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Las mujeres del carbón
Tardé años en acercarme a la realidad de las mujeres del carbón. Aún conservo una hoja del árbol del pan que había en el invernadero del Parque de Lota, le pedí la hoja caída al guía que nos llevaba en el recorrido. Allí conocí las orquídeas y otras especies maravillosas. Me sentía transportada a un exótico país de cuentos. Fue durante nuestro viaje de fin de estudios del Liceo N° 6 de Niñas, en 1950. Vimos las esculturas de los perros del patrón. Todas habíamos leído Subterra, de Baldomero Lillo, pero no logramos visitar donde vivían los mineros, menos acercarnos a las bocaminas, sitios prohibidos para las mujeres. Lo importante eran ese parque, el palacio Cousiño, la belleza y el lujo.
Carmen Pinto Luna para el 11 de septiembre de 1973 era la secretaria de Isidoro Carrillo, gerente de la Empresa Nacional del Carbón (Enacar). Testimonia: “Mi abuela materna, Angela Valenzuela Ceballos, participó en las primeras huelgas de Curanilahue y en las protestas de cocinas apagadas a principios del siglo XX, anteriores a las del norte salitrero. Mi abuelo Cristóbal Luna, marido de Angela, empezó a trabajar a los ocho años en la mina. Lo echaron de Curanilahue por ‘indeseable’ y tuvieron que partir a Schwager de manera clandestina. Su hija Juana Luna, mi madre, tuvo diez hijos”.
A Santos Leoncio Medel (Lebu, 1904 - Santiago, 1967) lo vi mucho durante sus estancias en San Fernando. Me contó que a los cinco años de edad conoció la mina acompañando a un hermano. Luego empezó a trabajar a los ocho años en la misma mina como “caballito”. Le colocaron un arnés para que pudiera arrastrar la vagoneta de carbón en lugares estrechos donde no cabía un hombre. Asistió sólo un año a la escuela de Lebu, y aprendió a leer y escribir con profesores del Partido Comunista donde militó desde 1927. Trabajó en Lota, Curanilahue, Schwager, Cosmito y Coronel. Lo despidieron en 1931, por participar en el movimiento contra Carlos Ibáñez del Campo. Dirigente de la Federación Obrera de Chile, miembro de la Federación Minera de Chile, de la Central Unica de Trabajadores, del Sindicato Victoria de Lebu, sufrió persecuciones, y prisiones durante la represión del gobierno de Gabriel González Videla, a partir de 1947. Ocultamiento y trabajo clandestino no le impidieron seguir su labor de dirigente. Regidor, alcalde de Lota, diputado por Lebu, Cañete y Arauco para el periodo de 1961 a 1965. Se destacaba por su cultura y elocuencia. En esos años dio una charla en la municipalidad de San Fernando y dejó admirados a los profesores. Pero Santos Leoncio nunca habló de las mujeres de los mineros.
En enero de 1960, los poetas Allen Ginsberg y Lawrence Ferlinghetti asistieron al Primer Encuentro de Escritores Americanos, organizado por Gonzalo Rojas con auspicio de la Universidad de Concepción. Este los invitó a bajar a la mina. Y bajaron. Ferlinghetti escribió un poema sobre esta experiencia, llamado “Puerta escondida”. Cuando le preguntaron los periodistas qué le había impresionado más de Chile, respondió: “Lota, Lota, Lota”.Dijo que no podría olvidar las caras de los mineros cuando bajan en la jaula a la mina, hasta un kilómetro bajo el nivel del mar.
Meses después se inició la gran huelga de noventa y seis días. Ocurrió el mayor terremoto registrado hasta la fecha en el mundo, que afectó duramente la zona del carbón, pero la empresa obligó a los mineros a retomar sus trabajos. Las familias mineras hubieron de aceptar la evacuación de sus hijos para salvarlos del hambre. Esos niños fueron acogidos con amor en muchos hogares santiaguinos y descubrieron un mundo por completo ignorado. Durante esa huelga se efectuó la histórica marcha de los mineros hasta Concepción.
“Treinta y cinco mil personas -evoca Carmen Pinto- marchamos a lo largo de 40 kilómetros, en medio de un bosque impresionante de banderas. Al salir de Coronel, en un lugar llamado Escuadrón, se sumaron a la marcha los mineros provenientes de Curanilahue y Lebu. Los estudiantes de la Universidad de Concepción y representantes de los sindicatos de empresas de la provincia, estaban apostados junto al camino con bebidas, alimentos y material de primeros auxilios. Al llegar al puente sobre el Bío Bío, fuerzas de carabineros intentaron impedirnos el ingreso al centro de la ciudad. Recuerdo haber sentido mucho temor en la travesía, pues el puente se cimbraba al paso interminable de tanta gente. Pocos días después quedó inutilizado por efecto del doble terremoto, el del veintiuno de mayo en Concepción y del veintidós de mayo en Valdivia”.
