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El turbio camino del lucro en las universidades
Patricio Basso: sus denuncias sobre lucro en la educación lo obligaron a renunciar.
Quien denunció a la Contraloría General de la República las presuntas coimas que cobró Eugenio Díaz para acreditar a la Universidad del Mar, acusa al ministro de Educación, Harald Beyer, de callar que sabía sobre los casos de lucro de la UNIACC y la Universidad Santo Tomás, y explica los motivos que lo forzaron a salir de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), tiene una larga trayectoria académica y conocimientos como consultor en el área del control de recursos financieros que avalan técnicamente a Patricio Basso Gallo para ejercer el cargo de secretario ejecutivo del organismo autónomo encargado de garantizar la calidad de la educación superior en Chile.
Aunque fue invitado a postular inicialmente por Iñigo Díaz, presidente de la Comisión, Basso ganó su cargo en un concurso público, en el que derrotó por estrecho margen a otros dos candidatos. “Pensé que era posible cambiar desde adentro la situación e hice lo humanamente posible, hasta que llegué a la conclusión de que no se podía”, dice. Su convicción actual se sustenta en la resistencia del gobierno a la elaboración de minutas financieras que dieran cuenta del estado de las instituciones acreditadas. “Tuve inicialmente el respaldo de la Comisión; pero sentía que estaba incomodando a mucha gente. Hubo dos situaciones de lucro en la Universidad de Artes Ciencias y Comunicación (UNIACC) y en la Universidad Santo Tomás. Al detectarlas, hice presente a la Comisión que debíamos comunicarlas al Ministerio. Ese fue el primer roce con el representante del gobierno, Juan José Ugarte (jefe de la División de Educación Superior del Ministerio de Educación) y con Eugenio Díaz, entonces representante de la universidades privadas”.
NO HAY PRIMERA SIN SEGUNDA
Patricio Basso fuma y bebe café. Se apasiona mientras relata a PF que el segundo roce se produjo cuando le llegó de manera anónima la denuncia de un usuario de la Universidad del Mar sobre un contrato a una empresa de propiedad de Eugenio Díaz con ese centro de estudios, acreditada en diciembre 2010. Ese contrato “era una clara evidencia de que había coima”.
Como correspondía a su condición de funcionario público y jefe de servicio, Basso hizo la denuncia el 5 de enero a la Contraloría General. El 6 de enero de 2012 se reunió con el Contralor. “El acusado suscribió en enero de 2011 un contrato con la Universidad del Mar que tenía dos partes. Recibía 60 millones (cuatro cuotas de 15 millones); y recibía un premio si se acreditaba nuevamente la Universidad el año 2012: por dos años, 15 millones; por tres, 30 millones, y por cuatro, 45 millones. Una norma de probidad básica supone que los miembros de la Comisión no pueden tener vínculos contractuales con las instituciones que deben fiscalizar y menos, ayudarles a preparar los informes que presentan”.
La denuncia de Patricio Basso quedó bajo secreto de sumario y sólo informó al presidente de la Comisión (Iñigo Díaz). Recién el 31 de enero de 2012 Eugenio Díaz reconoció la veracidad del documento; y el 29 de febrero, Iñigo Díaz informó a la Comisión de esta investigación, con Eugenio Díaz todavía participando en las sesiones.
El 23 de marzo, el ministro de Educación, Harald Beyer, asistió a la sesión de la Comisión y a la salida dijo que Eugenio Díaz debía renunciar. El 29 de marzo se produjo esa renuncia. “Entonces ocurre una situación muy enojosa. Como ya era imposible seguir guardando silencio, dije el 4 de abril a la Comisión que la denuncia la había realizado yo, y algunos consejeros se enojaron porque no le había informado primero a Eugenio Díaz. Algo impresentable: si le hubiera avisado, me exponía a que el contrato desapareciera”.
El 18 de abril, la Fiscalía Oriente mandó a pedir los antecedentes de Eugenio Díaz a la Universidad del Mar y recién el 6 de junio la CNA se pronunció sobre la situación. En la oportunidad, Basso entregó un documento que proponía a la Comisión no responsabilizarse de los errores de la anterior, presidida por Eugenio Díaz. “Como la Comisión anterior no realizaba las minutas financieras que yo había comenzado a confeccionar, propuse que pidiéramos disculpas sobre lo ocurrido; destacando que con las nuevas minutas se estaba subsanando la situación que permitía que una institución fuera acreditada encontrándose en default económico (sin capacidad de pago). Si la Universidad del Mar no se hubiera acreditado en 2010, es probable que hubiera quebrado”, señala Basso.
“Terminé de convencerme que esto no podía arreglarse desde adentro cuando el 14 de junio envié al ministro Beyer dos oficios reservados, una vez terminados los procesos administrativos del año 2011. Yo escuchaba al ministro decir que no había antecedentes. Dije, basta y los envié. Cinco días después, el 19 de junio, el ministro declaró que no existía ninguna denuncia formal y el 2 de agosto continuó diciendo que no tenía suficientes antecedentes respecto al lucro”.
