Edición 568 - Desde el 28 de mayo al10 de junio de 2004
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Mercenarios colombianos iban a matar a Chávez
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Mercenarios colombianos iban a matar a Chávez

LA OPOSICION
ENLOQUECIDA

Paramilitares colombianos arrestados en la finca -cercana a caracas- de uno de los dirigentes de la coordinadora democrática, roberto alonso, un cubano nacionalizado venezolano.

Importar paramilitares colombianos para asesinar al mandatario, y sembrar el caos en Venezuela, fue la última jugada de la derecha, los grupos económicos, Estados Unidos y la oligarquía para interrumpir el proceso democrático de transformaciones sociales que conduce el presidente Hugo Chávez. La abortada acción subversiva internacional habría desestabilizado al país, mientras el Consejo Nacional Electoral (CNE) revisaba las firmas objetadas que solicitaron un plebiscito que podría revocar o ratificar al mandatario en agosto.
El CNE programó para el 28, 29 y 30 de mayo los “reparos” o revisión de las firmas rechazadas de quienes solicitaron la consulta popular, promovida por la oposición tras el fracaso de un golpe de Estado, una huelga patronal-petrolera y la seguidilla de desórdenes públicos urbanos conocidos como “la guarimba”. Chávez dijo el domingo 23 de marzo que no teme al referendo revocatorio y hasta desea que la oposición pueda lograr su convocatoria, porque así volvería a derrotarla.
El 21, 22 y 23 de mayo se hizo, sin incidentes, el “reparo” de las firmas objetadas para revocar gobernadores y diputados, que afectaron a varios líderes de la misma oposición. El proceso está vigilado por la OEA y el Centro Carter, cuyos representantes se comportan como observadores nada imparciales, irritando a las autoridades del CNE y ofendiendo la soberanía del país. Los “reparos” serán cruciales para las próximas etapas del proceso político.
La derecha venezolana juega simultáneamente con dos barajas, una de apariencia legal y democrática y otra ilegal y subversiva. Los 130 paramilitares capturados el 9 de mayo por los servicios de inteligencia estaban encabezados por tres “comandantes” avezados en el crimen. Eran unos cuarenta reservistas, una veintena de soldados profesionales activos del ejército colombiano y un contingente de jóvenes desempleados inexpertos -reclutados bajo el engaño de una promesa de trabajo-, incluidos nueve menores que serán devueltos a Colombia.
A tres semanas de la captura de los irregulares, los medios de comunicación privados de Venezuela siguen ignorando o festinando la invasión de quienes llaman “boys scout”. Mientras la prensa y la clase política explotan la teoría del “montaje”, los servicios de inteligencia buscan cómplices civiles y militares.
La introducción clandestina de paramilitares colombianos hasta El Hatillo, en las proximidades de Caracas, sólo fue posible por la colaboración de hacendados, grupos económicos, organizaciones políticas de oposición y sectores de las Fuerzas Armadas -activos y pasivos-.
La inteligencia venezolana detectó la presencia de los paramilitares en la finca Daktari, cerca de la capital. Decidió aguardar hasta que recibieran armas para las acciones que debían culminar el miércoles 12 de mayo, pero finalmente decidió capturar a 91 irregulares a fin de evitar una confrontación sangrienta. Unos cuarenta consiguieron escapar durante la confusión nocturna, entre ellos dos “comandantes”. Pero más de treinta fugitivos fueron capturados en las semanas posteriores.

OBJETIVO: MATAR A CHAVEZ

El objetivo principal de los paramilitares consistía en asesinar al presidente Hugo Chávez, quien debía cenar la noche del miércoles 12 de mayo con un grupo de banqueros en la residencia presidencial de La Casona, reveló a PF el vicepresidente José Vicente Rangel. Simultáneamente, otro grupo asaltaría el palacio Miraflores y el resto atacaría por lo menos dos depósitos de armas: el Comando Regional N° 5 de la Guardia Nacional -equivalente a Carabineros- y la base aérea La Carlota. Un oficial activo de la Aviación trataría de apoderarse de un avión para arrojar bombas sobre el palacio presidencial de Miraflores.
Chavez muestra la ficha de uno de los mercenarios reclutados en colombia por la oposición venezolana.