Esa marcha fue filmada por el cineasta Sergio Bravo Ramos en el documental Marcha de los mineros del carbón, (desaparecido después del golpe de 1973). Las imágenes estaban acompañadas por un texto de Francisco Coloane leído por él mismo, lo único que se ha logrado conservar.
EXPLOSION DE GRISU
En un medio saturado de polvillo de carbón, las guaguas nacen respirándolo. La silicosis es un mal que acecha a todos. Las mujeres crían hijos, trabajan, resguardan y apoyan a los mineros pero permanecen a la sombra. Se pueden comparar a las heroicas montoneras, fortineras o rabonas que acompañaban, fieles y silenciosas, a los soldados durante las guerras para alimentarlos, cargarles las armas, curarlos.
Para la gran explosión de grisú (metano), en 1968, murieron doce mineros en Schwager. Llegué esa misma noche a hacer un reportaje. Fui a ver a los heridos en el hospital, con verdaderas máscaras negras de carbón incorporado a la piel. No sólo sus rostros y cuerpos inflamados, lo peor: casi todos tenían el tracto respiratorio y los pulmones quemados.
La población entera estaba estremecida. La explosión quemó a los hombres y derrumbó los laboreos. En las minas de carbón de Europa usaban ruiseñores para que anunciaran la presencia del gas grisú; en Chile, ratones. Al desplazarse a ras del suelo los roedores eran los primeros en sufrir el efecto del monóxido de carbono. La gratitud a este animal los llevó a celebrarlo el día de San Agustín, el 28 de agosto. Pero no es fácil hablar con un minero sobre esto. El ratón es un tema tabú: no sólo anuncia el grisú, también es el limpiador de los excrementos.
Entrevisté a las viudas, todas madres de muchos hijos, quienes abrieron sus casas y contaron su realidad. Mujeres recias, no estaban deshechas en lágrimas, pero cada una de sus palabras trasuntaba dolor e impotencia. El primer piso era una pieza para vivir de día a toda hora. El segundo, otra pieza con un solo camastro formado por varios colchones donde se acostaba el matrimonio y toda la familia: niños y niñas. Ninguna de esas mujeres tuvo jamás derecho a la intimidad. El marido o hijo -o ambos- si tenían turno de noche, llegaban a acostarse en la cama aún tibia donde habían dormido otros miembros de la familia: de este hecho proviene la expresión “camas calientes”.
Las madres tenían que conseguir turno en los lavaderos colectivos para lavar cantidades de ropa, sobre todo la empleada en el laboreo de la mina. También sacaban turno para cocer el famoso pan minero, amasado por ellas, en los hornos comunitarios. Debían preparar a diario no sólo la comida para la familia sino también el“manche” o merienda que llevaba el obrero a la mina.
Me impresionó ver en las casas de los mineros una blanca bolsa colgando del techo. La dueña de casa me dijo que el pan lo colgaba ahí para que los niños no se lo comieran…
A estas mujeres que fueron las primeras de Chile en declarar las huelgas de cocinas apagadas como presión a sus maridos, no les permitían asistir a asambleas ni reuniones sindicales, salvo excepciones. Un mundo ferozmente machista las segregaba al punto que los hombres no salían a pasear con sus mujeres para no sufrir burlas como “ése anda con la zorra al hombro”. La prostitución era otra desgracia que se enseñoreaba sobre las mujeres más jovencitas: no tenían donde trabajar, tenían cerrados todos los caminos.
El minero permanecía más de doce horas en la mina. Llegaba hambriento e impregnado de carbón. La mujer lo bañaba antes de darle de comer. Como no había duchas, ella debía acarrear el agua para llenar unas tinajas enormes.
Luego de cerradas las minas, bajé al Chiflón del Diablo y pude tener apenas un ramalazo de la no-visión, de la permanencia en las entrañas de la Tierra, bajo el nivel del mar, en medio de la oscuridad total. Sólo la ventilación natural -por eso es chiflón- impedía sentirme enterrada en vida.
DURA LUCHA
Los obreros del carbón constituyeron el gremio más combativo del país. La explotación de la minería del carbón es una historia de luchas y represiones feroces. Una somera síntesis permite apreciar este dramático proceso.
El 9 de septiembre de 1852, Matías Cousiño fundó la Compañía de Lota. En su primer año, esta compañía contó con 125 personas ocupadas y produjo 7.815 toneladas. El carbón era extraído de pequeños piques subterráneos, bajo la dirección de ingenieros ingleses. Cada día adquiría mayor importancia para proveer sobre todo a los ferrocarriles y la industria siderúrgica o centrales eléctricas.
