Edición 659 - Desde el 4 al 17 de abril de 2008
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Revista quincenal de asuntos políticos, informativos y culturales que publica la Sociedad Editora, Impresora y Distribuidora de Publicaciones y
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Periodistas chilenos observaron realidad de Bolivia

La insurrección
de la oligarquía

EL presidente Evo Morales saluda a la subdirectora de “Punto Final”, Francisca Cabieses Martínez. Atrás aparecen los periodistas Raúl Sohr, Juan Pablo Cárdenas y Francisco Martorell.

El presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, dijo a un grupo de quince periodistas chilenos que conversaron con él en el Palacio Quemado, de La Paz, que confía en el apoyo del pueblo para superar la crisis que la oposición ha ido generando y que ya alcanza gran tensión. Enarbolando banderas de autonomía -que gozan de mucho apoyo en un país marcado por el regionalismo y el racismo-, la oposición busca someter -y si es necesario, derrocar- al primer presidente indígena del país. El próximo 4 de mayo se realizará un referéndum absolutamente ilegal en Santa Cruz, para decidir su autonomía. Los otros departamentos dominados por la oposición -Beni, Pando y Tarija- quieren seguir el ejemplo de Santa Cruz y desafiar la autoridad del gobierno de Evo Morales. El plan opositor es provocar una escalada de acciones y movilizaciones que obliguen al presidente a renunciar. En nuevas elecciones con la antigua Constitución -pues la aprobada recientemente por la Asamblea Constituyente aún no ha sido plebiscitada y no es reconocida por la oposición- Evo Morales y el MAS serían derrotados.
La confrontación no ha encontrado vías eficaces de diálogo ni tampoco un mediador idóneo. El presidente Morales no ha desechado recurrir a la Iglesia Católica como mediadora, pero piensa que la jerarquía eclesiástica actúa más como “sindicato opositor” que como factor de conciliación. Entretanto, los medios de comunicación -el gobierno no posee ninguno- han desatado el “terrorismo mediático” y atizan un conflicto que puede sobrepasar todo control. Es precisamente lo que teme Evo Morales: un estallido social incontrolable, aunque confía que las organizaciones sociales que lo apoyan podrían mantener a raya el desafío opositor. En cambio, dice no temer un posible golpe de Estado y considera que las FF.AA., llegado el momento, defenderán la institucionalidad. Sin embargo, observadores que conocen bien la realidad boliviana no son tan optimistas. Sostienen que el ejército ha rechazado hasta ahora los cantos de sirena de la oposición, pero que lo hace para reservarse el papel de ser una solución, si la crisis se agrava a extremos insostenibles.

INVITACIÓN A BOLIVIA

Los periodistas chilenos estuvieron tres días en Bolivia invitados por la Cancillería de ese país. Primero en Santa Cruz, cuyo prefecto, el opositor Rubén Costas, rehusó reunirse con los chilenos. Sin embargo, esa misma noche, en una cena con empresarios y periodistas bolivianos, la delegación tuvo un primer acercamiento a la forma de pensar de los opositores al gobierno de Evo Morales. Llamó la atención, por ejemplo, la opinión de algunos en el sentido que preferían que una salida al mar se pospusiera. “Si se logra ahora -dijeron- Evo Morales se eternizará en el gobierno”.
Al siguiente día, en La Paz, siempre acompañados por Jean Paul Guevara, director de Relaciones Bilaterales y Cultos de la Cancillería boliviana, los periodistas chilenos almorzaron con el canciller David Choquehuanca, y en la noche asistieron a un cóctel que les ofreció el cónsul general de Chile, Roberto Ibarra (en Santiago ya está trabajando el nuevo cónsul boliviano, el general retirado Freddy Bersatti Tudela, que fue comandante en jefe del ejército). La jornada siguiente partió con una reunión con el vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera; siguió con una entrevista con la comisión de política internacional de la Cámara de Diputados, que preside Michiaki Nagatani. Después del mediodía se realizó en el Palacio Quemado la esperada reunión con el presidente Evo Morales, que se prolongó casi dos horas. Finalmente los periodistas chilenos fueron recibidos por el ministro de Defensa, Walter San Martín, y temprano al día siguiente, regresaron a Santiago.

