Edición 730 desde el 1 al 14 de abril de 2011
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El holandés errante

La huella
de Joris Ivens

Autor: GERMAN CARRASCO V.

PABLO Neruda y Joris Ivens: en la casa del poeta se gestó la película “A Valparaíso”.

En estas últimas semanas nos dejaron para siempre Carlos Böker y Andrés Racz, de distintas generaciones e igualmente comprometidos con el cine como un ejercicio de pensamiento. Ellos y los fundadores del cine en Chile aparecen en el libro de la investigadora, documentalista y profesora de cine de la Universidad de Chile, Tiziana Panizza, quien presenta un documento inédito -con fotografías, manuscritos y cartas- de Joris Ivens, documentalista que visitó y dejó huella en los cineastas de esta parte del mundo(1). El holandés Joris Ivens filmó A Valparaíso y El Tren de la Victoria, en la campaña electoral de Salvador Allende en 1964. El libro de Panizza, de pronta reaparición, es fundamental para comprender el cine documental chileno. Y las fotografías que incluye están simplemente de enmarcarlas.
Salvador Allende e Ivens coincidieron en Cuba donde se exhibían los documentales Carnet de viaje y Pueblo armado, de Ivens, en 1961. En esa ocasión lo invitó a Chile. Acá, en la casa de Neruda se gestó la idea de producir A Valparaíso. Luego, filmó El Tren de la Victoria, sobre la campaña de Salvador Allende, candidato del Frente de Acción Popular (FRAP), en 1964. Una de las cosas que llama la atención en el libro es que señala que ya existía un Centro de Cine Experimental de la Universidad de Chile, que hacía cine social. El Centro de Cine se cerró durante la dictadura y desaparecieron las copias de las películas de Ivens, que sólo se pueden encontrar en Europa.
Este libro permite reconstruir y constelar la historia y relaciones de la gente que estuvo alrededor de Ivens: Dziga Vertov, en los inicios del cine soviético; Chris Marker, Jacques Prevert, Raúl Ruiz, Sergio Bravo y Pedro Chaskel, Patricio Guzmán, director y fotógrafo. La idea en el libro de Panizza es restablecer relaciones metodológicas y estéticas, con la intención de instalar el documental A Valparaíso como una obra audaz y no como una fórmula probada, como un antecedente del cine de ensayo, como memoria activa. En definitiva, cine como forma de pensamiento.

La obra de Ivens

Ivens viajó sin descanso en busca de historias para sus películas, que testimonian hitos claves del siglo XX: el comunismo soviético, los movimientos obreros, la lucha de la República Española, la invasión japonesa a China, el colonialismo en Indonesia o la Revolución Cubana. Sólo dos años habían transcurrido desde que el Movimiento 26 de Julio, comandado por Fidel Castro, lograra derrocar al gobierno de Fulgencio Batista y el mundo era expectante testigo de cómo Cuba se convertía a la revolución cuando Allende e Ivens estaban ahí. Y nació la idea de la invitación a Chile.
Ivens pertenece a la avanzada de cineastas de la primera mitad del siglo XX. De esa etapa son sus filmes El puente (1928) y Lluvia (1929). O el documental militante Borinage (1934), codirigida con Henri Storck, acerca de la cruel realidad de los mineros belgas luego de una huelga por demandas sociales, “...películas que han ejercido una profunda influencia sobre la puesta en escena de las grandes películas francesas”. Hoy sería interesante considerar Borinage como un referente y punto de comparación a la hora del trato fílmico que tendrán las películas sobre los 33 mineros de Atacama, cuya espectacularidad y convencionalismos cinematográficos no hay que ser mago para prever.
En 1962, el presidente chileno Jorge Alessandri mantenía estrechos vínculos con la ultraderecha estadounidense, por lo que había que ser cauto con las actividades del Centro de Cine Experimental y con la visita de Ivens. El cineasta traía en su equipaje parte de su exitosa experiencia en Cuba: las películas Carnet de viaje y Pueblo armado que filmó asistido por jóvenes cineastas cubanos amparados por el ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos). Dijo Ivens en el Salón de Honor de la Universidad de Chile en 1962: “En el país se desarrollará un sano arte cinematográfico, que le ayudará al intenso vivir nacional chileno. El cine documental será un elemento importante en el desarrollo del país”. Y Joaquín Olalla: “Ivens se enamoró de Valparaíso. Lo invitó a comer Neruda y entonces fue, un día domingo, al puerto y quedó encantado. Estuvo un par de días en la casa de Neruda. Entonces dijo, ‘voy a París y voy a contactar una productora francesa’. Argos Films era una prestigiosa oficina cinematográfica liderada por Anatole Dauman, influyente productor de películas dirigidas por Jean-Luc Goddard, Robert Bresson, Wim Wenders, Andrei Tarkov-sky, Alain Resnais y Chris Marker, entre otros. Dauman había ganado reconocimiento por su trabajo en el cine independiente ligado a la Izquierda europea, y por apoyar al emergente cine de la Nouvelle Vague. Entre los títulos que amparó su productora están Hiroshima mon amour, Night and fog, Au hasard Balthazar y Chronique d’un été.
En A Valparaíso Carlos Böker, quien fuera asistente de dirección en la película, ayudó en la interpretación de un marino extranjero en el mítico Roland Bar. En las escenas “…fuera de los que teníamos una relación con el teatro, con el cine, estaban los personajes del puerto y eran auténticos. Participaron en la película una gran cantidad de las jóvenesprostitutas de Valparaíso que estaban fascinadas, entretenidísimas, (...) debimos haber estado unas dos semanas ahí. Pasaron coqueteando con toda la gente de teatro. (...) Y tanto es así que cuando se estrenó la película, por pedido de Ivens se las invitó; entonces llegaron todas a la Universidad Santa María con sus mejores perfumes como participantes activas del documental”. Pablo Neruda también tuvo participación en el film, no sólo facilitando su casa sino también bajando la inconfundible escala de caracol de su casa porteña, La Sebastiana. También, graban un circo porteño, Le petit chapetau (El pequeño circo, 1963), una joya de seis minutos. El estreno fue en París en 1964. Lamentablemente este cortometraje nunca se presentó en Chile. Actualmente sólo es posible encontrarlo en dos copias y sus negativos de 35 mm. en el Filmmuseum en Amsterdam, Holanda.

