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Rusia y Ucrania, hermanos divididos
Mikhail Orlovets, embajador de la Federación de Rusia en Chile.
La crisis de Ucrania -que todavía no se resuelve- es considerada como una de las más serias producidas después del derrumbe del campo socialista, y sobre todo de la disolución de la Unión Soviética. Uno de sus puntos culminantes ha sido la incorporación de Crimea a la Federación de Rusia y también de Sebastopol, que luego de plebiscitos abrumadoramente favorables fueron aceptados por Rusia como integrantes de su Federación.
PF entrevistó el embajador de la Federación de Rusia en Chile, Mikhail Orlovets, en torno a la situación ucraniana, a la posición de Rusia y al estado de las relaciones chileno-rusas, que en 2014 cumplen setenta años. El embajador Orlovets es un diplomático experto en derecho internacional, con profunda experiencia en América Latina. Ha sido embajador en Venezuela y Ecuador y también encargado de Negocios en Cuba. En Moscú estuvo a cargo del área América Latina del Ministerio de Relaciones Exteriores. Hijo de padre ucraniano, el embajador Orlovets anota que en Ucrania hay un pueblo que lleva su nombre familiar, pero eso no impide que se sienta plenamente ciudadano ruso.
ORIGEN DE LA CRISIS
“Ya lleva bastante tiempo, más de ocho meses. Hay causas inmediatas y otras más distantes. Muchas de ellas ignoradas o desconocidas por la manipulación informativa de las agencias occidentales. Entre las primeras causas próximas está el golpe de Estado contra el presidente Victor Yanukovich, virtualmente derrocado el 22 de febrero al margen de la Constitución, cuando trataba de negociar un acuerdo económico con Rusia. La movilización popular en contra de su gobierno, que adolecía de graves fallas, terminó siendo conducida por un grupo partidario de aliarse con la Unión Europea en vez de Rusia. Elementos provocadores de orientación fascista tomaron el mando persiguiendo a la minoría rusa. Revivieron orientaciones propias de los fascistas ucranianos, que apoyaron a las tropas nazis que invadieron la Unión Soviética, como Stepan Bandera, criminal de guerra responsable de atrocidades cuya memoria destaca la ultraderecha (Ver Punto Final 801). Se extendió el hostigamiento y la persecución a la población de origen ruso, tanto en Crimea y Sebastopol como en el este del país, donde es mayoritaria la población rusa, asentada en la principal zona industrial donde destacan Kharkov, Donetsk y Lugansk. Es paradojal recordar, ahora que se derriban las estatuas de Lenin, que gracias a él Ucrania fue por primera vez república durante la revolución de 1917. Eso se ha borrado. Y hay un hostigamiento permanente manifestado en la prohibición de la utilización pública de la lengua rusa y en formas represivas instigadas por provocadores antirrusos, antisemitas, anticomunistas y pronazis. Estas persecuciones y discriminación fueron representadas ante el gobierno ucraniano sin éxito. El derrocamiento del presidente de la República al margen de la normativa constitucional ucraniana, produjo una situación caótica. La minoría rusa se vio amenazada. Ucrania movilizó tropas. Rusia se mantuvo firmemente dentro de sus fronteras. Ni tropas ni armas rusas entraron a Ucrania.
Crimea y Sebastopol, que tenían regímenes especiales, se pronunciaron por incorporarse a Rusia y las tropas rusas destacadas allí en virtud de tratados vigentes se mantuvieron al margen. Los habitantes organizaron plebiscitos abrumadoramente mayoritarios (más del 90 por ciento) en favor de la incorporación de Crimea a Rusia. La Federación de Rusia encabezada por el presidente Putin, el Consejo de la Federación y la Duma (Parlamento) aceptaron por unanimidad la petición.
Entretanto, la decisión de desahuciar las negociaciones para obtener ayuda rusa fue reemplazada por la búsqueda de apoyo en la Unión Europea, lo que habría significado además dificultades económicas para la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que incluye a Ucrania en un área de mercado común. Todo agravado por una enorme deuda que Ucrania tiene por el pago del gas que recibe de Rusia. Esa deuda, al 1º de abril, era de 2.237 millones de dólares. La deuda total acumulada por la empresa Naftogaz de Ucrania ha llegado a más de 3.500 millones de dólares. Estamos exigiendo la cancelación de la deuda en la forma que acordemos y que esto se cumpla por ambas partes. Si nos vemos obligados a interrumpir el suministro a Ucrania, aseguramos el abastecimiento normal de todos los otros países que reciben nuestro gas(1). Ni en los peores momentos de la guerra fría incumplimos nuestra obligación y lo seguiremos haciendo. Hay que agregar que para Rusia es un tema esencial la suerte de los rusos que quedaron fuera de sus fronteras cuando se disolvió la Unión Soviética. Se estima a lo menos en veinticinco millones los rusos en esa situación, y Rusia no puede dejarlos abandonados”.
