|
Mercenarios colombianos
iban a matar a Chávez
LA OPOSICION
ENLOQUECIDA
Paramilitares
colombianos arrestados en la finca -cercana a caracas- de uno de los dirigentes
de la coordinadora democrática, roberto alonso, un cubano nacionalizado
venezolano.
Importar paramilitares colombianos para asesinar al mandatario,
y sembrar el caos en Venezuela, fue la última jugada de la derecha,
los grupos económicos, Estados Unidos y la oligarquía para
interrumpir el proceso democrático de transformaciones sociales
que conduce el presidente Hugo Chávez. La abortada acción
subversiva internacional habría desestabilizado al país,
mientras el Consejo Nacional Electoral (CNE) revisaba las firmas objetadas
que solicitaron un plebiscito que podría revocar o ratificar al
mandatario en agosto.
El CNE programó para el 28, 29 y 30 de mayo los “reparos”
o revisión de las firmas rechazadas de quienes solicitaron la consulta
popular, promovida por la oposición tras el fracaso de un golpe
de Estado, una huelga patronal-petrolera y la seguidilla de desórdenes
públicos urbanos conocidos como “la guarimba”. Chávez
dijo el domingo 23 de marzo que no teme al referendo revocatorio y hasta
desea que la oposición pueda lograr su convocatoria, porque así
volvería a derrotarla.
El 21, 22 y 23 de mayo se hizo, sin incidentes, el “reparo”
de las firmas objetadas para revocar gobernadores y diputados, que afectaron
a varios líderes de la misma oposición. El proceso está
vigilado por la OEA y el Centro Carter, cuyos representantes se comportan
como observadores nada imparciales, irritando a las autoridades del CNE
y ofendiendo la soberanía del país. Los “reparos”
serán cruciales para las próximas etapas del proceso político.
La derecha venezolana juega simultáneamente con dos barajas, una
de apariencia legal y democrática y otra ilegal y subversiva. Los
130 paramilitares capturados el 9 de mayo por los servicios de inteligencia
estaban encabezados por tres “comandantes” avezados en el
crimen. Eran unos cuarenta reservistas, una veintena de soldados profesionales
activos del ejército colombiano y un contingente de jóvenes
desempleados inexpertos -reclutados bajo el engaño de una promesa
de trabajo-, incluidos nueve menores que serán devueltos a Colombia.
A tres semanas de la captura de los irregulares, los medios de comunicación
privados de Venezuela siguen ignorando o festinando la invasión
de quienes llaman “boys scout”. Mientras la prensa y la clase
política explotan la teoría del “montaje”, los
servicios de inteligencia buscan cómplices civiles y militares.
La introducción clandestina de paramilitares colombianos hasta
El Hatillo, en las proximidades de Caracas, sólo fue posible por
la colaboración de hacendados, grupos económicos, organizaciones
políticas de oposición y sectores de las Fuerzas Armadas
-activos y pasivos-.
La inteligencia venezolana detectó la presencia de los paramilitares
en la finca Daktari, cerca de la capital. Decidió aguardar hasta
que recibieran armas para las acciones que debían culminar el miércoles
12 de mayo, pero finalmente decidió capturar a 91 irregulares a
fin de evitar una confrontación sangrienta. Unos cuarenta consiguieron
escapar durante la confusión nocturna, entre ellos dos “comandantes”.
Pero más de treinta fugitivos fueron capturados en las semanas
posteriores.
OBJETIVO: MATAR A CHAVEZ
El objetivo principal de los paramilitares consistía
en asesinar al presidente Hugo Chávez, quien debía cenar
la noche del miércoles 12 de mayo con un grupo de banqueros en
la residencia presidencial de La Casona, reveló a PF el vicepresidente
José Vicente Rangel. Simultáneamente, otro grupo asaltaría
el palacio Miraflores y el resto atacaría por lo menos dos depósitos
de armas: el Comando Regional N° 5 de la Guardia Nacional -equivalente
a Carabineros- y la base aérea La Carlota. Un oficial activo de
la Aviación trataría de apoderarse de un avión para
arrojar bombas sobre el palacio presidencial de Miraflores.
Chavez
muestra la ficha de uno de los mercenarios reclutados en colombia por
la oposición venezolana.
La ciudadanía está acostumbrada al comportamiento
mediático que muestra a un país imaginario. La negación
de una “información veraz y oportuna” es el pan de
cada día desde hace varios años en Venezuela. Durante “la
guarimba”, los medios presentaban a un país convulsionado
por las quemazones de neumáticos en las urbanizaciones de la clase
media rica, mientras el grueso del país continuaba su vida con
normalidad. Un activo “quemador de cauchos” de Barinas fue
el profesor chileno Sergio Arancibia, socialista, economista, profesor
universitario y ex agregado comercial en Venezuela.
