Punto Final, Nº788 – Desde el 23 de agosto hasta el 5 de septiembre de 2013.
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MATIAS CATRILEO

 

Diez comuneros y estudiantes mapuches fueron asesinados por la represión policial durante los gobiernos de la Concertación. Tres cayeron durante el gobierno de Michelle Bachelet: Johnny Cariqueo Yáñez, el 31 de marzo de 2008, miembro del Colectivo Puño en Alto, de Santiago, víctima de una brutal golpiza en la 26ª Comisaría de Carabineros de Pudahuel; el estudiante Matías Catrileo Quezada, el 3 de enero de 2008, asesinado por la espalda por el cabo Walter Ramírez Inostroza en la toma del fundo Santa Margarita, de la comuna de Vilcún y Jaime Mendoza Collío, el 12 de agosto de 2009, muerto por el cabo Patricio Jara Muñoz durante la toma de un fundo de Forestal Mininco, en Collipulli.
Matías Catrileo, de 22 años, estudiaba agronomía en la Universidad de La Frontera, en Temuco. Las balas que le perforaron un pulmón las disparó una subametralladora Uzi en manos del cabo Walter Ramírez, también descendiente de mapuches, que prestaba protección al fundo Santa Margarita, del agricultor Jorge Luchsinger. Ramírez tuvo la suerte  de ser enjuiciado por el fiscal militar José Pinto Aparicio, el mismo que logró la absolución de los asesinos de otro joven mapuche, Alex Lemún, de 17 años, muerto en parecidas circunstancias en 2002. Ramírez fue “sancionado” con tres años de libertad vigilada.
Matías Catrileo estudió en el Liceo José V. Lastarria, de Santiago, e hizo el servicio militar en Arica. Regresó a La Araucanía para incorporarse a la lucha de su pueblo. En calidad de “weichafe” (guerrero) acompañaba la ocupación del fundo Santa Margarita cuando cayó abatido por los disparos del cabo Ramírez.
La sangre mapuche sigue derramándose. El pasado 6 de agosto, en la comuna de Ercilla, otro joven luchador, Rodrigo Melinao Licán, recibió un escopetazo en el pecho que le quitó la vida. La causa de su muerte fue similar a la de Alex Lemún: perdigones de plomo disparados por una escopeta Winchester calibre 12.
Catrileo, Melinao, Lemún, Mendoza Collío, Cariqueo y los otros “weichafes” y “werkenes” (mensajeros) caídos en “democracia”, han dejado testimonio de la irreductible voluntad que anima a su pueblo de hacer respetar sus derechos.

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 788, 23 de agosto, 2013)


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