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La experiencia de Siteco
¿Trabajadores al poder?
Jorge Peña Maturana, presidente de Siteco.
Siteco es un sindicato que agrupa a trabajadores subcontratados de Codelco. Son más de 1.300 trabajadores de la División El Teniente. “Nuestro sindicato se fundó en 1988, pero en democracia nos pasó lo que a todo el movimiento social: se paralizó e inmovilizó, producto de los acuerdos a los que llegó la CUT con la Concertación. Nos reactivamos en 2002”, sintetiza Jorge Peña Maturana, presidente de Siteco.
“No sé si definirnos como un sindicalismo clasista o nuevo. Hay varias expresiones de un sindicalismo que está emergiendo. Inspirados en Luis Emilio Recabarren estamos retomando las formas y principios que lo guiaron: representar fielmente los intereses de la clase trabajadora. Si eso es un sindicalismo de clase, entonces somos clasistas. No sé si es nuevo, porque se parece mucho -y queremos parecernos más todavía- al que practicaba Clotario Blest. Un sindicalismo que no transa, aunque es flexible en cuanto a los métodos para avanzar. En ese sentido, sí podría ser nuevo en comparación con lo que hay hoy. Pensamos en un sindicalismo representativo y que espera también educar a través de la misma lucha, de confrontar con el enemigo usando todos los métodos que tenemos a disposición, todas las formas de lucha. Haciendo huelgas cuando haya que hacerlas”, dice Peña.
Según Jorge Peña, los trabajadores deben ir dándose cuenta que con unidad y movilización es posible conseguir sus objetivos. “Hacemos escuelas sindicales pero no creemos que los trabajadores y dirigentes desarrollen conciencia de clase solo a través de ellas. Hay organizaciones que se dedican exclusivamente a eso. Pero el sistema tiene las 24 horas del día para inculcar a las personas la ideología del capitalismo. Nosotros no podemos contrarrestar eso con dos horas de escuela a la semana. Es imposible revertir esa alienación si no va acompañado de asambleas, de discusión política, de movilizaciones, de otra forma los trabajadores no aprenden nada. La teoría debe ir acompañada de una práctica concreta, que le sirva al trabajador”, agrega.
Señala que las empresas acostumbran a despedir cuando surge el sindicato o tienen información de que se va a formar uno. Los trabajadores son perseguidos y se les prohíbe organizarse: “Nosotros tomamos una definición como sindicato: ante el despido sin razones de peso de cualquiera de nuestros socios, solicitamos su reincorporación. Si la empresa no accede, emplearíamos la fuerza, eso es movilización. Desde noviembre del año pasado, hemos reincorporado a más de cien compañeros. No recurrimos a ningún artículo del Código del Trabajo, porque no lo hay, sino a la fuerza del sindicato. Para conseguir algunas de esas reincorporaciones tuvimos que parar. Esos paros son considerados ilegales, y podrían ser despedidos todos los que paralizaron. Pero los trabajadores paran igual, porque tienen conciencia de sus derechos”.
UNIDAD EN LA LUCHA
Jorge Peña agrega que las condiciones de los trabajadores contratistas de Codelco han mejorado mucho en diez años, pero todavía son insuficientes si se comparan con los trabajadores de planta que haciendo la misma función, cumpliendo los mismos horarios -o menos-, tienen mejores salarios y más beneficios. “Nuestra apuesta es organizarnos más y mejor. Hasta 2003, que es cuando surgimos, a los trabajadores contratistas de Codelco no nos pagaban horas extras ni indemnización por años de servicios. Tampoco se nos otorgaban vacaciones. Se nos trasladaba en camión a la mina, mientras a los de planta en buses. Fue así hasta 2003, y si no hubiese sido por la organización y lucha seguiría siendo así. Nada de lo que tienen hoy los trabajadores subcontratados del cobre ha sido un regalo o reconocimiento a su aporte a la economía nacional. Se ha conquistado con lucha”, dice.
En 2013, Siteco se alió a la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) para renegociar el “acuerdo marco” entre las empresas contratistas, Coldeco y los trabajadores de CTC. En el acuerdo se establece una serie de condiciones y beneficios: “No fue necesario hacer un paro, el gobierno de Piñera no quiso enfrentarse a los trabajadores. En la División El Teniente hemos hecho otras movilizaciones posteriores. Ahora estamos en una pelea por conseguir seguridad al interior de la mina, porque las faenas se están desarrollando con violación de las normas, poniendo en riesgo vidas de trabajadores. En esta pelea hemos hecho tres paros de un día, pero antes, por solidaridad, paralizamos en apoyo a la huelga de los portuarios”.
