Edición 710 - desde el 28 de mayo al 10 de junio de 2010
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Ganó su primera batalla

La bandera mapuche

Autor: PEDRO CAYUQUEO
En Temuco y Villarrica

 

LA bandera mapuche y miembros del partido Wallmapuwen

Un fallo administrativo está llamado a ser recordado como histórico. El 28 de abril, la Contraloría General de la República facultó a la Municipalidad de Villarrica -y por extensión a cualquiera del país- a izar la bandera mapuche. El dictamen N° 22.247 señala que “la Municipalidad de Villarrica está facultada para autorizar el izamiento de la bandera o escudo del pueblo mapuche, junto a la bandera nacional, en las reparticiones municipales de su dependencia” y precisa que es “en el entendido que cumpla la exigencia de satisfacer una expresión cultural, educativa o artística”. La resolución tiene jurisprudencia nacional y puede ser solicitada por los nueve pueblos originarios reconocidos en la Ley Indígena, explicaría más tarde el contralor de La Araucanía, Hernán Hernández. Así de claro. ¿Así de sorpresivo? En absoluto. El organismo fiscalizador simplemente zanjó una polémica que se arrastraba desde 2009, cuando el alcalde de Villarrica, Pablo Astete (RN), rechazó la solicitud del Consejo Territorial Mallolafken para izar la bandera mapuche junto con el emblema chileno el día en que comenzó a regir el Convenio 169 de la OIT. La Contraloría fundó su resolución en la autonomía municipal para establecer ordenanzas de participación de la comunidad local, en la Ley Indígena -que promueve el fomento y desarrollo de los indígenas- y en el Convenio 169, que protege a los pueblos originarios.
“Sabíamos del debate y rechazo que se generaría al proponer izar la bandera, pero preveíamos que la respuesta no dependía directamente de las autoridades locales. La idea era causar un hecho político y dejar en evidencia el verdadero rostro de aquellos que se niegan a tocar los temas de fondo cuando se enfrenta el tema mapuche”, señaló a Punto Final, Marcial Colín, presidente del Consejo Territorial Mallolafken. “Como organización, siempre hemos buscado fórmulas pero instalar temas en la opinión pública. En el caso de la bandera, se decidió exigir al municipio que izara la bandera mapuche a partir del día 15 de septiembre del año pasado, como reconocimiento a la diversidad cultural y a los derechos de nuestro pueblo. Esta fecha marca un año de la entrada en vigencia del Convenio 169 de la OIT”, dijo Colín. Precisamente la fundamentación de la Contraloría en el Convenio 169 de la OIT es lo que más destacó el dirigente. “Este dictamen establece jurisprudencia en todo el país. La argumentación del fallo basada en el Convenio nos abre un frente de lucha que no siempre hemos discutido a fondo. Esto tiene relación con las facultades y decisiones que se toman en los municipios, en donde no existe la más mínima participación mapuche”, subrayó. “Creo que el dictamen es un reconocimiento de derechos fundamentales. El tema es cómo los mapuches estamos a la altura de este momento histórico y empezamos a generar alianzas. El derecho existe, ha sido reconocido y el ejercicio depende en gran medida de nuestras propias capacidades”, agregó.

¿Cuál bandera mapuche?

La pregunta la lanzó el alcalde de Villarrica, Pablo Astete, tras conocer el fallo de la Contraloría y señalar su voluntad de izar el pabellón mapuche en el frontis del edificio municipal. “El problema ahora es saber cuál es la bandera mapuche más representativa”, contraatacó. La interrogante la zanjó para Punto Final el propio Marcial Colín. Para el dirigente, la bandera mapuche más representativa es aquella diseñada en 1992 por el Consejo de Todas las Tierras, y que en las últimas décadas ha sido asumida por gran parte de las organizaciones y comunidades, tanto en Chile como en Argentina. “Creo que la definición de una bandera nacional mapuche fue uno de los pocos procesos que contó con una amplia participación. Incluso participaron estudiantes secundarios y unas cuatrocientas comunidades. Lo digo porque en esos años me tocó asesorar a estudiantes secundarios de Galvarino en el tema de su diseño”, señaló el dirigente, quien formó parte a comienzos de los 90 del Consejo de Todas las Tierras, organización de la cual se distanció más tarde.
Para Colín, discutir si dicha bandera es o no representativa de todo el pueblo mapuche carece de sentido. “La verdadera discusión debe apuntar a que es un símbolo identitario de pueblo, que nos identifica en tanto sujetos de derechos colectivos”, indicó. De la misma forma, el dirigente salió al paso de quienes desde una posición académica o culturalista han advertido que los mapuches jamás tuvieron un emblema. “Eso es caer en una visión reduccionista de lo que son las culturas… Todo pueblo que no asume que su cultura es dinámica corre el riesgo de ser parte de un pasado remoto o de un museo. Un pueblo que aspira a proyectar su personalidad histórica debe ser capaz de crear símbolos identitarios. No cualquiera lo hace, sino sólo aquellos que han superado la ‘timidez’ cultural y política”, señaló Colín.
El dirigente no lo menciona, pero sus palabras bien pueden tener como destinatario al Premio Nacional de Historia, Sergio Villalobos, quien señaló: “Me parece una cosa indignante y una barbaridad histórica. Desde el punto de vista jurídico no sé bien cuál es la situación, pero desde la perspectiva histórica me parece una barbaridad… Chile es un Estado unitario, republicano, democrático y representativo. Así lo dice la Constitución. Y que se estén introduciendo estas divisiones no me parece que esté dentro de la tendencia histórica. Lo que cabe es que haya una sola ley, una sola determinación, una sola bandera”. Huelga destacar que las declaraciones del académico en nada se alejan de su clásica postura antimapuche.

Bautizo de combate

Jorge Weke es dirigente del Parlamento Mapuche de Koz Koz, organización mapuche de base con asiento en Panguipulli. Hace veinte años, siendo un joven artista gráfico autodidacta, ingresó al Consejo de Todas las Tierras. El año 1992, en la coyuntura de los 500 años del mal llamado Descubrimiento de América, Weke pasaba más tiempo en Temuco que en su comunidad, ya sea pintando murales, diseñando lienzos o imprimiendo panfletos que dieran cuenta del contrafestejo mapuche a la fanfarria gubernamental. Weke no sólo fue testigo privilegiado del proceso de consulta que culminó con la adopción del actual emblema mapuche. En su calidad de artista gráfico, tuvo el honor de diseñar la bandera final, basándose en las múltiples propuestas que llegaron a la organización.
“Fue específicamente en una de las convocatorias realizadas en el verano de 1992 cuando nuestro peñi Aucán Huilcamán planteó la idea de un símbolo mapuche, como tienen otros pueblos indígenas del mundo. En marzo de ese año se (…)

(Este artículo se publicó completo en Punto Final, edición Nº 710, 28 de mayo, 2010)
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