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El Brexit nos asfixia
Una zambullidita que se dieron los ingleses y el universo entero se encuentra en estado de shock. Se desploman las Bolsas, las monedas se devalúan, es el acabo de mundo, en suma. Aunque yo no entiendo por qué se ha devaluado la moneda mexicana, qué tenemos que ver nosotros con los ingleses, me pregunto. Como vivo en México, veo que aquí hay puros descendientes de españoles o de indios. Otras nacionalidades casi no existen, a diferencia de Chile, donde no hay prácticamente nadie que no tenga por ahí un apellido “extranjero”.
¿Y qué tal si nosotros imitáramos a los gringos y nos fuéramos de la OEA, organismo cabrón por excelencia? Ya ven como los cubanos lo más bien que se las han arreglado todo este tiempo, cantando “Con la OEA o sin la OEA, ya ganamos la pelea”. Y los venezolanos también van a ganar la pelea -me refiero a los buenos- porque ya es el colmo que haya un señor Almagro que hasta nos hace echar de menos a Insulza, el hombre más antipático y odioso de Chile, con eso les digo todo (por haber salvado al innombrable, fuera de otros pecadillos).
En realidad creo que salirse de la Unión Europea fue bueno, o sea estoy con el Brexit y les deseo éxito a los gringos, por muy colonizadores malvados que hayan sido, al fin y al cabo eran iguales a todos los otros: portugueses, españoles, holandeses, lo que fuera.
Porque a la Unión Europea la manejan los jefes de la troika: el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea (CE), y el Banco Central Europeo (BCE). Esos buitres son iguales a los que nos desangran a nosotros, a América Latina. ¿Por qué lo hacen? Pues porque obedecen al gran capital, a las empresas que manejan el mundo.
Los organismos y los individuos que mandan en Europa como patrones, actúan en forma abierta y brutal, sin eufemismos: hay que pagar las deudas y cumplir los compromisos con los bancos aunque el pueblo se hunda en la más negra de las miserias. Porque ellos, que no han sido elegidos por nadie sino nombrados a dedo, están acostumbrados a dictar úkases a los países y a ser obedecidos.
Hay que reconocer que los gringos son valientes. Se aguantaron por años los bombardeos alemanes durante la guerra, sin rendirse ni quejarse demasiado. Los Beatles se atrevieron a cantar en el techo de un edificio y todo el mundo los miraba desde abajo, encantado. Llegaron cuatro policías y no pasó nada. Así triunfa la gente, siendo valiente, pues.
¿Y saben una cosa? Mi mamá era mitad inglesa, bella y excéntrica como la mayoría de las inglesas. Mi abuelo -el gringo Goddard- como todos los que llegaron a Chile, trabajaba en los ferrocarriles. Y yo por eso soy bastante locateli y me atrevo a escribir barbaridades en Punto Final. Pero el compañero Cabieses -que en materia de valentía le da cancha tiro y lado a cualquiera, porque se pasó diez años clandesta en Chile bajo la dictadura- digo, que el director de la revista me aguanta porque sabe que los ingleses y las inglesas son audaces y tienen sentido del humor, y yo lo respeto a él por valiente, talentoso y muchas cosas más, y así nos vamos.
Y ahora los gringos se lanzan al vacío sin paracaídas y muy bien. Pero es que después de ver lo que la Unión Europea o sus mandamases les hicieron a los griegos, uno le agarra una tirria parida a la UE, que no ha hecho otra cosa que reventar a los helenos. Porque las medidas de austeridad que les han impuesto están ahogando a la economía de ese país. Es la misma política que aplica el capitalismo en todos lados: las ganancias para mí, las pérdidas para ti, que paguen los pobres.
Los líderes del Brexit no saben muy bien qué hacer. Amenazados, acusados de asesinar a Occidente, es lógico que se asusten un poco. Pero yo, que soy medio gringa y puedo mirar las cosas desde lejos, en perspectiva, les digo: calma, muchachos, calma, que no pasa nada. Ustedes que soportaron las bombas de Hitler, ¿ahora no van a soportar los misiles económicos que les arroje frau Merkel? Tendrán que apretarse el cinturón un tiempito, pero de hambre no se van a morir.
Los países más pobres son los que salen abollados en Europa y por eso detestan a doña Angela. Nada de raro sería que ahora se les comience a desgranar el choclo a estos campeones del libre mercado y de la banca usurera.
Y fíjense bien, que nadie se está saliendo de Europa, porque un país no puede caminar y largarse para otro continente. Los ingleses se están saliendo de un pacto económico y comercial que no les conviene y que nada tiene que ver con la “civilización occidental”. Como bien dijo Pablo Iglesias: “Si la Unión Europea fuera justa y solidaria, nadie querría salirse de ella”.
La Europa que todos amamos, la de la Revolución Francesa, de la Comuna de París y de la lucha contra los nazis, ya viene de vuelta.
Margarita Labarca Goddard
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 856, 22 de julio 2016).
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