Punto Final, Nº815 – Desde el 17 al 30 de octubre de 2014.
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Acto Miguel Enríquez
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Vocera de la Aces:

Queremos retomar el camino al socialismo

 

Lorenza Soto, vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces), dijo:
“Nos reunimos aquí para recordar a Miguel, la claridad de su pensamiento, su valentía, en definitiva, la forma ejemplar en que vivió y por aquello que murió combatiendo. Pero no podemos permitirnos olvidar que no es el culto a una persona, ni a un líder, sino que una defensa a la idea que empujó a miles de militantes revolucionarios a tomar dicho camino, del cual Miguel fue uno más de tantos rostros que se mantienen en nuestra memoria.
Miguel fue primera línea del partido, de una organización que jamás fue rebaño y que a pesar de todos los embustes, se mantuvo vivo. Porque donde hay militantes revolucionarios, hay MIR, donde hay hombres y mujeres que siguen en pie de lucha, hay revolución.
La dimensión histórica de Miguel Enríquez tiene que ver con la capacidad colectiva de crear organización y de caminar junto a nuestra clase, como parte intrínseca de ella. La decisión política de aquellos que lucharon junto a Miguel y junto a su pueblo, es la misma que mueve a mi generación de estudiantes y trabajadores, de pobladores y mujeres, que no han visto con sus propios ojos el triunfo de una revolución, pero que creen firmemente en ella y están dispuestos a dar su vida por construir este camino.
Es imposible construir alguna duda en relación a que el arma más potente y eficaz la cargamos colectivamente, para apuntar colectivamente y para disparar colectivamente. Se llamaba, se llama, y nunca dejará de llamarse UNIDAD. Unidad de clase, unidad revolucionaria, unidad, unidad y unidad.
Esta generación cuyo vínculo con la historia rojinegra no se dio solamente con el traspaso de sueños, sino que con la ardiente urgencia de cambiar esta realidad en plena movilización estudiantil, resistiendo la represión que se recrudece cada día más, defendiendo ya no solamente el derecho a educación, a salud y vivienda digna. Hoy somos los jóvenes de esta generación junto a los de antaño, que nos proponemos retomar el camino hacia la revolución socialista.
No olvidamos las dificultades a las que nos enfrentamos como militantes revolucionarios, no solamente a la respuesta que preparan los poderosos y que hemos visto y vivido en carne propia. También nos encontramos con el mismo reformismo que se plantea la alianza de clases, que pretende convocar a nuestro pueblo tras una ilusión electoralista, que reafirma aun después de esta tremenda derrota que la revolución en Latinoamérica no es posible todavía, que quedan etapas por superar, y que por mientras, ante la espera interminable, guardemos nuestros sueños y aguantemos un poco más.
Nosotros respondemos, como lo dijo alguna vez nuestro compañero: no asistimos al fracaso del socialismo, sufrimos el fracaso del reformismo. Y esas consecuencias las cargamos junto al pueblo chileno.
Y para que la historia que construyamos sea una vencedora, necesitamos menos testimonios y más práctica, necesitamos menos dispersión y más unidad, necesitamos menos consignas y más verdades. Aunque se haya repetido incansablemente, hay quienes decidimos poner en práctica la unidad. Una convergencia que no se basa en plataformas electorales ni líderes coyunturales. Esta unidad se edifica para que en Chile la revolución socialista se haga carne.
La alternativa que construimos no está solo en manos de esta generación. Está en manos de hombres y mujeres de todas las edades, está en manos de los rebeldes, de los combatientes, de los ingobernables, en manos de quienes el corazón ya no les cabe en el pecho.
Se hace urgente que vuelva a estar todo en juego nuevamente, resulta imprescindible que dejemos los ritos, la liturgia, la victimización y volvamos a ser el germen de la esperanza.
Los estudiantes, los trabajadores, los pobladores, las mujeres, los que hoy luchamos contra el capitalismo y el patriarcado, los que no perdemos de vista el horizonte comunista, los que hoy llamamos a construir poder popular y control comunitario, somos los mismos que no claudicaremos y que repetimos, porque la historia así lo demuestra, que debemos prepararnos para luchar, debemos prepararnos para vencer.
Compañeros y compañeras de lucha,
¡Adelante, adelante con todas las fuerzas de la historia!”

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 815, 17 de octubre, 2014)
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