En 1854, se inició la primera rebelión obrera en Lota, seguida en 1859 por un nuevo movimiento de protesta de los mineros.
En 1890, los panaderos de Concepción y los mineros de la cuenca del carbón se sumaron al gran movimiento huelguístico nacional: la huelga general iniciada el 2 de julio en Iquique se extendió por las provincias de Tarapacá y Antofagasta, el 21 de julio recibió el apoyo de los portuarios y marinos de la Sud Americana de Vapores en Valparaíso, además de otros gremios de Viña del Mar, Quillota, Los Andes, Santiago, Talca.
En 1902 se constituyó la Federación de Trabajadores de Lota y Coronel. La primera huelga que el siglo XX registró en la zona fue la de 1903, reprimida por el gobierno con una matanza colectiva. Se inició en las minas de Puchoco-Rojas y Boca Maule, en Schwager, a la cual se sumaron los estibadores del muelle de Schwager. Un pelotón del Regimiento Chacabuco de Concepción disparó contra los trabajadores, dos muertos; las movilizaciones se extendieron a Coronel y Lota, hubo violenta represión. El conflicto prosiguió por tres meses, se sumaron lancheros de Schwager y Buen Retiro, además de mineros de Puchoco-Délano que pedían fin al sistema de pagos con fichas que sólo podían ser cambiadas en las pulperías de la compañía por alimentos y productos esenciales.
1904, en enero, estalla la huelga en Lota; en septiembre, en gran mitin de obreros en Coronel, se presenta Luis Emilio Recabarren. El 2 de octubre, la huelga de Millaneco se extiende a todo Lebu.
1905, huelga de los mineros de los yacimientos Errázuriz, en Lebu.
1906, huelga en minas de Buen Retiro, en Coronel, la empresa impone un máximo de 30 centavos por cajón de carbón extraído; la represión deja un minero muerto, varios heridos y varios encarcelados. El 1º de mayo de ese año, se conmemora en manifestación pública, por primera vez en Coronel, el día del trabajador, asisten mil personas. Se produce la huelga en las maestranzas de la compañía minera Arauco.
1907, huelga en Coronel, trabajadores piden la salida del sargento que oficia de comandante de la policía de la compañía, la movilización fracasa y los dirigentes que la encabezaron deben salir de la zona del carbón.
1911, se conmemora por primera vez en acto público y callejero el 1° de mayo en Lebu.
1913, abril, huelga en la mina Amalia de Curanilahue, propiedad de Ríos de Curanilahue. Agosto: huelga Carbonífera de Curanilahue.
1914, huelga en las minas de Curanilahue y Lebu, ocupación de oficinas de administración, represión policial y militar (Regimiento Chacabuco): cinco muertos y decenas de heridos.
1916, julio, huelga en la mina Plegaria de Curanilahue, presencia militar; e1 5 julio se unen mineros de compañía Arauco y Ríos de Curanilahue. En noviembre, manifestaciones obreras en Schwager en recuerdo del líder Luis Morales y los mineros muertos en explosión de gas grisú. En diciembre, huelga de carretilleros del pique 3 de Puchoco.
1918, huelga en Carbonífera Schwager. Marzo y agosto: huelgas en Curanilahue contra abusos del administrador Pedro Blanquier.
1919, junio, huelga en Curanilahue.
1920, Primer Congreso Minero, con presencia de trabajadores del carbón de las provincias de Concepción y Arauco. Los obreros fortalecieron sus posiciones incorporándose a la FOCh.
Ese año, 1920, se realizó la Gran Huelga Larga. Tras un periodo de lenta recomposición que siguió al largo silencio desde la matanza de Iquique, que afectó a todo el movimiento obrero en Chile, los mineros del carbón efectúan una huelga de ochenta y tres días, iniciada en Curanilahue (Federación de Trabajadores de Curanilahue); el movimiento se extiende por todo el golfo de Arauco. El 15 marzo El Mercurio de Santiago calculó en 9.300 los mineros en huelga, con la posibilidad de sumar 1.250 más. Surgen manifestaciones de solidaridad en Concepción, paro de los ferroviarios y de mineros del norte y sur del país, destacándose Chuquicamata, Magallanes y Mafil (Valdivia). El 20 marzo se constituyó el Consejo General de Huelga. El 25 marzo se suspendieron los viajes en ferrocarril, por falta de carbón, al norte de Chile. Se impuso una corriente socialista en la FOCh, consiguieron fin al pago en fichas y a las pulperías, fin de las guardias privadas de las compañías, jornada laboral de ocho horas diarias, antesala a su reconocimiento para todos los trabajadores de Chile.
