Punto Final, Nº797 – Desde el 10 al 23 de enero de 2014.
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Chile y América Latina según Franck Gaudichaud

El año de la verdad

 

 

Franck Gaudichaud, uno de los artífices de rebelion.org, prestigiosa página de la web.


El cientista político francés Franck Gaudichaud está en Chile haciendo uso de un año sabático en la Universidad de Grenoble 3, en la que es profesor de estudios latinoamericanos. Doctor en ciencia política, es colaborador de Le Monde Diplomatique e integrante del colectivo del prestigioso diario electrónico rebelion.org. Gaudichaud, vinculado a Chile desde hace años, siguió de cerca la campaña presidencial y en esta entrevista analiza el escenario político latinoamericano y el futuro gobierno de Michelle Bachelet.

¿Qué opina de la campaña presidencial en Chile?
“En términos generales, fue bastante mala. Poco debate político real, mucha palabrería, escasa sustancia. Con nueve candidatos en primera vuelta, todos, incluso la candidata de la derecha, tuvieron que asumir los temas que han emergido por las grandes movilizaciones estudiantiles: reforma tributaria, educación gratuita y de calidad; reforma constitucional, que en el caso de dos candidaturas que no lograron peso significativo se extendió a temas como la nacionalización del cobre, recuperación del agua, estatización de las AFPs y medidas inmediatas a favor de los más pobres.
Pesó mucho la sensación de que todo estaba definido porque Bachelet iba a ganar. Si se analiza la campaña de la Nueva Mayoría, creo que los responsables hicieron un trabajo preparatorio excelente. Pero la campaña electoral misma fue deliberadamente deslavada, fría, distante, sin ciudadanía. ¿No se quiso provocar inquietud, se temió a las multitudes en las calles? Al final no importa: el resultado habla, sin perjuicio de la abstención que necesita más reflexión. El día del triunfo tampoco hubo entusiasmo delirante.
Por esa misma falta de entusiasmo me llamó la atención el titular del semanario El Siglo, del Partido Comunista, que llamaba ‘a tomar por asalto la historia’ con Michelle Bachelet. Me parece una exageración, aunque el gobierno de Bachelet aspira a abrir un nuevo ciclo.
Más que el discurso, lo que más me interesó en la campaña fue la forma en que se posicionaron los principales grupos económicos, favoreciendo la candidatura de Bachelet. Ese es un hecho mayor, como lo señaló en diversas oportunidades Punto Final. La derecha más dinámica, la de los grandes negocios, hizo saber que el gobierno de Bachelet no le significa peligro. Es significativo también que, según se supo, la candidatura Bachelet recaudó de los grandes empresarios tres veces más dinero que el que llegó a la tesorería de Matthei.
El programa de Bachelet elude las transformaciones profundas y se concentra en modernizaciones tributarias, educacionales e institucionales. Hay omisiones notorias, como el tratamiento de las inversiones extranjeras que explícitamente reciben garantías; y el silencio en materia del cobre en manos de transnacionales. Tampoco hay alusiones al gasto militar ni a la necesidad de redefinir el papel de las fuerzas armadas, ni tampoco hay una definición en torno a la Asamblea Constituyente ni a una reforma laboral. En cambio, hay una definición favorable a la Alianza del Pacífico (con la salvedad de que no sería excluyente) con Perú, Colombia, México y Estados Unidos. Este es uno de los ejes geoestratégicos de la política norteamericana para el continente. También está la búsqueda de entendimiento con el acuerdo transpacífico de cooperación económica para aislar a China y Rusia. Todo lo cual sería un golpe para el Alba, Mercosur y Unasur. En ese sentido, me pareció muy buena la declaración de Evo Morales de que no creía que Bachelet fuera socialista y que si lo era, le pedía que hiciera el gesto de sacar a Chile de la Alianza del Pacífico para integrarlo al Alba y al esquema de integración bolivariana”.