CONVERSANDO CON EVO

En la conversación con el presidente Morales -que no fue grabada-, quedó de manifiesto el aprecio que siente por la presidenta chilena Michelle Bachelet. Comparó de manera emotiva su elección -el primer indígena que llega a la Presidencia de la República en Bolivia-, con la elección de la primera mujer que llega a La Moneda. Dijo que las relaciones con Chile marchan en forma muy positiva. Se refirió a la “agenda de los trece puntos”    -que llevan adelante ambas Cancillerías- y confirmó lo que ya el canciller Choquehuanca había anticipado a la delegación chilena: la fórmula concreta para alcanzar una solución en el tema marítimo está en estudio entre ambos gobiernos, sin apuro ni nerviosismo por parte de Bolivia.
El presidente Morales habló sobre las nuevas condiciones políticas que se han producido en América Latina. Se refirió en especial a las “democracias liberadoras” de Venezuela, Ecuador y Bolivia, que necesitan consolidarse y fortalecerse porque aún se encuentran en un período inicial. En su exposición, Evo Morales sostuvo que “no es hora de levantar armas contra el Imperio, es el Imperio el que está levantando armas contra las democracias liberadoras”. Dijo que en la reunión presidencial en República Dominicana, donde se trató la agresión colombiana a Ecuador, quedó de manifiesto que los países latinoamericanos pueden resolver sus problemas sin la intervención de EE.UU. En esa reunión él y la presidenta Bachelet se pusieron de acuerdo para conversar (él ) con Chávez y (ella) con Uribe a fin de aliviar las tensiones entre Venezuela y Colombia.
Sobre la crisis en Bolivia reconoció que existe una situación compleja, pero que confía en que se resolverá. Sin embargo, “si es necesario tomar decisiones duras, lo haremos”. El presidente Morales está seguro que el pueblo defenderá a su gobierno.

EL VICEPRESIDENTE GARCÍA LINERA

En su conversación con los periodistas chilenos el vicepresidente, Alvaro García Linera, señaló que los problemas que confronta el gobierno con la oposición, de extrema dureza, eran previsibles, dada la magnitud y profundidad del cambio que implica el acceso al poder de un presidente indígena al frente de una amplia gama de organizaciones sociales. Recordó que Bolivia tiene una larga historia como una sociedad rígida y jerarquizada, donde los indígenas (64 por ciento de la población) nunca han pesado en las decisiones políticas. “Los privilegios eran naturales para los blancos”, añadió. Esa realidad, a la que llamó “pigmentocracia”, fue cuestionada en profundidad con la elección de Evo Morales Ayma como presidente. Las mayorías indígenas y mestizas irrumpieron con fuerza al elegir a uno de los suyos. El desafío es -agregó- consolidar la enorme energía que significan los movimientos sociales en el ejercicio del gobierno.
Sobre el grave conflicto que plantean las convocatorias en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija a referéndums que reclaman la autonomía, el vicepresidente García Linera manifestó que la “desconcentración” del poder -o descentralización- es una demanda legítima, democrática y popular. Reconoció que esta “desconcentración” fue una bandera que el MAS -el instrumento político de las organizaciones sociales que apoyan al presidente Evo Morales- se dejó arrebatar por la oposición. Pero la descentralización del poder, o autonomía como la llama la oposición, no debe significar un retroceso en el proceso político democrático y de justicia social que se ha iniciado en Bolivia y que representa las aspiraciones de la mayoría nacional.

