías sociales diversas, pero siempre activos desde el territorio en que nos encontramos, guardando intacta la indignación de nuestra juventud ya que las razones de indignarse, rebelarse y trabajar organizada y colectivamente nadie puede arrebatárnoslas. Nuestro compromiso es el mismo aunque tome formas distintas. Ya estamos viejos, pero mientras haya un soplo de vida, en las trincheras, humildemente, estaremos. Pequeñas acciones, pequeños gestos, como los que en el pasado realizamos, ya que fue la suma de ellos los que dieron forma a un camino y dibujaron un horizonte.
Ese horizonte de sentido de nuestras vidas, que a veces, en este largo tiempo en que tuvimos que pasar de la sobrevida a la existencia, parecía que había desaparecido ha sido iluminado con el quehacer y las luchas de las nuevas generaciones. A la escala de nuestras vidas hemos pasado del dolor más terrible, la muerte y la derrota política, al asombro de ver la esperanza abrirse paso obstinadamente en nuestras cabezas cansadas. Y una energía nueva nos mueve a continuar.
El centro, la esencia de esa energía la dan nuestros muertos que con su vida y su muerte nutren de iluminaciones, recuerdos íntimos el torrente de la historia haciéndose. Sin los dolores y las alegrías del pasado no hay presente ni mañana.
Movidos entonces por esa convicción, que nada tiene que ver con el culto a la muerte, es que nos decidimos a crear esta tumba colectiva, una suerte de monumento necesario a la cristalización del recuerdo. Un lugar digno y simple. Fui testigo de los esfuerzos, del trabajo día a día, vi otra vez operar el milagro de la acción colectiva, se juntó el dinero, se sumaron los talentos y los oficios de los unos y de los otros y se construyó este sobrio mausoleo.
Reunidos hoy en la inauguración de este espacio, recordamos a nuestros muertos. Recordamos a Miguel que con su gesto de combate marca con un sello luminoso y para siempre el flujo de la historia de Chile y, me atrevo a decirlo, de la Humanidad. Vemos en este día lluvioso su sonrisa y su mirada, sus manos y su rostro, nos dejamos transportar por su manera de ser y su inteligencia, sabemos que sus ideas circulan sin descanso y libremente entre el cielo y la tierra.
El mundo es otro, ha cambiado, rechazamos ser la caricatura del pasado y porque aun estamos vivos hemos ido también trasformando nuestro pensar y nuestro quehacer.
Nuestra reflexión es sencilla: el mundo como está no es aceptable, por lo tanto hay que tratar de cambiarlo. Incluso sin ninguna garantía de conseguirlo. En el fondo se trata de eso. No sólo de abrazar una causa concreta, o un partido, sino de vivir cada día una relación con el mundo sin reconciliación posible. Permanecer fiel a lo que fuimos es no ceder al mandato de los vencedores, no rendirse a su victoria, no volver al redil. Al contrario del apego canino a un pasado marchito, es permanecer ‘fiel a los encuentros’, amorosos, políticos o históricos.
Reafirmemos hoy el pacto a la única fidelidad con los ausentes que nos queda: continuar trabajando para lo incierto, luchar por un mundo más justo y humano, luchar para ahorrarnos, al menos, la vergüenza de no haberlo intentado. La duda está relacionada con la posibilidad de lograrlo, no con la necesidad de tratar de hacerlo…”
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 768, 12 de octubre, 2012) revistapuntofinal@movistar.cl
www.puntofinal.la
www.pf-memoriahistorica.org
¡¡Suscríbase a PF!!
|
Punto Final
|