CHILE EN LA RETINA
¿Qué destaca de los movimientos sociales en Chile, de sus fortalezas y debilidades?
“Creo que las principales temáticas en la campaña presidencial, tales como nueva Constitución mediante Asamblea Constituyente, educación gratuita y de calidad en todos los niveles, reforma tributaria y otras, son producto de las movilizaciones sociales de 2011 y 2012. Obligaron a la clase política a incluirlas en sus planteamientos. Si no hubiera sido por esas movilizaciones lo más probable es que no hubieran aparecido mencionadas en esta campaña.
En la dinámica de los movimientos sociales hay dos cuestiones básicas: la articulación de diversas movilizaciones que son heterogéneas y tienen variadas características, incluyendo su composición social, que las diferencian. La otra, tal vez fundamental: resolver el problema del paso desde la movilización social a una organización y propuesta política, que debe dar estabilidad a movimientos que tienen verdaderas ‘oscilaciones térmicas’ que conspiran contra su continuidad y actuación exitosa en el campo sociopolítico.
En el tema de los movimientos sociales se cruzan muchos debates. En un foro en la Universidad de Chile percibí que todavía hay tendencias arraigadas a rechazar la participación política de la juventud. Lo que es explicable por el desprestigio de los políticos y la política. Pero explicable no quiere decir que sea digno de aprobación. Porque sin organización política después de cada erupción, vuelven a mandar los de siempre. Sin organización política se facilita la cooptación, como ha ocurrido en el caso del dirigente Iván Fuentes, de Coyhaique.
Creo que tampoco funciona la visualización de los estudiantes como vanguardia del cambio social, que orienta y conduce a los trabajadores. Sin olvidar que muchas veces los estudiantes tuvieron un papel importante en los cambios, no fueron sus conductores. Los estudiantes no pueden sustituir a los trabajadores. Felizmente, aunque todavía en forma incipiente, se han visto movilizaciones de trabajadores del cobre, pescadores, trabajadores forestales, portuarios, incluso en el retail y los servicios, junto con estudiantes y otros sectores”.

ABSTENCION Y DESPOLITIZACION
Hablemos de la abstención…
“Se ha escrito mucho porque es un fenómeno preocupante. Pero todavía queda mucho por analizar. Debe preocupar porque perjudica un desarrollo verdaderamente democrático y afecta mayormente a los sectores pobres. Se manifiesta en todos los sectores, incluso entre los estudiantes, cuya participación en las elecciones de sus propias organizaciones es baja, sin hablar de los colegios profesionales, sindicatos y otras organizaciones sociales. He tenido algunas discusiones con amigos que tienen planteamientos diferentes sobre el tema de fondo. Es evidente que hay falta de representatividad del sistema político, y por lo mismo el análisis debiera ser más cuidadoso. Ver la abstención como expresión de descontento y rechazo organizado, es un error. Queda mucho camino por recorrer. Lo que domina, a mi juicio, es un abstencionismo propio del sistema neoliberal, con predominio abrumador del individualismo, de la desconfianza en la acción colectiva, de no verse representado en la política actual. Un individualismo más peligroso que positivo. Es cierto que hubo sectores que hicieron una ‘huelga electoral’, pero son minoritarios.
He leído declaraciones de Gabriel Salazar que sostiene que la abstención masiva es producto de las movilizaciones sociales. Me parece un error en tanto conclusión lineal.
Llama la atención la encuesta de Latinobarómetro sobre el grado de politización y despolitización en países latinoamericanos. A la cabeza en politización aparece Venezuela, y en último lugar Chile, que incluso muestra cifras alarmantes en cuanto a posicionamiento entre derecha e Izquierda, en que una mayoría no sabe cómo definirse.
La tarea de Bachelet será justamente mantener esta ‘democracia neoliberal de baja intensidad’ y al mismo tiempo intentar evitar una irrupción no controlada de los movimientos sociales en su agenda de gobierno. Leí, entre las dos vueltas, un artículo de Eugenio Tironi en El Mercurio titulado 'reforma o revolución'. A su juicio, los resultados electorales mostraban que en Chile hay una demanda por cambios que deberían producirse en ‘forma gradual y moderada’, contraria a toda opción ‘revolucionaria’, lo que confirmaría -según él- la propuesta de Michelle Bachelet orientada a evitar rupturas que pudieran venir desde la calle. Tironi termina su texto afirmando que la tarea de Bachelet será responder a las expectativas que ha despertado. Son opiniones interesantes que provienen de un intelectual orgánico de la Concertación para entender lo que viene. Muestran la estrategia de la Nueva Mayoría, o sea de la exConcertación más el recién integrado, el partido comunista: proponer un camino de reformas leves y parciales, dando una nueva legitimidad al modelo, camino que puede ser más o menos viable en el plano parlamentario si el nuevo gobierno cohesiona sus fuerzas y aísla a los sectores más duros de la derecha (minoritarios), y al mismo tiempo, la opción es desarmar las luchas más radicales o controlarlas-neutralizarlas dentro de los márgenes del sistema institucional vigente y del programa social-liberal de Bachelet”.