La TV privada y la “gran prensa” muestran a un país
victimizado por la “violación de los derechos humanos”
porque todavía se está allanando viviendas y deteniendo
a implicados en la invasión paramilitar colombiana. Sólo
dos matutinos de circulación nacional guardan todavía compostura
periodística, Las Ultimas Noticias, que dirige Eleazar Díaz
Rangel, y Panorama, un diario de Maracaibo.
El preso más relevante de estos días fue el general Francisco
Usón, ministro de Hacienda de Chávez hasta el golpe del
11 de abril de 2002, capturado el 22 de mayo en Puerto Ordaz. La policía
busca a Néstor González, otro general retirado comprometido
en la logística que permitió a los paramilitares colombianos
cruzar Venezuela en autobuses de turismo sin ser detectados.
Todos los días hay detención de colombianos fugitivos, pero
esta información no aparece en Venevisión, de Gustavo Cisneros,
ni en Globo, televisora del partido Acción Democrática.
Tampoco aparece en El Nacional y El Universal, empeñados en minimizar
la presencia militar extranjera.
¿QUIENES SON LOS SICARIOS?
El vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel,
dio a conocer el perfil de los jefes del grupo capturado en la finca Daktari,
propiedad de Roberto Alonso, un emigrado cubano, ciudadano venezolano
y estadounidense, inventor de “la guarimba” y hermano de María
Conchita Alonso, ex cantante que incursionó en el Festival de Viña
en los 80.
Los tres líderes paramilitares capturados son responsables de numerosos
asesinatos en poblaciones campesinas de Colombia, expertos en “corte
de corbata” (una incisión en la garganta que desangra a la
víctima) además en castración y mutilación
de pezones.
El jefe es un tal “comandante Lucas”, José Ernesto
Ayala Amado, quien se proponía cortar la cabeza de Chávez,
según propia confesión. Los otros jefes paramilitares colombianos
son el “comandante Richard”, Antonio Rafael Omaña Trujillo,
y el “comandante Yeferson”, Yeferson Gutiérrez Guzmán,
a quien se describe como al más sanguinario. Otros dos “comandantes”
lograron escapar.
“Lucas” hizo algunas “prácticas” durante
el adiestramiento de su hueste. Por lo menos hubo tres asesinatos de irregulares
que hicieron planes para desertar. La fotografía de un cadáver
exhumado, con una data de muerte de quince a veinte días, exhibe
“el corte de corbata” y el estómago vaciado, una técnica
militar para retrasar la descomposición de los cadáveres.
DESAFIO A LA DEMOCRACIA
Entretanto el proceso que impulsa Chávez fortalece
las transformaciones por la vía democrática. El ministro
de Planificación, Jorge Giordani, describió a PF que Venezuela
vive una “transición”, no una revolución. Aunque
no está en peligro el capitalismo, sino el modelo neoconservador
-con fortalecimiento a la pequeña empresa y a las cooperativas-,
los dueños de Venezuela no toleran los cambios.
Las clases dominantes de Venezuela y sus debilitados partidos -el social
demócrata Acción Democrática (AD) y el social cristiano
COPEI- acumulan cuatro intentos por derrocar a Chávez, cuyo gobierno
ha sido ratificado en las urnas por lo menos en cinco manifestaciones
de soberanía popular registradas en 5 años y 3 meses.
Chávez fue elegido presidente el 6 de diciembre de 1998, con 56,5%
de la votación. En otra consulta a la soberanía popular,
el referéndum del 25 de abril de 1999 -con 92% de los sufragios-
el pueblo aceptó su propuesta de convocar a una Asamblea Nacional
Constituyente (ANC) para discutir una nueva Constitución.
El electorado eligió la ANC el 25 de julio de ese mismo año,
otorgándole 120 de 131 escaños a los adherentes de Chávez
agrupados en el Polo Patriótico. En las elecciones generales del
30 de julio de 2000, sus partidarios conquistaron un centenar de escaños
parlamentarios.
Sometido de nuevo a la voluntad popular, en la contienda presidencial
regida por la nueva Constitución Bolivariana, Chávez obtuvo
el 59% de las preferencias e inauguró un nuevo mandato por seis
años. Desde entonces, sus enemigos no cejan en el afán por
derrocarlo.
GOLPES Y HUELGAS
El intento más serio fue el golpe “cívico
militar” del 11 de marzo de 2002. La aventura golpista no se hubiera
producido sin la promoción activa de Estados Unidos y el aprovechamiento
de las fisuras ideológicas en el seno de las Fuerzas Armadas. Tras
el fracaso del golpe, vino la inevitable depuración de la alta
oficialidad, principalmente en el ejército.