SE DESTAPA EVIDENCIA DE LUCRO
Iñigo Díaz y Patricio Basso concurrieron el 6 de agosto a una sesión de la comisión de la Cámara de Diputados que fiscalizaba el lucro en las universidades privadas. La diputada Cristina Girardi preguntó por las denuncias. “Entonces yo dije que el 14 de junio había enviado al ministro Beyer dos oficios reservados, con evidencias de que había lucro en la UNIACC y la Santo Tomás. Esa misma tarde Beyer reconoció que tenía las minutas”.
La Universidad Santo Tomás reaccionó. El 17 de agosto, su rector mandó una carta a la CNA diciendo que era una denuncia sin fundamento. “El 22, en sesión del CNA, el integrante de la Comisión, Aníbal Vial, -quién reemplazó a Eugenio Díaz como representante de la universidades privadas y es además asesor de la Universidad Santo Tomás-, me criticó por haber entregados evidencias a la comisión especial de la Cámara de Diputados. Yo les dije: como ciudadano tengo derecho a hablar del lucro y los datos que utilicé son antecedentes públicos, que están en el sitio web de la CNA. No he usado información secreta.
Al llegar Juan José Ugarte a la sesión, Vial dijo: ‘La institución que yo represento le ha perdido la confianza al secretario ejecutivo’. Yo lo interpelé y le dije: a ti te eligieron las universidades privadas, ¿a quién representas? Se quedó callado. Me retiré de la sala y después, Juan José Ugarte dijo que también había perdido la confianza del Ministerio”.
Por 11 votos contra tres, Patricio Basso fue removido de su cargo. Los votos a favor fueron: el presidente Iñigo Díaz, el vicepresidente Sergio Pulido y el representante de los institutos profesionales. “Incluso los dos estudiantes votaron en contra mía; hasta la representante de la Confech, Yenifer Sandoval (Universidad de Magallanes), que salió elegida con los votos de Camila Vallejo y Giorgio Jackson. En vez de defenderme, por estar denunciando el lucro, los comisionados estudiantiles se sumaron a la mayoría que me destituyó. Fue en realidad una suerte de suicidio; porque al denunciar el lucro, ya sabía que debía irme”.
Patricio Basso opina que el sistema existente en Chile no acredita a las instituciones. “Las universidades hacen como que son universidades y nosotros hacemos como que las acreditamos, a pesar de que el DFL Nº 1, dictado por Pinochet, que todavía está vigente, señala que para ser reconocidas como universidades las instituciones de educación superior deben realizar docencia, extensión e investigación. Sólo hay una universidad privada no tradicional que tiene acreditada su área de investigación, la Andrés Bello”.
Piensa que la solución pasa por cambios sustantivos a la CNA, que modifiquen la composición de sus integrantes y hagan obligatorio el proceso de acreditación y establezcan parámetros objetivos de calidad. En un plazo más largo, piensa que es necesaria una Superintendencia de Educación Superior que tenga una fisonomía parecida a la actual Superintendencia de Valores y Seguros, sustentada en una rigurosa legislación.
MODUS OPERANDI
Según Patricio Basso, durante su gestión como secretario ejecutivo analizó sólo cuatro o cinco instituciones y de acuerdo a su experiencia dice que hay universidades privadas en las que no vio señales de lucro; aunque hace la salvedad de que solo tuvo a la vista en estos casos los estados financieros producidos por ellas mismas. Una investigación más acuciosa podría arrojar resultados distintos.
Los únicos dos casos en que detectó lucro evidente fueron la Universidad Santo Tomás y la UNIACC, dónde ocurrió casi lo mismo. Al lado de la universidad, hay organismos que sí tiene fines de lucro. En un caso es un instituto profesional, y en el otro empresas relacionadas, una de las cuales es una inmobiliaria. “Ambas universidades prestaron dinero a una institución con la que estaban relacionadas, sin intereses, sin reajustes y sin plazos y eso aparece en sus balances. Cuando le mandé a Beyer los informes, hasta fui impertinente y le destaqué en amarillo las frases”.
La norma dice que los responsables de los estados financieros y de las notas anexas que explican lo que hay en cada cuenta son las instituciones y no el que las audita. En el caso de la UNIACC había 5.507 millones de saldo por cobrar al Instituto Superior de Artes, que según la nota, “se origina por traspaso de fondos, expresados en pesos, que no devengan intereses y no tienen plazo de vencimiento”. Ni siquiera dice que es un préstamo, es un traspaso de fondos.
En el caso de la Universidad Santo Tomás, la nota habla de un saldo por cobrar de 13 mil millones a tres empresas relacionadas, incluyendo la sociedad inmobiliaria Radice, a la que se le habían prestado (…)
Rubén Andino Maldonado
(Este artículo se publicó completo en “Punto Final”, edición Nº 767, 28 de septiembre, 2012)
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