Documento sin título
Buscar |
|
Ultimo Editorial |
|
Homenaje contra el Olvido |
|
Carta al director
|
|
Ediciones
Anteriores. |
|
En
Quioscos |
|
Archivo
Histórico |
|
Publicidad del Estado |
El fallo de la Fiscalia
 |
Regalo |
|
|
El espíritu republicano
“No hay en el orden civil una voz más dulce, ni más sonora, que la de República. Esta voz nos envía una idea de justicia, de equidad y de conveniencia que nos hace amable el significado. Nos figuramos un Estado regido sabiamente por la voluntad general, en donde las leyes más justas protegen los derechos del hombre, sin atender a sus riquezas, ni a sus relaciones; en donde los intereses públicos no pueden equivocarse, porque son ventilados por la multitud”.
(“Sobre los gobiernos republicanos”, en El Semanario Republicano,
número 8, sábado 25 de septiembre de 1813).
La expresión “espíritu republicano” se ha puesto de moda en el último tiempo en el seno de la casta política. Tras el término de la cuenta presidencial del pasado 21 de mayo, el senador PS Camilo Escalona, presidente del Senado, dijo: “Desde mi punto de vista, la confianza en el espíritu republicano, al cual aludimos en los días anteriores, fue finalmente lo que prevaleció (…) constituye una señal evitar el pugilato y poner como lo esencial el intercambio de opiniones”. Hace unos días, el mismo Escalona dijo que la existencia de ministros presidenciables en el gabinete de Sebastián Piñera, “atenta contra el espíritu republicano que debe haber en nuestro país”. Y respecto de los lineamientos de la reciente reforma tributaria, cuando estaba en discusión, Escalona sostuvo que “a nosotros nos parece que eso rompe completamente con el espíritu republicano con que se deben manejar las finanzas públicas…”. Y el senador RN Alberto Espina, a propósito de la misma reforma: “ (…) tengo la convicción de que la Concertación busca negarle la sal y el agua al gobierno del presidente Piñera, salvo honrosas excepciones que mantienen ese espíritu republicano de buscar acuerdos”. ¿Es el “espíritu republicano” sólo poco transparentes negociaciones entre gobierno y oposición?
República es una palabra que tiene su origen en el latín res publica, que significa la cosa pública, lo público; y público viene del latín publicus, que a su vez viene de populicus, que significa lo perteneciente al populus, al pueblo. República significa, por lo tanto, la cosa del pueblo, lo que es del pueblo. Tradicionalmente, se la ha descrito como la forma de gobierno en la que el pueblo es el soberano, es decir, el rey, y ejerce el poder sea de manera directa o delegada de diversas maneras.
En su Política (libro sexto capítulo III) Aristóteles precisa que “…podrían admitirse dos especies principales” de las que las demás son derivaciones: “…la democracia y la oligarquía, porque se supone que la aristocracia no es más que una forma de la oligarquía con la cual se confunde, así como lo que se llama república no es más que una forma de la democracia (…) todas las constituciones se derivan de la constitución modelo; y son oligárquicas si el poder está concentrado y es más despótico; democráticas, si los resortes de aquél aparecen más quebrantados y son más suaves (…) Ciertamente, es más exacto decir que hay democracia allí donde la soberanía reside en todos los hombres libres; y oligarquía, donde pertenece exclusivamente a los ricos”.
Más adelante (capítulo VI) Aristóteles describe a la república como “una combinación” de la democracia y de la oligarquía. “Es costumbre dar el nombre de república a los gobiernos que se inclinan a la democracia, y el de aristocracia a los que se inclinan a la oligarquía (…) como ordinariamente los pobres están en mayoría y los ricos en minoría, se los considera como dos elementos políticos completamente opuestos. Consecuencia de esto es que el predominio de los unos o de los otros constituye la diferencia (…) por tanto quedan al parecer reducidas solamente a dos, la democracia y la oligarquía”.
Al comienzo de nuestra historia “republicana”, fuimos más oligárquicos, O’Higgins -que fue Director Supremo- lo justifica: “sólo un gobierno vigoroso y enérgico podría mantener la tranquilidad y el orden, y preparar el espíritu público a recibir (…) las instituciones convenientes”. (Manifiesto del gobierno a los pueblos que forman el Estado de Chile, 5 de mayo de 1818). Y Portales también: “La democracia, que tanto pregonan los ilusos, es un absurdo en los países como los americanos, llenos de vicios y donde los ciudadanos carecen de toda virtud, como es necesario para establecer una verdadera República. La monarquía no es tampoco el ideal americano (…) La República es el sistema que hay que adoptar; ¿pero sabe cómo yo la entiendo para estos países? Un gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres sean verdaderos modelos de virtud y patriotismo, y así enderezar a los ciudadanos por el camino del orden y de las virtudes. Cuando se hayan moralizado, venga el gobierno completamente liberal, libre y lleno de ideales, donde tengan parte todos los ciudadanos”. (Diego Portales, carta a José Manuel Cea, 1822).
¿Cómo andamos en el Chile del siglo XXI respecto del auténtico espíritu republicano? Ya que los políticos (supuestos representantes del populus) continúan siendo una casta aliada de la burguesía y al servicio de sus intereses (salvo breves interregnos violentamente arrebatados al pueblo) y el pueblo no puede participar del ejercicio del poder (a pesar de sus virtudes) si no es a través de presionar con movilizaciones callejeras (que a su vez son reprimidas y criminalizadas por el gobierno), Aristóteles diría que todavía estamos más cerca de la oligarquía que de la democracia, y de la tiranía que de la república. Y El Semanario Republicano nos daría obviamente con el mocho del hacha.
JUAN JORGE FAUNDES
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 766, 14 de septiembre, 2012
revistapuntofinal@movistar.cl
www.puntofinal.la
www.pf-memoriahistorica.org
¡¡Suscríbase a PF!!
|
Punto Final
|