AMERICA LATINA EN LA MIRA
¿Cuál es la situación actual de América Latina y sus perspectivas?
“No es fácil decirlo. Todavía está dentro de un ciclo con buenas perspectivas macroeconómicas, basadas principalmente en las exportaciones de materias primas, mejoramientos objetivos en la situación de sectores muy amplios y estabilidad política. Se incrementa la polarización y la desigualdad.
Creo que es importante decir que estamos a quince años del triunfo de Hugo Chávez en Venezuela. Una década con gobiernos variados, desde algunos radicales, otros simplemente progresistas y también gobiernos nacional-populares que han significado un retroceso para las ideas y organizaciones de derecha. Sin embargo, se están acumulando tensiones en todas partes, incluyendo Venezuela, en que se mantiene -aunque disminuido- el crecimiento económico, pero a cargo de un modelo de acumulación absolutamente depredador. Se produce también una baja en la producción industrial de la región. Brasil, que era una gran potencia industrial, está retrocediendo en cuanto a industrialización en beneficio de una agricultura tecnificada orientada a las exportaciones masivas.
Este modelo es producto de una división internacional del trabajo, que se está remodelando por parte de las multinacionales y potencias emergentes como China. Creo que hay un nudo que ningún gobierno de la región ha podido cortar y que afecta la posibilidad de cambios profundos en la sociedad. Este modelo es depredador en el plano medioambiental pero también en el plano económico. Se producirá una ola de dependencia que sólo podrá ser atenuada a través de la integración de los países latinoamericanos, lo que no ocurre todavía y que no es seguro que suceda. El Alba no experimenta grandes progresos, tampoco el Mercosur, que no es alternativo. La Celac ha sido un gran avance en el plano diplomático y político como espacio de conversación y búsqueda de acuerdos sin Estados Unidos, pero también le falta mucho.
Se está perfilando, a mi juicio, un nuevo ciclo de grandes movimientos sociales. Así como a principios de los noventa hubo importantes movimientos indígenas en Ecuador, en defensa del agua en Bolivia y antes, se había producido el ‘caracazo’ en Venezuela, también hubo movilizaciones en Argentina. Ahora se enfilan hacia el modelo depredador y extractivista. En Perú las movilizaciones sociales son muy fuertes. En Argentina en torno a la producción de soya y del proyecto llamado Ciudad Monsanto, cerca de Córdoba, que pretende construir 270 silos para maíz transgénico para toda la región. Hay movilizaciones en contra de Barrick Gold en Chile y Argentina. Las protestas también afectan a los gobiernos de centroizquierda, como el de Ecuador. Los indígenas reivindican el camino posextrativista y posneoliberal, mientras el gobierno sigue otorgando concesiones que abarcan parte importante del territorio nacional y se deja de lado, al parecer, la idea de reservar sin explotación yacimientos de petróleo en la selva.
Conflictos mineros y socioambientales se agudizan y muestran los límites del avance en términos de la democratización de la estructura económica y los nuevos conflictos en gestación y desarrollo. Otro tema que se acerca es el del ‘derecho a la ciudad’, ejemplificado en las grandes luchas que dieron en Brasil sectores urbanos pobres y también sectores medios, reclamando mejoramiento de servicios urbanos como el transporte, derecho a un ambiente limpio y seguro, defensa de los espacios urbanos al servicio de todos, derecho a la salud”.

