Punto Final, Nº 756 – Desde el 27 de abril al 10 de mayo de 2012.
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Pataletas en la Concertación

La ya anciana y enclenque Concertación de Partidos por la Democracia sufrió en los últimos días un nuevo ataque de convulsiones, que la condujeron otra vez a la unidad de tratamientos intensivos de la política. En esta ocasión, las convulsiones las generó un acuerdo entre el Partido por la Democracia y el Partido Radical Social Demócrata con el Partido Comunista, para levantar una lista conjunta en las elecciones de concejales del 28 de octubre próximo.
En el Partido Demócrata Cristiano el soponcio derivó en delirio. Sus dirigentes afirmaron que la conducta del eje PPD-PRSD era inaceptable y motivo más que suficiente para dar por terminada la Concertación, después de 22 años de vida y cuatro gobiernos a su espalda. Anunciaron, además, que con el Partido Socialista -transformado hoy en su principal aliado- acordaron levantar un candidato presidencial y una lista parlamentaria conjunta para las elecciones de 2013. Agregaron que lo harían a través de un “mecanismo democrático” que al parecer no incluiría las primarias tan esperadas por los militantes y simpatizantes del conglomerado político.
En una primera lectura, pareciera que la recaída sufrida por el PDC hubiese sido ocasionada por el acercamiento del PPD-PRSD al PC, y que las razones de fondo habría que verlas en los comicios de concejales de 2008. Entonces, por primera vez, la Concertación fue en dos listas: la Concertación Democrática (PDC-PS), que obtuvo 673 concejales, con el 27,9% de los votos y, la Concertación Progresista (PPD-PRSD) que consiguió 391 concejales con el 17,34%. Aquella vez, el Juntos Podemos Más, del PC y sus aliados, logró 80 concejales y el 9,08% de los sufragios. Si estos resultados se repitieran en octubre próximo, el eventual eje PPD-PRSD-PC se aproximaría al 26,5% de los votos, empatando con el pacto PDC-PS e, incluso, superándolo si consigue el apoyo de otras fuerzas de Izquierda como el Movimiento de Acción Social (MAS) del senador Alejandro Navarro y el Movimiento Amplio de Izquierda (MAIZ) del diputado Sergio Aguiló, entre otros. Ese sería, como dijimos, en primera lectura el motivo de la galopante hipertensión que afectó al PDC. No obstante, hay otras perspectivas para examinar el asunto.
Desde hace meses, la tendencia que controla al PS, la Nueva Izquierda manejada férreamente por Camilo Escalona, Osvaldo Andrade y Francisco Aleuy, aliada a su vez con algunos dirigentes del Tercerismo, encabezados por Ricardo Solari y Juan Pablo Letelier, han convencido a varios de sus principales aliados en el PDC de que la única posibilidad de volver a La Moneda se llama Michelle Bachelet.
A los argumentos empleados para convencer a los DC, los socialistas habrían agregado algunas promesas en las elecciones para alcaldes, concejales, diputados y senadores, además de los consabidos cargos, puestos y figuraciones en la eventual nueva administración del país. Los compromisos asumidos, sin embargo, afectaron directamente a parte de los socialistas, entre ellos los llamados Renovados, que se oponen a Escalona y su gente, al PPD, a los radicales e incluso, a algunos connotados miembros del PDC que desean presentarse como precandidatos presidenciales a elecciones primarias, como la senadora Ximena Rincón y el alcalde de Peñalolén, Claudio Orrego.
La respuesta llegó pronto: el senador Fulvio Rossi y el diputado Marcelo Díaz renunciaron a la directiva del PS y diputados socialistas, como Marcelo Schilling y Fidel Espinoza, cuestionaron la decisión del Senado, presidido por Escalona, de aumentarse en dos millones de pesos sus asignaciones. Asimismo, reapareció en la prensa escrita, radial y en la televisión el nombre de José Miguel Insulza, actual secretario de la OEA, como una posible carta presidencial socialista.
Parece evidente que los intentos de la dirección del PS de imponer rústicamente a sus socios de la Concertación la candidatura de Bachelet, provocó el inicio de una nueva rebelión que esta vez puede ser mucho mayor que las protagonizadas por los parlamentarios “díscolos”, que terminaron marginándose del entonces gobernante conglomerado político.

75 AÑOS DE ALIANZAS

La Concertación que gobernó exitosamente a Chile entre 1990 y 2000 dejó de existir en los primeros años de este siglo, hace una década. Inicialmente la (….)

MANUEL SALAZAR SALVO

(Este artículo se publicó completo en “Punto Final”, edición Nº 756, 27 de abril, 2012)

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