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Presidenta de la Fech, Camila Vallejo
Al rescate de la educación pública
Siente que le han preguntado demasiado sobre qué significa para ella ser la segunda mujer que preside la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) en sus 104 años de historia, después de Marisol Prado (1997-1999), también militante de las Juventudes Comunistas y hoy médico cirujano e independiente de Izquierda. Para Camila Antonia Amaranta Vallejo Dowling, de 22 años, su condición de mujer no tendría por qué sorprender, ya que son muchas las mujeres que dirigen centros de alumnos y federaciones, y hace tiempo que ellas integran las sucesivas directivas de la Fech. Pero le interesa darle un toque de género a su gestión, impulsando la creación de salas cuna para los estudiantes que son mamás o papás y la igualdad de remuneración, para eliminar las actuales diferencias entre hombres y mujeres que trabajan en la universidad.
Esta estudiante de quinto año de geografía -está haciendo la tesis- comparte el entusiasmo por su carrera con aficiones artísticas e inquietudes políticas y gremiales. Al asumir la presidencia de la Fech el 11 de noviembre dijo que su nuevo rol era un orgullo y un gran desafío, destacando que “vengo de aquellos lugares que no reciben condecoraciones, de los cuales poco y nada se dice, porque poco y nada se sabe”. Terminó la educación media en el Colegio Raimapu, de La Florida, cuyo nombre significa “tierra florida”. “Extraña paradoja -comentó en su discurso-, ya que en sus patios se respiraba más tierra que flores y en sus salas de madera se acumula el polvo de generaciones de alumnos no emblemáticos, que nunca llegarán a ocupar los puestos de poder más importantes de nuestro país”.
Ella lideró la lista Estudiantes de Izquierda (JJ.CC., Nueva Izquierda Universitaria e independientes) que el pasado 3 y 4 de noviembre obtuvo 2.918 votos (34,2% del total), manteniéndose por tercer año consecutivo a la cabeza de la Fech. Sobrepasó por 79 votos a la lista Creando Izquierda (2.839 votos). Los demás miembros de la nueva directiva -conformada mediante el sistema de “mesa integrada” para ser más representativa de los sectores políticos mayoritarios- son Francisco Figueroa en la vicepresidencia (Creando Izquierda), Cristóbal Lagos en la secretaría general (Estudiantes de Izquierda), Mauricio Valencia en la secretaría de comunicaciones (Creando Izquierda) y Juan Pedro Lührs en la secretaría ejecutiva (La Chile para Todos, gremialista). Esta última lista de derecha obtuvo 1.111 votos. Quedaron sin representación en la mesa la Centro Derecha Universitaria (CDU, 898 votos) y la lista de Izquierda “No a la U Empresa” (533 votos).
Camila Vallejo asumió la presidencia de la Fech en medio de movilizaciones contra la Ley de Presupuesto de la Nación 2011 y los avances privatizadores del gobierno en materia de educación. Le correspondió recibir una marcha de estudiantes que partió de Puerto Montt para denunciar los graves problemas de la educación superior pública. Participó en un intento fallido de ingresar al Congreso Nacional cuando se discutía el presupuesto de educación, que fue violentamente reprimido con la venia del presidente del Senado, Jorge Pizarro (DC). Luego, junto con el Colegio de Profesores, la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (Feuc) y la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces), expresó en nombre de la Fech el rechazo a la “revolución educacional privatizadora” anunciada por Sebastián Piñera para la enseñanza básica y media, y llamó a defender la educación pública. La Fech adhirió también al paro convocado por la Anef el 24 de noviembre en protesta por el reajuste de sueldos ofrecido por el gobierno y por el tenor de los cambios en educación.
La Concertación desarticulada
¿Cuándo comenzó a tener participación activa en política y cómo llegó a convertirse en dirigenta estudiantil?
“En el colegio no participé en ningún grupo político, pero tenía una visión bastante crítica de la situación del país y de la enorme desigualdad que existe. Mis padres son comunistas, con periodos activos y otros no, pero nunca me impulsaron a militar. Sí me transmitieron sus valores de Izquierda. En mi familia ha habido de todo, desde miristas a militares. Cuando entré a la universidad, llegué con la inquietud de conocer y participar en alguna de las muchas organizaciones que existían. El primer año me hice muy amiga de una compañera de las Juventudes Comunistas. Comencé a participar en instancias de conversación y a conocer diversos planteamientos. En 2007 creamos una base de las Juventudes Comunistas en la Facultad. En 2008 fui consejera de la Fech y conocí más a fondo cómo funciona la política universitaria. En 2009 recreamos el Centro de Estudiantes de Geografía -que se había perdido- y salí elegida vicepresidenta. A fines de año renunció la presidenta y yo asumí el cargo. Por decisión de la asamblea, la directiva se mantuvo en 2010”.
En la reciente elección de la Fech se presentaron cinco listas, tres de Izquierda y dos de derecha. ¿Qué le pasó a la Concertación?
“Es el primer año que la Concertación no participa. En 2009 hubo una lista DC y le fue mal. La Concertación está desarticulada en la universidad. Existen la Juventud Socialista, que no es muy numerosa; la Izquierda Socialista, una fracción que se salió de la JS, con poca representación en espacios universitarios, y los progresistas, que no tuvieron la capacidad orgánica o la fuerza para levantar una lista”.
¿Tiende a desaparecer la Concertación?
