Punto Final, NºNº 759 – Desde el 8 al 21 de junio de 2012.
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Canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, habla para “Punto Final”

“Ciudadanizar” la política, una tarea de todos

Ricardo Patiño Aroca (58 años), canciller de la República del Ecuador, no es diplomático de carrera. Lo suyo es la economía (que estudió en México y España) pero, sobre todo, la lucha social (que inició en Guayaquil, su ciudad natal, como asesor de organizaciones sindicales). Sin embargo, tiene antiguos contactos con América Latina y el mundo. Su bautizo revolucionario lo tuvo en el sandinismo, trabajando en el Instituto Nacional de Reforma Agraria de Nicaragua. De regreso en Ecuador, fue asesor de sindicatos y organizaciones poblacionales, donde también conoció el amor: Miriam Alcivar, dirigente de mujeres trabajadoras, que hoy es su esposa.
Patiño fue dirigente del Partido Socialista, pero su madurez política la alcanzó en el movimiento Jubileo 2000, la organización latinoamericana que entabló batalla contra el FMI y el Banco Mundial por la deuda externa. En 2005 fue subsecretario de Finanzas y Economía de Rafael Correa, que era el ministro. Lo siguió cuando éste renunció a la cartera. Desde entonces hacen camino juntos en la política ecuatoriana. Ambos echaron las bases de Alianza Pais, coalición de movimientos sociales y grupos políticos que hoy está en el gobierno. Al triunfo de Correa, en 2006, Patiño se hizo cargo del Ministerio de Finanzas y Economía y luego de otras carteras. En enero de 2010 asumió la Cancillería. También ha sido coordinador general del ahora Movimiento Pais (Patria Altiva i Soberana), base social y política de la Revolución Ciudadana que avanza en Ecuador. Por eso, al iniciar esta entrevista, el canciller habla con entusiasmo de esa creación del pueblo ecuatoriano.
“Pais es un movimiento político de cuadros y de masas -explica-. Es un espacio ciudadano al cual todos pueden ingresar sin un curso previo de formación política. El momento histórico que vivía Ecuador nos obligaba a hacer esto y no reducirnos al esquema tradicional de partido. La idea era invitar a la ciudadanía a creer en la política y a hacer política por sí misma. El gran objetivo: ‘ciudadanizar’ la política, que hasta entonces había estado manejada por grupos determinados. La ciudadanía en general no estaba involucrada en la política. Aparte de personas, también hubo movimientos y partidos que quisieron incorporarse. Por ejemplo, los partidos Comunista y Socialista, algunas organizaciones indígenas y sindicales, etc. Así surgió Alianza Pais, en cuyas reuniones participaban unos 14 representantes de organizaciones. Nos pusimos a trabajar en la campaña electoral, en su programa, la declaración de principios, etc. Alguna gente de entonces ya no está, pero la mayoría permanece en el Movimiento Pais, que es la base social y política de la Revolución Ciudadana.
En estos tiempos debemos renovar -advierte Patiño- nuestra visión sobre los movimientos sociales. Hay organizaciones que han perdido vigencia histórica. Algunos sindicatos tienen los mismos dirigentes desde hace 40 años. Sus discursos pasaron a la historia, han envejecido políticamente y deben actualizarse. En algunos casos hay que crear nuevas organizaciones. Y eso es responsabilidad de la sociedad civil, no del gobierno. No son los ministros los que van a organizarlas. Hay mucho que hacer, mucho, en materia de organizaciones sociales. Tienen que irrumpir nuevos líderes, aunque eso ya está pasando. Muchos liderazgos jóvenes están apareciendo ante la perspectiva de un país distinto. Los jóvenes tienen una consigna: ‘Revolucionemos la revolución’, que me parece es todo un programa. Se proponen que el cambio que está andando en Ecuador esté siempre en movimiento, que no se detenga, ni se deforme, ni se corrompa”.
Y de estas palabras -dichas con ardor y convicción- pasamos a los temas internacionales.

