Observatorio Político
La encrucijada
del PPD
“Pásamela por debajo”
Autor: MANUEL SALAZAR SALVO
FERNANDO Flores, ya en 2003 cuestionó a Guido Girardi por su gestión partidista.
Después de los comicios parlamentarios de 2001 el sol brilló como nunca para el Partido Por la Democracia. Había subido de 16 a 21 diputados y elegido a tres senadores, pese a incrementar sólo levemente su votación (de 10,32 al 11,12%). Para sus técnicos y negociadores electorales el triunfo había sido mucho más amplio.
Si se tomaba en cuenta sólo los distritos en que cada partido presentó candidatos a diputados, el PPD había obtenido el primer lugar, con un 31,7% de los votos, superando con creces a la UDI, que obtuvo un 27,3%, y a la DC, que recibió un 20,9%. Otro indicador fue la “eficiencia electoral”, las posibilidades de cada candidato de ser electo. Afirmaban que de 26 candidatos a diputado, el PPD eligió 21, con una eficiencia de 80,8%, lo que superaba a la UDI, que de 59 eligió a 35 (con 59,3%), al PS, que de 22 eligió a once (con 50%) y a la DC, que de 56 candidatos eligió sólo a 24, con 42,9% de eficiencia.
Guido Girardi obtuvo la primera mayoría nacional a nivel de diputados, con un 56% de los votos en Cerro Navia; Antonio Leal la tercera mayoría, con un 52% en Copiapó; y Adriana Muñoz, la más alta votación de una mujer en todo el país, con un 39% en Illapel, lo que le permitiría asumir como la primera presidenta de la Cámara de Diputados en la historia de Chile. El ingreso al siglo XXI no podía haber sido mejor para el partido que se jactaba de ser “instrumental” y “ciudadano”.
En el otoño de aquel año, 2001, Girardi y Jorge Schaulsohn habían propuesto a través de los medios de prensa varios cambios en la Concertación. “Le cambiaría el nombre, pondría gente joven y abriría la coalición a los ciudadanos innovadores y emprendedores”, declaró Girardi.
En junio, sin embargo, el presidente del partido debió hacer frente a un escándalo de proporciones tras conocerse el despacho de 24.648 cartas de diputados del partido a través del Congreso, con un costo de tres millones 820 mil pesos. Girardi lo atribuyó a “un error administrativo inexplicable”, que le costó una brusca caída en las encuestas de popularidad.
Schaulsohn, mientras, seguía promoviendo su proyecto político. “La Concertación -decía- tiene que cambiar, tiene que trascender sus fronteras ideológicas, abrirse y estar dispuesta a dialogar con otros sectores. Me atrevo a apostar que habrá un candidato presidencial transversal, con respaldo de la Concertación y de una franja importante del mundo democrático y progresista de la centro derecha (…) Hay personas como Jaime Ravinet y Soledad Alvear que son cartas en esa dirección. Pienso que hoy los candidatos transversales están más en la DC que en el mundo PS-PPD”, añadía. Consideraba, además, “prácticamente imposible”, que un socialista sucediera a Ricardo Lagos en La Moneda.
LOS PROBLEMAS DE UN LEON
En agosto de 2002, una encuesta del Centro de Estudios Públicos, CEP, indicó que la popularidad de Girardi había caído 14 puntos entre junio de 2001 y julio de 2002. Girardi llamó a su lado en la presidencia del partido a Marcelo Belmar, alejado del PPD, quien trabajó en el Ministerio de Transporte y asesoró a la Conama y a la Intendencia Metropolitana en materias ambientales. Dedicado a la publicidad y al negocio gastronómico, Belmar retornó para apuntalar la alicaída imagen del “león de Cerro Navia”.
Junto con ejercer la presidencia del PPD, Girardi era vocero de la Concertación y ya había puesto a trabajar a un equipo de colaboradores en Santiago Poniente para construir el tinglado que le permitiría postular a una senaturía.
El ministro Heraldo Muñoz, desde la Secretaría General de Gobierno, en tanto, usando sus contactos internacionales le empezó a organizar viajes al extranjero, tarea en la que también le ayudaban el diputado Jorge Tarud y el embajador de Chile en Suecia, Pepe Auth. Sin duda, Girardi tenía grandes ambiciones.
Al acercarse las elecciones parlamentarias de fines de 2002, reverdecieron las ambiciones en los pasillos del PPD. Entre los diputados surgió una verdadera fiebre por ascender al Senado. Y también aparecieron nuevos nombres para postularse a la Cámara de Diputados.
Los “barones” del partido, o aspirantes a serlo, sabían que la gran debilidad del PPD era tener sólo tres senadores. Y estaban molestos por los acuerdos entre el presidente Lagos y el PDC para garantizarle a la Falange su presencia parlamentaria. Antofagasta era la plaza más disputada. La primera opción la tenía Víctor Manuel Rebolledo, diputado por La Serena, dirigente emblemático del partido, quien en 1997 había perdido por nueve puntos ante Carmen Frei. De no ser él, sería Sergio Bitar, si no era nombrado ministro por Lagos. Otros interesados eran Antonio Leal, diputado por Copiapó, Alvaro García y Patricio Hales.
