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Editor ial
¡No aflojen, cabros!
Fr ustr ación e indignación pr odujo la pr opuesta que entr egó el ministr o de Educación, Felipe Bulnes
Ser r ano, a los estudiantes univer sitar ios y secundar ios y al Colegio de Pr ofesor es. Se esper aba mucho
más, un documento que estuvier a a la altur a de la magnitud y complejidad del pr oblema y que se
hicier a car go de abor dar lo a fondo, par a iniciar la ver dader a r evolución que necesita el anquilosado y
antidemocr ático sistema educacional chileno.
Sin embar go, no fue así. El gobier no ni siquier a intentó situar se por encima de sus compr omisos
ideológicos y de los inter eses económicos que r epr esenta par a asumir el lider azgo patr iótico y la visión
de futur o que r eclama la mayor ía del país que apoya al movimiento estudiantil. Pr efir ió dejar las cosas
tal como estaban antes del cambio de gabinete y ahor a, se encuentr a hundido hasta el pescuezo en el
pantano que cada día se hace más espeso con la incor por ación de var iados contingentes a la pr otesta
social lider ada por los estudiantes.
Desapr ovechando la opor tunidad de enfr entar de una vez por todas un pr oblema que se ha conver tido
en insoluble tanto par a los gobier nos de la Concer tación como de la der echa, el ministr o Bulnes pr efir ió
pr oponer esbozos de soluciones en algunos temas e ignor ar otr os que son sustanciales en la demanda
estudiantil. Como es habitual, se intenta levantar falsas expectativas a tr avés de la consagr ación
constitucional de pr incipios que, según inveter ada exper iencia, per manecer án incumplidos. A la vez se
esquivan las exigencias específicas de los jóvenes univer sitar ios y secundar ios.
Las movilizaciones de estudiantes y pr ofesor es -que han concitado el apoyo de millones de ciudadanos-,
están alcanzando su máxima tensión. El 9 de agosto se anuncia un par o nacional que sin duda convocar á
un apoyo multitudinar io. La intención del gobier no, en vez de hacer se eco del r eclamo nacional por una
educación pública y gr atuita, intenta desgastar al movimiento estudiantil par a desactivar la cr eciente
pr otesta social que desencadena la lucha estudiantil. La pr opuesta del ministr o de Educación tr ata
de “embor r achar la per diz”, valiéndose de un juego politiquer o, par a der r otar a los estudiantes en la
mesa de negociaciones y sacar el conflicto de las calles.
Demandas como eliminar el lucr o en la educación, la desmunicipalización de los colegios y una clar a
hegemonía de la educación pública, han caído en oídos sor dos. Igualmente la necesidad de una r efor ma
tr ibutar ia y de la r enacionalización del cobr e como fuentes de financiamiento par a una política
educacional que inicie un cambio igualitar io en beneficio, sobr e todo, de los sector es más empobr ecidos.
Nada dice la pr opuesta del gobier no sobr e estos temas. Incluso los gr andes empr esar ios -con evidente
opor tunismo- han declar ado su disposición a consider ar una r efor ma tr ibutar ia dado el objetivo super ior
que se busca. Los 4.000 millones de dólar es en seis años que el gobier no ofr ece par a el conjunto de la
educación chilena (a r azón de unos 650 millones de dólar es anuales), r esultan insuficientes par a un
sistema que abar ca desde la educación pr eescolar hasta la for mación ter ciar ia, incluyendo la educación
técnico-pr ofesional que se encuentr a en estado casi ter minal. El ministr o Bulnes, junto con r econocer la
demanda de un financiamiento adicional a esos 4 mil millones de dólar es, ha sostenido que el gobier no no
puede acceder , por que ar r iesgar ía “sensiblemente” metas pr ior itar ias en educación, vivienda y combate
de la extr ema pobr eza. El ar gumento es engañoso. Pr ecisamente por que existen otr as necesidades
ur gentes, se hace necesar ia una r efor ma tr ibutar ia y gr avámenes efectivos a las ganancias de las
tr ansnacionales del cobr e, par a atender necesidades vitales como educación, extr ema pobr eza, salud y
vivienda, par ticular mente en las zonas afectadas por el ter r emoto.
El gobier no busca salidas a medias y echa mano a medidas de contención de la pr otesta estudiantil con
pr omesas y declar ación de intenciones que dejan en pie el esquema impuesto por la dictadur a militar
que convir tió la educación en un “bien de consumo”, como ha hecho suyo en un lapsus de sincer idad el
pr esidente de la República.
