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Leonel Sánchez, candidato de las bases
Una oligarquía
maneja al PDC
Leonel Sánchez Jorquera es un dirigente vecinal de la Democracia Cristiana y poeta popular que vive y trabaja en la mítica Población La Legua, de la comuna de San Joaquín, en Santiago. En su condición de candidato a la Presidencia de la DC en las elecciones del domingo 29 de agosto, es vocero de un movimiento de militantes de diferentes comunas que se han vinculado para compartir una propuesta de nuevo modelo de desarrollo del país. Ellos esperan dar una sorpresa el 29 de agosto.
Sánchez precisa que el Partido Demócrata Cristiano sufre una crisis electoral, organizacional y política. Recuerda que hoy su partido representa sólo el 15 por ciento del electorado, en circunstancias que obtuvo casi el 29 por ciento en las elecciones municipales de octubre de 1992. Acusa una “oligarquización” interna que “ha despojado a la DC de su condición de partido popular”. Pero advierte que ésta no es una situación que afecte exclusivamente a los democratacristianos. Sucede algo parecido en los partidos Socialista, PPD o Radical y es el motivo fundamental de la derrota de la Concertación, que permitió triunfar a un gobierno de derecha.
Leonel Sánchez -sin parentesco con el ex jugador de fútbol- resalta que las candidaturas de Ignacio Walker y Mariano Fernández, sus oponentes, están circunscritas al mismo modelo oligárquico y cupular que ha imperado en su partido. Agrega que esa visión parcial de la realidad limita la capacidad de estos dirigentes para comprender los errores cometidos y buscar soluciones a los desafíos actuales.
El Movimiento Refundación PDC cree que debe volver a ser un partido nacional y popular y propone una democratización que ponga el centro de las decisiones en la organización comunal, comenzando por la designación de los candidatos a concejales o alcaldes.
¿Cómo surge su candidatura y cuál es la crítica de fondo a la actual conducción del PDC?
“Nuestro movimiento se inicia a raíz de la derrota presidencial, porque el partido ha dejado de cumplir su rol como instrumento de transformación social. Hay una oligarquía cada vez más pequeña y cerrada que ha conducido al PDC de manera equivocada. Este es un proceso que se viene desarrollando desde hace años. Actualmente no son más de 50 las personas que toman las decisiones en la DC”.
Las bases no mandan
¿Cómo se manifiesta en la práctica esta conducta oligárquica?
“Es tan simple como que desde hace 19 años que yo no decido quiénes son mis representantes para cargos de elección popular en mi comuna. La última vez que participé en la definición de quién sería el candidato a concejal en San Joaquín, fue en septiembre de 1991. Lo paradojal es que sí existen mecanismos de participación. Nuestro V Congreso Ideológico y Programático, hace tres años, estableció primarias abiertas para definir los candidatos a cargos de elección popular. Pero de una u otra forma la oligarquía partidaria se las arregla para que esos acuerdos no se respeten. También tenemos responsabilidad las bases del partido al no exigir que los acuerdos se respeten”.
¿Este proceso es reversible?
“Esta tendencia sólo es reversible si tomamos conciencia de nuestra presencia en la sociedad civil, en las organizaciones comunitarias y en la vida cotidiana del país. Esa es la responsabilidad que tenemos al levantar esta candidatura con militantes de base y sin figuras públicas.
La DC sigue teniendo presencia en la mayor parte de las comunas, con militantes que trabajan de manera permanente en las organizaciones sociales. Hacemos las campañas, participamos con apoderados en las elecciones, realizamos trabajo comunitario pero no tomamos las decisiones que definan las políticas del partido ni tenemos poder en administración”.
¿Quiénes representan esa oligarquía?
“Son los que han estado en la conducción interna, en altos cargos de gobierno, en el Congreso y en las embajadas. Es el juego de las ‘sillas musicales’. Los mismos nombres rotan en la conducción del partido, en el Parlamento, el gobierno, las empresas públicas o las embajadas”.
¿Qué distingue a su movimiento de las otras candidaturas?
“Las otras dos candidaturas representan a la oligarquía de la que hablo. Nuestra candidatura surge de militantes de base que buscamos radicar el poder interno de la DC en las comunas y regiones. En este momento las bases están desencantadas y demandamos mayor espacio de participación. El proceso de concentración de poder sólo será reversible si nos convencemos de que los liderazgos locales deberían ser los más importantes.
En segundo lugar proponemos un debate sobre el actual modelo de desarrollo económico, social y político-institucional del país. A la mayoría de los democratacristianos no nos gusta este sistema, aún asumiendo que somos en parte responsables de su existencia, ya que estuvimos más de veinte años en el gobierno. La nuestra es una propuesta de futuro. Estamos pensando en qué le vamos a plantear al pueblo en 2012 , 2013 ó 2014. Qué vamos a decir sobre el cobre, cuya producción está hoy casi en un setenta por ciento en manos privadas y me pregunto si Ignacio Walker está dispuesto a debatir sobre la posibilidad de renacionalizarlo. Cuando hablamos de nuestra crítica al modelo estamos pensando en un nuevo sistema previsional y no sólo en una AFP estatal. La falta de diálogo no es privativa de la DC. En el conjunto del país tampoco existe debate político. El V Congreso de la DC aprobó una propuesta política y programática muy avanzada, que no ha sido implementada por la oligarquía del partido”.