INTEGRACION: AMERICA LATINA DEL MAÑANA

¿Cómo evalúa el proceso de integración de América Latina y el Caribe? ¿Cuáles son los temas que tienen prioridad en ese proceso?
“La primera década del siglo XXI es absolutamente esperanzadora. En esta década se han constituido entes fundamentales que llevan adelante ese proceso. Me refiero al Alba, Unasur y Celac. Los tres impulsan el sueño de Bolívar, que es también el sueño de todos nosotros.
Los países latinoamericanos estábamos dándonos las espaldas porque predominaban los intereses de la dominación. Hubo varios intentos de avanzar en la integración y fracasaron por ese motivo. Las oligarquías que controlaban nuestros países impedían que surgiera una visión política común en función de los intereses de los pueblos. Por lo tanto, el proceso integrador era muy lento y frágil. Nunca se logró siquiera pensar que América del Sur podía estar unida. No hubo un proceso de acercamiento político porque se desconfiaba de todo lo que se había intentado hacer. Se creía que la integración no era posible. Pero en muy poco tiempo, en esta década, se crearon la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), en 2004, con ocho países latinoamericanos y caribeños, con los que tenemos mayores afinidades políticas. En 2008 nació la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que agrupa a doce Estados y se inició una etapa de consolidación de una visión integradora que existe a pesar de las diferencias políticas. El último hito de este proceso histórico fue la creación, en 2010, de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Participan todas las naciones de América, exceptuando EE.UU. y Canadá. Celac es la sumatoria de todo lo anterior. Su II Cumbre está convocada en enero del próximo año en Chile(1).
Ahora bien, entre los temas prioritarios de este proceso figura consolidar Unasur institucionalmente -no burocráticamente-(2). Su responsabilidad es muy grande y lo reflejan las materias que tratan sus consejos, entre ellos salud y desarrollo social, infraestructura y planeamiento, educación, cultura, ciencia y tecnología, economía y finanzas, el problema mundial de las drogas, los asuntos energéticos, el tema electoral y el Consejo de Defensa Suramericana, destinado a impulsar la cooperación militar y la defensa regional.
Pero también hay otros proyectos fundamentales en lo económico y social, que le darán sustancia a la integración. Me refiero, por ejemplo, al Banco del Sur, que nos permitirá crear una visión de desarrollo global. Los indicadores económicos latinoamericanos son positivos, vistos por separado. Pero falta la visión común orientadora de una estrategia de desarrollo para la región. El Banco del Sur debería financiar una red vial sudamericana. Una red ferroviaria, una compañía aérea, una red de silos para alcanzar la seguridad alimentaria, una red eléctrica interconectada; oleoductos y gasoductos, redes de distribución que nos permitan a todos acceder a la autonomía energética. Tenemos que asegurar la posibilidad de pasar con facilidad del Atlántico al Pacífico. En el fondo, se trata de crear una conciencia suramericana que tenga una base económica. Por eso es tan importante el surgimiento del Banco del Sur para financiar grandes proyectos que ayudarán a integrarnos.
Es muy importante avanzar en las posibilidades de complementación económica entre nuestros países. Generar en la región inversiones que se muevan de un país a otro para elaborar productos con insumos latinoamericanos. Tenemos muchas posibilidades en ese sentido, para reemplazar productos que actualmente importamos de otras regiones del mundo. Eso implica -esperamos que Cepal juegue un importante rol de apoyo- estudiar los niveles de complementariedad económica entre nuestros países. A veces, traemos un insumo de EE.UU. porque no sabemos que en Perú u otro país cercano lo están haciendo. Hay que estudiar las capacidades de complementación y ya sea con inversión pública o privada generar una economía suramericana. En esto son muy importantes los acuerdos comerciales. Hay dificultades, porque algunos países tienen tratados de libre comercio extra regionales, pero creo que siempre es posible alcanzar acuerdos entre países suramericanos.
También en lo económico hay que mencionar el Sucre: Sistema Unificado de Compensación Regional. Permite hacer transacciones entre nuestros países usando las monedas locales. Puede ayudar mucho en la perspectiva de que el dólar va a desaparecer como moneda mundial; en perspectiva digo, en diez o veinte años más. Surgirán -como el euro- monedas regionales. Poco a poco aumentará la desconfianza en el dólar, especialmente si la crisis en los países centrales se mantiene, y si la deuda externa de EE.UU. sigue creciendo. Va a llegar un momento en que eso va a explotar. Tenemos que tener monedas propias para defendernos. Por eso esta experiencia de la creación del Sucre que algunos países del Alba estamos impulsando. Es importante que vaya difundiéndose en América Latina. Estos son algunos temas económicos fundamentales en el proceso de integración latinoamericano.
En lo social es mucho lo que puede hacer una Suramérica unida. Cada país tiene programas sociales diferentes. Bueno, hagamos programas sociales regionales, para apoyar el cambio social. En Ecuador hemos trabajado un programa para personas con capacidades especiales(3), por ejemplo. Utilizamos el apoyo, la solidaridad y la tecnología de Cuba y Venezuela. Posiblemente lo hemos llevado a un nivel más alto. Este programa podría convertirse, a través del Banco del Sur o del Consejo de Desarrollo Social de Unasur, en un programa para atender a la población suramericana que necesita apoyo del Estado. Lo mismo podemos decir de experiencias en alfabetización y salud. En el sector farmacéutico podríamos pensar en una empresa suramericana. ¿Hasta cuándo vamos a seguir enriqueciendo -a costa de la salud de los ciudadanos- a determinadas transnacionales farmacéuticas? Está bien que se reconozca el trabajo de investigación que han hecho. Pero es necesario desarrollar medicamentos genéricos suramericanos más baratos, para que podamos vivir mejor.
En lo político también debemos ir generando un mayor nivel de diálogo, respetando las diferencias entre nuestros gobiernos y países. Las perspectivas de la integración regional son muy hermosas y hay que cuidarlas. A veces nos desesperamos, queremos hacer muy rápido los cambios. Pero estamos obligados en ocasiones a hacer una pausa. Este no es el mundo ideal que quisiéramos, es el mundo que tenemos. Y ese mundo que estamos construyendo nos exige paciencia. Es muy importante tener responsabilidad histórica: hay que respetar las diferencias y construir lo que podemos construir, que es mucho. No pongamos en riesgo lo que hemos avanzado”.

