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Un plato de lentejas
Resulta que Luis Almagro, secretario general de la OEA, es uruguayo. Fue ministro de José “Pepe” Mujica, que todos sabemos que es un viejo macanudo. Y para ser ministro de Pepe Mujica, el tipo se las daba de progresista, de honesto, probo, de hombre decente.
Pues ahora el tal Luis Almagro se dedica a atacar a Venezuela, donde está pasando lo mismito que pasó en Chile en 1973. Es como algo calcado. Los jóvenes que no vivieron eso, pregúntennos a los que estuvimos allí. Decían que les iban a quitar los niños a sus padres y ponían fotos amañadas, de tanques rusos frente a La Moneda. Si eso se atrevía a hacer El Mercurio aquí, qué no inventarán ahora contra Venezuela. Y allá, igual que en Chile, la mayoría de los medios de comunicación están en poder de la oposición. Error de los gobiernos en ambos casos, porque no se trata de cerrar diarios, sino de crear otros. Durante el gobierno del presidente Salvador Allende, los dueños de camiones hicieron un paro enorme y provocaron un desabastecimiento. Las fotos de los tanques se hicieron realidad, pero los que llegaron a La Moneda fueron tanques chilenos. Y los que bombardearon La Moneda y otros blancos civiles, fueron aviones chilenos financiados por la CIA, que con esos ataques cometieron crímenes de guerra.
Ahora están aplicando el mismo modelito en Venezuela, porque no hay mucha imaginación. Esta gente debería contratar a algún buen guionista de Hollywood. Desabastecimiento, prensa mentirosa y apoyo de países serviles, es lo que siempre hacen. Guerra sicológica le llaman. Pero pronto pasan más allá y provocan baños de sangre, como el que desencadenó la dictadura en Chile.
Y ahora quieren aplicar la Carta Democrática Interamericana. En sus considerandos, la tal Carta destaca la importancia de la democracia representativa. ¿Y acaso el presidente Maduro no fue elegido? ¿Y antes, el presidente Hugo Chavez no había sido elegido y reelegido? ¿Y los que atacan ahora al gobierno de Maduro, no fueron los mismos que dieron un golpe frustrado a Chávez en 2002, y que nos hizo pasar tremenda vergüenza cuando el entonces presidente de Chile, Ricardo Lagos, lo apoyó?
La famosa Carta de la OEA también se refiere a la lucha contra la pobreza. Pues en Venezuela la pobreza extrema continúa en descenso durante cuarto año consecutivo. Durante el primer semestre de 2016 se ubicó en 4,4 por ciento. Y la pobreza general bajó de 19,6 por ciento a 18,3 por ciento, a pesar de la guerra económica.
Pero Almagro, que se dio vuelta la chaqueta, también entendió esto al revés y ahora quiere expulsar a Venezuela de la OEA. Este individuo se ha vendido por un plato de lentejas. No es que yo desprecie las lentejas, pero en Uruguay hay muy buena carne. Entonces, me parece una tontería venderse por un plato de lentejas, como es la Secretaría General de la OEA. Aunque es bien sabido que los sueldos de los funcionarios internacionales son inversamente proporcionales a la importancia del organismo respectivo.
Y después dijeron que había un autogolpe, cuando la que aplicó sanciones a la Asamblea Nacional fue la Corte Suprema de Justicia, sin conocimiento del Ejecutivo, porque la Asamblea había cometido desacatos reiterados a los mandatos judiciales. Pero ahora, como la CSJ decidió retirar la sanción, los opositores quedaron tamboreando en un cacho y tendrán que buscar nuevos pretextos mientras el pueblo se burla de ellos.
Pienso que ser expulsado de la OEA no importa mucho, porque es un órgano tan desprestigiado y tan penca, que quizás valga más no estar allí. Pero es una cosa de principios: ¿Qué derecho tiene este señor Almagro y quienes lo secundan, para expulsar a un país como Venezuela, en que el gobierno ha sido elegido y reelegido por el pueblo y es respaldado por sus fuerzas armadas? ¿Se violan los derechos humanos en Venezuela? Sí, los violan los que acaparan medicamentos y se los niegan al pueblo, los que esconden las mercaderías para que haya desabastecimiento, en fin, los viejos y conocidos fachos venezolanos, amparados ahora por el tal Almagro y varios países, entre ellos Chile, que no podía faltar.
Para no alargarme, diré solamente que mejor expulsen a Estados Unidos, cuyo presidente defiende el racismo, la tortura, quiere aumentar la contaminación ambiental y ganar muchas guerras y para eso bombardea Siria sin autorización del Congreso. O expulsen a otro país, en que se está parado sobre cadáveres, y si uno va a plantar un arbolito en el jardín, se topa con un muerto. ¿Y qué me dicen de Chile, donde los pensionados se mueren de hambre mientras las AFP ganan millones? Si las cosas fueran justas, casi ningún país quedaría en la OEA.
Yo creo que más bien deberían destituir a Almagro de su cargo, porque los individuos que andan con la chaqueta al revés se ven muy mal, sobre todo si se lo pasan comiendo lentejas, habiendo tan buenos bifes en su país.
Margarita Labarca Goddard
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 874, 28 de abril 2017).
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