Partido Socialista Unido de Venezuela
La voz de los de abajo
Autor: MIGUEL LOZANO
En Caracas
PRESTA juramento la dirección nacional de quince miembros del PSUV
M ás allá de conjeturas, la asunción de la dirección nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) abrió un camino inédito de la Izquierda venezolana en sus aspiraciones de garantizar la continuidad de los cambios iniciados en 1999. Rasgo característico del proceso es que la elección de los dirigentes del nuevo partido se realizó mediante el voto masivo de delegados de las organizaciones de base, hecho sin precedentes en el país. Unas 80 mil personas asistieron a las urnas, un 86 por ciento del total de representantes de la agrupación, en la que se inscribieron como militantes unos cinco millones de personas.
El procedimiento parte del criterio expuesto por el presidente Hugo Chávez, también presidente del PSUV, de estructurar un partido “desde abajo”, con una participación decisiva de las bases en la gestión interna y la adopción de decisiones. De tal forma, los “batallones” (organizaciones de base) propusieron los candidatos para conformar luego una relación de 69 nombres, de la cual se eligió la dirección nacional de quince miembros y quince suplentes que asumió el pasado 14 de marzo.
El resultado tuvo diversas interpretaciones y provocó expresiones de regocijo en la oposición, como parte de una táctica encaminada a descalificar cualquier paso dado por las autoridades. Esta orientación descalificadora alcanza hasta políticas humanitarias como la Misión Barrio Adentro, un programa que entrega servicios médicos y medicina gratuitos a más de 17 millones de los 27 millones de venezolanos.
En el caso de la dirección del PSUV, estos grupos ven en el ascenso a la política nacional de nuevas figuras una marginación de políticos cercanos al entorno presidencial o de la pretendida “corriente militar”. Sin embargo, este análisis -que ha calado en los medios internacionales- deja a un lado elementos claves.
Un aspecto importante es que desde los primeros llamados de Chávez a conformar el PSUV con los militantes de unas veinte organizaciones de la Izquierda venezolana, pidió a sus seguidores poner “caras nuevas” al frente de la organización. La consigna fue asumida sobre todo por organizaciones populares, y el graffiti “Caras nuevas al PSUV” se puede observar todavía en las paredes de Caracas y otras ciudades.
Otra orientación de Chávez fue lograr un mayor equilibrio de género en el partido que nace con el propósito de dirigir cambios hacia un nuevo tipo de sociedad, ajena a la discriminación de la mujer, de raza o de cualquier tipo.
En este contexto habría que señalar la elección de seis mujeres entre los quince miembros de la dirección nacional del PSUV que, al mismo tiempo, abarcan un amplio espectro social: Antonia Muñoz, gobernadora del Estado Portuguesa; Noelí Pocaterra, diputada indígena; Vanessa Davies, periodista; Cilia Flores, presidenta de la Asamblea Nacional; María León, ministra de la Mujer y Erika Farías, ministra de Protección y Participación Social.
Entre las nuevas caras de la política venezolana se incluyeron el dirigente estudiantil Héctor Rodríguez y el periodista Mario Silva, en una dirección completada por Aristóbulo Istúriz, ex ministro de Educación; Adán Chávez, ministro de Educación; Jorge Rodríguez, ex vicepresidente del país; Carlos Escarrá, diputado y abogado constitucionalista; Nicolás Maduro, canciller; Alí Rodríguez, embajador en Cuba y Elías Jaua, ministro de Economía Popular.
Esta simple enumeración echa por tierra otra conclusión de la oposición, encaminada a hacer ver que los resultados fueron un pase de cuenta al entorno oficial, si bien es posible que si la elección se hubiese realizado desde la cúpula, los resultados pudieron ser otros. Eneida Ron, dirigente de un colectivo social, opinó, por el contrario, que la elección de la dirección nacional ayudará a establecer un lazo estrecho del PSUV con la población.
“Maria León -dijo- ayudará a tener un vínculo directo entre las mujeres y el partido, igual pasa con Noelí Pocaterra y los indígenas y Héctor Rodríguez con los estudiantes, además de Erika Farías con el Frente Francisco de Miranda (organización juvenil)”. Según su criterio, con la elección de personas vinculadas a los sectores sociales se podrá realizar un trabajo armónico.
Esas previsiones comenzaron a confirmarse con la reunión organizativa inicial de la dirección del PSUV, en la cual quedó conformada la primera comisión del nuevo partido: la de Participación Popular. El primer vicepresidente del PSUV, Alberto Müller Rojas (general en retiro, ex embajador en Chile. N. de PF), indicó que ese organismo será el encargado de articular las acciones con los consejos comunales y otras organizaciones populares.
“El PSUV trabajará por resolver problemas de las comunidades. Queremos mantener comunicación entre los principales actores que son las comunidades en general. Vamos a mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos”, aseguró Müller.
Además del aspecto organizativo, la dirección del partido emprenderá paralelamente la (...)
(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 659 de PF, 4 de abril, 2008. ¡!Suscríbase a Punto Final!!)
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