La batalla
de la píldora
Autor: MARTIN ROMERO EGUILUZ
Horacio Croxatto, profesor de la Facultad de Química y Biología de la Usach.
El debate por la distribución de la “píldora del día después” se ha convertido en una auténtica teleserie. No sólo por los argumentos expuestos por los bandos en disputa, sino por la particular pasión descargada en las palabras.
Una muestra fue la sesión en que la Cámara de Diputados por 73 votos contra 34 aprobó el proyecto de ley del gobierno, que asegura la entrega gratuita del anticonceptivo en la red pública de salud. La discusión estuvo plagada de incidentes y manifestaciones entre partidarios y detractores. Estos últimos no sólo las emprendieron contra los diputados de la Concertación, sino también contra parlamentarios de derecha que se mostraron de acuerdo con la iniciativa.
Karla Rubilar, Osvaldo Palma y Lily Pérez -de RN- y Edmundo Eluchans -UDI- se llevaron grandes pifias en la jornada. Hasta su candidato presidencial, Sebastián Piñera, fue alcanzado por los ensordecedores silbidos de los que, al final de la votación, hasta se enfrentaron con Carabineros.
Sin embargo el debate no dejó de tener beneficios. Por lo menos así lo asegura un experto como el doctor Horacio Croxatto. “Me parece muy bueno que haya debate, porque eso ayuda a que la gente se informe. La gente quiere saber y eso es importante. Además, está el tema de los desódenes en las votaciones en el Parlamento. Es importante que los parlamentarios puedan sentir lo que la gente opina y en lo posible que voten de acuerdo a lo que la gente quiere”, sostiene desde su pequeña oficina en el laboratorio de inmunología de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago.
La opinión de Croxatto pesa a nivel mundial. Fue el inventor de un revolucionario tratamiento anticonceptivo: un tratamiento subcutáneo -un pellet- que millones de mujeres usan a diario. También conoció en carne propia el conservadurismo nacional. Después de una carta en la que criticó un proyecto de ley que aumentaba las penas a las mujeres que abortaban, la UC lo despojó de su cátedra a petición del Vaticano, poniendo fin a 50 años de colaboración con la universidad en la que, como adolescente, entró a estudiar.
Para él, lo principal es que con la aprobación del proyecto de ley quede atrás lo que califica como “dictadura moral”, en la que unos pocos, por sus creencias, imponen al resto un modo de comportamiento. “No es legítimo que una persona le imponga a los demás por ley de la República lo que cree que debe hacerse. Eso es una dictadura moral, algo inaceptable. No puede ser que un individuo porque tiene duda, porque piense que algo no debe pasar, le imponga a todos sus conciudadanos lo que pueden o no hacer”, añade.
El proyecto de ley
Básicamente lo que pretende el proyecto del Ejecutivo, ahora en el Senado, es incluir como derechos básicos la regulación de la fertilidad y el recibir información y orientación sobre métodos anticonceptivos. En esta línea instaura el deber del Estado de poner a disposición -a través de la red pública de salud- los anticonceptivos necesarios, incluyendo la polémica “píldora del día después” que hasta el momento sólo es posible encontrar en farmacias.
No obstante, la aprobación del proyecto en el Senado no es suficiente para las organizaciones sociales interesadas en el tema. Sobre todo, en un ámbito complementario a la disposición de métodos anticonceptivos y que no fue tratado en esta iniciativa: la educación sexual desde el inicio de la adolescencia.
“Hay que entregar educación sexual a los niños y niñas, hay que enseñarles a cuidarse. Ellos carecen de educación sexual. Conversando una se da cuenta que no saben usar el condón ni las pastillas anticonceptivas, y actúan irresponsablemente. En este país hace falta educación sexual para todos y todas, en colegios laicos y católicos, a todo nivel”, dice enfática Verónica Díaz, directora para Chile de Católicas por el Derecho a Decidir.
Esta es una organización presente en toda Latinoamérica. Son católicas que tienen una mirada progresista en temas como el aborto, la anticoncepción y la sexualidad. “Después de eso, continúa Díaz, habría que hacer una nueva ley para que las mujeres puedan abortar y cuenten con una consejería pre y post aborto”, agrega.
El énfasis en la educación sexual también es importante para el profesor Croxatto, en especial teniendo en cuenta las graves deficiencias que no sólo tienen las mallas académicas, sino también los propios profesores encargados de enseñar a los jóvenes.
Expresa que es “fundamental y necesario que se instaure la educación en sexualidad. Los maestros de las escuelas casi no saben nada y tienen miedo de hablar del tema. A los padres de familia les pasa lo mismo, porque nadie los educó y saben lo que saben sólo por experiencia personal”.
De ahí que a Croxatto no le parezca que en un artículo del proyecto de ley los menores entre 14 y 16 años deban pedir el consentimiento de sus padres para acceder a la “píldora del día después”. Al respecto, el investigador de la Usach declara “que en ese caso tendrían que admitir que las relaciones sexuales son con el conocimiento y consentimiento de los padres”.
Para Croxatto es necesario que los adolescentes forjen una relación de confianza para tratar estos temas con sus padres. Pero si por diversas razones no es posible, también requieren de herramientas para evitar un embarazo, aunque sea a espaldas de sus progenitores. “Es muy importante que eviten los embarazos, porque afectan toda su vida, coartan sus posibilidades de desarrollar sus talentos y su crecimiento. Por otra parte, siento que ante un papá que no logró educar a sus hijos, que no estableció una buena comunicación o la comunicación es tan mala que su hija tiene relaciones sexuales sin que él lo sepa, si tampoco sabe que tomó la píldora es una lesera sin importancia”, declara.
El profesor Croxatto no tiene dudas que los senadores van a aprobar el proyecto, sobre todo teniendo en cuenta la amplia aprobación ciudadana. “Va a ser aprobado porque la ciudadanía ha manifestado de modo claro que en esta materia quiere autonomía, no quiere ninguna legislación que restrinja la independencia de las personas para decidir sobre métodos anticonceptivos y sobre su sexualidad”, indica.
¿Es o no es abortiva?
El centro de la discusión es si la “píldora del día después” es o no abortiva. Para un experto como Croxatto -que lleva once años experimentando con el medicamento, desde que una misión de la Organización Mundial de la Salud lo invitara junto a otros especialistas a investigar sus propiedades-, claramente no lo es.
“No hay ningún estudio que muestre que ese fármaco es abortivo. Lo que sus detractores están haciendo -que es distinto a lo que hicieron inicialmente cuando (…)
(Este artículo se publicó completo en Punto Final, edición Nº 691, 7 de agosto, 2009. Suscríbase a PF, punto@interaccess.cl)
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