UNIR A LOS TRABAJADORES
“Un tercer tema es el trabajo, que sigue siendo factor esencial en el funcionamiento de la sociedad. La organización sindical, el derecho a huelga, las remuneraciones mínimas. La seguridad laboral frente a los accidentes y enfermedades profesionales, la previsión, siguen estando en el centro de la preocupación, aunque todavía no hay una movilización poderosa y continua. Y aquí la unidad es fundamental. Por eso no estuve de acuerdo cuando la CUT llamó a votar por Bachelet, cosa que podía haber hecho la presidenta de la CUT como comunista y a título personal. Clotario Blest se opuso siempre a que la CUT tomara posiciones políticas que pudieran dividir a los trabajadores.
A propósito de la coyuntura actual, en un libro que se publicó en Ecuador planteo que es necesario reconstruir el movimiento sindical desde abajo, desde la base, sin colores políticos. Hay muchas experiencias en América Latina que podrían servir de guía, desde las fábricas abandonadas por los patrones que han funcionado en manos de los trabajadores, a las experiencias de los cordones industriales en el Chile de la Unidad Popular o la experiencia zapatista que lleva veinte años, en fin.
Atilio Boron ha insistido en la necesidad de coordinación y articulación de los trabajadores. Ellos enfrentan enemigos poderosos: los patrones que se coordinan en poderosas organizaciones que se extienden hasta más allá de las fronteras, que disponen de la policía y del ejército, con el poder del imperialismo. En América Latina hay más de setenta bases militares de Estados Unidos. Los trabajadores deben organizarse en forma bien articulada, con estrategias claras y alternativas propias”.

AMENAZA A LA PAZ
“No es sólo dentro de la actual geopolítica latinoamericana que hay que mirar hacia Venezuela y Colombia. Creo que en el caso de Venezuela bolivariana las razones son obvias, sobre todo cuando las tensiones dentro del ‘chavismo sin Chávez’ son múltiples, y potencialmente explosivas frente a una oposición neoliberal muy agresiva. Evidentemente, la victoria electoral del chavismo en las elecciones municipales del 8 de diciembre es importante para la continuidad del proceso. Pero es un error la visión triunfalista que tienen algunos analistas de Izquierda. Varios textos que publicamos en rebelion.org muestran descontento creciente de las bases populares en Venezuela frente a la corrupción, los problemas económicos, la seguridad, mientras la burguesía sigue acumulando privilegios y organizando una de las fugas de capital más masivas de la historia de América del Sur.
Por otra parte, Colombia: clave de la presencia de EE.UU. en la región, no sólo a través del Plan Colombia y de la Alianza del Pacífico, también gracias a los millones de dólares invertidos en el trabajo sucio de inteligencia militar (como se acaba de confirmar gracias a las revelaciones de Edward Snowden). Hay que mirar de cerca la dinámica del proceso de paz que se está llevando en La Habana entre el presidente Santos y las FARC. La escandalosa destitución del alcalde progresista de Bogotá, Gustavo Petro, es un ataque directo a la perspectiva de paz con transformación social y reforma agraria radical, esperanza de millones de campesinos desplazados. Con la destitución de un líder popular pero muy moderado, el Estado y las clases dominantes dicen al pueblo colombiano: habrá paz en la medida de lo posible y sobre todo, para los inversores extranjeros (como lo pide Washington). Todos los que piensen desafiar ese nuevo orden en construcción, serán castigados. Un mensaje claro para los militantes de los movimientos sociales y para los dirigentes de las FARC que piensan pasar a la vida política civil”.

HERNAN SOTO

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 797, 10 de enero, 2014)

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