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Denuncia la dirigente Carolina Negrete
“Viernes de terror” en oficinas públicas
Autor: RUBEN ANDINO MALDONADO
CAROLINA Negrete
Con 36 años de edad, la dirigente Carolina Negrete destacó en la preparación del paro y movilización de los funcionarios públicos del 26 de agosto. Ella es presidenta de la Asociación de Funcionarios del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (Anfucultura), afiliada a la Anef, que participó en el paro que reclamó por los 2.500 despidos arbitrarios ordenados por el gobierno. Junto a Raúl de la Puente, presidente de la Anef, y otros dirigentes, Carolina Negrete estuvo en la marcha que culminó con un acto cultural en la Plaza de Los Héroes, al que asistieron cerca de seis mil funcionarios desafiando las amenazas para abortar el paro. La situación se repitió en todas las ciudades, constituyendo la primera demostración masiva de resistencia de los trabajadores a las políticas antisindicales del gobierno.
Carolina Negrete, periodista, escritora por vocación y documentalista de oficio, hace proezas para conciliar su condición de dirigente gremial con las labores de funcionaria y madre de Renata, su pequeña hija. Nacida el año del golpe de Estado, forma parte de una nueva generación de dirigentes sociales. Vivió toda su infancia y parte de la juventud bajo la dictadura militar y recién ahora hace sus primeras armas políticas e ideológicas.
¿Es duro ser dirigente de una organización de trabajadores del Estado?
“Sí, es difícil. No tengo gran experiencia gremial, he aprendido sobre la marcha. En cierto momento sentí que se atropellaba la dignidad de los trabajadores y se denostaba la función pública. En 1996 decidí asumir este desafío. La opinión pública está manipulada respecto a las condiciones en que los trabajadores del Estado efectuamos nuestras labores. Se nos acusa de ‘operadores políticos’ y eso es falso. Los trabajadores del sector público estamos pagando injustamente las cuentas pendientes entre la Concertación y la derecha. Los trabajadores en esa disputa somos el jamón del sandwich, la víctima propiciatoria, con injustos y arbitrarios despidos”.
Viernes de terror
Se percibe incomprensión de las autoridades sobre la función de las asociaciones gremiales de los funcionarios públicos…
“Más que incomprensión, hay profundo desprecio por los trabajadores. Lo vemos en lo cotidiano. Por ejemplo, el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, anuncia un casino para los funcionarios y concursos para llenar las plantas vacantes, pero todo eso es puro maquillaje. Finalmente todo se hace con el ‘ninguneo’ de los funcionarios y de su organización. El ministro no dialoga, hace lo que se le antoja; los perjudicados somos los trabajadores.
Las actuales autoridades llevan en su ADN los despidos y abusos con los trabajadores. Se comportan como patrones. A estas autoridades les debe dar mucha lata trabajar en edificios de infraestructura precaria y ganar sueldos bajos comparados con la gran empresa privada. Las diferencias se aprecian hasta en detalles: mientras el conjunto de la Administración Pública trabaja con PC, los nuevos jefes y asesores usan computadores MAC, que no son compatibles con los servidores que usa el Estado.
Hay un clima de inseguridad en las oficinas públicas. La gente tiene miedo de perder su trabajo. A pesar de eso participa en las asambleas y se sumó al paro, no sólo por nuestros compañeros despedidos, sino también en defensa de ellos mismos. Se trabaja temiendo que llegue el viernes en la tarde; los viernes son de terror, es el día en que puedes quedar cesante. Ya van 2.500 despidos en la Administración Pública y se temen muchos más. La opinión pública debe entender que se trata de dos mil quinientas familias que han quedado sin sustento. Es una catástrofe humana, el drama silencioso que acompaña cada despido.
Ya son treinta los trabajadores que han echado del Consejo de la Cultura y no son corruptos ni operadores políticos, como sostiene la falacia propalada en los medios de comunicación para justificar los despidos. El cerco comunicacional es total. La clase trabajadora se informa de manera precaria. Debemos hacer un replanteamiento total de nuestras estrategias de movilización y lucha para esta realidad, estableciendo redes que nos organicen desde la base social”.
La derecha está reformando el Estado
¿Qué piensa de la política cultural del gobierno?
