Carmen Berenguer
Criticando
la crítica
Autor: ALEJANDRO LAVQUEN
El Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, en su versión 2008, recayó por primera vez en una mujer chilena, la poeta Carmen Berenguer. Entre sus libros podemos mencionar Bobby Sands desfallece en el muro, 1983; Huellas de siglo, 1986; A media asta, 1988; Escribir en los bordes, 1990; Sayal de pieles, 1993; La mirada oculta, 1994; Naciste pintada, 1999; La gran hablada, 2002 y mama Marx, 2006. Ha obtenido numerosos reconocimientos, entre ellos la beca Guggenheim y el Fondart. Su obra ha aparecido en antologías, revistas y en la web, y está traducida al inglés, francés, iraní y sueco. También ha escrito ensayos y participado en obras multimedia, performance y video arte. En 1987 organizó, junto a otras escritoras, el Congreso de Literatura Femenina. Durante la dictadura militar participó activamente en grupos de arte y organizaciones sociales.
¿Qué ha significado para usted este galardón?
“Un gran estímulo que dignifica mi jornada, el diario sentarme a escribir y pulir la pluma, a esta disciplinada actitud que me he impuesto. Así truene y caiga un temporal, seguiré dándome el placer de encontrar la palabra justa que justifique su eticidad. Significa una gratificación pródiga y gratuita a mis noches de vigilia, donde el garbo esplendente de una imagen llega a interactuar con la razón”.
Como todo premio, éste no ha estado exento de críticas. ¿Cómo las toma, a qué las atribuye?
“Mientras no se atente contra mi per-sona y familia, con lo que se puede ir a litigio, es señal de que avanzo. Mire. Es fácil colgarse de mí en estos momentos, en que sale a relucir mi cabeza para así lograr un encabezado farandulero, que no se ha obtenido antes por propios méritos”.
En su poesía está presente un marcado compromiso social. ¿Lo considera esencial en su obra?
“Quiero decirle que hay una enorme desinformación, premeditada, de mi poesía. Además las tiradas de los libros en la época oscura eran apenas 200 ejemplares. Entonces, lo que se dice ten-denciosamente es que yo hablo de lo social, como si la literatura no lo fuera. Le voy a decir que es lo interesante que encuentran los entendidos en mi poesía: que es polisémica y el lenguaje es la premisa, mis temas son siempre el amor que rechaza las bajezas de este mundo y que en esa textura tersa de mi lengua, ingresan temas que son pecado para los beatos: el hambre, la calle, el amorío, lo mujeril, la injusticia, la derrota, pasan en silencio por el ‘entre’, se desarman y rearticulan. Se dice que desescribo al mismo tiempo que escribo, ¿entiende eso usted? Son mis puentes, hay un verso en mi último libro mama Marx que lo dice: “Los puentes son los horizontales dibujos y en ellos escribo”. Les recomiendo volver a leer a los poetas que perviven como Vallejo, Neruda, la Mistral, Safo y Cátulo, Rubén Darío y sobre todo José Martí, y a mis cantantes actuales, Martirio, Imperio Argentina y Tania Libertad, Damaris Calderón y la Maha de Valdivia”.
En el último tiempo muchas poetas han sido bien consideradas por la crítica. ¿Cree que es un avance en un país machista como el nuestro?
“¿Ud. se refiere a comentarios mediáticos? Porque la crítica literaria se ejerce cada vez menos en Chile. Las nuevas miradas sobre el objeto literario ocurren a partir del evento más significativo de los últimos años, como fue el Congreso de Literatura Femenina de 1987. A partir de ese momento, es difícil dar vuelta atrás; tal momento pone de manifiesto una corrección necesaria a aquello que se daba como supuestos críticos. Ud. mejor que nadie sabe que si no hubiera ocurrido, no se contaría con herramientas para leer a los ‘otros’, a otras lenguas en Chile, a pesar del avance de un neo-machismo que se lee a diario en los medios”.
En Chile falta difusión de los libros de poesía. ¿A qué lo atribuye? ¿Cómo ve a las nuevas generaciones de poetas?
“Eso se debe a la cada vez mayor desatención a los bienes simbólicos, que no son moneda de cambio. Las editoriales que se atreven a publicar son independientes y nacionales. En la época de la dictadura ni siquiera se contaba con eso, los autores se autoeditaban.
Creo que se generaliza mucho con ‘nuevas generaciones’. Es muy amplio el término. Hay autores muy jóvenes, entre ellos (...)
(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 661 de PF, 2 de mayo, 2008. ¡!Suscríbase a Punto Final!!) |