Edición 559 - Desde el 19 de diciembre al 1 de enero 2003
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Periodismo: entre la
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¿Pederastas y fanáticos?
La derecha en
calzoncillos

La derecha avanza
en las universidades

El retorno del FPMR

“Política exterior” de Chile
Negocios son negocios

Derrota judicial de un asesino
Fernández Larios al descubierto

La importancia de llamarse Edwards
La arremetida
del Opus Dei
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¿Pederastas y fanáticos?

La derecha en
calzoncillos

Hasta hace unos meses, la marcha de Joaquín Lavín y la UDI hacia la presidencia de la República se veía como una “carrera corrida”. Primero, serían las elecciones municipales en 2004, que dejarían en manos de la UDI las principales alcaldías del país. Luego vendría el gran salto. Joaquín Lavín triunfaría en diciembre de 2005 y la derecha se impondría en las parlamentarias, que se realizarán en el mismo acto electoral. Lavín sería el primer presidente de derecha elegido por votación popular en 47 años. Sería, también, la primera vez en el mundo que un laico supernumerario del Opus Dei llega a ser jefe de Estado mediante elecciones directas.
Ese panorama alentador para la derecha impuso en la Concertación una actitud caracterizada como la “ceremonia del adiós”, que ahora tiende a disiparse. La derecha afronta una situación que muestra para ellos signos inquietantes, como lo indican las encuestas. Lavín disminuye, pero sigue siendo mucho más que la Alianza por Chile, es decir más que la UDI y RN juntas, las que a su vez, pierden terreno. Para la Concertación ha mejorado el clima político. Incluso hace resurgir el optimismo para aspirar a un cuarto gobierno que suceda al presidente Ricardo Lagos.
Las señales macroeconómicas anticipan bonanza, y siguen adelante planes sociales y de obras públicas que deberían redundar en dividendos electorales.

LA DERECHA ENREDADA

Para la derecha las cosas se han complicado no solamente por los coletazos del caso Spiniak, que provocó un duro enfrentamiento entre las directivas de la UDI y RN al punto de paralizar el trabajo de la Alianza por Chile en temas como la definición de candidatos para los cargos de alcalde en las próximas elecciones municipales. En los hechos, RN está dividida: hay un sector poderoso, que encabezan el diputado Alberto Cardemil y el senador Sergio Romero respaldados por Sergio Onofre Jarpa, que hace la guerra a Sebastián Piñera y busca un entendimiento con la UDI e incluso, una eventual fusión con ella.
El tema central para la derecha es, por lo tanto, la UDI y el rol de Joaquín Lavín en los meses venideros.
Sin embargo, el descenso de la derecha es anterior al caso Spiniak. La popularidad de Lavín se ha deteriorado por su pobre desempeño como alcalde de Santiago. La fama de edil realizador que tuvo en Las Condes, lo ha abandonado pasando a ser un simple “hacedor” de cosas de menor monta. Carece de proyecto global, de estatura de gobernante e, incluso, de perfil de dirigente político de alto nivel. Su respaldo ha disminuido también porque en la Concertación han crecido las figuras de Michelle Bachelet, Soledad Alvear y del ex presidente de la República, Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Ha sido la UDI quien ha pagado el costo de la erosión de su candidato estrella, y también del impacto del escándalo Spiniak y las denuncias de abusos contra menores. Dos senadores de ese partido, Jovino Novoa y Carlos Bombal, se han querellado contra la diputada Pía Guzmán (RN) y el sociólogo Pablo Huneeus. Los dos parlamentarios de la UDI han sido mencionados como pederastas involucrados en el caso Spiniak. No ha contribuido a mejorar la situación el manejo desafiante de Pablo Longueira, que se ha comprometido a fondo en una situación sórdida en que abundan los rumores, incluyendo los de utilización de agentes de seguridad de la dictadura para intimidar testigos, cambiar testimonios y fortalecer la teoría del “montaje”, “complot” o “conspiración” fraguado -supuestamente- para destruir al principal partido de derecha y a Joaquín Lavín.

