Edición 734 desde el 27 de mayo al 9 de junio de 2011
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Salud pública con
un pie en la tumba

Autor: RUBEN ANDINO MALDONADO

 

Carolina Espinoza Tapia, presidenta de la Confusam.

¿Hay diferencias entre el comportamiento del gobierno actual y los anteriores?
“Ahora la situación es más compleja para los trabajadores, por la persecución y maltrato. Es una relación bipolar; porque en lo formal hay un trato cortés, pero en los temas de fondo hay absoluto desprecio y falta de consideración hacia los actores sindicales.
En los gobiernos de la Concertación nos faltó concretar muchas cosas, pero había mayor disposición de diálogo y un trato más humano. Estamos en una fase de resistencia y defensa de los logros obtenidos. Ahora la posibilidad de avanzar hacia un sistema de salud más justo se hace más cuesta arriba”.
 ¿Cuáles son los principales problemas que les inquietan?
“Tenemos demandas en común con los otros funcionarios de la administración central y municipal, como el complemento de asignación de zona para los compañeros de regiones extremas, el bienestar del personal y mejoras de las condiciones laborales.
Nos preocupa la calidad de los servicios que entregamos a la ciudadanía en la atención primaria de urgencia, que hoy es un eslabón central para lograr mejor salud para los chilenos y chilenas, ya que atendemos el 60 por ciento de las urgencias del país. Además necesitamos mejorar la atención en las postas de salud rural. Hay funcionarios entregando prestaciones multifuncionales, que van desde el aseo hasta labores que debiera hacer un médico y que son realizadas por paramédicos o técnicos de nivel superior en enfermería.
Nuestras demandas son desconocidas por la autoridad, mediante un boicot a los servicios de salud expresado en falta de recursos, estancamiento de la modernización, carencia de profesionales y de instrucciones técnicas y administrativas. Al comienzo pensamos que se debía a que las nuevas autoridades venían del mundo privado y que desconocían la administración pública. Pero luego de un año, llegamos a la conclusión de que la intención es agudizar los conflictos para traspasar la ejecución de los servicios a los sectores privados que este gobierno representa”.

El difícil ministro

¿Usted está afirmando que el ministro Jaime Mañalich tiene la misión de destruir el sistema público de salud? ¿Cómo se manifiesta eso en las políticas?
“Le doy un ejemplo. En la atención primaria tenemos un sistema nacional de inmunizaciones (vacunas), que ha sido esencial para alcanzar los altos niveles de salud pública de Chile que, con escasa inversión, son cercanos al estándar de un país desarrollado.
Evidentemente en una campaña de vacunación tenemos que entregar el material de difusión antes que las vacunas y difundir ese material con tiempo suficiente para que la población y los equipos de salud tengamos la información y los recursos para hacer nuestro trabajo. Eso no ocurre. Las autoridades anuncian por televisión las campañas de vacunación, pero la información no fluye por los conductos regulares a los servicios que debemos implementarlas. Llegan primero las vacunas, el material informativo semanas después y más tarde, las instrucciones para aplicarlas. Así no tenemos posibilidad alguna de informar a la ciudadanía con el material adecuado antes de iniciar la campaña, y la cobertura de vacunación se va a pique”.
¿Tienen canales para expresar sus opiniones al Ministerio?
“No existen. Tuvimos una mesa técnica tripartita que hasta ahora funcionó siempre, entre el Ministerio de Salud, la Asociación de Municipios y Confusam. Hoy esa mesa y las otras mesas de interlocución con la autoridad se cerraron.
Existe desprecio hacia quienes ejecutamos las políticas de salud primaria y estamos día a día con ‘las patitas en el barro’ trabajando en condiciones complicadas por falta de recursos. Recibimos un per cápita de 2.784 pesos por paciente inscrito en la atención primaria. Según la Asociación de Municipios y los estudios de Confusam, ese per cápita debiera ser a lo menos de 3.500 pesos para solventar la canasta básica de prestaciones. El municipio que tiene los recursos los pone de su presupuesto y los otros, trabajan con un estándar de calidad más bajo o dejan de entregar las prestaciones. Entonces se agudizan las inequidades y tenemos menos posibilidades de entregar salud de calidad a los más pobres.
Sabemos que hay mucho por hacer y vivimos estresados, porque en la mayoría de los consultorios hay muchos más pacientes inscritos que los que debiéramos atender. Eso provoca antagonismo entre funcionarios y pacientes, porque con una coraza de autoprotección tenemos que decirles ‘no hay hora’, ‘espere’ -meses o años para una consulta con especialista-”.

Privatizando la salud

¿Existe una tendencia del gobierno a saltarse los servicios de salud?
“Por un lado existe una clara tendencia a los efectos mediáticos. ‘Yo, ministro, resuelvo un problema a la señora Juanita’, pero hay veinte mil otras señoras Juanitas esperando. Doy respuesta a una, pero se la niego a otras. Esa no es la solución, necesitamos soluciones para toda la población.
Este gobierno está aplicando mecanismos que quedaron instalados por la Concertación, como el sistema de concesión privada de servicios de salud, infraestructura o recursos humanos y el uso masivo del bono portable. Hoy el mecanismo para resolver las patologías Auge pasa por desangrar el sistema público restándole recursos. El gobierno genera un bono con el que el paciente va, con plata del Estado, a atenderse en el sistema privado. El traspaso de la función pública a empresas privadas es un camino sin retorno y los costos asociados a la privatización de esas prestaciones los vamos a pagar nosotros, porque eso se ha visto cada vez que se privatiza un servicio de agua, electricidad o transporte; no mejora el servicio, pero aumenta su costo”.
La Central Nacional de Abastecimiento (Cenabast) afronta una situación crítica…
“Al mirar la historia sanitaria de Chile, valoramos la importancia de Cenabast. Si compro medicamentos en grandes volúmenes, abarato costos y puedo entregar un medicamento hasta en la comuna más apartada a un precio razonable. Cenabast no mejorará su gestión mientras los municipios y servicios no paguen sus deudas. Producto de un problema estructural de falta de financiamiento, los hospitales y municipios tienen una deuda tremenda con la Central de Abastecimiento”.
¿Será viable en el largo plazo este nuevo modelo privatizador que se está instalando?
“Va a ser caótico. Cuando el mercado comience a regir todo, habrá pacientes sin atención porque no tienen el cheque o la garantía. Chile tiene un sistema nacional de salud que ha dado al país grandes dividendos y del que estamos usufructuando todavía, aunque sin hacer la inversión que se requiere. La gente tiene una cultura sanitaria arraigada, pero el camino que está tomando este gobierno es sin retorno y estamos en alerta máxima ante lo que está implementado. Se está privatizando la salud en todas direcciones y de formas muy diversas. Esta política lleva a la muerte al sistema público de salud y a la calidad la atención que requiere la población”.
¿Qué porcentaje del presupuesto nacional y del PIB debiera destinarse a salud?
“Hay que volver como mínimo al 3,5% histórico que se entregaba hasta antes del golpe militar. La Concertación no se acercó ni de lejos a aquello; la actual autoridad va en dirección contraria y está cerrando las puertas a los gremios, porque es aquí donde habrá mayor resistencia a la agenda oculta que pretende traspasar a privados nuestra función.
Existe una falta de respeto a la ciudadanía con una persecución sindical muy fuerte. Una no sabe si estamos en democracia o en dictadura. Cuando hacemos denuncias, ‘(...)

(Este artículo se publicó completo en “Punto Final” edición Nº 734, 27 de mayo, 2011)
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