1921, el 1° de octubre es asesinado el sacerdote Bruno Delpouve, junto a ocho mineros, por acción policial en la Plaza de Armas de Coronel. Además, resultan heridos de gravedad otros veinticuatro mineros. El 17 de octubre es asesinado frente a la sede del consejo federal de la FOCh de Schwager, en el Cerro La Colonia, el padre del movimiento obrero y de las ideas socialistas en la cuenca del carbón: el obrero Carlos Barrientos Cárdenas.
1922, ochenta y dos días de huelga en los yacimientos mineros de Coronel, acompañados de un paro general en la región con seguimiento en Tomé, Penco, Concepción, Talcahuano, San Rosendo; adhirieron la FOCh y la IWW. Tuvo apoyo de ferroviarios de la Federación Santiago Watt.
1924, violenta represión en la plaza de Lota, cinco trabajadores muertos.
1942, el 7 de octubre, son asesinados por carabineros los mineros Pantaleón Zambrano, Juan Antipil Maricura y Carlos Silva Torres durante el asalto que la policía hace de la sede del sindicato minero en Lota. Los tres mineros se habían envuelto en una bandera chilena interponiéndose entre los policías y la masa de trabajadores.
1947, gran huelga en el carbón, desde Lirquén a Plegaria. Se inicia en Colico Norte y Lirquén, Pilpilco; el 3 de octubre en Schwager y Lota. Se suman huelgas en VIPLA, Baldosas Concepción, Vinícola Warner Chadwick en Tomé, Sindicato Matías Poch y Cervecería Industrial. Solidaridad de la Federación Minera de Chile, trabajadores de Polpaico y toma de la mina de Schwager para pedir la salida del ejército de la zona del carbón. Cincuenta militares armados al mando del teniente Newmann bajaron a la mina y se enfrentaron con los mineros que respondían con dinamitazos. Debido a la intoxicación con gas, debieron desalojar: dos mil doscientos fueron detenidos, trescientos de ellos trasladados a la isla Santa María (22 de octubre). Intento de apoyo en El Teniente es sofocado por el gobierno con ocupación militar. El gobierno de González Videla desata una violenta represión que incluye la muerte, encarcelamiento y relegación de dirigentes sindicales y políticos al campo de concentración de Pisagua.
1948, elecciones sindicales en Schwager, el ilegal Partido Comunista gana las elecciones sindicales.
1949, 16 de enero, tres mil varones son borrados de los registros electorales en Lota y Coronel. A trescientas trece mujeres de la zona del carbón se les aplicó la ley de “defensa de la democracia” y perdieron sus derechos ciudadanos. El veinticinco por ciento de los trabajadores de la zona del carbón fue proscrito legalmente.
1952, paro en la mina de Pilpilco por los despidos y amenaza de cierre.
LOS ULTIMOS AÑOS
El presidente Salvador Allende estatizó las minas de carbón a comienzos de 1971, poco después de haber asumido la presidencia del país. Designó gerente general de la Empresa Nacional del Carbón (Enacar) a Isidoro Carrillo Tornería. Dicha empresa contaba con quince mil trabajadores repartidos entre Lota, Schwager, Curanilahue y Lebu.
Después del golpe de Estado, un consejo de guerra condenó a muerte a los dirigentes del carbón: Vladimir Daniel Araneda Contreras, treinta y tres años, profesor de educación básica en Lota y dirigente gremial del magisterio; Bernabé Cabrera Neira, treinta y nueve años, empleado en Celulosa Arauco, y presidente del Sindicato Celulosa de Concepción; Isidoro del Carmen Carrillo Tornería, cuarenta y seis años, administrador público, gerente general de la Empresa Nacional del Carbón (Enacar) y Danilo Jesús González Mardones, treinta y nueve años, profesor normalista, alcalde de Lota. Los cuatro, luego de ser detenidos, fueron sometidos a proceso y condenados a la pena máxima por un consejo de guerra el 18 de octubre de 1973; los fusilaron poco después, el 24 de octubre.
En 1979, los mineros volvieron a protestar ante los planes de reducción de personal y cierre de algunas minas, manteniendo una conflictiva relación con el régimen militar y posteriormente con los gobiernos de la Concertación, quienes llevaron a cabo el cierre definitivo de todos los yacimientos de la cuenca carbonífera.
En diciembre de 1994, una explosión de grisú mató a veintiún mineros. El gobierno acordó finalizar definitivamente las faenas extractivas. Sin embargo, la falta de trabajo induce a muchos pirquineros -realizan la extracción por su cuenta, en forma artesanal- a aventurarse en la explotación ilegal en la provincia de Arauco. Ya ha habido numerosas muertes en accidentes.
Virginia Vidal
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 769, 26 de octubre, 2012)
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