Se reabren
las heridas
en la derecha
Autor: MANUEL SALAZAR SALVO
SEBASTIÁN Piñera: desató las rivalidades en la derecha
A dos semanas de las elecciones municipales, casi todos los analistas y observadores políticos coinciden en que se reducirán las distancias entre la Concertación y la Alianza por Chile, y que se registrará también una dispersión de votos hacia nuevos y pequeños partidos, varios de ellos surgidos de las filas del oficialismo.
Los resultados de estos comicios no pueden proyectarse como un gran ensayo de lo que serán las parlamentarias y presidenciales del próximo año, pero permitirán observar dos indicadores que podrían ser muy importantes. Uno será la votación que consiga el Partido Demócrata Cristiano. Si baja sustancialmente en el apoyo de la ciudadanía, su dirigencia, encabezada por la senadora Soledad Alvear, quedará muy expuesta a la crítica interna e irrumpirán probablemente nuevos liderazgos, en particular el de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, para recuperar el terreno perdido y equilibrar las fuerzas con sus socios del oficialismo. De mantenerse el PDC en alrededor del 18%, Alvear tendrá la primera opción de ser nominada en la junta nacional de la DC, prevista para el 14 de diciembre.
Un segundo aspecto relevante serán los votos que obtengan Renovación Nacional y la Unión Demócrata Independiente. Si los primeros consiguen amagar el liderazgo que hasta ahora ha mantenido la UDI, es muy probable que el gremialismo revise su decisión de apoyar a Sebastián Piñera como su carta a La Moneda.
La UDI, por sobre todos sus afanes electorales, ha buscado siempre potenciar su fuerza política y su peso en el Parlamento. Cuesta imaginar que sus dirigentes se tienten con la perspectiva de que Piñera y RN puedan conducirlos del brazo hacia el palacio de gobierno, lugar al que llegarían como comparsa y sin fuerza propia suficiente para exigir cuotas de poder.
Hasta ahora, corriendo solo, Piñera no ha conseguido pasar del 35% en las encuestas y requiere a lo menos 12 puntos más para situarse en una posición realmente expectante. Para hacerlo, los partidos que le apoyan deberán alinearse disciplinadamente en torno suyo en los próximos catorce meses. ¿Es posible imaginar disciplina, por ejemplo, con una competencia abierta entre Lily Pérez y Juan Antonio Coloma por una senaturía del Maule y que esa disputa no lesione las frágiles relaciones entre ambas tiendas de la derecha?
El senador Pablo Longueira, uno de los principales críticos de Piñera en la derecha, sostuvo en su programa de radio Zero que “en la UDI no tenemos dudas de que Piñera estuvo detrás de las declaraciones de Lily Pérez” y acusó a RN de “usar el posicionamiento presidencial (de Piñera) para hacernos desaparecer o reducirnos”.
La Alianza necesitará conseguir el apoyo de las pequeñas fuerzas que debutan en las próximas municipales, como el Partido Regionalista Independiente (PRI) y con ellas también deberá negociar cupos parlamentarios y/o cargos en un eventual gobierno de derecha.
Sebastián Piñera es un candidato con una característica especial: es multimillonario y, por lo tanto, posee una independencia temible para los dirigentes del gremialismo. En su camino hacia el gobierno, Piñera transitará con su propio equipo, el que no necesariamente representará equitativamente a los partidos de la Alianza. ¿Estará disponible la UDI para sacrificar sus intereses para que Piñera y su gente se instalen en La Moneda?
Así como van las cosas, pareciera que no. La UDI ya está levantando nombres de candidatos a senadores y diputados para enfrentar a los de RN en la competencia parlamentaria de diciembre de 2009. Si ésta se encrespa a partir de los primeros meses del próximo año, los dirigentes del gremialismo deberán levantar un candidato presidencial propio ante el riesgo de ser arrollados por la maquinaria electoral de Piñera. Por ahora expresan que no tienen candidato, pero el elegido podría estar entre los independientes, muy bien tapado hasta el momento de su irrupción.
Tiempo y mecanismo
El proyecto político de la Concertación veinte años después del triunfo del No en el plebiscito de 1988 parece agotado. Es más de lo mismo, como se escucha decir a partidarios y detractores. ¿Será capaz el oficialismo de refundarse y generar con otros rostros un nuevo proyecto para el país? ¿Estarán dispuestos algunos de sus dirigentes más antiguos a dar un paso al lado y abrirle paso a las nuevas generaciones, como pidió el ex presidente Ricardo Lagos en su comentada entrevista al diario El Mercurio?
De partida, el PPD acogió el llamado de su fundador. Pepe Auth señaló que el partido levantará su propio candidato presidencial, que saldrá de entre Sergio Bitar, Guido Girardi y Ricardo Lagos Weber. Otro de los socios oficialistas, el Partido Radical, anunció que elegirá a su propio postulante a La Moneda el 6 de diciembre; el nombre más probable es el del senador José Antonio Gómez. Ellos se sumarán al nominado por el Partido Socialista el 29 de noviembre y al aspirante del PDC, que se elegirá el 14 de diciembre.
La Concertación tendrá para fines de año cuatro postulantes. Entonces deberá elegir un mecanismo para designar un candidato único que pueda concitar apoyo y el entusiasmo necesarios para enfrentar la campaña más difícil desde su llegada al poder. El mecanismo puede ser una primaria abierta, donde voten militantes y simpatizantes; primarias cerradas, sólo con militantes; un acuerdo interno, para lo cual no existe un procedimiento acordado; el dictamen de las encuestas o, quizás, un rayo de luz divina. De cualquier modo, esa decisión no será rápida y no estará lista antes de abril o mayo, a lo menos.
Algunas coincidencias
Del cúmulo de declaraciones emitidas por los cuatro nombres más repetidos como postulantes a La Moneda -Ricardo Lagos, José Miguel Insulza, Soledad Alvear y Eduardo Frei- empezaron a repetirse ideas centrales que dan cuerpo a un cierto boceto programático para un nuevo gobierno: ….
(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 672 de Punto Final, 10 de octubre, 2008. Suscríbase a la edición impresa de PF)
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