Punto Final, Nº820 – Desde el 26 de diciembre de 2014 al 8 de enero de 2015.
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CARLOS FONSECA AMADOR

 

No alcanzó a ver el triunfo de la revolución sandinista. La victoria llegó tres años después de su muerte, pero fue el principal artífice de la victoria.
Carlos Fonseca Amador entregó lo mejor de sí a la construcción de una alternativa revolucionaria para poner fin en Nicaragua a la tiranía de la familia Somoza. Con un grupo de compañeros puso en marcha las energías revolucionarias del pueblo, rechazando la oposición conciliadora que dirigía el Partido Conservador. Fonseca y sus camaradas derrotaron la dispersión de las fuerzas populares y el dogmatismo de sectores de Izquierda. En la década de los 60, fundaron con diversos grupos antisomocistas, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que condujo la guerra hasta la victoria, en julio de 1979.
Carlos Fonseca nació en Matagalpa el 23 de junio de 1936, en el seno de una familia muy modesta. Su madre fue una campesina cocinera y su padre, administrador de una mina propiedad de norteamericanos. Para ayudar a la economía familiar, a los 9 años vendía periódicos y caramelos que hacía su mamá. Su inteligencia natural encontró estímulo en la lectura y el estudio. Ingresó al Partido Socialista Nicaragüense, editó una revista y participó en protestas contra Anastasio Somoza García. Sufrió su primera prisión a raíz del ajusticiamiento de Somoza por Rigoberto López Pérez. Más tarde viajó al Festival Mundial de la Juventud en la URSS. Recorrió Europa y tomó contacto con numerosos revolucionarios latinoamericanos. A su regreso a Managua volvió a ser detenido -experiencia que junto con expulsiones a Guatemala y Honduras viviría numerosas veces-.
En marzo de 1959 fundó la Juventud Democrática Nicaragüense, primer intento de independizar políticamente a los jóvenes. En 1967 rompe con la Izquierda tradicional para tomar el camino del Che Guevara. Fonseca tuvo su bautismo de fuego en la Columna “Rigoberto López Pérez”, desarticulada en la masacre de El Chaparral. Herido a bala en un pulmón, fue tratado primero en Honduras y luego en La Habana.
Vivió en Cuba algún tiempo con su esposa, María Haydée Terán. Con ella tuvo dos hijos, Tania y Carlos. En 1975 regresó clandestinamente a Nicaragua para incorporarse a la guerrilla. El 7 de noviembre de 1976 fue apresado en la región de Zinica, sometido a torturas y asesinado. Sus restos reposan hoy en el mausoleo de la Plaza de la Revolución de Managua. Fonseca es considerado el padre de la Nicaragua sandinista y democrática.

Publicado en “Punto Final”, edición Nº 820, 26 de diciembre, 2014


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