¿Eso significa que Rusia no aceptaría que en países vecinos se atentara contra una significativa minoría rusa?
“Preferiría no responder esa pregunta hipotética. Lo concreto es que el caso de Ucrania es diferente por razones históricas, culturales y también económicas, por incumplimiento de acuerdos. Su situación estratégica es también otro factor. Rusia no está interesada en que Ucrania desaparezca o sea anexada. Nos interesa una Ucrania fraternal”.
RUSOS EN CRIMEA
¿Cuál es el estado del problema con Crimea reintegrada a Rusia y un conflicto que sigue vivo y significa graves sufrimientos para la población?
“Aunque técnicamente se trata de la República de Crimea y la ciudad de Sebastopol con un régimen jurídico distinto, hablaré para mayor comprensión solamente de Crimea, entendiendo que me refiero a ambas entidades. Ellas se incorporaron a Rusia como territorios federales y han comenzado a vivir en plenitud su condición de ciudadanos rusos. Jurídicamente la situación está finiquitada, aunque hay una serie de elementos de detalle en vías de solución. En Crimea viven 2,2 millones de personas de las cuales 1,5 millones son rusos, 350 mil ucranianos que hablan ruso coexistirán en un plano de absoluta igualdad con rusos, ucranianos y tártaros, que son de origen mongol. Estos últimos han sido rehabilitados luego de la represión que sufrieron en tiempos de Stalin. Como parte de la política de no discriminación habrá tres lenguas oficiales: ruso, ucraniano y tártaro.
Ucrania sigue sosteniendo que la incorporación de Crimea a Rusia no es válida. Está equivocada. Los argumentos históricos a favor de Crimea como parte importante de la identidad rusa son abundantes. La condición estratégica y militar de la zona, base de la flota del Mar Negro incluso cuando Ucrania no existía, es indiscutible. Esto agrava la posibilidad de que esos territorios pudieran ser utilizados a favor de países o alianzas interesadas en debilitar a Rusia. Y se ha hecho en otras partes como Polonia y países bálticos. Con la diferencia de que en Ucrania sería mucho más grave. Hay cohetes que apuntarían al corazón de nuestro país.
La reacción ucraniana ha sido duramente agresiva. Prácticamente ha sitiado las zonas de mayoría rusa. Cortó el abastecimiento de agua potable a Crimea e intensificó la represión a ciudadanos inermes y a grupos de autodefensa, incluso bombardeando con aviones y atacando con blindados. Se han bloqueado las transmisiones de la televisión rusa e incluso, han estimulado masacres o represalias terribles como la ocurrida en Odessa con el incendio de una sede social que costó la vida a decenas de rusos.
El presidente Vladimir Putin ha recordado el caso de Kosovo. Habitado en más de un 90 por ciento por albaneses, Kosovo era parte de Serbia, que le reconocía autonomía y tratamiento especial. En medio de la crisis yugoslava, los kosovares decidieron independizarse. Serbia defendió la intangibilidad del Estado. Los países occidentales, encabezados por Estados Unidos, invocaron la Carta de Naciones Unidas que apela a la voluntad popular. No contentos con eso, atacaron al ejército serbio desplegado en la región. Así, a fines del siglo XX Belgrado fue atacado por misiles y luego vino la intervención real”.
FIRME ACTITUD RUSA
“La firme actitud de Rusia -agrega el embajador Orlovets- cuyas fuerzas armadas en ningún momento invadieron su territorio fue determinante para que en Ucrania empezara a buscarse una salida. El país estaba sin gobierno. Se decidió realizar elecciones presidenciales. Rusia sugirió que previamente se aprobara una nueva Constitución, planteamiento que fue rechazado. En las elecciones presidenciales triunfó el candidato Piotr Poroshenko. El gobierno ruso declaró que respetaría la voluntad de los ucranianos y que era indispensable y urgente conseguir la paz en el este de Ucrania y terminar con la violencia. El 6 de junio -con motivo del 70º aniversario del desembarco de los aliados en Normandía en 1944-, el presidente Putin conversó brevemente con el presidente electo de Ucrania, para manifestarle su disposición a iniciar negociaciones para poner fin a la violencia en Ucrania, lo que fue aceptado por Poroshenko, que aseguró tener un plan de paz. Sin embargo, hasta ahora no se ha producido un cese del fuego.