En la r espuesta del gobier no a los estudiantes abundan los planteamientos declar ativos sin impor tancia
pr áctica ninguna. ¿Qué tiene de impor tante, por ejemplo, que se eleve a “r ango constitucional” el der echo
a una educación de calidad r espaldada por el Estado? ¿Ha ser vido de algo que la educación figur e como
obligación pr efer ente del Estado en los númer os 10 y 11 del ar tículo 19º de la Constitución impuesta por
Pinochet? ¿De qué ha ser vido -asimismo- pr oclamar que la educación univer sitar ia no tiene fines de
lucr o?
Diver sos mecanismos que ahor a se pr oponen (Subsecr etar ía de Educación Super ior y Super intendencia)
pr etenden fiscalizar a los agentes pr ivados que par ticipan en la educación. Se tr ata de una fiscalización
cuando menos peligr osa, por que, ¿quién fiscalizar á a los fiscalizador es?
Las pr ácticas de cor r upción mediante las subvenciones escolar es a los sostenedor es de colegios apr obados
por el Minister io de Educación, que se han cuoteado entr e la Concer tación y la der echa, han llegado al
extr emo de condonar las sanciones a quienes violar on la ley con malos ser vicios, suplantación de alumnos,
no pago a los pr ofesor es, etc.
El asunto de fondo es que el objetivo de los sostenedor es de colegios es el lucr o, y por eso les inter esa
pagar lo menos posible a los pr ofesor es y gastar el mínimo en los alumnos par a apr opiar se del r esto de
la subvención que les entr ega el Estado. No se puede asegur ar que estas pr ácticas detestables no sigan
ocur r iendo. Tampoco la disminución del inter és del cr édito otor gado con aval del Estado a los estudiantes
-que bajar ía de 7 a 4 por ciento- ter minar á con el agobio de las familias, que seguir án haciendo pr odigios
par a costear una educación mediocr e o fr ancamente mala, consider ada una de las más car as del mundo.
La pr opuesta del gobier no a los estudiantes en síntesis sólo se pr opone ganar tiempo, descompr imir las
pr esiones de la movilización callejer a y aislar a los estudiantes; o, eventualmente, abr ir negociaciones que
se pr olongar ían indefinidamente.
La pr opuesta ha sido evaluada a fondo por los estudiantes y pr ofesor es. Las r esoluciones que ellos
tomen con autonomía deben ser r espetadas. La independencia de los movimientos sociales se encuentr a
amenazada por sector es políticos despr estigiados, especialistas en pescar a r ío r evuelto. En estudiantes
y pr ofesor es r ecae la r esponsabilidad de impedir que se utilice su movimiento par a fines subalter nos,
ajenos a sus inter eses y aspir aciones. Esa r esponsabilidad debe ser asumida sin las inter fer encias ni las
tutelas que tr ata de imponer el opor tunismo par tidar io. Las exigencias de los jóvenes estudiantes, que
han logr ado acumular una enor me fuer za, vigor osa y pacífica, cr eativa y dotada de pr ofunda intuición
acer ca del futur o democr ático que necesita la nación, deben ser atendidas por el gobier no. La magnitud
alcanzada por la pr otesta social -y en par ticular estudiantil- mer ece soluciones tr ascendentes e histór icas,
no par ches ni macuquer ías politiquer as como las que se ofr ecen desde La Moneda y el Par lamento. De
la fir meza de los estudiantes -haciendo uso de sus der echos ciudadanos- depende abr ir paso ahor a a
r eivindicaciones democr áticas que el pueblo anhela desde hace años. Los jóvenes -los que se cr eía que
no estaban “ni ahí”- están dando una lección de civismo. La pr otesta social por tanta desigualdad e
injusticia, estaba latiendo en lo pr ofundo de la sociedad chilena. Se está manifestando a diar io en for ma
pacífica y valiente. Ese sentimiento que dice basta a la injusticia, se aglutina en tor no al movimiento
estudiantil y a su defensa de la educación pública. Es visible el temor que la pr otesta social pr ovoca a los
dueños de este país, a sus medios de comunicación, a sus par lamentar ios, a sus ministr os... Hacía muchos
años que las clases dominantes de Chile no veían desafiados sus pr ivilegios y su poder por tan amplios
sector es popular es. Eso lo han conseguido los estudiantes. El r esto del país se los agr adece y les apoya.
¡No aflojen, cabr os!
PF
Editor ial de “Punto Final”, edición Nº 739, 5 de agosto, 2011
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