En diciembre de ese mismo año, se produjo una “huelga general”
que hubiera hecho caer al gobierno de cualquier país en menos de
una semana. Pero la huelga de dos meses no alcanzó fuerza social
para prosperar. Fue un paro patronal apoyado por la burocracia sindical
socialdemócrata y socialcristiana. Pero el verdadero protagonista
de la “huelga general” fue el sector petrolero, que causó
el mayor daño. El costo de la huelga fue la cuasi destrucción
del aparato extractivo y la caída del Producto Interno Bruto en
27,8% durante el primer trimestre de 2003.
Tras las sucesivas derrotas, las clases dominantes representadas por la
Coordinadora Democrática (CD) “descubrieron” que la
Constitución de 1999 contempla una vía pacífica para
deshacerse del presidente -o de cualquier funcionario elegido en las urnas-:
el referéndum revocatorio previsto al cumplirse la mitad del período.
Entonces se dieron a la tarea de reunir firmas para solicitar la revocatoria
del primer mandatario. EE.UU. creó y financió una corporación
privada -Súmate- que sustituyó a los partidos en la recolección
de firmas, con activistas pagados. El dinero lo aportó el National
Edowment for Democracy, un fondo del Departamento de Estado para “promover
la democracia en el mundo”.
Súmate reunió 1.900.000 firmas válidas y otro millón
fue rechazado. El CNE de cinco miembros -dos pertenecen a la CD- rechazó
en marzo más de un millón de firmas falsificadas. Entonces
la hegemonía golpista de la oposición inventó otros
ardides para desestabilizar al gobierno.
PARAMILITARES “MADE IN USA”
Después del golpe, los paros y la distorsión
del referéndum revocatorio, apareció la “guarimba”:
una seguidilla de desórdenes públicos enervantes pero focalizados
en áreas de clase media-alta, mientras el resto de Caracas proseguía
su vida normal. Pero de nuevo los medios se encargaron de transmitir la
imagen de un país convulsionado, protestando contra un presidente
supuestamente refractario a medirse en una nueva consulta democrática,
que vendría a ser la sexta en algo más de cinco años.
La “guarimba” fue bautizada así por su inventor, Roberto
Alonso, propietario de la finca Daktari, quien se refugió en Miami,
la ciudad donde el ex presidente Carlos Andrés Pérez anunció
que comenzaba una etapa “no pacífica” para tumbar a
Chávez. El gobernador del estado Miranda, Enrique Mendoza, también
hizo anuncios crípticos de lo que vendría.
En Homestead, Florida, existe un campo de entrenamiento de paramilitares
destinados a actuar en Venezuela. El vicepresidente José Vicente
Rangel exhibió fotografías del jefe del campo en actividad:
el ex capital de la Guardia Nacional Luis García, quien actúa
sin problemas con las autoridades norteamericanas. Rangel reunió
a los diplomáticos acreditados en Caracas para pedirles que saquen
sus manos de Venezuela. Entre los presentes se hallaba Charles Shapiro,
embajador de Estados Unidos.
Entretanto, Chávez continúa desarrollando los programas
-o “misiones”- de educación, incorporando estudiantes
a universidades gratuitas, implementando programas para que los trabajadores
continúen estudiando, llevando atención de salud a los barrios
pobres y fortaleciendo las cooperativas, microempresas e industrias pequeñas
y medianas, en particular en el sector agro-industrial.
En estos días se inauguró una planta procesadora de tomates,
que cubrirá la demanda interna, sustituirá las importaciones
y dejará márgenes exportables. Instalaciones como ésta
se inauguran cada semana. Se construyen nuevas líneas del Metro,
centrales azucareras, obras viales, etc.
El nuevo Ministerio de Cultura anunció la distribución de
27 millones de libros gratuitos, con tiradas desde 40.000 a un millón
de copias, según los títulos. Comenzó a crearse la
nueva línea aérea ConViasa. Todo esto ocurre ante la indiferencia
de los medios de prensa.
El modelo económico que impulsa Chávez orienta el gasto
público hacia proyectos que ponen énfasis en el desarrollo
humano y enfrenta a los monopolios y los grupos económicos. El
mandatario proclama el carácter antiimperialista de la “revolución
bolivariana” y ha exhortado a crear milicias para defenderla. Todo
el que desee, hombre o mujer, podrá enrolarse y recibir instrucción
militar. Es un nuevo concepto de “defensa integral” que va
más allá de la simple reincoporación de reservistas,
que ya se hizo
ERNESTO CARMONA
En Caracas
Volver | Imprimir
| Enviar
por email |