El cine de ensayo

El libro de Tiziana Panizza es también una clase sobre el cine de ensayo, del cual Chris Marker es un precursor. En 1962 Marker ya era un destacado cineasta y autor de comentarios para documentales. Como Ivens, tenía particular interés en el post colonialismo. Preguntó por notas, documentación o libros sobre el puerto chileno. Ivens lo apoyó, pero le recordó que debía hacer la mezcla en dos días. Marker se encerró a leer las copiosas notas realizadas por el cineasta en la etapa de investigación “...e inspirado por un poco de ron cubano” escribió el texto que finalmente fue incluido en la película. “El me había salvado la vida y A Valparaíso estaba terminada”, escribió Ivens en su autobiografía. El texto de Marker es un registro de indeleble autoría en sus películas, en las que colaboró con su talento literario. “Marker escribe un texto para A Valparaíso que a veces es preciso, informativo, pero también poético, sin excesivo lirismo, y siempre le imprime un toque de humor. Aquí, como en sus propias películas, hizo que el texto excediera su significado, el lugar y el ritmo de lo que las imágenes revelan, con tanta inteligencia y visión que nada es redundante. (...) Marker escribió sus comentarios sabiendo dónde comienza y termina el poder de cada uno”. Había filmado para entonces películas como Dimanche à Pekin (1956), Lettre de Sibérie (1957) y Cuba Sí (1961) todas reconocidas hoy como el origen del cine de ensayo, ante todo por la particular manera en que el cineasta articula la relación entre la palabra y la imagen.
El estreno de A Valparaíso, se llevó a cabo en la Escuela Normal Superior, en París, el 8 de junio de 1963. Fue un éxito aclamado por la crítica y público que repletó la sala. Sin embargo, el estreno en Chile sufrió muchas molestias. Una postergación que Chile se debe hasta el día de hoy. Para variar, se trató de la usual moralina. Relata Sergio Bravo “…la Universidad de Chile financió buena parte de los gastos, y no me olvido a este propósito del escándalo administrativo que algunos quisieron armar cuando la Universidad tuvo que pagar los honorarios correspondientes a la utilización del famoso prostíbulo porteño llamado Los Siete Espejos. Para la filmación hubo que ocuparlouna jornada completa, desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana, pagando consumos, la participación de prostitutas y marineros”.

El Tren de la Victoria

En 1963, Ivens vuelve a Chile: esta vez contaba con el apoyo de la televisión francesa para un cortometraje dedicado a la campaña presidencial de Salvador Allende. En los últimos momentos de la preparación del viaje, la dirección del canal comunicó que no tenía presupuesto, pero de igual forma Ivens viajó a Chile para filmar El Tren de la Victoria. El candidato del FRAP recorría el país con el mensaje de un gobierno socialista. La película documenta una semana de esa campaña.
Según Carlos Böker ésta fue una película realizada “en agradecimiento a la gente con la que trabajó en Chile y de admiración por lo que podía ser un Chile con Allende presidente”. Señala Ivens:“En el comentario [de esta película] dije: ‘Con este millón de voces, la marea de la historia es irreversible y el Tren de la Victoria está en marcha’. Cuatro años más tarde, cuando Allende fue elegido presidente de la República, le mandé un telegrama que decía: ‘El Tren de la Victoria al fin ha llegado’”.
Patricio Guzmán, el reconocido director de La batalla de Chile, utilizó fragmentos de El Tren de la Victoria para contextualizar escenas en su documental Salvador Allende (2004). El montaje de El Tren... es ágil y la sonorización incluye canciones de la campaña, discursos del candidato, la música compuesta especialmente por Gustavo Becerra, y un constante rugir de las voces que recibían al tren en cada estación. En una pequeña panorámica de la cantidad de personas que salía a saludar a Allende, aparece el propio Ivens señalando el número uno con su dedo, número de Allende en el voto.
No ha sido posible comprobar el estreno de esta película en el país, así como tampoco la existencia de copias en cualquier formato. Asimismo, no se ha podido obtener la fecha exacta en que la película fue terminada, ya que hubo problemas para financiar su post-producción. En el transcurso de su investigación, la cineasta Tiziana Panizza dio con dos copias en 16 mm. que se conservan en el Filmmusseum de Holanda. Comprueba también la investigadora que en el mismo lugar se encuentran los negativos de este cortometraje.
En 1968 Ivens filma a los campesinos de Vietnam y en octubre de 1969 (...)

 

(1) Joris Ivens en Chile, el documental entre la poesía y la crítica (Editorial Cuarto Propio).

 

(Este artículo se publicó en “Punto Final”, edición Nº 730, 1º de abril, 2011), ¡suscríbase a PF!!
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