Punto Final, Nº776 – Desde el 8 al 21 de marzo de 2013.
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La primera entrevista en Chile
del Comandante Chávez

“Los militares no estamos para imponer políticas de miseria”

 

 

EN el Hotel Panamericano de Santiago se hospedó el Comandante Hugo Chávez en octubre de 1994. El líder del alzamiento militar del 4 de febrero de 1992 estuvo dos años en prisión. En Chile ningún partido político quiso dialogar con él y “Punto Final” fue el único medio que lo entrevistó.

 

 

 

Liberado de la cárcel donde estaba recluido por haber encabezado un levantamiento militar contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, Hugo Chávez visitó en 1994 algunos países latinoamericanos, entre ellos Chile. Su visita pasó prácticamente inadvertida (por lo mismo ha sido calificada irónicamente de “secreta”). Con todo, el ex comandante pudo reunirse con un grupo de dirigentes, militantes y simpatizantes de Izquierda, encabezados por el historiador Luis Vitale y el profesor Pedro Godoy. Punto Final, fue el único medio que en esa ocasión entrevistó a Chávez.
Destacamos esa entrevista (PF 327) realizada por Hernán Soto. Muestra el origen de muchas cosas y la capacidad predictiva del líder venezolano, que se proyectaría a escala latinoamericana e incluso mundial. Los planes que esboza Chávez se fueron cumpliendo estrictamente. También su pensamiento se hizo más amplio y profundo enfilando hacia un nuevo socialismo sin perder sus raíces.

MOVIMIENTO BOLIVARIANO
¿Cómo es el Movimiento Simón Bolívar organizado por militares que pretenden convertirse en instancia del cambio democrático en Venezuela?
“Su origen está en el movimiento de jóvenes oficiales que surgió en el Bicentenario de Simón Bolívar, enfrentado a la profunda crisis económica evidenciada en el llamado ‘viernes negro’, de febrero de 1983, en que el país se encontró ante una abismante crisis de divisas, con su economía virtualmente saqueada.
Se percibía también una crisis moral profunda que llegaba hasta los altos mandos, aliados a gobiernos corrompidos e intereses antinacionales. Vimos que se corrompía el ‘ser militar’ que definió Bolívar en su última proclama de Santa Marta: los militares deben empuñar su espada en defensa de las garantías sociales.
El Movimiento fue creciendo en todas las ramas de las fuerzas armadas como una corriente refrescante que finalmente se hizo pública. Fui objeto de varios arrestos e investigaciones que no llegaban a nada, porque la actividad bolivariana no era conspirativa. Vino entonces el ‘caracazo’ de febrero de l989. Carlos Andrés Pérez había triunfado prometiendo progreso y políticas sociales, pero apenas llegó al poder quiso aplicar una política de ajuste recesivo, de shock al estilo de los Chicago boys, comenzando por el alza de la gasolina. El país estalló. Pérez dispuso que salieran las tropas ‘a matar gente’, esa fue la orden textual, para amedrentar al pueblo. Hubo más de cinco mil muertos en las calles de Caracas y en las principales ciudades. Los bolivarianos perdimos a uno de nuestros mejores hombres, el comandante Felipe Acosta Canales. Tenemos fuertes sospechas de que el gobierno lo mandó matar aprovechando la confusión. Obligar a las fuerzas armadas a que reprimiera a su propio pueblo significó una masacre feroz. Hombres, mujeres, niños destrozados por las balas, ranchos en los cerros arrasados a cañonazos. Felizmente, yo estaba enfermo en cama. Después de la tragedia nos reunimos, en marzo, y tomamos la decisión. Nos dijimos: ‘este movimiento va a tumbar a Carlos Andrés Pérez’”.