SISTEMA INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS

Ecuador ha tenido problemas con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a raíz del proceso al diario “El Universo” de Guayaquil. ¿Están evaluando ustedes retirarse de ese organismo, como ha anunciado -por otros motivos- Venezuela?
“La verdad es que nos hemos sentido muy incómodos no con todo el sistema interamericano de derechos humanos, no con la Corte, pero sí con la CIDH. Creemos que ha equivocado su camino, ha tomado decisiones incorrectas. Ha tomado partido por determinados intereses individuales más que por los derechos humanos en general. Ha asumido atribuciones que el Pacto de San José no le daban. En vez de preocuparse de la promoción de los derechos humanos, se ha convertido en defensora de determinados medios de prensa y periodistas. Ha valorado de manera distinta los mismos derechos de otros. Ha considerado que el derecho a la libertad de expresión es más importante que otros derechos, colocándolo en una categoría especial en que todos los demás derechos tendrían que subordinársele. Por ahora nos mantendremos en el sistema, pero creemos que se requiere una discusión para que realmente cumpla su papel y alcance los fines para los que fue creada”.
¿Qué opinión merecen a Ecuador las medidas adoptadas por Argentina y Bolivia al nacionalizar empresas de capitales españoles?
“Nosotros respetamos y reconocemos esas decisiones, que se enmarcan en las Constituciones y leyes de esos países. Es importante considerar que hubo incumplimientos de las empresas de determinados compromisos. Los Estados tenían derecho, por lo tanto, a tomar medidas, como nosotros lo hemos hecho también en Ecuador”.

MANIOBRAS DESESTABILIZADORAS

Se desarrollan prolongadas campañas de propaganda desestabilizadora a nivel continental contra gobiernos como los de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador… ¿Qué reflexión le merecen estas acciones de terrorismo mediático?
“No se olvide que los cuatro intentos de golpes de Estado en América Latina en el siglo XXI han ocurrido justamente en países que han generado rupturas políticas: Venezuela, Bolivia, Ecuador y Honduras -el único donde tuvo éxito la desestabilización-. Se trata de países progresistas, con líneas políticas de ruptura con anteriores regímenes que son los que han intentado estos golpes de Estado para hacer retroceder la historia.
El imperialismo no va a darnos tregua. Los intereses de las transnacionales y grupos oligárquicos -afectados por los procesos de cambio- no van a descansar en los intentos desestabilizadores. Hay que estar preparados para enfrentar esas acciones. Desgraciadamente, en algunos casos esos sectores reaccionarios actuarán en coordinación con movimientos políticos de extrema Izquierda que se creían destinados a gobernar. También participan grupos gremiales y sindicales a quienes estos procesos de cambio han afectado en sus intereses. Ellos vivían de un sindicalismo mal entendido. Nosotros somos defensores de la clase trabajadora y de la organización sindical, pero no de un sindicalismo -especialmente estatal- en donde se han producido abusos terribles… Por ejemplo, contratos colectivos que establecían que si un dirigente sindical de la empresa del petróleo se retiraba, había que pagarle 600 mil dólares de indemnización. Organizaciones sindicales corruptas llegaban a este tipo de acuerdos con gobiernos demagógicos que se mantenían en el poder comprando apoyo. Nosotros hemos tenido que desbaratar esos acuerdos, reconociendo eso sí el derecho a la estabilidad laboral y a un buen salario. Esa gente que ha sido afectada porque les hemos quitado la teta está desesperada. Quieren volver a gozar de privilegios y por eso se convierten en opositores de la Revolución Ciudadana. Pero al mismo tiempo, se convierten en carne de cañón de la oligarquía ecuatoriana y de las trasnacionales en sus campañas mediáticas y en las maniobras desestabilizadoras. Por cierto hay grupos respetables en la oposición, y con ellos discutimos, hacemos planteamientos, escuchamos, en fin: hay diálogo. Pero con organizaciones sindicales y políticas corruptas, no se puede discutir. Hay que esperar a que la gente se dé cuenta de lo que está pasando en esas organizaciones y haga a un lado a quienes promueven políticas de desestabilización”.

FRANCISCA CABIESES MARTINEZ
En Quito

(1) El presidente pro tempore de Celac es Sebastián Piñera. Chile, junto a Venezuela y Cuba (que asumirá la presidencia el próximo año) deben organizar la II Cumbre de Celac en nuestro país.
(2) El 11 de junio asumirá la Secretaría General de Unasur el venezolano Alí Rodríguez Araque, ex ministro de varias carteras en el gobierno del presidente Hugo Chávez.
(3) Lo que en Chile se denomina “personas discapacitadas”. El vicepresidente ecuatoriano, Lenin Moreno, que se moviliza en silla de ruedas a raíz de un asalto delincuencial que le paralizó la mitad del cuerpo, es un destacado impulsor del programa que menciona el canciller Patiño.

Publicado en “Punto Final”, edición Nº 759, 8 de junio, 2012.

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