Edición 691 - Desde el 7 al 20 de agosto de 2009
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Piñera es maleta
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El juicio de sus pares

Piñera es maleta
de doble fondo


Autor: MANUEL SALAZAR SALVO

El candidato presidencial de la derecha, Sebastián Piñera Echenique, ha acusado a sus adversarios de actuar en su contra con “mala leche”. Sin embargo, las dudas sobre el origen de su fortuna y sobre su conducta tanto política como empresarial han ido surgiendo desde un cada vez más amplio espectro de fuentes informativas, que van desde El Mercurio hasta el semanario El Siglo.
En el primero, lo expresó sin ambages su principal columnista, el abogado Carlos Peña: “(…) el problema de Piñera (hoy de Piñera, mañana de cualquier otro de los candidatos) no es que haya estado preso, prófugo o hubiera sido condenado. Su problema es que ayer tuvo una conducta por debajo de la que es razonable esperar de quien aspira a la Presidencia. Su conducta no estuvo a la altura” (El Mercurio, Cuerpo D, domingo 2 de agosto).
En El Siglo, en tanto, medio del Partido Comunista, el periodista Francisco Herreros publicó una serie de documentos desclasificados por el gobierno estadounidense, según afirma, donde se revela que el padre del candidato, el fallecido ingeniero y diplomático José Piñera Carvallo, habría sido agente de la CIA y que uno de sus hermanos, el economista José Piñera, ex ministro de la dictadura militar, habría sido analista e informante de la misma agencia de inteligencia norteamericana. Herreros, quien ha trabajado para el diario Las Ultimas Noticias y la revista Cauce, donde ganó el codiciado premio “Rey de España” por sus investigaciones profesionales, da cuenta también de una extensa y secreta red destinada al lucro ilícito del general Augusto Pinochet y de un extenso núcleo de colaboradores cercanos. (Ver El Siglo N° 9.163 y N° 9.164).
El diario electrónico El Mostrador, por su parte, dirigido por el periodista Mirko Macari Squella, publicó el 29 de julio una serie de piezas fundamentales del proceso judicial que en 1982 instruyó el juez Luis Correa Bulo para investigar la quiebra del Banco de Talca, donde figura como uno de sus protagonistas principales el entonces gerente general del banco, Sebastián Piñera. Los documentos fueron conseguidos por el periodista Jorge Molina, de reconocida trayectoria por sus golpes noticiosos en los ámbitos de tribunales y policía. (Ver www.elmostrador.cl/index.php?/noticias/articulo/exclusivo-todas-las-verdades-del-expediente-de-la-quiebra-del-banco-de-talc/).
Estas revelaciones se suman a las efectuadas desde hace varios meses por La Nación Domingo, cuyo equipo de redactores dirige la periodista Ana Verónica Peña, las que han merecido la amenaza del candidato de la derecha de cerrar ese medio de prensa si llega a La Moneda. La revista Punto Final también ha intentado contribuir al esclarecimiento de los hechos dudosos que acompañan la trayectoria del millonario accionista que una vez más pretende llegar a la presidencia del país. (Ver Ozren Agnic K., “La cara oculta de Piñera”, PF 687, 12 junio de 2009).
Los demás medios de comunicación, con mayor o menor énfasis, han hecho lo suyo en la búsqueda de la verdad que se oculta en algunas actuaciones del candidato. Cabe preguntarse, entonces, si la prensa nacional en su conjunto está coludida en una conspiración en contra del abanderado de la derecha, o si verdaderamente existen oscuras lagunas en la trayectoria empresarial de Sebastián Piñera.

¿Por qué no creerle?