La ciudadanía está acostumbrada al comportamiento mediático que muestra a un país imaginario. La negación de una “información veraz y oportuna” es el pan de cada día desde hace varios años en Venezuela. Durante “la guarimba”, los medios presentaban a un país convulsionado por las quemazones de neumáticos en las urbanizaciones de la clase media rica, mientras el grueso del país continuaba su vida con normalidad. Un activo “quemador de cauchos” de Barinas fue el profesor chileno Sergio Arancibia, socialista, economista, profesor universitario y ex agregado comercial en Venezuela.
La TV privada y la “gran prensa” muestran a un país victimizado por la “violación de los derechos humanos” porque todavía se está allanando viviendas y deteniendo a implicados en la invasión paramilitar colombiana. Sólo dos matutinos de circulación nacional guardan todavía compostura periodística, Las Ultimas Noticias, que dirige Eleazar Díaz Rangel, y Panorama, un diario de Maracaibo.
El preso más relevante de estos días fue el general Francisco Usón, ministro de Hacienda de Chávez hasta el golpe del 11 de abril de 2002, capturado el 22 de mayo en Puerto Ordaz. La policía busca a Néstor González, otro general retirado comprometido en la logística que permitió a los paramilitares colombianos cruzar Venezuela en autobuses de turismo sin ser detectados.
Todos los días hay detención de colombianos fugitivos, pero esta información no aparece en Venevisión, de Gustavo Cisneros, ni en Globo, televisora del partido Acción Democrática. Tampoco aparece en El Nacional y El Universal, empeñados en minimizar la presencia militar extranjera.

¿QUIENES SON LOS SICARIOS?

El vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel, dio a conocer el perfil de los jefes del grupo capturado en la finca Daktari, propiedad de Roberto Alonso, un emigrado cubano, ciudadano venezolano y estadounidense, inventor de “la guarimba” y hermano de María Conchita Alonso, ex cantante que incursionó en el Festival de Viña en los 80.
Los tres líderes paramilitares capturados son responsables de numerosos asesinatos en poblaciones campesinas de Colombia, expertos en “corte de corbata” (una incisión en la garganta que desangra a la víctima) además en castración y mutilación de pezones.
El jefe es un tal “comandante Lucas”, José Ernesto Ayala Amado, quien se proponía cortar la cabeza de Chávez, según propia confesión. Los otros jefes paramilitares colombianos son el “comandante Richard”, Antonio Rafael Omaña Trujillo, y el “comandante Yeferson”, Yeferson Gutiérrez Guzmán, a quien se describe como al más sanguinario. Otros dos “comandantes” lograron escapar.
“Lucas” hizo algunas “prácticas” durante el adiestramiento de su hueste. Por lo menos hubo tres asesinatos de irregulares que hicieron planes para desertar. La fotografía de un cadáver exhumado, con una data de muerte de quince a veinte días, exhibe “el corte de corbata” y el estómago vaciado, una técnica militar para retrasar la descomposición de los cadáveres.

DESAFIO A LA DEMOCRACIA

Entretanto el proceso que impulsa Chávez fortalece las transformaciones por la vía democrática. El ministro de Planificación, Jorge Giordani, describió a PF que Venezuela vive una “transición”, no una revolución. Aunque no está en peligro el capitalismo, sino el modelo neoconservador -con fortalecimiento a la pequeña empresa y a las cooperativas-, los dueños de Venezuela no toleran los cambios.
Las clases dominantes de Venezuela y sus debilitados partidos -el social demócrata Acción Democrática (AD) y el social cristiano COPEI- acumulan cuatro intentos por derrocar a Chávez, cuyo gobierno ha sido ratificado en las urnas por lo menos en cinco manifestaciones de soberanía popular registradas en 5 años y 3 meses.
Chávez fue elegido presidente el 6 de diciembre de 1998, con 56,5% de la votación. En otra consulta a la soberanía popular, el referéndum del 25 de abril de 1999 -con 92% de los sufragios- el pueblo aceptó su propuesta de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) para discutir una nueva Constitución.
El electorado eligió la ANC el 25 de julio de ese mismo año, otorgándole 120 de 131 escaños a los adherentes de Chávez agrupados en el Polo Patriótico. En las elecciones generales del 30 de julio de 2000, sus partidarios conquistaron un centenar de escaños parlamentarios.
Sometido de nuevo a la voluntad popular, en la contienda presidencial regida por la nueva Constitución Bolivariana, Chávez obtuvo el 59% de las preferencias e inauguró un nuevo mandato por seis años. Desde entonces, sus enemigos no cejan en el afán por derrocarlo.

