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Exorcizando la derrota
La Concertación
y sus demonios
Definitivamente, el terremoto del 27 de febrero permitió a la Concertación de Partidos por la Democracia ocultar su propio sismo político-electoral del 17 de enero, cuando perdió la elección presidencial en segunda vuelta. Es así como el llamado “cónclave” convocado originalmente para que las fuerzas concertacionistas evaluaran, discutieran y aterrizaran los errores y deficiencias que las llevaron a perder el gobierno, pasó a ser un escenario con el rótulo “Juntos reconstruyamos Chile”, instalado básicamente para que sus cuatro ex presidentes de la República expusieran sobre qué hacer frente a las secuelas del terremoto. Del sismo propio, poco o nada.
Así las cosas, el conglomerado ahora opositor decidió mantener en el congelador lo que se esperaba fuera un crudo y serio análisis de su derrota electoral y de su reconocido desgaste en duras rencillas internas. Lo atribuyeron a lo que llaman la “agenda objetiva” marcada por el terremoto, a pesar de que varios de sus personeros lo consideraron insuficiente como explicación para postergar el necesario mea culpa electoral y político. De hecho, parlamentarios democratacristianos y socialistas prefirieron no asistir, en un gesto de rechazo al perfil de la reunión.
Por lo demás, en esta reunión se notó una escasa concurrencia de dirigentes regionales, comunales y sociales al Estadio El Llano de San Miguel -sede del evento-. Los cerca de 250 asistentes eran, en su mayoría, parlamentarios, ex ministros, ex funcionarios y altos dirigentes. De las bases partidarias, ni luces. Trabajaron en ocho comisiones sectoriales de carácter técnico, donde la prioridad fue la situación post terremoto y prácticamente nada de análisis político de la situación interna y perspectivas.
“Es preferible el pataleo de los que querían evaluar la derrota, al costo que deberíamos pagar si la gente nos ve metidos en discusiones políticas internas”, explicó el presidente del Partido Radical Socialdemócrata, José Antonio Gómez. Para el presidente del Partido Socialista (PS), senador Fulvio Rossi, era “impresentable que cuando medio país está en ruinas, nosotros nos hubiéramos metido a discutir lo que pasó en las elecciones”.
Voces de ex presidentes
A pesar del énfasis en el terremoto, los cuatro ex presidentes de la República deslizaron palabras y conceptos sobre la derrota presidencial y las dificultades del conglomerado que reúne a democratacristianos, socialistas, pepedés y radicales socialdemócratas. Patricio Aylwin habló de “la forma cerrada en que están trabajando los partidos políticos” y reconoció que en la Concertación, sobre todo en los últimos años, “primaron los personalismos y conflictos de poder, sobre los proyectos colectivos”. Asumiendo tácitamente el desgaste, llamó a instalar “un nuevo proyecto, capaz de reconquistar la confianza de los chilenos”.
Cuando habló Eduardo Frei, había atención sobre cómo se referiría -él, que fue el candidato presidencial- a la derrota electoral. Pero el senador Frei optó por alertar sobre cómo encarar el proceso de autocrítica dentro de la coalición. Indicó que no se trata de “hacerse el harakiri o buscar culpables”; enfatizó que “no nos vamos a dispersar o entrar en un proceso de fagocitación” y de plano espetó: “No me voy a prestar para hacer un mea culpa y mostrar errores a los medios de derecha que pretenden desprestigiarnos y aniquilarnos”.
Ricardo Lagos -que esa mañana llegó de Estados Unidos para retornar la misma noche- preguntó: “¿Qué nos pasó?” sin desarrollar la respuesta. Sostuvo que “la derrota era evitable”. Añadió que “cometimos errores que nos llevaron a no ser capaces de defender con fuerza lo que hemos hecho”. El ex presidente esbozó algunas ideas, como la necesidad de “mejorar la institucionalidad política de la Concertación”, sobre todo recuperando lo que fue el trabajo del conglomerado en sus inicios, cuando estaba presente en comunas, regiones y en los sectores sociales. Entonces lanzó el desafío de “generar una Concertación en que los partidos se abran y dejen entrar ciudadanía e ideas nuevas”.
Michelle Bachelet partió con un “hay Concertación para rato” y, precisando el marco de una evaluación, sostuvo que “los culposos ni construyen ni convocan”. Reivindicó el “enorme capital político y social” de la Concertación. Su discurso unió la autocrítica con el factor terremoto: “Quizás esta emergencia -dijo- nos ayude a catalizar, a hacer un cambio de switch que de otro modo nos habría tomado más tiempo”. Añadió que “la tarea de renovación (de la Concertación) no se pospone, se acelera”.
Aylwin y Lagos, haciéndose cargo de las disputas y desencuentros internos de la coalición, insistieron en mantener viva “la amistad y la convivencia cívica” y Frei y Bachelet hablaron de la capacidad de reforzar la convergencia del humanismo cristiano, socialista y laico, y de mantener unida “a la centroizquierda”. Frei, relevando el rol opositor, habló de “construir un contrapeso político y social” frente a un sector, la derecha, que ostenta “la mayor concentración de poder político, económico y comunicacional” que haya existido en Chile.
Asuntos pendientes
Una frase del diputado DC, Jorge Burgos, “no hacer una autocrítica es barrer la tierra bajo la alfombra”, cobró sentido en el Estadio El Llano. Consultados muchos (…)
HUGO GUZMAN R.
(Este artículo se publicó completo en “Punto Final”, edición Nº 707, 16 de abril, 2010)
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