Punto Final, año 45, Nº 737 – Edición del 8 al 21 de julio de 2011.
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En 2001 el empresario y genetista Erik von Baer (1941, Alemania) registró a su nombre la quinoa (kinwa para los mapuches, quinua para los aymara), bautizando como Regalona la variedad de una especie que es parte del patrimonio ancestral de los pueblos indígenas. La patente expira el año 2016.
También a nombre de Von Baer, vicepresidente de la Asociación Nacional de Productores de Semillas (Anpros), y cabeza de Semillas Baer, están las variedades de trigo Bakan, Caluga, Fritz, Impulso Baer, Invento, Maitre, Porfiado, Puelche, Quijote, Quino, además del triticale, un híbrido de trigo y centeno que Baer llamó Lonko (www.sag.cl). Generalmente una variedad “certificada” o registrada de semillas es impuesta en el mercado a través de una alianza con las instituciones del Estado o los bancos, desplazando progresivamente las variedades nativas.
En esos negocios participa con un 15% la ministra vocera de gobierno, Ena von Baer. Su hermana Karina, directora de la Sociedad Nacional de Agricultura, dirige un holding productor y exportador de avena y raps, y su otra hermana, Ingrid, se dedica a la genética de la quinoa. Entre todos controlan cerca del 50% del mercado de la semilla. Pero quieren más. Los Von Baer juegan un rol activo a favor de la aprobación del convenio UPOV 91 que aumentará a 25 años la vigencia de las patentes y le permitirá a los “obtentores” que registren semilla híbrida o transgénica, perseguir judicialmente a quienes usen el producto de una cosecha de semilla “mejorada”. Ello no está permitido por la ley actual sobre obtentores ni por el convenio UPOV en su versión 1978. Entretanto, la Contraloría investiga una denuncia contra Ena von Baer por conflicto de interés, interpuesta por un grupo de senadores encabezados por Ximena Rincón y Alejandro Navarro.

Primero fue el lupino

En 1999, entretanto, las variedades de lupino (planta que se utiliza tanto como forraje como de alimento humano, de alto valor proteico) Liapec1, Typtop y Lila fueron registradas por Von Baer. El padre de la vocera dice haber empezado el negocio del lupino cuando “regaló un saco de lupino a un mapuche y luego compré toda su producción. El lobby de Erik von Baer a favor de UPOV 91 detonó el retorno a la verdadera historia del fundador de las empresas Baer, relacionada con los nazis, el lupino y el saqueo de laboratorios soviéticos por los alemanes. Esta denuncia se publicó en Internet el día que las empresas transnacionales y sus socios locales defendían el convenio UPOV 91 ante el Tribunal Constitucional. La iniciativa aprobada por el Senado en mayo, fue cuestionada allí como inconstitucional por 17 senadores y más de 50 organizaciones campesinas, indígenas, sociales y ambientales. En la web circularon, el 22 de junio, más de 299 reproducciones del artículo “El abuelo nazi-SS saqueador de laboratorios rusos y su conexión con Semillas Baer y UPOV91”. La revista virtual Politika relata el trabajo desarrollado para los nazis por el genetista Erik von Baer Tatarinoff, abuelo de la vocera, a partir del lupino saqueado en 1943 desde el laboratorio del botánico y genetista ruso Nikolai Vavilov y sus bancos de semillas de Leningrado, Ucrania y Crimea. El creador en 1956 de Semillas Baer en la región de La Araucanía (muerto en Chile en 1965), había sido miembro del partido nazi al que ingresó en mayo de 1937, a las tropas de asalto (SS).
En 1948 los alemanes procesados o investigados por su pasado nazi tenían prohibición de salir de su país. Erick von Baer y su esposa, Agnes von Lochow, huyeron de la zona ocupada por Gran Bretaña hacia Bélgica, y obtuvieron luego su ingreso a Chile ocultando su pasado.
El doctor Flavio Rojas, académico en la Universidad de Chapel Hill, Carolina del Norte, EE.UU., hizo estos hallazgos a raíz de una demanda judicial por injurias que presentó en 1999 contra el entonces rector de esa universidad, Heinrich von Baer (tío de la vocera de gobierno), que alegaba pertenecer a una familia de “antecedentes irreprochables”, pero terminó encargado reo el año 2000. El pasado nazi del abuelo de la vocera, silenciado por su padre, Erick, pinochetista y uno de los primeros chilenos que ingresó a las filas de la UDI, quedó al descubierto.
El abuelo Von Baer trajo el lupino ruso pero su hijo lo inscribió, legalizando el despojo con un “mejoramiento” construido seguramente a partir del trabajo con pequeños productores que ignoraban que se patentaría esa variedad. Otra variedad de lupino registrada en el SAG por Lyle Morrison, menciona como país de origen a Ucrania. En cambio para Von Baer la variedad tiene como país de origen a Chile.