“No lo sé, pero si uno analiza la Concertación a nivel nacional, creo que está bastante perdida. Hay divisiones, ausencia de proyectos, no logra llegar a acuerdos y tampoco ha logrado hacer oposición. En la Universidad de Chile se refleja eso con claridad. Hay descontento, y ya nadie le cree mucho a la Concertación. Yo pienso que aún tendría posibilidades de renovarse, redefiniendo un proyecto político y acercándose más a la Izquierda. Eso le favorecería, y también a nosotros. Es importante mejorar la correlación de fuerzas de todos los sectores que se identifican con la Izquierda. Espero que ocurra eso en algún momento. Y que en la Universidad de Chile se pueda dar esa convergencia”.
¿Ha crecido la derecha en la universidad?
“No tuvo muchos votos, pero aumentó respecto del año pasado. También hay más intervención de los partidos, porque les preocupa que la Izquierda haya ganado varias elecciones en forma consecutiva en las federaciones más importantes. Hubo bastantes peleas entre las dos listas de derecha -a nosotros nos ocurrió lo mismo con otra lista de Izquierda-. Si fueran en una sola lista, podría ser más complicado”.
¿Qué porcentaje de votantes tuvo esta elección? En la Universidad de Chile es histórico que se abstengan muchos estudiantes.
“Votaron 8.930 personas, casi el 41% del estudiantado. Parece que el porcentaje bajó un poco respecto del año pasado, porque también se amplió la matrícula. Pero esto es un reflejo de lo que pasa a nivel nacional. Somos producto de esta sociedad que fomenta el individualismo y que no contempla educación cívica ni en la enseñanza básica ni en la media. No hay interés por formar ciudadanos conscientes de sus derechos, deberes, capacidades, y de cómo funcionan la institucionalidad y la política. Se fomenta el consumismo y la competencia a todo nivel, incluso en la universidad. La lógica es que la universidad que mejor compita capte más recursos. No hay una política de Estado que fomente el valor de la colaboración, la colectivización de las iniciativas e inquietudes. Y los jóvenes absorben eso. Sin embargo, en otras universidades la participación electoral es mucho menor”.
Universidad para Chile
El lema de su lista fue “Construyamos Universidad para Chile”. ¿Cómo se puede plasmar eso durante su mandato?
“Es importante debatir el tema de la educación pública más allá de la universidad, a nivel del país. La derecha habla de ‘sentido público’, pero con otra concepción. Dice que la barrera que separa las universidades del Consejo de Rectores y las del sistema privado -que se ha masificado- casi ha desaparecido. Plantea que una universidad privada puede ser pública, porque formar profesionales es un rol público. Y tener cierto rango de calidad es cumplir una función pública. Por eso bastaría que una universidad esté acreditada para transferirle recursos del Estado.
Nosotros creemos necesario que la universidad responda a las necesidades del país y redefina su rol público. Partimos de la base que hoy no existe una universidad pública, ni siquiera lo es la Universidad de Chile. Esta universidad está sumamente elitizada, lo que no se condice con una universidad pública que debería ser representativa de la sociedad en la cual se inserta. De hecho, capta muchos recursos a través del aporte fiscal indirecto que da el Estado a aquellas instituciones que matriculan a los ‘clientes’ -porque dejan de ser estudiantes- con más altos puntajes en la PSU, que son los egresados de los colegios particulares con mayor capacidad económica. El autofinanciamiento está en la misma lógica de mercado. Por suerte tenemos un gobierno universitario que se ganó con movilizaciones. Somos la única universidad del Consejo de Rectores que tiene Senado Universitario, lo que ha permitido mantener cierto grado de autonomía. Pero eso se puede perder porque el gobierno plantea que la universidad debe funcionar con gobiernos corporativos, como una empresa”.
¿Cuál es su concepto del rol público de la universidad?
“Para nosotros, pasa al menos por cuatro cosas. Acceso abierto a la sociedad, que no implique ningún tipo de discriminación. Funcionamiento democrático, con un gobierno triestamental para que toda la comunidad universitaria pueda discutir, pensar y tomar decisiones sobre cómo llevar a cabo el proyecto educativo a nivel nacional y regional. Además, que sea una universidad pluralista, que no tenga un sesgo ideológico o un interés particular corporativista. Y, por último, eliminar el lucro. El Estado no puede subsidiar el lucro de los privados con platas de todos los chilenos. El Estado tiene que hacerse responsable y cumplirle a las universidades del Estado. Pero también se podría llegar a la conclusión que algunas universidades privadas, sobre todo las tradicionales -como la Universidad Católica-, tienen un rol bajo esta concepción. Es importante pensar un sistema nacional de educación superior de carácter público que ponga como eje fundamental las universidades del Estado, pero que también incorpore a aquellas universidades o instituciones que cumplan un rol colaborador, con determinadas misiones”.
¿Qué divide a la Izquierda dentro de la universidad?
“Generalmente nos dividen cuestiones más de forma que objetivos de fondo: con quiénes se negocia, quiénes son los aliados, cómo se lleva a cabo esto o lo otro. Creo que no visualizamos el contexto en el cual estamos. Es legítimo que tengamos diferencias, pero deberíamos saber trabajar a pesar de ellas, porque hoy tenemos una contienda totalmente desigual. La derecha está gobernando con todos los poderes fácticos. Si estamos en una posición desfavorecida, no podemos hacerla más desigual dividiéndonos internamente. Tenemos que saber llegar a acuerdos básicos que nos permitan avanzar”.
¿Cómo ve el próximo año?
“Difícil... Habrá movilizaciones a nivel nacional. Creo que hay gran descontento. En nuestro ámbito, tenemos que generar discusión y articulación con los funcionarios, académicos y autoridades universitarias. Hay que discutir sobre lo que tenemos en común y levantar propuestas con cierta viabilidad. Es necesario construir una propuesta más sistémica para la educación superior, pero apostando al sistema educacional en su conjunto y poniendo como eje central la educación pública”
PATRICIA BRAVO
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 724, 10 de diciembre, 2010)
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