Edición 697 - Desde el 30 de octubre al 12 noviembre de 2009
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Es una de las mayores apuestas para las elecciones de diciembre. El Juntos Podemos Más, integrado por el Partido Comunista, la Izquierda Cristiana y otras fuerzas, se juega con todo para romper la exclusión. Lo hace en dos planos: con la campaña presidencial de Jorge Arrate, que levanta su definición de Izquierda y su carácter de alternativa a la Concertación, y mediante un pacto instrumental con los partidos de gobierno para romper con la exclusión expresada en el sistema electoral binominal y así consolidar una mayoría parlamentaria que dé pasos para la democratización del país. El pacto instrumental significa que el Juntos Podemos Más se excluye en doce distritos electorales para apoyar a candidatos de la Concertación y ésta se excluye en otros doce distritos para votar por candidatos de la Izquierda.
PF entrevistó a Guillermo Teillier del Valle, presidente del Partido Comunista y candidato a diputado por el Distrito 28 (San Miguel, Pedro Aguirre Cerda y Lo Espejo) en Santiago

 

¿Cuál ha sido el itinerario del pacto instrumental?
“Cuando conversamos con Michelle Bachelet antes de la segunda vuelta de la elección presidencial, le dijimos que votaríamos por ella para detener a la derecha si se comprometía a colocar como uno de los objetivos principales de su gobierno el término de la exclusión. No era el primer intento; esto ha sido una lucha de años. Gladys Marín, en 1997, a nombre del Partido Comunista propuso a la Concertación un pacto instrumental con ese objetivo. Fue rechazado entonces y después. En esta oportunidad se dio una situación diferente.
Creo que la presidenta Bachelet intentó cumplir lealmente con el acuerdo. Lo prueban los proyectos enviados al Congreso, diversos gestos, declaraciones públicas, etc. En ese esfuerzo se fueron anudando compromisos y se produjeron convergencias interesantes. En relación, claro está, a ese objetivo y no a otro; somos oposición de Izquierda a los gobiernos de la Concertación, comprometidos con el modelo neoliberal.
Con el objetivo específico de terminar con la exclusión, llegamos al acuerdo instrumental. No hay más en ese asunto. Es distinta, por ejemplo, la convergencia que se ha producido con la Central Unitaria de Trabajadores, en la que hay un trasfondo claro en la defensa de los derechos de los trabajadores, los planteamientos que tienen que ver con el cambio de la Constitución, la recuperación de las riquezas fundamentales, etc.
Jorge Arrate ha resultado un muy buen candidato presidencial, tanto por sus condiciones personales como por sus planteamientos en orden a buscar una cada vez más amplia unidad y, además, por su reivindicación del allendismo y la valorización de la unidad socialista-comunista vista con ojos de hoy. Compartimos plenamente su visión de que solamente si somos capaces de unir grandes fuerzas que converjan hacia objetivos democráticos, de equidad y soberanía, podremos producir los cambios que necesita Chile. Esos objetivos están bloqueados por la existencia de una institucionalidad que debe ser removida. Solos hemos hecho múltiples esfuerzos que no han resultado. Y no tendremos éxito si no nos unimos con otras fuerzas que también están dispuestas a luchar contra la exclusión. Necesitamos una fuerza de Izquierda sólida, con una buena votación, con capacidad organizativa y movilizadora, con presencia en el Congreso y con fuertes vínculos con el movimiento social. Sin ella tampoco podremos cambiar la Constitución, por las amarras institucionales que significan los quórum casi inalcanzables, que benefician a la derecha”.

Todos contra el binominal

¿Podrían en estas elecciones -si resultaran los doblajes que se esperan- alcanzar los quórum?
“Creo que en esta elección es difícil. Pero si se alcanza una mayoría con parlamentarios de Izquierda, con diputados dirigentes sindicales, con el respaldo de tres de los cuatro candidatos presidenciales, cambia el panorama. Si de hecho se rompe el binominal, sería su partida de defunción. Por eso mismo pensamos, y lo decimos, que no estamos legitimando el binominal. Todo lo contrario. Incluso mucha gente de derecha se da cuenta que si no modificamos la institucionalidad y terminamos con el binominal, que se ha hecho inmanejable y es una de las causas principales del desprestigio de la política, las cosas van a ir de mal en peor.
Es cierto que en la lucha contra la exclusión hay diferentes motivaciones. Algunos se suman a ella porque temen la derrota, y se dan cuenta que hay un repudio generalizado a que las elecciones estén en lo fundamental resueltas de antemano. El binominal facilita la corrupción y deslegitima el sistema.
En todo caso, desde un principio decidimos correr el riesgo. Podíamos haber seguido elección tras elección sacando un 5 y hasta un 7 por ciento, y algo más a veces, siendo un partido legal, adaptándonos, tratando de mantener fuerza en los sectores sociales. Incluso dirimiendo segundas vueltas. ¿Pero es esa la conducta de un partido revolucionario? Creo que no. Hay que correr riesgos. Con prudencia y visión del futuro. Se pueden así alcanzar objetivos difíciles, hasta algunos que parecían inalcanzables. Es importante que todos los candidatos -menos el de la derecha, que por lo demás, se había comprometido a hacerlo-, estén por el término del binominal”.