Apropiándose
de la quinoa

En 2001 Erik von Baer registró la quinoa, afirmando que se trataba de una especie “nueva”, homogénea y estable, como exige la ley. Se trata de una segunda apropiación y despojo, en esta oportunidad de un cultivo de uso ancestral por los pueblos indígenas andinos y por el pueblo mapuche. El cultivo de quinoa había ido desapareciendo en Chile, reemplazado por siembras más comerciales. Fue recuperado en un esfuerzo del cual es parte y protagonista Pablo Jara Valdivia. Desde 1985, por razones de salud, él decidió convertirse en productor de su propio alimento y en ese proceso se dejó cautivar por la quinoa. Comenzó a repartir semillas del cereal andino en todo el territorio nacional. Actualmente es tesorero de la Asociación de Agricultores Orgánicos Tierra Viva y sigue los principios de la agricultura biodinámica. Pero sobre todo se nutrió del conocimiento de los campesinos de rincones apartados que continuaban sembrando quinoa. Su apasionante historia está registrada en “Viajes de la quinoa en Chile”, que es parte de un número especial de la Revista Geográfica de Valparaíso del año 2009 (Quinoa y Biodiversidad). En octubre de 2001 recibió en Italia el premio Slow Food por su trabajo de promoción del cultivo de la quinoa, y en 2004 fue orador en Roma en el Día Mundial de la Alimentación. En 2005 colaboró con el proyecto Innova Chile, de Corfo, de colecta de semillas de quinoa para el banco del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de Vicuña.
Conversamos con él para que contara su experiencia. Pablo Jara se remonta a la época de la Unidad Popular:
“El presidente Allende era médico y sabía de la importancia de la alimentación: él nos puso a comer pan negro (integral) y la gente no lo entendía en ese tiempo. Allende escribió al dorso de una tarjeta a mi amigo Ingo Junge, ingeniero industrial de la Universidad de Concepción, ‘En Santiago estamos hueveando… Dedícate a la quinoa’”. Agrega que Junge cumplió la instrucción financiado por Corfo. Después del golpe militar resistió con su proyecto hasta 1985, en la zona de Talca.
De campesinos de Llico y Pichilemu, de Julio Rojas entre otros, obtuvo Pablo Jara los primeros vestigios de ese trabajo. Así pudo recolectar 32 ecotipos de quinoa de la Sexta y Séptima regiones. Para Jara, el río Bío Bío establece una diferencia en las variedades de quinoa. Al sur, las semillas de la gente de Traiguén y Melipeuco, por ejemplo, son negras, reciben bien el agua, el capullo no se daña y al pelarla recién se pone blanca.
 Sobre el actual estado de los cultivos en Chile, asegura: “Ahora producimos sobre 300 toneladas anuales, al menos 200 toneladas son para consumo interno. En la región de Coquimbo es donde más se consume. Eso es lo más importante. Ese es el gol que hemos logrado meter al sistema alimentario que sólo enferma a la gente. La quinoa es un alimento completo: crié a mi hija sin leche, sólo con quinoa y nunca ha tenido problemas de salud”.

El gesto de regalar

Este amante de la quinoa nunca vende la semilla. La regala o intercambia. Explica con sencillez: “La alegría no pasa por el bolsillo, viene del corazón. El gesto que hay que hacer es regalar. Lo contrario es lo que quiere hacer Monsanto”.
Señala que en 1987, a solicitud de éste, regaló a Erik von Baer semillas de quinoa, y que eso está documentado en diversos trabajos.
¿Y qué hace diferente la quinoa de Baer?
“Le han introducido una modificación para hacerla ‘distinta’ y así poder registrarla. La planta característica tiene un cogollo alto y erguido En la de Von Baer el cogollo se agacha. Pero su quinoa es blanca y eso me reafirma la idea de que está hecha a partir de semillas de la Sexta Región”.
¿Llevó usted quinoa a comunidades mapuches?
“Sí, de diferentes formas. Una vez fui a la comunidad Lonko Kilapán y le dejé a unos profesionales mapuches un saco de 30 kilos. Uno de ellos lloró en mi hombro y me dijo: ‘Mi abuelo durante muchos años nos dijo que buscáramos la quinoa y tú vienes así, ¿qué nos vas a pedir a cambio?’ Yo le respondí ‘Invítame a comer cuando la tengas incorporada a tu mesa. La quinoa era de ustedes y es como si yo me encontrara un reloj tuyo y viniera a pedir plata para devolvértelo’”.
También entregó semilla de la región de O’Higgins a Mauricio Huenchulaf (quien luego sería director de Conadi), para que en su programa en Radio Ñielol regalara puñados de semillas a quienes las solicitaran, completando 51 kilos.
En esos años no existía interés estatal (...)

Se publicó completo  en “Punto Final”, edición Nº 737, 8 de julio, 2011
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FOTO: Pablo Jara Valdivia: impulsor del cultivo de la quinoa en Chile.

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