Existe un antecedente, periodístico también, que contribuye de manera prístina a reafirmar las dudas sobre la transparencia del hoy aspirante a La Moneda.
La noche del domingo 23 de agosto de 1992 en el programa A eso de…, en Megavisión, el fallecido empresario Ricardo Claro conmocionó a la clase política al dar a conocer una conversación telefónica entre Piñera y su amigo Luis Eduardo Díaz que buscaba perjudicar la precandidatura de la diputada Evelyn Matthei. Había sido grabada por un secreto dispositivo del ejército ubicado en el Comando de Telecomunicaciones, en los faldeos cordilleranos de Peñalolén. Esa grabación revelaba la magnitud de la animosidad de Piñera en contra de una rival de su mismo partido. Ese mismo día, en el diario El Mercurio apareció una entrevista que Raquel Correa había hecho pocos días antes a Piñera, en parte de la cual expresaba: “La política debe ser con altura de miras, contenidos, propuestas, una competencia de ideas, de proyectos. ¡Jamás se debe caer en las pequeñeces de las descalificaciones y los ataques personales! Eso no contribuye a la unidad de RN ni al enriquecimiento del debate político”. Y agregaba al ser consultado acerca de Evelyn Matthei: “Somos amigos, nos tenemos cariño y respeto” y “no es fácil competir con una mujer. Sobre todo con una mujer buenamoza, inteligente y capaz como es la Evelyn (…). Eso obliga a una mayor delicadeza y mayor deferencia”.
Aquella misma noche quedó en evidencia que Piñera mantenía un doble estándar, el público y el privado, para conseguir sus fines. En los años siguientes, hasta hoy, lograría acumular una fortuna superior a los mil millones de dólares, y parece más que razonable que ahora los chilenos lo sometan a la prueba de la blancura antes de su posible llegada a la primera magistratura. Y eso no puede considerarse una conspiración.
Piñera construyó su patrimonio sobre la base de un indiscutible talento para los negocios. Pero también a partir de una amplia red de contactos sociales desarrollada por sus padres, sus tíos y muchos de sus primos. Gran parte de esas relaciones estaban ligadas al ascenso de la Falange Nacional y más tarde, del Partido Demócrata Cristiano.
No es una casualidad que Piñera se vinculara en sus inicios en las finanzas con personas como Carlos Massad Abud, Raúl Sáez, la familia Calaf Palet, Alvaro Donoso Flores (padre de Alvaro Donoso Barros, ministro de la dictadura en 1979), la familia Nieto y otras personalidades de diversos ámbitos de negocios, todos muy cercanos al freísmo y a los técnicos y profesionales del PDC que prestaron colaboración al régimen militar en sus primeros años.
Los Piñera Carvallo, en la década de los 60, eran sobre todo grandes admiradores de Eduardo Frei Montalva y, tras el golpe que derrocó a Salvador Allende, confiaban en que el líder del PDC sería la carta más segura para gobernar Chile luego de un supuesto breve reordenamiento cívico efectuado por las fuerzas armadas.
Hasta el día de hoy recuerda Sebastián Piñera la primera vez que su padre lo llevó a una concentración, en el Parque Cousiño. Era 1964, y escuchó embelesado el discurso de Eduardo Frei Montalva: “Yo no tenía conciencia de que podía existir tanta gente. Y me emocionó escuchar a Frei Montalva: ‘¿Quiénes son, padre? ¿Son los democratacristianos? No, hijo, son mucho más que ellos. ¿Quiénes son, son los freístas? No, hijo. Son muchos más que ellos. ¿No te das cuenta? ¡Es la Patria Joven, es Cancha Rayada, es el Desastre de Rancagua, es Bernardo O’Higgins! ¿No te das cuenta, hijo? ¡Es la marcha de la Patria Joven!’. Fue como un relato que él contaba de un diálogo con su hijo. Seguramente era Eduardito. En esa época fue para mí como el discurso de Martin Luther King. Discurso que leo ahora y digo ¡qué pelotudez!”, ha comentado el candidato de la derecha. (Ver La Segunda 14 de noviembre de 2008).

Reclutando colaboradores

En el colegio Verbo Divino, en la Escuela de Economía de la Universidad Católica, en la Parroquia Universitaria, que estaba en la plaza Pedro de Valdivia, en Providencia y en Harvard, Piñera conoció a muchos de los que más tarde lo han acompañado en sus negocios.
Su paso por la sociedad Ingeniería Financiera y Comercial Ltda., Infinco, que integró junto a Carlos Massad y otros socios, así como la gerencia del Banco de Talca, entre 1979 y 1980, fueron sólo el primer peldaño de su ascenso hacia la riqueza. De allí salió como uno de los dueños de Bancard, la firma administradora de tarjetas de crédito que le reportó sus primeros grandes dividendos. Pero sería en la gerencia general de Citicorp, el primer banco de inversiones creado en el país -donde lo instaló el grupo económico de Manuel Cruzat-, el lugar desde el cual fundaría las bases de su salto a las grandes ligas del poder económico.
Sebastián Piñera se rodeó (…)

(Este artículo se publicó completo en Punto Final, edición Nº 691, 7 de agosto, 2009. Suscríbase a PF, punto@interaccess.cl)