“Hace poco entregamos una carta abierta en relación con las políticas que el gobierno está generando a través del ministro Luciano Cruz-Coke. Creemos que un ministro no puede -por sí y ante sí- modificar una política cultural establecida luego de un largo proceso de institucionalización en cuya definición ha participado la comunidad cultural del país. Este ministro nos habla, por ejemplo, de convertir al Consejo de la Cultura en Ministerio y de una profesionalización de los fondos concursables, pero sin explicar en qué consiste. Estamos en presencia de una refundación de la institucionalidad cultural, pero sin explicitar cuáles son sus alcances. No sabemos hacia dónde se encaminan estos pasos.
No se informa al personal sobre las nuevas líneas de trabajo; sólo nos enteramos en parte de lo que quiere hacer el ministro Cruz-Coke a través de las entrevistas que aparecen en los medios de comunicación. Nunca se ha reunido con los trabajadores para decir lo que quiere hacer y dónde quiere llegar. Una política cultural verdadera debe construirse con la participación de todos los involucrados, de cara al pueblo; no debe ser el acto mesiánico de un ministro.
Bajo este gobierno estamos peor, porque las mismas políticas que se aplicaban antes son ahora más brutales. En los hechos está ocurriendo una profunda reforma del Estado, que consiste en aumentar el traspaso de recursos públicos al sector privado, con creciente incremento del asistencialismo. El ministro Cruz-Coke ha dicho que quiere una política cultural como la que aplicaba el ex presidente colombiano, Alvaro Uribe. ¡Nada menos! Hace poco se realizó la VII Convención Nacional de Cultura. El año pasado asistieron alrededor de 400 personas y fue invitado todo el directorio nacional de Anfucultura. Este año estuvieron sólo 200 personas, y apenas dos representantes nuestros. Esto demuestra cuál es la visión que tiene el ministro Cruz-Coke sobre participación. El ministro impuso a los convencionales un documento confeccionado por su equipo asesor de contenidos, que conforman quince personas. Jamás un ministro de Cultura tuvo tantos asesores de contenidos para políticas que no se conocen. La Convención aprobó un documento que no pudo conocer previamente ni discutirlo a fondo”.
Pero se supone que el ministro tiene sobre él a un Directorio Nacional que decide las políticas públicas que el ministro debe ejecutar en su calidad de presidente de ese Directorio. ¿No es así?
“El Directorio está inmerso en el silencio. Mientras el ministro aparece hablando de reformas profundas a las políticas que ellos mismos aprobaron, sus pares en el Directorio guardan un silencio ensordecedor. Pero vemos asimismo un silencio inquietante en otros actores de la cultura que debieran expresar sus opiniones ahora más que nunca”.
Silencios elocuentes
¿Se refiere a los artistas, creadores, gestores e intelectuales que han sido beneficiarios de políticas culturales que se pretende abolir?
“Sí, me pregunto qué pasa con los artistas, creadores, trabajadores e investigadores de la cultura. Nosotros estamos por una institucionalidad cultural participativa, democrática y consultiva. Sobre todo porque la naturaleza del arte y la cultura es así. Esto lo tiene que entender finalmente este ministro mesiánico. Hasta ahora la única que ha expresado opiniones críticas es la Asociación de Gestores Culturales.
No creemos que la institucionalidad cultural sea perfecta. Somos muy críticos respecto a las gestiones de ministros anteriores. Sabemos que existen vacíos y hay muchos aspectos que deben ser modificados. Pero también nos preocupa la manera de hacer esas modificaciones. Los actores culturales, los artistas y gestores, directos beneficiarios de las políticas culturales, deben decir algo y exigir que sus opiniones sean consideradas. Nos preocupa sobremanera el inexplicable silencio de este sector”.
¿Los dirigentes de los funcionarios públicos han recibido apoyo de los partidos?
“También hay un silencio inquietante del mundo político respecto a los despidos en la Administración Pública y respecto a las acciones que el gobierno está realizando en materia de cultura y educación. A esto se suma un bloqueo informativo que impide conocer en qué consiste esta ‘nueva forma de gobernar’, basada en el asistencialismo. Me pregunto, ¿eso quieren (…..)
(Este artículo se publicó completo en “Punto Final” edición Nº 717, 3 de septiembre, 2010)
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