GOLPES Y HUELGAS

El intento más serio fue el golpe “cívico militar” del 11 de marzo de 2002. La aventura golpista no se hubiera producido sin la promoción activa de Estados Unidos y el aprovechamiento de las fisuras ideológicas en el seno de las Fuerzas Armadas. Tras el fracaso del golpe, vino la inevitable depuración de la alta oficialidad, principalmente en el ejército.
En diciembre de ese mismo año, se produjo una “huelga general” que hubiera hecho caer al gobierno de cualquier país en menos de una semana. Pero la huelga de dos meses no alcanzó fuerza social para prosperar. Fue un paro patronal apoyado por la burocracia sindical socialdemócrata y socialcristiana. Pero el verdadero protagonista de la “huelga general” fue el sector petrolero, que causó el mayor daño. El costo de la huelga fue la cuasi destrucción del aparato extractivo y la caída del Producto Interno Bruto en 27,8% durante el primer trimestre de 2003.
Tras las sucesivas derrotas, las clases dominantes representadas por la Coordinadora Democrática (CD) “descubrieron” que la Constitución de 1999 contempla una vía pacífica para deshacerse del presidente -o de cualquier funcionario elegido en las urnas-: el referéndum revocatorio previsto al cumplirse la mitad del período. Entonces se dieron a la tarea de reunir firmas para solicitar la revocatoria del primer mandatario. EE.UU. creó y financió una corporación privada -Súmate- que sustituyó a los partidos en la recolección de firmas, con activistas pagados. El dinero lo aportó el National Edowment for Democracy, un fondo del Departamento de Estado para “promover la democracia en el mundo”.
Súmate reunió 1.900.000 firmas válidas y otro millón fue rechazado. El CNE de cinco miembros -dos pertenecen a la CD- rechazó en marzo más de un millón de firmas falsificadas. Entonces la hegemonía golpista de la oposición inventó otros ardides para desestabilizar al gobierno.

PARAMILITARES “MADE IN USA”

Después del golpe, los paros y la distorsión del referéndum revocatorio, apareció la “guarimba”: una seguidilla de desórdenes públicos enervantes pero focalizados en áreas de clase media-alta, mientras el resto de Caracas proseguía su vida normal. Pero de nuevo los medios se encargaron de transmitir la imagen de un país convulsionado, protestando contra un presidente supuestamente refractario a medirse en una nueva consulta democrática, que vendría a ser la sexta en algo más de cinco años.
La “guarimba” fue bautizada así por su inventor, Roberto Alonso, propietario de la finca Daktari, quien se refugió en Miami, la ciudad donde el ex presidente Carlos Andrés Pérez anunció que comenzaba una etapa “no pacífica” para tumbar a Chávez. El gobernador del estado Miranda, Enrique Mendoza, también hizo anuncios crípticos de lo que vendría.
En Homestead, Florida, existe un campo de entrenamiento de paramilitares destinados a actuar en Venezuela. El vicepresidente José Vicente Rangel exhibió fotografías del jefe del campo en actividad: el ex capital de la Guardia Nacional Luis García, quien actúa sin problemas con las autoridades norteamericanas. Rangel reunió a los diplomáticos acreditados en Caracas para pedirles que saquen sus manos de Venezuela. Entre los presentes se hallaba Charles Shapiro, embajador de Estados Unidos.
Entretanto, Chávez continúa desarrollando los programas -o “misiones”- de educación, incorporando estudiantes a universidades gratuitas, implementando programas para que los trabajadores continúen estudiando, llevando atención de salud a los barrios pobres y fortaleciendo las cooperativas, microempresas e industrias pequeñas y medianas, en particular en el sector agro-industrial.
En estos días se inauguró una planta procesadora de tomates, que cubrirá la demanda interna, sustituirá las importaciones y dejará márgenes exportables. Instalaciones como ésta se inauguran cada semana. Se construyen nuevas líneas del Metro, centrales azucareras, obras viales, etc.
El nuevo Ministerio de Cultura anunció la distribución de 27 millones de libros gratuitos, con tiradas desde 40.000 a un millón de copias, según los títulos. Comenzó a crearse la nueva línea aérea ConViasa. Todo esto ocurre ante la indiferencia de los medios de prensa.
El modelo económico que impulsa Chávez orienta el gasto público hacia proyectos que ponen énfasis en el desarrollo humano y enfrenta a los monopolios y los grupos económicos. El mandatario proclama el carácter antiimperialista de la “revolución bolivariana” y ha exhortado a crear milicias para defenderla. Todo el que desee, hombre o mujer, podrá enrolarse y recibir instrucción militar. Es un nuevo concepto de “defensa integral” que va más allá de la simple reincoporación de reservistas, que ya se hizo

ERNESTO CARMONA
En Caracas

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