Edición 667 - Desde el 25 de julio al 7 de agosto de 2008
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Autor: ARNALDO PEREZ GUERRA
En Curanilahue

MARIELA Garrido y Jaime Ceballos, presidenta y vocero de la toma
de terrenos “Ricardo Lagos”, de Curanilahue.

Curanilahue vivía en torno al carbón; hoy la industria forestal la mantiene en agonía. Desde 1995 decenas de pirquenes han cerrado por inseguridad. Pero la cesantía los ha reabierto clandestinamente. Hace diez años el Hogar de Cristo inició su programa “Un techo para Chile” precisamente en Curanilahue. No obstante, el 80 por ciento de la población sigue viviendo en terrenos que no son suyos. Alcoholismo, drogadicción y delincuencia asolan la ciudad. Pero hay esperanzas: un grupo de jóvenes dio vida a la Universidad Popular Arauco (UPA), una experiencia de educación popular y autogestión.
Según cifras oficiales, 30,85 por ciento de los habitantes de Curanilahue es pobre. Para los dirigentes sociales, en cambio, la pobreza supera el 45 por ciento. Según el Instituto Nacional de Estadísticas, 5,96 por ciento es indigente. Un 9,9 por ciento analfabeto -el doble del promedio nacional-, y los que estudiaron apenas alcanzaron al 7º básico. Los enfermos de sida -65,9 por cada cien mil habitantes-, triplican el promedio nacional. Según el Banco Interamericano de Desarrollo, que evaluó las comunas de la provincia de Arauco, la pobreza en Curanilahue persiste a pesar de una importante actividad forestal en la zona.
Los problemas sociales son muchos en Curanilahue. Las lluvias de julio, por ejemplo, provocaron inundaciones y deslizamientos en Trongol y Chillancito. Hace poco, doce mujeres hicieron una huelga de hambre exigiendo empleos de emergencia. “Las políticas derivadas del Plan Arauco no han servido para nada. La cesantía continúa sobre los dos dígitos”, dice Manuel Vásquez, presidente de la CUT provincial.
Algunas pocas minas siguen trabajando sin permiso. La vida de los pirquineros del carbón es angustiosa. La necesidad los obliga a trabajar piques clausurados, poniendo en riesgo sus vidas. No cuentan con mínimas condiciones de seguridad y el peligro de gas grisú, derrumbes e inundaciones es permanente. “Curanilahue siempre fue pobre”, dice José, viejo minero, hijo y nieto de mineros. “En 1964 se fusionaron las empresas de Lota y Schwager y en 1970, la Corfo compró casi todas las acciones. Posteriormente, Carbonífera Lota-Schwager pasó a ser la Empresa Nacional del Carbón (Enacar). Más del 90 por ciento de la producción era estatal. Había trabajo pero éramos pobres. Si el petróleo sigue subiendo, se volverá a necesitar carbón, pero ahora las minas ya no son del Estado”, agrega.
“No se debe condenar a los mineros y a sus familias por tratar de sobrevivir. Se requieren soluciones”, señala el alcalde Ahimalec Benítez (DC). Por su parte, “el Estado tiene bastantes recursos gracias a las utilidades del cobre. Deberían invertirse en las provincias y comunas más pobres”, dice el concejal comunista Leonidas Peña.

DENUNCIAS Y FRUSTRACIÓN

El campamento “Ricardo Lagos” agrupa a 180 familias. Se emplaza junto a la línea férrea, cerca de La Mano, símbolo de la comuna de Curanilahue. “Llevamos seis años de incertidumbre. Necesitamos luz, agua y alcantarillado. Si no fuera por el concejal Pedro Vigueras ni siquiera tendríamos ripio en las calles”, señala Mariela Garrido, presidenta de la toma.
Jaime Ceballos, vocero y vicepresidente, agrega: “Nos han mentido. Cuando llegan las elecciones nos prometen y prometen. El alcalde ha dicho en más de una oportunidad que nos va a desalojar. Sólo pedimos que se regularice nuestra situación y nos den títulos de dominio. Nuestras casas son de autoconstrucción pero de buena calidad”, dice. Se abastecen de agua y luz gracias a poblaciones vecinas -que tampoco tienen título de dominio- y la eléctrica Frontel (del grupo Saesa) y la sanitaria Essbio “hacen la vista gorda”.
Cuando se tomaron el terreno, el 23 de abril de 2002, tuvieron la venia de EFE y Envía, que se comprometieron a vendérselo. “Sólo falta que el alcalde se ponga los pantalones. Se lo hemos planteado de una y mil maneras. Chile Barrio dice que no puede intervenir. Dicen que nos ofrecerán doce millones a cada familia para dejar el terreno. Pero es más fácil instalar luz y agua. Pareciera que ciertas autoridades tienen algún interés inmobiliario”, agrega Jaime Ceballos. En la toma viven más de 600 niños.
Los cuatro sindicatos de Corpochue          -corporación de derecho privado de adelanto y desarrollo-, se han movilizado varias veces por irregularidades en el pago de salarios. Desde 1997 Corpochue ejecuta programas en convenio con el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo y se beneficia con la cesantía, denuncian los trabajadores.
La explotación forestal ha secado napas subterráneas y contaminado con químicos -presentes en fumigaciones y procesos productivos forestales- toda la zona. “Tras la plaga en los pinos de 2007, y la fumigación en toda la provincia, murieron millones de abejas de los apicultores de Arauco”, dice la trabajadora social Camila Manríquez. Los residuos de la planta Horcones, de Celco, han afectado la pesca artesanal en Laraquete y toda la bahía de Arauco. “Los pescadores artesanales de la provincia de Arauco se vieron obligados a salir a las calles. Las autoridades respondieron entregando subsidios, capacitación, becas y canastas de alimentos, pero el tema de fondo no se tocó”, agrega Víctor Medina.
Durante las recientes protestas contra el proyecto de Ley General de Educación, doce estudiantes fueron detenidos frente al liceo polivalente y el liceo Mariano Latorre permaneció semanas en toma. Hay frustración en profesores y estudiantes. Carlos Ormeño, presidente del Colegio de Profesores local, dice: “No es bueno que no se escuche la voz de profesores, estudiantes y padres. El gobierno volvió la espalda a las organizaciones sociales”. El centro de alumnos del Mariano Latorre, dice: “Día a día nos arrebatan nuestra dignidad por las condiciones en las que nos mantienen estudiando: falta de materiales, alza de pasajes y altas tarifas que deben costear nuestros compañeros de San José de Colico. No hay mucha incertidumbre sobre nuestro futuro: ser cesantes o trabajadores sobreexplotados y mal pagados. En Curanilahue no hay oportunidades laborales”. Lo anterior lo corrobora el profesor Luis Flores Olave: “En realidad no hay en qué trabajar. Quienes trabajan en los programas pro empleo son en realidad cesantes que no tendrán trabajo seguro”.

UNIVERSIDAD POPULAR

A pesar -o a consecuencia- de este sombrío panorama surgió el 31 de mayo la Universidad Popular Arauco (UPA), como una apuesta para que el conocimiento “se ponga al servicio de la transformación social”. El proyecto nace de los esfuerzos del (...)

(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 667 de “Punto Final”, 25 de julio, 2008. Suscríbase a Punto Final)