Frei a segunda vuelta

 En otras palabras, está optimista…
“Efectivamente, y no sólo yo. Sin embargo, las variables electorales son complejas. Una cosas son las cifras y otra el desarrollo de una lucha donde hay fuerte incidencia de la propaganda millonaria. ¿Qué podría suceder? Que la derecha obtuviera una votación muy por encima de sus cifras históricas. Eso no parece probable y además, Piñera sigue estancado, aunque en primer lugar. Frei y Enríquez-Ominami están cerca, pero en definitiva Frei pasaría a segunda vuelta. Para mí un cuadro muy interesante: que el statu quo se vea amenazado, que haya peligro de cambio. Es algo excelente. Mucha gente comienza a ver la política como algo dinámico, con polémicas, con propuestas no sólo de parte de la Izquierda. Eso es bueno.
Aun más, poniéndonos en la situación que usted sugirió, de que se perdieran todos nuestros candidatos, lo que impediría llegar al 5% ya que no llevamos candidatos en todo el país, recuperaríamos en poco tiempo la legalidad. Desde ese punto de vista no sería catastrófico. Sería, sin embargo, una derrota, y por lo tanto habría desánimo, desorganización y pérdida de militantes y simpatizantes. Y sería todavía peor si ganara Piñera. Pero habríamos dado la batalla y la derrota no significaría que perdimos la guerra, que seguirá de todas maneras. Si uno no está dispuesto a perder, nunca se atreverá a hacer algo importante”.
¿Y cómo se puede articular el trabajo dentro de la legalidad del sistema con la posibilidad de desbordarlo, como se pudo hace años en Brasil imponiendo una nueva Constitución y como ha ocurrido en experiencias latinoamericanas recientes?
“Ahora estamos en un proceso electoral, aprovechando las posibilidades que ofrece aunque son muy restringidas, pero seguimos luchando en la sociedad junto a los trabajadores, a los discriminados y a los explotados. Es indudable, sin embargo, que si no hay una apertura democrática, si no se posibilita una ruptura de esas amarras que dejó firmemente atadas Pinochet, debemos buscar todos los medios, todas las formas para lograr ese objetivo. Hay fuerzas para lograrlo. En todas partes, en jóvenes y viejos, hay profundo descontento. Agobiados por las desigualdades, por la inseguridad, por la cesantía, por la mala educación y las deficiencias en salud.
Desde el punto de vista macroeconómico, 850 mil o un millón de cesantes es una cifra más, ni siquiera demasiado preocupante. Pero en la realidad, es una tragedia que golpea de tres a cuatro millones de personas. La gente no quiere más cárceles ni más carabineros; quiere trabajo, los jóvenes aspiran a un futuro mejor. El descontento está en todas partes y aumenta en un proceso acumulativo. En los sindicatos emergen dirigentes jóvenes dispuestos a luchar, vienen sin el trauma del pasado, no tienen miedo de reclamar sus derechos. Lo mismo se advierte en las mujeres jóvenes y en los estudiantes y pobladores. En la tercera edad, sin embargo, hay mucho más pasividad. Hay un gran sector que participa en organizaciones que han sido cooptadas por los municipios y por el Estado a través de ayudas, beneficios, facilidades de recreación, proyectos y fondos concursables.
Pienso que la Izquierda cometió un error grave al término de la dictadura, del cual los comunistas también fuimos parte. Preferimos seguir con las organizaciones de hecho que había generado la resistencia y nos marginamos de las organizaciones institucionalizadas. Olvidamos lecciones del pasado, como cuando la DC creó la Promoción Popular y nosotros nos restamos de sus organizaciones, cediendo un terreno muy favorable en la lucha popular para cuando nos decidimos a participar en ellas. Lo importante es tener decisión de luchar”.

Socialismo presente

¿Y se habla de socialismo?
“Claro que sí. Nuestra meta histórica es terminar con la explotación del hombre por el hombre y, por ende, con el capitalismo. Estamos, como es evidente, iniciando un camino que será difícil. Entretanto nos planteamos llegar a la máxima democracia. Y se da la paradoja de que los mayores defensores de la democracia seamos los comunistas (a los que se nos acusa de antidemocráticos) y sea la derecha el principal enemigo de la democracia que dice defender. Tenemos que avanzar hacia el máximo de democracia, que es una manera de acercarnos al socialismo. Si se logra, por ejemplo, la vigencia plena de los derechos humanos en su más amplia expresión, estaríamos dando un paso de gigante en el cambio social.
El socialismo, a pesar de lo que se dice, está a la orden del día. Creo que las desigualdades en el mundo no pueden mantenerse ni entre los países ni en la sociedad. Tampoco se puede seguir saqueando y destruyendo al planeta en beneficio de unos pocos. Si eso no cambia, se avecinan catástrofes. El socialismo se va imponiendo como norma de vida, aunque despierta una resistencia feroz en los sectores privilegiados y en muchos que comparten su pensamiento, aunque no tienen nada o casi nada que perder. Me impresionó, por ejemplo, ver personas modestas en las calles de Nueva York oponiéndose con pancartas que decían ‘Basta de comunismo’, ‘No al socialismo’, a la reforma de salud del presidente Obama que significa un sistema público de salud.
El socialismo ahora no tiene modelos rígidos. Estamos en una etapa de discusión, de acercamientos, de revisión de experiencias. Se da con formas muy diversas, de acuerdo a realidades distintas.
Lo más interesante para nosotros es que América Latina no es ajena a esos fenómenos. Los pueblos y gobiernos que se orientan hacia el socialismo en el continente merecen nuestra admiración y solidaridad” .

HERNAN SOTO

(Publicado en Punto Final, edición Nº 697, 30 de octubre 2009. Suscribase a PF, punto@interaccess.cl)

FOTO: EL 20 de octubre la presidenta Bachelet recibió en La Moneda a los dirigentes del PC, Guillermo Teillier, Lautaro Carmona y Juan Andrés Lagos. Los dos primeros son candidatos a diputados, y Lagos es jefe del comando presidencial de Jorge Arrate.