Andrés Reyes, actor:
“Los políticos son unos payasos”
Veintitrés años tiene Andrés Reyes. Su voz suave y algo adolescente suena seria y madura. Este actor se ha hecho conocido como Luis Emilio en la serie nocturna El señor de la Querencia, donde interpreta un personaje que evolucionó del despotismo a una conducta más humanitaria con sus trabajadores campesinos. Una actitud con la que, de alguna manera, enfrenta la tiranía de su padre. Este ir contra la corriente se advierte también cuando se reconoce como uno en el 83 por ciento de jóvenes chilenos que no se han inscrito -ni se inscribirán- en los registros electorales, porque sienten desconfianza y desprecio por los politiqueros enquistados en el gobierno, el Parlamento y otras instituciones del país.
En este tema, Reyes es muy drástico, sin caer en la soberbia. Esta posición la reafirma como parte del elenco de Ele (La Oficina), que también integran Víctor Montero, Daniella Tobar, Luis Wigdorsky y Ana María López, con la dirección de Jesús Urqueta. La obra se armó como teatro documental, es decir, mediante el uso de material público y de prensa que fue sometido a un riguroso análisis por la compañía. El objetivo de la investigación de contenidos tuvo como centro el tristemente célebre Consejo de Seguridad Pública. A este organismo represivo, llamado también La Oficina, lo acusan de actividades colindantes con el crimen y el asesinato en la década del 90.
Similares métodos represivos
Andrés Reyes llega a aceptar que haya habido necesidad de enfrentar la acción política armada que persistía durante la llamada “transición a la democracia”, concepto que pone entre comillas. Pero rechaza en forma absoluta que La Oficina haya empleado procedimientos similares a los de la Dina y la CNI, “con secuestros y otras acciones ilegales y poco transparentes”.
Y le sorprende, por sobre todo, que Marcelo Schilling, responsable de La Oficina, haya sido ungido como diputado por el Partido Socialista en reemplazo del fallecido Juan Bustos, y sin haber ganado un voto. “Los políticos son unos payasos”, dice Andrés Reyes.
¿Tiene recuerdos personales de los temas a que alude “Ele (La Oficina)”?
“Personales no, por la edad que tenía. Pero me he informado. En la obra protestamos porque luego de salir de la dictadura se haya seguido actuando con métodos similares a los de la Dina y la CNI, con falta de transparencia, secuestros, informantes, crímenes que no se han aclarado, y de manera ilegal. Más encima Marcelo Schilling fue designado diputado… Los jóvenes estamos desencantados de los políticos. Entonces no es raro que tantos jóvenes no estén inscritos en los registros electorales…”.
¿Qué aspectos destaca de su rol?
“En realidad todos cumplimos diversos roles. Entre otros, interpreto a Enrique Krauss, ministro del Interior de la época. En escena trabajamos cinco actores vestidos de negro, y hay entrevistados que tiene que hablar sobre las acciones que se realizaron en torno al atentado a Jaime Guzmán y a los grupos, como la fracción del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (Autónomo), que continuó con su actividad armada. También se aborda el caso “traslado de armas”, el de Agdalín Valenzuela… Para La Oficina, esos grupos eran terroristas que pretendían desestabilizar la democracia, a los que tenían que enfrentar y desarticular”.
¿La obra está en contra de esos grupos armados de Izquierda?
“No, no hacemos una denuncia. En realidad, no estamos en contra ni a favor de ellos. Pero los entiendo: ellos fueron entrenados para disparar y es lo que siguieron haciendo. No sé si lo que hacían era una política”.
¿Qué experiencia le deja estar en contacto con estos temas?
“Que se requiere transparencia… y darme cuenta cómo funcionan los políticos. No estoy contra la política, creo que es necesaria, pero los políticos…”
(Teatro Camino. Antupirén 9400, Peñalolén. F: 292 0644. Ju. y vi., 21.00; sá. y do., 20.00. Hasta el 31 de agosto. Ju., $ 2.000, vi. sá. y do., $ 5.000 y $ 3.000).
LEOPOLDO PULGAR IBARRA
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 669, 22 de agosto, 2008)
Foto:
“ELE (La Oficina)”, que dirige Jesús Urqueta, recuerda, acusa y rechaza. |