La pugna con La Moneda fue creciendo. El secretario general del PPD, René Jofré, se trenzó en una disputa pública con Sergio Galilea, asesor de la Presidencia. Otro problema creciente para la directiva era la disidencia que dirigía el senador Nelson Avila, a quien se le atribuía influencia sobre un tercio del partido.
GIRO LIBERAL
En un encuentro partidario en Olmué, a fines de agosto de 2002, teniendo como invitado a Andrés Allamand, los dirigentes, encabezados por Girardi y Schaulsohn, declararon estar dispuestos a privatizar empresas estatales como Enap y algunas sanitarias. En un voto político expresaron que “el PPD no mira este tema con criterios ideológicos ni con prejuicios y es partidario que en casos como el de Enap y la concesión de las sanitarias se abra un debate, de cara al país, sobre la conveniencia del cambio de propiedad de estas empresas”. Víctor Manuel Rebolledo agregó: “En nuestra coalición existen sectores que mantienen una aproximación dogmática e ideológica a estos temas. Pero es un sector minoritario. Finalmente la realidad se ha ido imponiendo”.
Nelson Avila, en tanto, alentó a sus partidarios a combatir “los aires liberales que corren hoy en el PPD”. Desde La Moneda Francisco Vidal expresó reservadamente su indignación y Girardi debió recular manifestando que “las privatizaciones son un tema que nosotros vamos a supeditar a la agenda del gobierno”.
A comienzos de octubre, un grupo de parlamentarios oficialistas emitió un documento titulado “La Concertación de Chile por un desarrollo con justicia”, que fue replicado de inmediato por Schaulsohn a través de su columna en La Tercera. “Nada nuevo hay en estas propuestas. Se trata de las clásicas políticas basadas en un aumento del gasto público y en un fuerte intervencionismo estatal. El relanzamiento de un populismo fracasado en el cual Chile no puede ni debe caer”.
BOMBA MEDIATICA
En la segunda quincena de octubre explotó como una bomba el denominado “Caso coimas”, relacionado con pagos irregulares por revisiones técnicas automotrices. Cae casi de inmediato al diputado Víctor Manuel Rebolledo, al que se le congela su militancia. Las réplicas golpearon también a los parlamentarios DC Jaime Jiménez y Cristián Pareto y al radical Patricio Tombolini. En las semanas siguientes, las consecuencias para el mundo político fueron devastadoras. Entre otros para Alejandro Chaparro -ex jefe de gabinete del ministro de Obras Públicas y Transporte, Carlos Cruz-, que fue operador político del PPD, especialmente de Guido Girardi. Afectado por la investigación judicial, Chaparro emitió un documento donde afirmó que desde su incorporación al PPD, a fines de los 80, debió asumir tareas relacionadas con la recaudación, acopio de fondos y recepción de donaciones para el financiamiento de las campañas electorales, que se canalizaron a distintos candidatos. Chaparro se desempeñó como jefe de gabinete de Rebolledo cuando éste fue ministro secretario general de Gobierno en 1994 y luego de la alcaldesa de Cerro Navia, hermana de Girardi, hasta 1997, cuando fue alejado de su cargo por gastos injustificados. Finalmente fue expulsado del PPD.
A comienzos de noviembre de ese año cayó en desgracia el alcalde PPD de Lo Prado, Santiago del Campo, al que acusaron de apropiarse de doce millones de pesos y depositarlos en su cuenta corriente.
El 9 de diciembre de 2002, la revista El Periodista reveló severos problemas económicos en el Colegio Altamira, de Fernando Flores, quien había comprado un paquete accionario mayoritario a Agata Gambardella, esposa del ministro Carlos Cruz.
Poco antes de concluir el año, el senador Nelson Avila fue marginado del PPD por oponerse a que los hermanos Andrés y Adolfo Zaldívar votaran la Ley de Pesca.
ESTALLA LA CRISIS
A comienzos de abril de 2003 un grupo de dirigentes del PPD, entre ellos Fernando Flores, Roberto Muñoz Barra, Patricio Hales, Jorge Schaulsohn, José Joaquín Brunner, Esteban Valenzuela y Jorge Insunza, envió una carta a Girardi pidiendo su salida de la directiva del PPD. Expresaron que estaban “preocupados y apenados por el deterioro que se está produciendo al prestigio e identidad del PPD y sus militantes, derivado, entre otras cosas, de la forma como se han enfrentado sucesivas crisis de origen interno y externo”.
A juicio de los firmantes, “actuar para (…)
(Este artículo se publicó completo en la edición impresa de "Punto Final" Nº 633, 26 de enero de 2007)
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