Diferencias con
los chascones
¿Estas diferencias existen también con Mariano Fernández, el candidato chascón?
“Esa candidatura surge también de la oligarquía DC. Se ve en la composición de su lista, con la integración de los diputados León y Lorenzini, que no son muy afines a las ideas que representa Mariano Fernández. Esa alianza sólo responde a los intereses de las cúpulas.
También tenemos diferencias sobre los caminos para superar la crisis de la Concertación. Mariano Fernández enfoca la solución desde una perspectiva oligárquica, poniendo énfasis en cómo las cúpulas de los distintos partidos se ponen de acuerdo en una propuesta frente al gobierno de Piñera. Nosotros pensamos que nuestra política de alianzas debe centrarse en otro eje, en el modelo de desarrollo que se plantea al país. Nos referimos a la visión que tenemos sobre el poder comunitario, sobre el sistema previsional, sobre la distribución de la riqueza, sobre la igualdad de oportunidades, sobre la educación pública. Es en estos temas donde nos vamos encontrando con otros actores políticos y sociales para construir la plataforma programática de un próximo gobierno”.
¿Cree que es posible recomponer la Concertación?
“La Concertación no puede reconstruirse sobre las actuales bases, porque es la Concertación del 29 por ciento, a la que castigó el pueblo mandándola a la oposición. Proponemos rearmar el conglomerado sobre la base de una nueva propuesta de desarrollo nacional que surja de un debate abierto, en el que se debe incluir nuevos actores. Me pregunto, por ejemplo, ¿qué pasa con esos tres y medio millones de personas que no han participado en el debate del modelo político, económico e institucional; que no son parte de la Concertación, ni de la Alianza; las candidaturas de MEO o de Arrate? Tendrán algo que decir, cuando exista la inscripción automática y el voto voluntario.
El mundo sindical tampoco ha podido poner sus temas, porque la clase política no los acogió y eso retrasa las transformaciones en el mundo laboral que el país necesita. Los temas que importan a los pueblos originarios tampoco están presentes: tenemos lo que sucede con el pueblo rapanui que está planteando con fuerza su autonomía y el respeto del Estado hacia ellos, y lo que pasa con el siempre presente conflicto mapuche.
Existe temor a la participación del pueblo. Si incorporamos a nuestra propuesta esos actores con sus particulares visiones, cambiamos el eje de discusión y podemos construir una política de alianzas democrática y participativa. En esto acogemos la tesis de Radomiro Tomic sobre la unidad política y social del pueblo. El componente social es el que debemos incorporar en la oposición a esta derecha que no se está demostrando apta para gobernar.
La unidad del pueblo debe darse desde abajo y la clase política, en la cual me incluyo, debe recoger el mandato que nos da el pueblo de cambiar nuestras conductas. En la medida que generemos procesos horizontales de participación y seamos capaces de concordar una visión común entre todos los distintos actores, estaremos haciendo un aporte a la unidad de la oposición.
El problema de la educación es clave. Ahí está el centro de la igualdad de oportunidades. Si somos capaces de aportar a ese debate estaremos contribuyendo a la unidad de la oposición.
Si no somos capaces de generar gobiernos regionales elegidos por voto popular, seguiremos dependiendo de los criterios de Santiago. Percibo que existe miedo a la participación popular. Me refiero a las juntas de vecinos y también a los consejeros regionales electos por el pueblo”.
Otras oligarquías
También hay oligarquías en el mundo social organizado, como en el sindical...
“Este fenómeno es común a todos los grupos. Organizaciones muy pequeñas se oligarquizan. Tenemos que atacar esa cultura con procesos horizontales de participación. La democracia es un proceso que se construye permanentemente. En el sector sur de la Población La Legua, por ejemplo, tenemos una red de organización comunitaria conocida como ‘La Ronda’, en la que convergemos con los vecinos en función de intereses más de fondo. Veo como los actores que allí participan no tienen obstáculos para encontrarse de manera permanente en un trabajo para enfrentar los problemas que tenemos en nuestro territorio”.
¿Cómo ven ustedes cambiar la actual Constitución Política?
“El V Congreso de la Democracia Cristiana planteó una profunda transformación de la Constitución. El cambio es importante para construir políticas que respondan a un nuevo orden político y económico. Con la actual Constitución no podemos renacionalizar el cobre ni que el Transantiago se convierta en una empresa pública”.
RUBEN ANDINO MALDONADO
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 716, 20 de agosto, 2010)
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Punto Final
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