OTRO TIPO DE MILITAR
¿Cuál es la influencia de la doctrina de la Seguridad Nacional en los militares venezolanos?
“Después del año 1970 disminuyó. En las cúpulas se mantienen estudios en torno a ese modelo de seguridad que se puso en boga especialmente en el Cono Sur, propiciado por la Escuela de las Américas y el Pentágono. Nosotros nos fuimos apartando de esa doctrina. Los militares comenzamos a mirar hacia nosotros mismos. Nos alejamos de esquemas importados, impuestos por Norteamérica.
Los militares venezolanos mayoritariamente venimos del pueblo. Yo soy un campesino. Casi toda mi generación militar viene de los barrios y del campo. Comenzamos a cuestionarnos. Hubo elementos históricos importantes que influyeron. Recuerdo, por ejemplo, el golpe contra Allende. Nos marcó mucho. Nos decíamos: se habla a nombre de la democracia, pero cuando hay un gobierno que no les conviene a los militares o a un sector minoritario, lo tumban. Ese papel de gendarmes o ‘gorilas’ al servicio de gobiernos autoritarios comenzó a sernos intolerable. (…)Todo eso (la experiencia de gobierno de Velasco Alvarado en el Perú y de Omar Torrijos, en Panamá) fue para mí un gran aliciente en la búsqueda de lo que todavía buscamos: un nuevo tipo de militar para América Latina. Un militar del pueblo, un militar entregado a su pueblo y no un militar para reprimir o para imponer políticas de miseria”.
¿Sometido a las reglas democráticas?
 “Por supuesto. A ellas y subordinado al Estado de derecho. Decidimos insurgir después del ‘caracazo’ y comenzamos el trabajo de la conspiración. Ya teníamos una década de trabajo ideológico. No fue un movimiento coyuntural. Teníamos semillas sembradas en todas partes. Ni yo mismo pensé que la rebelión sería de tanta magnitud, a pesar de las descoordinaciones que la hicieron fracasar. No sólo fue en Caracas y Maracay, sino también en ciudades como Valencia y Maracaibo”.

PLANTEO POLITICO
¿Qué pasa hoy con el Movimiento Bolivariano?
“El Movimiento Bolivariano 200 creo que mordió la médula del pueblo. Rafael Caldera es hoy presidente porque fue el único capaz de decir, cuando aún se combatía en los barrios, que un pueblo con hambre no defiende la democracia y que había que analizar a fondo las causas del levantamiento (del ‘caracazo’, PF). El Movimiento Bolivariano sufre ahora una transformación, se va convirtiendo en un movimiento político y el pueblo nos apoya (…) Después del 4 de febrero de 1992 (fecha del levantamiento contra Carlos Andrés Pérez) las encuestas llegaron a darnos el 90% de apoyo, y a Pérez el 1%. Un apoyo que era más emocional que real. Ahora se ha estabilizado entre un 50% y 60%. Y también es muy fuerte entre la oficialidad joven que nos apoya en un 80%, según una encuesta hecha por la Dirección de Inteligencia Militar. Eso tiene espantado al gobierno”.
Usted es criticado por diversos sectores…
“Nos han dicho de todo; que soy comunista, lo que no es verdad, pero tampoco soy anticomunista. Fui a Colombia y me entrevisté con el ministro del Interior. Fui a universidades y me entrevisté con dirigentes de Izquierda, di a conocer mis opiniones y escuché a mis interlocutores. Pues bien, la Dirección de Inteligencia informó que yo había ofrecido cuatro mil hombres a la guerrilla colombiana. También dicen que estoy aliado con narcotraficantes”.
¿Cuál es el programa del Movimiento?
“En un trabajo que escribí en la cárcel, señalé tres direcciones en esta etapa de transición: la ideológica, la programática y la orgánica. En cuanto a lo primero, es obvio que sin ideología no hay proyecto de nación. Nos negamos a importar ideología y recurrimos al pensamiento bolivariano, que para nosotros es símbolo de acción que moviliza desde los ancianos a los niños…”.
Pero en concreto…
“En el Programa Nacional Simón Bolívar hablamos de un modelo económico alternativo, de una economía soberana que realza el papel del Estado en las empresas básicas y en los servicios sociales, así como en la salud en que es responsabilidad ineludible del Estado entregar un servicio nacional. En esta economía soberana, el sector privado tiene amplio campo de acción. Pero no debe asumir todo el control, no debemos caer en la exageración del mercado. Un modelo de economía mixta que, además, esté fuertemente marcado por el cooperativismo. En nuestro proyecto económico se plantean tres áreas: una estatal, otra privada y una tercera colectiva, con modelos cooperativos de cogestión y otras formas que no son nuevas pero que deben ensamblarse en un conjunto coherente.
En lo político creemos que se necesita una Asamblea Constituyente que, entre otras cosas, agregue a los tres poderes clásicos un poder moral y un poder electoral. Para nosotros, venezolanos, no sería tampoco novedad porque Simón Bolívar planteó en Angostura, en 1819, y en Bolivia, el poder electoral. El poder moral unificaría todas las instancias de control, como un poder electo por el pueblo y no como sucede ahora en que fiscalizadores son nombrados por el gobierno o por los partidos a través del Congreso, vale decir por los ‘cogollos’ -las cúpulas- que tienen amarrado al país. También nombran el Consejo Supremo Electoral, lo que explica que en los últimos años hayan debido repetirse diez elecciones de gobernadores por fraudes que nunca arrojan responsables. Proponemos un poder electoral elegido por el pueblo, permanente, independiente de todos los demás poderes, que controle la corrección de los procesos electorales y pueda convocar a plebiscito cuando las autoridades elegidas se aparten de la voluntad de la mayoría”.