En todo caso, como embajador me interesa reafirmar que para Rusia y los rusos, Ucrania y Bielorrusia son países hermanos. Nos entendemos en la misma lengua con variantes que les dan individualidad nacional. Tenemos la misma matriz cultural, histórica y religiosa. Nos unen las mismas costumbres, y sobre todo, la necesidad de forjarnos un destino común. A Rusia le interesa que exista una Ucrania independiente y soberana, estable y fraternal, que no se convierta en una amenaza al corazón de Rusia con el apoyo de la Otan o de otras alianzas. Un país sin discriminación nacional o racial hacia sus habitantes, que progrese y asuma responsabilidades con la paz y la estabilidad de la región”.
HERNAN SOTO
(1) Finalmente, el 15-16 de junio, Gazprom, la empresa rusa de energía, cortó el suministro de gas a Kiev, Ucrania. En declaración pública informó que la parte ucraniana no hizo una propuesta de pago por la deuda pendiente. Informó, al mismo tiempo, que mantendrá el abastecimiento de gas destinado a Europa occidental en forma normal. Advirtió, sin embargo, que podrían producirse cuellos de botella si Ucrania ilegalmente desvía gas para su propio consumo (Nota de PF.)
Relaciones entre Rusia y Chile
“Nuestras relaciones son plenamente satisfactorias. Y tienen grandes posibilidades. Para nosotros la amistad entre nuestros pueblos es muy importante. Y nos interesa reafirmarla y hacerla mayor. Fue uno de los objetivos de la visita relámpago de nuestro ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, a Chile y otros países latinoamericanos para informar acerca de la situación con Ucrania, la posición de Rusia y mostrar la importancia que para Rusia tiene América Latina. El balance de la visita del ministro Lavrov fue positivo. El mundo está cambiando rápidamente y el Océano Pacífico y la zona Asia Pacífico tienen mucha importancia para nosotros; dice el embajador Mikhail Orlovets.
“Hubo algunos rumores interesados de que el ministro Lavrov exploraba la posibilidad de conseguir bases militares en América Latina. Un rumor absurdo: Rusia no tiene bases más allá de sus fronteras y no se interesa por tenerlas. Son otros los que tienen bases militares diseminadas por todo el mundo”.
Las relaciones entre Rusia y Chile -añade- son buenas, pero podrían ser mejores. “Tenemos un intercambio comercial de 750 millones de dólares que representa un incremento superior al 40 por ciento con relación al año anterior. Sin embargo, la balanza comercial es desequilibrada, netamente favorable a Chile.
Chile exporta a Rusia mucho más de lo que importa desde Rusia. Y los productos chilenos tienen amplia acogida en mi país por su calidad y precio. Prochile ha hecho un trabajo notable. Aquí, por culpa nuestra, nuestros productos son poco conocidos. Hasta el vodka que en Chile se compra como ruso, no se elabora en Rusia. Nosotros vendemos muchos productos en Alemania, China, Holanda, Finlandia y otros países, y también en América Latina. Y son de buena calidad -no solo artículos de consumo o materias primas-. Estamos en condiciones de ofrecer soluciones energéticas, tradicionales y no convencionales, energías no contaminantes, incluso proyectos mareomotrices y geotérmicos, productos químicos, fertilizantes, productos agrícolas, máquinas-herramientas, construcción de barcos, aviones y helicópteros, etc.
Nos interesa el comercio y mucho los intercambios culturales y científicos. Y no solamente con Chile sino con Unasur, Mercosur, Celac y también con la Alianza del Pacífico. Y, claro, los temas de política internacional como el fortalecimiento de Naciones Unidas, la paz mundial y el desarrollo de un mundo multiglobal. Esos temas deberían estar presente en la reunión bilateral de los días 25 y 26 de junio en Moscú. Las relaciones de Rusia con América Latina tenderán a hacerse crecientemente importantes. Se acaba de acordar una alianza entre Rusia, Bielorrusia y Kazakstán, a la que se unirían, por el momento, Armenia y Kirguiztán, para la constitución de un mercado común, espacios que deberían facilitar los intercambios. Hay ventajas claras para países socios de estos acuerdos: la extensión del ruso como idioma común, la existencia de infraestructura de transporte y comunicaciones y la utilización de tecnología y prácticas productivas semejantes. Por otro lado, hay un claro acercamiento entre Rusia y China, que puede materializarse en un colosal proyecto para abastecer de gas siberiano a la República Popular China y disminuir la contaminación de las grandes ciudades, asegurando un combustible no contaminante, competitivo y de alta calidad durante los próximos decenios. Existen, además, enormes yacimientos de gas que podrían abastecer no solo a regiones China sino a otros países asiáticos, como asimismo asegurar y aumentar la producción destinada a Europa”.
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 807, 27 de junio, 2014)
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