Punto Final, Nº 842 – Desde el 3 al 16 de diciembre de 2015.
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OTILIA VARGAS

 

Algún día, cuando en Chile impere la justicia histórica, la profesora primaria Otilia Vargas recibirá el homenaje que merecen ella y miles de mujeres que lucharon contra la tiranía.
Otilia y su esposo, Osvaldo Pérez, nacidos y criados en el sur de Chile, tuvieron seis hijos. Pero la dictadura militar les arrebató a cinco de ellos: Dagoberto, Carlos Fredy, Aldo Gonzalo y los mellizos Iván Renato y Mireya de Lourdes, que fueron asesinados por agentes de la Dina.
A los 83 años, en su agonía, víctima de un cáncer, Otilia Vargas dijo que Osvaldo, su esposo, fallecido unos años antes, había venido a buscarla. “Pero -agregó- todavía falta que vengan mis hijos”.
Sus hijos eran militantes del MIR y eso fue suficiente para condenarlos a muerte. La Dina buscaba a Dagoberto Pérez Vargas, el hijo mayor, un sociólogo de 27 años y miembro de la comisión política del MIR. Detuvieron a Carlos Fredy, de 25, casado, publicista y lo torturaron hasta la muerte en el cuartel secreto de José Domingo Cañas. No obtuvieron pistas de Dagoberto. Enseguida detuvieron a Aldo Gonzalo, de 23 años, y lo asesinaron en la tortura. El 16 de octubre del año siguiente los esbirros lograron ubicar la parcela de Malloco donde se ocultaba parte de la dirección del MIR. Dagoberto Pérez cayó protegiendo la retirada de sus compañeros, Andrés Pascal y Nelson Gutiérrez y sus esposas. El 24 de febrero de 1976 la Dina dio muerte a Iván y a Mireya, de 21 años, herida a bala en una pierna la trasladaron a Villa Grimaldi. En el operativo también murieron otro mirista, Amador del Fierro, una niña de 7 años, que jugaba en el lugar, y un agente de la Dina, Tulio Pereira. En venganza Mireya fue ejecutada en presencia de varios agentes.
De los seis hermanos Pérez Vargas sólo sobrevivió Patricia, la menor. Otilia y su hija pasaron a la clandestinidad hasta que lograron refugiarse en Cuba, donde ya estaba Osvaldo, el padre de esta castigada familia. En la isla doña Otilia asumió la militancia de sus hijos y desarrolló intensa actividad en la solidaridad con la resistencia en Chile. Con ayuda del historiador Jorge Benítez escribió el libro “La dictadura me arrebató cinco hijos” y trabajó sin descanso para lograr verdad y justicia. Murió el 14 de junio de 2008.

Publicado en “Punto Final”, edición Nº 842, 3 de diciembre, 2015

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