DESCONFIANZA EMPRESARIAL

Estos no son, sin embargo, los únicos problemas. Más serio es que se han debilitado sus vínculos con los “poderes fácticos”. Incluso Longueira ha provocado fuertes roces con la Iglesia. Tres de los cuatro comandantes en jefe de las FF.AA. y Carabineros tratan de distanciarse del pinochetismo militante y de la extrema derecha. Los medios de comunicación, estimulados por el mercado, cuestionan a figuras intocables de la UDI. Pero sobre todo, parecen estarse produciendo vacilaciones en los empresarios. Ellos perciben las limitaciones de Lavín y se preocupan por la inestabilidad y el temperamento confrontacional de Longueira.
Un comentario de Fernando Léniz, ex ministro de Pinochet e importante figura del empresariado, interpreta a muchos. Léniz sostuvo que los empresarios no deberían tener problema en votar por un candidato de la Concertación como Eduardo Frei, mientras la Alianza por Chile debería mantener su papel de “oposición constructiva”. Se instala una pregunta: ¿Por qué cambiar, cuando el modelo funciona y los grandes grupos económicos y las transnacionales consiguen lo que quieren con la Concertación, en una forma que produce menos resistencia en la población que si lo hiciera un gobierno de derecha?
En medio de la crisis, Longueira echa mano a la tradición histórica de la UDI. La utiliza como elemento cohesionador y como blindaje ante las dudas y las críticas que arrecian. El recurso galvaniza a los militantes convencidos, pero implica el riesgo de hacer reaparecer la verdadera historia. Cuando se destaca a Jaime Guzmán como “apóstol de la política”, se silencia su rol como ideólogo de la dictadura, impulsor de la represión y actor “contemplativo” de violaciones a los derechos humanos.
Cuando se santifica la memoria de Miguel Kast, se calla que fue uno de los constructores del modelo económico y pieza clave del proyecto de los “Chicago Boys”. Al remontarse a los orígenes del gremialismo, Longueira saca de la tierra -también- la raíz fascistoide y pinochetista de la UDI, que ahora aspira a ser partido popular de amplia convocatoria.

LAVIN “INDEPENDIENTE”

Con habilidad, Joaquín Lavín se ha desmarcado de la Alianza por Chile. Aparentemente, asume la condición de independiente pero sigue siendo militante de la UDI y decide sus pasos de acuerdo con Longueira. En el fondo, la UDI combina su papel de defensora del “legado del gobierno militar” que nunca ha abandonado -y que en los hechos concuerda con la mayoría de RN-, con arrestos populistas que ponen los pelos de punta a los empresarios, pero siempre dentro del campo de control de la gran burguesía y los poderes globalizados. Todo ello unificado por un catolicismo militante y agresivo.
Longueira se apresta ahora a viajar al Vaticano para entregar al papa Juan Pablo II su libro Mi testimonio de fe, que mezcla con vehemencia religión con política de ultraderecha. Rasgo que puede estar en sintonía con un renacer del conservantismo que se advierte en diversos sectores sociales y religiosos.
Desde el gremialismo inicial, que participaba en la dictadura, Jaime Guzmán se preocupó especialmente de la juventud, las mujeres y los municipios. Esa orientación se ha profundizado con buenos resultados para la UDI, ayudada por la disciplina y mística de muchos de sus militantes. Esa es una reserva importante.

¿QUIEN PARA
A LA DERECHA?

Por lo mismo no parece adecuado sobrestimar las dificultades que encuentra la derecha y menos dar por seguro que la UDI y Lavín serán derrotados en las próximas elecciones. Como partido de masas de la derecha, la UDI sigue avanzando en los sectores populares. Toma el control de nuevas federaciones de estudiantes, gana terreno entre profesionales, comerciantes y técnicos. Mantiene la mayoría de sus posiciones y aparece como fuerza disciplinada, seria y crítica de un gobierno al que ataca sin contemplaciones pero al que también apoya en ciertas ocasiones. Levanta la consigna del “cambio”, que cala profundamente. La Concertación -aunque parece optimista- se encuentra agotada. Es convicción generalizada que no basta con “más de lo mismo” y que es necesario cambiar. Grandes sectores de la población esperan el “cambio” sin darse cuenta que ese “cambio” hará empeorar la situación de los sectores modestos y del conjunto de la población. La derecha y la UDI coparán el último espacio que todavía no controlan plenamente: el poder ejecutivo y la administración del Estado. Ya tienen el manejo del modelo económico, el poder judicial, la relación con las FF.AA., los municipios principales, la mayoría de los obispos, los grandes medios de comunicación y las universidades. La presidencia de la República caerá en sus brazos a menos que se produzca una reacción movilizadora a la que no sea ajena la Izquierda, que tiene la obligación de reagruparse y levantar una opción progresista, en conjunto con otras fuerzas originadas en la Concertación que recuperen su espíritu inicial. De ese modo, se podrá parar a la UDI y a Lavín y abrir paso a una democracia real, a una sociedad con mayor igualdad que se libere del modelo económico polarizador y excluyente, que la derecha pretende profundizar, y que, por sobre todo, ofrezca a los jóvenes nuevos horizontes de esperanza y realización

PEDRO FERNANDEZ

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