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Angel a martillazos
Autor: LEOPOLDO PULGAR I.
Aunque tiene una visión más bien negativa de la prensa que explota la crónica roja, al director Francisco Krebs le interesan algunas informaciones policiales que van “más allá de la anécdota” y narran episodios que “conmueven a la sociedad”. Esto le ocurrió con el llamado “caso Rojo”, ese crimen estremecedor que protagonizó una madre de la comuna de Puente Alto en 2008, al agredir con un martillo a sus dos hijos, provocándole a uno la muerte y graves lesiones neurológicas al otro. ¿Motivo? Celos y venganza por la infidelidad de su esposo (que éste niega). El tribunal llegó a una conclusión condenatoria a partir de las contradicciones detectadas en la mujer, ya que ella nunca reconoció ser la autora del crimen.
El director le encargó escribir esta historia al dramaturgo Pablo Paredes. Así, Angel a martillazos tiene a Paola Volpato en el rol de la madre homicida, en un elenco que también integran Sebastián Plaza (hijo sobreviviente), Martín de la Parra (hijo fallecido), Claudio Marín (padre y representante artístico) y Loreto Lustig, como Myriam Peña, La Rancherita, cantante popular que busca la fama. Dice Krebs: “El caso de los hermanos Rojo, por su sorpresivo y horrendo desenlace, generó en mí no sólo una opinión frente a los hechos, sino la sensación de no entender el actuar de la madre de los niños”.
¿Es creíble la crónica roja?
“Me parece que en la crónica roja se presenta muchas veces deformada la realidad o es amplificada en los medios de comunicación, ya que se busca instalar en la sociedad la sensación de inseguridad o generar discursos políticos, como lo que ocurre en Chile con el tema de la delincuencia. Aun así, existen determinados crímenes que conmueven a la sociedad y logran llamar mi atención. Es el caso de los hermanos Rojo, por su sorpresivo y horrendo desenlace. Los expertos hablan de personalidad sicopática, de narcisismo, de síndrome de Medea de la madre. Pero no logro entender cómo una madre puede ser capaz de pasar por encima de su instinto de protección y dejarse llevar por la fuerza de la venganza, y poner a sus hijos como un mecanismo de chantaje emocional extremo frente al desamor. Hasta el día de hoy esto me sigue inquietando”.
Enfoque escénico
¿Cuál es el punto de vista de la obra?
“La hipótesis de trabajo que le planteé al dramaturgo fue contar esta historia como el viaje por el que transita el niño que sobrevivió, en su intento por rearmar el rompecabezas a partir de lo que quedó en su cerebro después de la terrible agresión de su madre. El niño busca recuperar la memoria para saber qué es lo que pasó realmente. En ese sentido, la obra asume un punto de vista desde la ficción y nos presenta al niño dañado y a su hermano “ángel” como los protagonistas de esta historia. Juntos intentan rearmar las piezas del pasado para, finalmente, al llegar a la verdad, justificar desde el amor la terrible acción de su madre”.
¿Se condena a la madre, se enjuicia al padre?
“La obra no pretende ser un espejo de la realidad del crimen. La historia policial es sólo el punto de partida para la construcción de la dramaturgia textual. No existe una condena a la madre, sólo se presentan los hechos desde la ficción teatral, aunque en algún momento se hace explícito que ella es la culpable. Los otros personajes también son expuestos en sus miserias, sus conflictos y sus egoístas motivaciones personales”.
¿Qué tipo de investigación se realizó?
“Durante el proceso de ensayos existió una rigurosa investigación para lograr entender la compleja sicología de los personajes, sobre todo de la madre asesina. La evidente relación con la figura trágica de Medea estuvo presente en esa etapa del proceso, como también el síndrome sicopático que lleva su nombre. Pero en el traspaso a la dramaturgia textual, y luego a la puesta en escena, no aparecen ni citas ni textos que generen una relación más evidente que la que cualquier espectador puede lograr al ser testigo de los hechos y su comparación con las acciones cometidas por la Medea de la tragedia de Eurípides, o las distintas versiones que hasta hoy aparecen”.
Precariedad humana
Esta familia no estaba en la marginalidad socioeconómica…
“Creo que sí: esta familia estaba en una variante de la marginalidad. Incluso la ubicación geográfica donde ocurrieron los hechos, Puente Alto, es presentada por los mismos medios de comunicación como periférica o marginal. Cada semana se muestran programas de televisión, con un formato de entretención hollywoodense, con las ‘aventuras policiales’ que ocurren en estos barrios ‘marginales’. En todo caso, la obra no aborda los hechos desde su espectacularidad mediática ni mucho menos se presenta como un capítulo teatral de Mea culpa. Por el contrario, el acento no está en el crimen en sí. Se instala en el universo del niño sobreviviente y los complejos procesos internos en búsqueda de su propia verdad y su necesidad, en la ficción teatral, de convertirse en un ángel, tal como su hermano fallecido”.
¿Cuáles son los rasgos principales del montaje?
“Aunque la construcción de los personajes y su desarrollo se trabajaron desde el realismo sicológico, mi trabajo como director pone un acento muy importante en la construcción de la imagen. Así como existe una dramaturgia textual, construida por Pablo Paredes, existe también una dramaturgia del director: me interesa no sólo contar la historia, sino vincular al público con una narratividad de la imagen, sustentada en la estilización de la gestualidad, el diálogo, la puesta en tensión entre el cuerpo del actor y el espacio escénico, y las imágenes proyectadas. En momentos, la obra es un caleidoscopio, un rompecabezas que el público y el niño dañado intentan reconstruir para, quizás, entender lo sucedido”
(U. Finis Terrae. Pedro de Valdivia 1509.
F: 9 824 3707. Ju. a sá., 21.00; do., 20.30.
$ 3.000 y $ 2.000).
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 730, 1º de abril, 2011)
punto@tutopia.com
www.puntofinal.la
www.pf-memoriahistorica.org
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Punto Final
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