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Perú
La esperanza derrotó al miedo
“No se puede hablar que el Perú avanza, si hay tantos peruanos en la pobreza. Nosotros vamos a corregir eso haciendo que el crecimiento económico no sea el chorreo, sino políticas reales que resuelvan el problema de la educación, de la salud, de la infraestructura, a la vez que le cerraremos el paso a la corrupción”, dijo el líder nacionalista Ollanta Humala a sus seguidores la noche del 5 de junio en un multitudinario mitin para celebrar su victoria en las urnas.
A las 4 de la tarde, encuestas a boca de urna habían dado el triunfo a Humala, 52%, frente a su contendora, Keiko Fujimori, 48%. Esas cifras fueron confirmadas dos horas después por el conteo rápido realizado por la asociación civil Transparencia, dedicada a vigilar procesos electorales. Pero el líder nacionalista decidió esperar a los primeros resultados oficiales emitidos por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), que le dieron la delantera, antes de dirigirse a su electorado.
Miles de personas se congregaron en la céntrica plaza 2 de Mayo, el mismo lugar donde se realizó el mitin de cierre de campaña de Humala, para celebrar eufóricamente la victoria.
De las 24 regiones (o departamentos) del país, sólo cinco votaron por Fujimori. Las restantes 19 lo hicieron por Humala. Además de Lima, Fujimori fue la más votada en los departamentos de Tumbes, Piura, Lambayeque y La Libertad, en la costa norte.
La semana anterior a la segunda vuelta ambos candidatos se encontraban empatados, al punto que las encuestadoras consideraban que el resultado era “impredecible”. Ni siquiera el debate entre los dos candidatos presidenciales, el 29 mayo, había roto ese empate, señalaban los representantes de las encuestadoras.
Sin embargo, un sondeo del Instituto de Opinión Pública (IOP) de la Pontificia Universidad Católica del Perú, del 3 de junio -dado a conocer sólo a la prensa extranjera debido a que en Perú está prohibido publicar encuestas una semana antes de las elecciones- rompió con ese empate al dar a Humala 51.8% de la intención de voto frente a 48.2% de Fujimori. De inmediato, otras encuestadoras revelaron cifras similares que se difundieron rápidamente por las redes sociales, a pesar del riesgo de recibir una sanción.
En la primera vuelta, el 10 de abril, Humala obtuvo 31.7% de los votos, mientras que Fujimori, con 23.5%, desplazó del segundo lugar a favoritos como el ex ministro de Economía, Pedro Pablo Kuczynski, el ex presidente Alejandro Toledo y el ex alcalde de Lima, Luis Castañeda.
A partir de allí se inició una guerra sucia mediática, dirigida a demoler la candidatura de Humala que, finalmente, no tuvo el efecto buscado. Por el contrario, terminó favoreciendo al candidato nacionalista. Pero los poderes fácticos no han detenido sus ataques al presidente electo. Al día siguiente de su elección, la Bolsa de Valores de Lima experimentó una caída de 12.45%, la peor en la historia de esa institución. A decir del economista Oscar Ugarteche, se trata de “terrorismo económico. Perú completo queda advertido de cómo va actuar la derecha”.
Sin embargo, la empresa estadounidense de servicios financieros JP Morgan consideró que “la caída de los precios de los activos peruanos (acciones, tipo de cambio y en particular, la deuda soberana) puede representar una oportunidad de compra si se mantienen las políticas macroeconómicas que se han venido aplicando hasta ahora” y eso es lo que ha recomendado a sus clientes.
“Perú está en un momento expectante del crecimiento económico”, dijo Ugarteche. “Tal vez ponerle impuesto a la renta a las inversiones en Bolsa sería un acto para afectar las riquezas que se están apilando sin impuestos en nombre del libre mercado. Eso realmente espantaría los capitales golondrinas de la Bolsa y tal vez, terminaría con las burbujas especulativas y ayudaría a ajustar el tipo de cambio”.
El propio Humala, en un encuentro con la prensa extranjera, dos días antes de las elecciones, manifestó que las especulaciones bursátiles y del tipo de cambio que se venían experimentando respondían a “intereses oscuros. Las variaciones en la Bolsa no se deben a la campaña electoral sino a externalidades”.
Pero no habían transcurrido 24 horas del triunfo de Humala, cuando analistas y medios de derecha empezaron a reclamarle que diera “señales claras de viabilidad económica” y que anunciara a los integrantes de su gabinete.
Lo cierto es que la elite económica y sus operadores políticos siguen sin tener en cuenta que Lima no es Perú y que el resultado muestra el reclamo de dos tercios del territorio que no han recibido el chorreo del cacareado crecimiento económico. En efecto, Perú ha crecido en la última década a una tasa promedio de 5.7%, según cifras del Banco Central. Pero muy pocos peruanos se han beneficiado de ese crecimiento.
Aunque el gobierno del presidente Alan García asegura que la pobreza se ha reducido de 44.5% a 31.3% el año pasado, un reciente estudio de la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza, titulado “Indice de Bienestar en los Hogares”, revela que la pobreza afecta al 52.1% de los hogares peruanos. En las zonas rurales, asegura que 77 de cada 100 hogares son pobres. Federico Arnillas, presidente de la Mesa, sostiene que la pobreza en las zonas rurales de la sierra y la selva “es más dura y estructural”.
Lo que queda claro en los resultados del 5 de junio es que quienes menos se han beneficiado del modelo económico neoliberal aplicado desde hace veinte años en Perú, han apostado por un crecimiento económico con inclusión social, como plantea Ollanta Humala. El reto de Humala a partir del próximo 28 de julio, cuando asuma la Presidencia, es cumplir con las expectativas de más de la mitad de los peruanos y peruanas que decidieron entregarle su confianza
CECILIA REMON
En Lima
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 735, 10 de junio, 2011)
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