COYUNTURA ELECTORAL
Si no logran la Asamblea Constituyente, ¿se presentarán a las próximas elecciones?
“No, a las próximas no vamos a ir. Es una decisión prácticamente tomada. Se harán dentro de un año y dos meses: están demasiado encima (…) Sí vamos a concurrir a las elecciones del 98. Se eligen presidente y también gobernadores, alcaldes y concejales que duran tres años”.
Pero hablar del 98 parece demasiado lejano y tal vez improbable...
“Es verdad. En Venezuela, cualquier cosa puede pasar. Hay mucha efervescencia. Hemos pedido al presidente Caldera que convoque a una Asamblea Constituyente. Según la última encuesta -de Mercoanálisis- el 82% de la gente nos apoya. Pero el presidente ha desestimado nuestra petición. ‘Sería un espejismo’, ha dicho, pero insistiremos hasta sensibilizarlo. Si no lo logramos, si se mantiene el ‘equilibrio inestable’, llegaremos a la elección”.
¿Cómo visualizan los grandes temas de la integración y la relación con Estados Unidos?
“En cuanto a lo segundo, deben ser relaciones de respeto mutuo. No tenemos la idea de invadir Estados Unidos, pero tampoco aceptamos ser invadidos por Estados Unidos. Los países de América Latina deben tener peso propio y buscar caminos de integración. El problema de la deuda externa exige, por ejemplo, una acción común. Si Venezuela declarara una moratoria de la impagable deuda externa -de más de 32 mil millones de dólares- nos aplastarían. No sería así si todos actuáramos de conjunto. Nuestras relaciones con Estados Unidos deben ser enfocados con realismo pero de pie, con altivez soberana y con los brazos extendidos a América Latina”.

APOYO A CUBA
¿Y hacia Cuba?
“Cuba es parte de América Latina. Está en una situación muy difícil, que esperamos que su pueblo y su gobierno sean capaces de superar. Cuba es para nosotros un bastión de dignidad. Ahí está, de pie. Al margen de diferencias ideológicas, le extendemos la mano”.
Lo programático del Movimiento, ¿qué plazo tiene para su realización?
“Es para nosotros una empresa de largo plazo, a veinte años, podríamos decir. Lo decía el general Omar Torrijos: avancemos aunque sea un milímetro, pero sepamos bien para donde caminamos”.
¿Cuáles son los principales adversarios del Movimiento Simón Bolívar?
“La cúpula militar que representa esa forma prusiana y arbitraria del mundo militar es uno de ellos, y tiene planes –estamos convencidos- para liquidarnos. Igualmente la policía política, la Disip. Tenemos adversarios en los grandes intereses que saben que los vamos a combatir. Nos entenderemos con lo que llaman la ‘burguesía nacional’ pero no con los corrompidos que han manejado el Estado a su amaño. También tenemos enemigos en las cúpulas políticas, en las rancias estructuras de Acción Democrática y Copei (...)”.
¿Cómo funciona el Movimiento? ¿De manera verticalista, militar, cupular o democrática?
“Pensamos que la fuerza viene de abajo, desde las ‘catacumbas sociales’, y queremos darle al Movimiento el signo más horizontal posible. Hacemos asambleas de mil y tantas personas y tratamos de lograr formas de democracia directa (…)”.
Ustedes parecen estar en una campaña a todo vapor, como si tuvieran que gobernar mañana.
“Sí, es verdad. No podemos sentarnos a descansar. Es un combate más que una campaña. El 1° de noviembre -y esto es una primicia- empezaremos a recorrer Venezuela durante 54 meses. Iremos a todas partes, a dar a conocer nuestras ideas y también a escuchar y aprender. Pienso que no podemos fallar. Es otro siglo, un cambio de milenio y en él deberemos actuar. Hemos diseñado el círculo, la espiral y el huracán bolivariano como las etapas del Movimiento en desarrollo que estamos llevando a la práctica. Son tiempos hermosos para la esperanza, a pesar de lo angustiosa que hoy es la situación”

 

(re)Publicado en “Punto Final”, edición Nº 776, 8 de marzo, 2013

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