También se han vinculado a otras organizaciones de trabajadores, y luego con estudiantes, pobladores, profesionales. Siteco comparte los planteamientos de los movimientos sociales. Decidieron unirse en un bloque para actuar juntos. El 11 de julio, día de la Dignidad Nacional, plantearon la renacionalización del cobre: “Somos parte de un sector estratégico de la economía y por tanto, con fuerza y capacidad de incidir. Aunque no hemos incidido lo suficiente. Entendemos que solos no vamos a ser capaces de alcanzar objetivos como el fin del subcontrato, la renacionalización del cobre, terminar con las AFPs e imponer un sistema de reparto mejorado. Por lo tanto, decidimos buscar aliados, y no podían ser otros que aquellos con los que nos encontramos en las movilizaciones. Creemos que no sirve que los sindicatos solo nos preocupemos de aumentar nuestros salarios. La pelea sindical tiene que ser política, para cambiar el modelo. Un sindicato aunque sea poderoso no lo puede hacer solo. Se necesitan millones de trabajadores en las calles. Nos unimos con los pobladores de Ukamau, los ambientalistas de Modatima y los estudiantes. En espacios como este deben estar todos aquellos que están contra el modelo, y que se plantean cambiarlo e instalar otro que ponga énfasis en el ser humano y su entorno, y que reconozca a los trabajadores como el motor principal de la economía”.
CREAR UNA ALTERNATIVA
Siteco no confía en la Nueva Mayoría. Señalan que es un gobierno de continuidad, que tiene eso sí algo distinto: la incorporación del PC. “Pero creemos que esto busca cooptar al movimiento social. El PC tiene fuerza, influencia y dirección en importantes organizaciones sociales, no solo de trabajadores. Necesitan del PC para que mantenga a las organizaciones sociales adormecidas, controladas. No sé si lo van a lograr. No creemos que la Nueva Mayoría vaya a hacer las reformas que ofreció. La reforma tributaria da cuenta de que la política de los consensos se va a repetir, y quienes están en ese conglomerado y quieren orientarlo hacia la Izquierda se verán derrotados. Las organizaciones sindicales que controlan o creen controlar los van a abandonar; buscarán otros espacios y otras alternativas”.
Sobre la unidad de los trabajadores en torno a una nueva central, Jorge Peña señala que los que están fuera de la CUT y de otras centrales -CAT y UNT- son muchos más que los que están afiliados a ellas. “Los críticos de sus políticas somos muchos más. Ha habido varios encuentros para formar algo, pero han resultado vanos, porque no comprendemos todavía que lo principal es dotar a los trabajadores de una buena herramienta. He participado en casi todos esos espacios, y las discusiones que se dan para constituir algo es si aprobamos o no la declaración de principios de la Foch, la de la CUT de Clotario Blest o si tiene que decir o no clasista, que luchamos por el socialismo, etc. Ahí hemos fallado, creo que todos hemos fallado. Y es que nadie está en contra de esos principios, pero no es el momento de presentarlos a la discusión. El movimiento de trabajadores, tarde o temprano, y yo creo que temprano, se va a levantar y volverá a ser protagónico, y a luchar como antes, pero hoy no tiene cómo. No hay quién dirija a los trabajadores. Nadie está direccionando este movimiento, y los trabajadores no ven una alternativa. Mientras no nos agrupemos para ser alternativa a las actuales centrales, los trabajadores seguirán ahí o en ninguna, pero no se van a lanzar. No podemos seguir discutiendo si lo que formemos tiene que ser clasista o no. Lo que debemos hacer es crear una organización nacional de trabajadores que sea alternativa, y que se disponga a luchar contra el sistema de AFPs, por la renacionalización del cobre y para que sus recursos sean efectivamente para educación, salud y pensiones. Lo otro vendrá con el tiempo. ¿Y qué es lo otro? Lo clasista y socialista lo va a dar el camino que sigamos, las conquistas que vayamos teniendo, cómo luchemos… Yo puedo ser clasista y colocar un nombre espectacular y recontra revolucionario a mi organización, pero si a ésta no llegan las masas estoy sonado, porque necesito a las masas. Muchos dirigentes no quieren comprenderlo. Eso ha impedido que se forme una alternativa a las centrales sindicales.
Los sindicalizados son apenas un doce por ciento. La mayoría trabaja para sectores o industrias no estratégicas, atomizados, desorganizados, sin experiencias de lucha. Por ejemplo, los trabajadores de las farmacias, ¿qué experiencia de lucha tienen? La mayoría de sus dirigentes surgen en una asamblea y no tienen idea de sindicalismo. ¿Qué métodos aplican para una negociación colectiva, una huelga? ¿Les sirve hacer una huelga en una farmacia si dos cuadras más allá hay otras dos funcionando? Esos trabajadores son importantes, pero no en cuanto al impacto o presión que pueden hacer contra el modelo. Quienes sí pueden impactar por la posición estratégica que ocupan y tienen la responsabilidad y obligación de hacerlo son los mineros, portuarios, forestales, bancarios, trabajadores de la construcción… Todos tienen tradición y experiencia de lucha, centenaria incluso. Lo que corresponde es unirnos y tratar de sumar a otros. No ha sido posible aún por incomprensiones y por sobreideologización. Pero hacia allá vamos. No hay desesperanza en lo que digo pero sí preocupación, porque las condiciones existen hace rato. Si no ha surgido todavía, es por responsabilidad de los actuales dirigentes”.
Arnaldo Pérez Guerra
En Rancagua
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 814, 3 de octubre, 2014)
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