EL INTENTO SEPARATISTA

Observadores de la realidad boliviana señalan, con respecto al delicado tema que significa la lealtad de las FF.AA. al actual gobierno, que la actitud del ejército -principal rama de las FF.AA.- es de “neutralidad cómplice”. El ejército no se ha dejado seducir por los acercamientos de la oposición, lo que se debe, en esencia, a que el alto mando castrense considera la hipótesis de una crisis en desarrollo que puede llegar a un punto extremo. Por ese motivo, el ejército no quiere involucrarse ahora en el conflicto provocado por las convocatorias ilegales a referéndums y prefiere reservarse como “solución necesaria” para el momento adecuado.
Estos observadores dijeron a PF que el actual alto mando es “menos confiable que nunca” debido en gran parte a errores cometidos por el propio gobierno. Los más graves, señalaron, consistieron en quitarle privilegios a las FF.AA. y otorgarles un reajuste menor de salarios que al resto de los trabajadores del país. Por otra parte, Evo Morales y su gobierno han sido extremadamente respetuosos del escalafón militar y se han abstenido de intervenir en los retiros y ascensos de la oficialidad, como hacían anteriores gobiernos, para asegurarse la promoción de oficiales simpatizantes con el gobierno. En las FF.AA. se reproduce el fenómeno de discriminación racial que deforma a la sociedad boliviana. Sólo hace tres años se abrió la posibilidad para que los indígenas ingresaran a la academia de futuros oficiales.
El presidente Morales, sin embargo, confía la suerte del gobierno al apoyo de la población y sobre todo, de los trabajadores del campo y las ciudades. Ha solicitado públicamente el apoyo popular para poner freno a los intentos separatistas que violan abiertamente la actual Constitución Política y ha llamado a conformar movimientos amplios para enfrentar la crisis.
El día D para Bolivia es el próximo 4 de mayo, cuando se realizaría el referéndum ilegal en Santa Cruz. Si éste se efectúa, le daría impulso y vía libre a los separatistas de Beni y Pando que han convocado para el 1º de junio y de Tarija -donde se concentra el 85 por ciento de las reservas de gas- que pretenden realizarlo el 22 de junio. La Corte Nacional Electoral ha declarado al margen de la legalidad esos referéndums y adelantó que sus resultados no serán reconocidos.
Un importante respaldo recibió en los últimos días la posición del gobierno con la decisión de la Unión Europea y de la OEA de no enviar observadores al referéndum en Santa Cruz. Fue rechazada la petición que en ese sentido hicieron el Comité Cívico pro Santa Cruz -que agrupa a la agresiva oposición separatista- y el prefecto Rubén Costas. El embajador de Italia en La Paz, Silvio Mignano, a nombre de los países de la Unión Europea, demandó a las autoridades de Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija someterse a la legalidad y respetar la Constitución. “Los referéndums departamentales (sobre estatutos autonómicos) deben inscribirse en el marco de la legalidad nacional y de respaldo constitucional”, declaró el embajador Mignano.
La decisión de la UE y de la OEA constituye un fuerte revés para la oposición al presidente Evo Morales. Sin embargo, no desalienta del todo la conspiración oligárquica que está en marcha en Bolivia, detrás de la cual se puede ver la conocida sombra del Imperio norteamericano, cómplice habitual de los golpes de Estado en Bolivia y Latinoamérica.
Por su parte, el presidente Morales se ha resignado a aceptar la suspensión de su propio referéndum: el que debe convocar su gobierno para someter a ratificación popular el proyecto de nueva Constitución Política del Estado, ya aprobado por la mayoría de la Asamblea Constituyente y cuya validez la oposición se niega a aceptar.
Bolivia vive días tensos, por una violencia que puede brotar y desbocarse sin control. Sin duda aquí se juega no sólo el proceso liberador boliviano, sino también, en gran medida, el destino de la corriente antineoliberal que ha surgido en el continente y que protagonizan gobiernos como los de Evo Morales, Hugo Chávez y Rafael Correa. Eso lo tiene claro el presidente Morales Ayma, el ex pastor de llamas y único presidente en la historia de Bolivia que, como todo indígena, cumplió con su servicio militar.
El mandatario ha sido claro respecto al sentido de su lucha: “Estoy convencido que el capitalismo es el peor enemigo de la humanidad y si no cambiamos este modelo, este sistema, por un modelo más humano, será inútil nuestra lucha”

FRANCISCA CABIESES MARTINEZ
Enviada especial

(Publicado en “Punto Final” Nº 659, 4 de abril, 2008)

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